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Su cuerpo estaba siendo modificado, la unión se estaba completando, Lisaya sentía que moría ,el dolor era inmenso más que cuando ella se enlazo a su cuerpo, aquel lazo que ahora se tejía mezclando sus vidas a cada segundo se hacía más fuerte, indestructible.

TaeHyung y Ellie permanecían afuera de esa habitación, ninguno podía permanecer adentro solo por qué su loba estaría muy sensible y podría atacarlos si ven en ellos alguna amenaza.

Ambos jóvenes acompañados por algunos adultos, escuchaban el creciente dolor de la mujer.

De pronto,un silencio extraño llegó. —Debo entrar.—solto TaeHyung intentando avanzar pero Ellie lo detuvo.

—Es mejor que no...debe descansar.

—Pero no escucho nada.

—Tranquilo hijo, ella posiblemente se haya quedado dormida, si para un niño es bastante cansado soportar eso, para una jovencita como ella lo será más.

Adhara,la abuela de Ellie le dijo para después invitarlos a regresar a la sala, TaeHyung entendió sus palabras pero quería estar con ella, proteger la y hacerle saber que nunca la dejaría solo, así que por unos minutos fingió estar atento a la plática, más su plan era otro, cuando todos estaban distraídos se levantó excusándose con ir al baño, subió las escaleras y con extremo cuidado abrió la puerta.

Lisaya estaba echa bolita, ahora su piel brillaba dejando ver su reluciente tono acaramelado, su pelo se volvió por completo cobrizo. Aún que ahora ella se encontraba completamente desnuda, él se acercó, no con la intención de tocarla o hacerla suya, si no para dejar a la vista su presencia.

Lisaya entre abrió los ojos, se notaba cansada/agotada por todo el esfuerzo y dolor que tuvo que soportar.

—¿La sientes?—ella pregunto en un susurró.

—Las siento...mi hermosa luna, lo has hecho muy bien.

Ella sonría débilmente.

"Ven aquí... déjame sentir tu calor"

TaeHyung sonrió en grande cuando la escucho, por fin sentía el lazo entre ambos, y esperaba que pronto pudieran reforzar ese delgado hilo y sentirse del otro por completo.

Él se acercó hasta la cama, recostó su cuerpo atrayendo a Lisaya hasta su pecho, compartían su calor, sus latidos y su creciente cariño.

Aún que en el fondo Lisaya temía por lo que sucedería después y como tendría que enfrentar a su familia, por ahora solo disfrutaría de ese momento y esos sentimientos.

—No me dejes sola...

—No lo haré...nunca.

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