🎄Three
Eran las 3 de la mañana, Yoongi llevaba alrededor de una hora y media dormido.
Todo estaba silencioso como de costumbre, hasta que una estruendosa música navideña comenzó a sonar justo detrás de él.
Reaccionó por completo en unos segundos, y cuando giró su vista, casi gritó nuevamente por la imagen; ésta vez había campanas, trompetas, algunos tambores y violines flotando por toda la sala, entre chispas verdes y líneas brillantes que parecían dibujar espirales en el aire.
En medio de todo el espectáculo, estaba un chico, dando vueltas en un mismo lugar —obviamente, flotando—, tarareando y moviendo las manos alegremente.
Tenía cabello rojo como un bastón de caramelo, ropa verde llena de pequeñas decoraciones —como campanas, galletas de jengibre, dulces, etc—, piel clara y ojos verdes esmeralda, además de estar rodeado por un aura del mismo tono.
Un nuevo espíritu había llegado al departamento, y éste parecía ser aún más festivo que el anterior.
—¡Con un carajo, dejen de aparecer así!—gritó Yoongi, sentándose en el sofá.
—¡No seas amargado, ven a bailar conmigo!—respondió animado el espíritu, jalando por las manos al peli negro.
Lo hizo dar varias vueltas junto con él, perdiendo el ritmo con la música; y no se detuvo hasta que vio lo mareado que se encontraba Yoongi.
—¿Quién... Demonios eres?...—preguntó el pálido cuando por fin paró de girar.
—Número uno, que fea palabra.—soltó una breve risa, antes de hacer una reverencia—Número dos, soy el espíritu de las navidades presentes, Jungkook.—sonrió.
—Ah... Sí, tu amigo dorado te envió porque lo hice enojar, ¿no?—bufó Yoongi, aún sin tomar enserio lo que pasaba.
—No, de hecho me enviaron desde los mandos altos, para ayudarte con tus problemas que sigues sin entender.—dijo divertido—Pero sí, Hoseok mencionó que le cae mejor el Yoongi chiquito.
—Pues lo siento por madurar.—rodó los ojos—Y ni creas que dejaré que me vuelvan a llevar a donde no quiero, suficiente tuve hace un rato, y lo único que deseo ahora es dormir, ¿entiendes?
—Sí ajá, entiendo, pero ahora, te pido que tú comprendas que no tienes opción más que venir conmigo, ¿si?—Jungkook sonrió, entrelazando su brazo derecho con el izquierdo de Yoongi, sin pedir permiso.
—Es increíble... Escucha, puedo resolver mis problemas yo solo, no necesito que todo un circo de brillos venga a mi departamento.—el peli negro intentó soltarse, pero otra vez, fue un esfuerzo sin éxito.
—Mmm, no, no puedes resolverlos, por eso estamos aquí.—Jungkook apareció en su mano una varita plateada, con una bola de luz verde en la punta—Aclarado el asunto, ¡nos vamos!
Y nuevamente, con aquel objeto luminoso se abrió un portal, ésta vez color verde pino, bastante brillante y con las mismas espirales flotantes que rondaban por el departamento.
Jungkook jaló a Yoongi hasta entrar al túnel, el cual cerró al instante, sin dejar que el chico hiciera más intentos de huir.
El camino fue más rápido que la primera ocasión, pues no iban a un lugar tan lejano; además de que el trayecto fue silencioso por parte de ambos.
Jungkook lo llevó hasta el día 22 de diciembre, justo al momento donde él estaba saliendo de casa hacia su trabajo, dejando a Jimin solo. Era obvio que Yoongi sabía solamente su parte de la historia, y el espíritu tenía como objetivo mostrarle que había un segundo lado de los hechos, uno que Min siempre conocía a medias.
—De acuerdo, ¡llegamos!—sonrió el pelirrojo cuando tocaron el suelo de la habitación—Veo que te vas temprano a diario, ¿a tu novio le agrada eso?
