Sail away - The Rasmus

19 de enero, 2011

Kosuke

La madre de Adam falleció por la madrugada, en Varsovia. Nos juntamos en su honor. Es lo único que pudimos hacer, ya que, aunque deseáramos meternos en un vuelo hacia Polonia, nuestro amigo no lo quiso así. Nos quiso lejos. Y tratamos de convencernos de que es lo mejor, pero Daniel hace lo que suele hacer e ignora sus deseos. Compra unos pasajes y va rumbo a la tierra natal de nuestro baterista, para acompañarlo en nombre de todos nosotros.

Helena, Hans, Joseph y yo, lo dejamos en el aeropuerto con una extraña sensación de angustia en el aire. En determinado momento, Joseph se quiebra, creyendo que nadie miraba. Lo abrazo, sintiéndome inútil y pequeño ante la muerte, esa que tantas veces he deseado para mí mismo, pero es mucho más poderosa cuando te toca ser espectador.

La muerte derriba no solo al fallecido, sino que también a los lazos que lo anclaron alguna vez a este mundo. 

Alrededor de un cuerpo sin vida, muere un poco de cada persona que lo amó

¿Será así el día que a mí me toque?

Es una estupidez demasiado egoísta pensarlo un día como hoy, cuando nada de esto tiene que ver conmigo... Pero, ¿llorarían por mí? ¿Quiero que lo hagan? Cierto es que no se puede controlar. Lo único que podría llegar a manejar es si la gente sufre por lo poco que pude vivir, lo que no alcancé a concretar... O por todo lo que logré y que se quedó en ellos.

Espero que sea así para nuestro amigo, que algún día sienta que su madre sigue viva en las cosas que él hace. O en la sonrisa de otras personas. Que pueda cumplir la promesa que nos hicimos.

Espero que Adam y todos nosotros junto a él, sigamos encontrando motivos para seguir viviendo.

Porque, eventualmente, soñar es un costo hundido cuando decides vivir. Yo sueño con ojos que parecieran ámbar, pero que a la luz del sol se ven verdes, por ejemplo.

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Solo puedo decir: Round 1. Abróchense los cinturones.

Nos vemos el próximo capítulo.

Cali;