—Lógicamente no, pero es mi trabajo, y si me quedo en casa, no tendremos dinero, genio.—bufó Yoongi, mirando a Jimin con algo de tristeza.
Odiaba pelear con él, pero desde siempre le había costado aceptar sus errores; y en ésta ocasión, Yoongi seguía pensando que Jimin era el más equivocado en la discusión.
—Vamos, es casi Navidad, en todos los empleos existen vacaciones ¿o no?, deberías descansar, tal como él te lo pidió muchas veces.—Jungkook caminó hasta el buró de noche que el peli rosa tenía junto a la cama, sólo para observarlo de frente.
—Mi padre decía que las vacaciones eran para gente floja que no quería progresar en la vida.—explicó siguiéndole los pasos—Evidentemente, yo no tomo descansos, de ser posible, nunca.
—Uy, que serio era tu papá, pobrecito.—expresó el espíritu con una leve risita—¡Mira!, tu novio tiene cara rara, ¿porqué será?
—Hey, él no tiene su carita así, tu cara es la rara aquí.—miró con un poco más de atención a Jimin, notando a lo que Jungkook se refería con su frase—Ah... Entiendo, se ve preocupado...
—Preocupado, emocionado, consternado, algo enfermo si me permites decirlo.—continuó el pelirrojo—Pero eso ya lo habías notado ¿cierto?—cuestionó.
Carajo, ¿cómo iba a confesar que no?, Yoongi realmente no había notado nada diferente en Jimin, mucho menos esa mañana que iba con prisa. Su trabajo lo absorbía mucho últimamente, y por ende, su cabeza acababa cansada a diario, dejándole sin posibilidad de prestarle atención a algo más, ni siquiera a Jimin; se sentía mal, por supuesto, pero ¿qué podía hacer?, no iba a renunciar a su carrera por eso.
—S-sí, obviamente...—mintió desviando la mirada—Pero no sé porqué está de ese modo, quizá comió algo malo.
—Mmm, no, se nota que no le has prestado la atención suficiente.—Jungkook lo miró, negando con la cabeza, para luego suspirar ligeramente—Pero, hay que seguir con ésto, ¿porqué no averiguamos qué le sucede realmente?, quizá sea una grata sorpresa.
—Y dale, él dijo lo mismo cuando estábamos... Discutiendo...—poco a poco, Yoongi comenzaba a unir piezas.
—Bien, ¿y porqué no lo dejaste decírtelo?, ¡claro!, porque una luz casi te golpea la cabeza, ¿me equivoco?—Jungkook soltó una pequeña risa, al recordar que él y los demás espíritus que estaban en esa misión habían visto dicho accidente.
—Ya cállate, sólo dime qué era eso tan importante, y no me salgas con la frase de "era un regalo de Navidad".—Yoongi se cruzó de brazos, mirándolo mal.
—Dios mío, que amargado.—el pelirrojo formó un puchero—Vale, te mostraré de qué se trataba el asunto, tal vez eso te ayude a captar más rápido cual es tu problema.
Jungkook era un espíritu bastante alegre y festivo, pero también se ponía de malas cuando le asignaban misiones con personas tan difíciles. Y con Yoongi, era lógico que no podría estar tan contento.
En fin, él movió su varita, dibujando un círculo sobre ellos, el cual despedía cascadas de brillos verdes; éste tipo de portal servía para dar saltos de tiempo pequeños, y en éste caso, Jungkook lo usó para viajar en el mismo día, a unas horas más tarde, cuando Jimin había salido ya del consultorio médico a donde asistió.
Para ese momento, Park ya sabía los resultados de sus análisis, y se dirigía a casa con la ilusión de contárselo por la noche a su novio, cosa que no pasó, evidentemente.
—¿Porqué está tan feliz?, acaba de salir del médico, y para empezar, ¿qué hace aquí?, no me dijo que se sentía mal.—comenzó a reclamar Yoongi, cuando ambos caminaban lado a lado con el peli rosa.
—Porque era una sorpresa, dah.—Jungkook rodó los ojos—Pero antes de decirte que tenía, y tiene, tu novio... Dime, ¿qué piensas tú?
—No lo sé... ¿Infección?—el peli negro formó una mueca pensativa. Igual que a su novio, no se le venía ni una idea a la cabeza.
—Infección tienes en el cerebro.—bufó el espíritu, antes de respirar hondo intentando buscar más paciencia—Piénsalo bien, ¿porqué estaría contento de tener infectado el estómago?, sé lógico.
Tenía un buen punto, pero aún así, no se le ocurrió nada coherente, y Jimin no había dicho ni una sola palabra en el trayecto, tan sólo hacía ruidos de emoción; definitivamente, estaba perdido, y Jungkook únicamente se dedicaba a mirarlo con impaciencia y algo de decepción, pues creyó que se daría cuenta rápido.
Tuvieron que pasar 10 minutos más para que los tres entraran al departamento, y cuando Jimin se sentó a descansar en el sofá, al fin Yoongi entendió de qué se trataba; o bueno, lo comprendió porque su novio lo dijo en voz alta.
—Dios... ¿Cómo se lo diré?, ni siquiera estamos casados aún... No sé cómo tomará la noticia de que seremos padres...—decía Park, hablando consigo mismo.
—¿¡Qué!?—Yoongi gritó con algo de emoción y preocupación, aprovechando que Jimin no podía oírlo—¿¡Está en cinta!?
—Ay no puede ser, ¿es enserio que no lo pensaste ni un poco?—Jungkook suspiró fuertemente—¡Era más que obvio!, ha tenido náuseas, mareos, antojos, vómito y cansancio por varias semanas, ¿y así me aseguraste que le prestas atención?
—Ya vale, lo siento.—bufó luego de calmarse—Pero... ¿Porqué no me lo dijo esa noche?, ¿o la siguiente?, definitivamente me habría cambiado el ánimo y lo sabe, debió decírmelo.
—Te recordaré porqué no pudo darte la sorpresa. —Jungkook nuevamente abrió un pequeño portal.
Éste era una especie de ventana circular, rodeada de luz y brillos verdes, la cual hizo aparecer justo frente a ellos; Jungkook optó por dicho portal para poder mostrarle a Yoongi los dos momentos en que Jimin pensaba decirle sobre su embarazo, y refrescarle la memoria del porqué no llegó a saberlo antes.
Al instante, la primera escena se reprodujo como un video, mientras Yoongi formaba una mueca avergonzada, claro que recordó entonces sus palabras y acciones del día 22 y 23.
—¿Estás bien Yoonie?, ¿pasó algo?—preguntó el peli rosa cuando lo vio cruzar la puerta, casi azotándola al entrar.
—El estúpido director de la Academia me pagó menos de lo acordado, a pesar de que estuve tocando esa estresante música por horas.—bufó caminando hasta el sofá—Pero claro, no puedo reclamar porque "ya casi es Navidad".—Yoongi formó comillas con sus manos.
—Tranquilo, cielo.—Jimin se acercó a él, acariciando sus cabellos negros—Está bien, sabes que tenemos dinero sobrante.
—Sí, pero no es justo que hagan ésto.—largó un suspiro, mirando a su pareja.
Y sí, a Yoongi le parecía mucho menos justo ahora que sabía del embarazo, pues aunque tenían dinero en buena cantidad, también debía ser más persistente en cobrar la cifra correcta en sus presentaciones de ahora en adelante. Pero, igualmente, comenzó a comprender que su forma de contestarle a Jimin no había sido la mejor.
—Relájate, todo saldrá mejor mañana.—lo abrazó suavemente, pasando sus brazos por los hombros y cuello de Yoongi—¿Porqué no vamos a dormir?, descansar te ayudará.
—Vamos...—el peli negro volvió a suspirar, y ambos se levantaron del sofá.
Caminaron hasta la habitación sin deshacer su abrazo, para después acomodarse en la cama matrimonial que compartían.
Yoongi durmió prácticamente al instante, dándole la espalda a Jimin, y el peli rosa decidió abrazarlo por detrás, cayendo dormido poco después.
—Uy, ni siquiera lo abrazaste cuando se acostaron, ¿no crees que debió sentirse un poco mal por eso?—comentó Jungkook antes de pasar a la segunda escena.
—Quizá... Pero me sentía cansado, no fue a propósito, yo... Sólo me acomodé sin pensar.—Yoongi suspiró.
Sentía que ya ni siquiera se fijaba en los detalles más simples de su vida con Jimin, todo por estar siempre tan cansado y harto de su trabajo.
Era lógico que lo amaba, y mucho, pero entre más estrés acumulaba, menos se daba cuenta de su trato con la gente, y en especial, con Jimin.
—Bien, ésto no es malo en realidad, pero lo que sigue, sí.—Jungkook movió de un lado a otro la varita, haciendo que en la ventana mágica se reflejara algo distinto.
Ésta vez, comenzó la escena del 23 de diciembre, cuando Yoongi discutió con Jimin, por pensar que su novio no le tomaba la importancia necesaria a sus desgracias, cuando evidentemente, no era el caso.
—Hola cariño.—sonrió Jimin, acercándose a él—¿Qué tal te fue hoy?—sabía la respuesta, pero quería intentar mejorar su humor. Cosa que no pasó.
—¿No ves mi cara?, queda implícito que me fue horrible.—respondió Yoongi, lanzando su chamarra al suelo, ignorando por completo la apariencia de su novio.
Y ahí, Yoongi quiso dejar de mirar aquella reproducción de la discusión; "Jimin se veía tan lindo, y usaba mi perfume favorito" pensó, y se sintió terrible al ver como lo pasó de largo.
—Pero... ¿Porqué?—recogió la prenda, largando un suspiro y mirándolo con tristeza.
El peli negro no había notado esa expresión hasta que lo observó desde fuera; además, ¿cómo se le ocurrió aventar así su ropa?, él nunca había sido grosero con Jimin, y ya ni siquiera entendía porqué lo había hecho.
—Los encargados del teatro no hicieron bien su trabajo de preparar el espectáculo, una estúpida luz cayó en pleno acto, casi me mata.—expresó molesto sentándose en el sofá—Desafiné con el violín, fallé en dos notas del piano, olvidé parte del maldito villancico cuando cantaba, ¿te parece poco?
—Calma cielo... Todos cometemos errores, y tú eres un excelente artista.—Jimin caminó hasta él, mirándolo sin sentarse.
—¿No entiendes?, se burlaron de mi, todos los idiotas del teatro se rieron cuando cometí esos errores.—Yoongi se levantó, quedando ambos frente a frente.
—Sé que es horrible cuando algo así sucede, pero eres alguien fuerte, no le tomes importancia.—el peli rosa intentó acercarse más para abrazarlo, pero Min simplemente se apartó del contacto.
Yoongi bajó la mirada, mientras Jungkook mantenía una expresión algo seria, sin hablar. Ahora, viéndolo desde una perspectiva diferente, y con la cabeza fría, el peli negro entendía su error de esa noche; Jimin no le estaba restando importancia a lo que le había pasado, solamente quería hallar el modo de que se calmara para poder hablar, como siempre.
Además, quería decirle que serían padres, necesitaba que lo supiera lo antes posible, pero no iba a decírselo si Yoongi no lo permitía. Sumando que Min, después de todo, intentó culpar a su novio de su propio estado, aún cuando ésto no tenía sentido alguno.
—Parece que le hablo a la pared.—bufó aún más molesto—Entiende, yo jamás cometo errores, nunca se han burlado de mi, casi muero por la luz que cayó al escenario, ¡por Dios Santo, es sencillo de entender Jimin!, estoy harto.
Y sí, en ésto tenía que ver su padre.
Yoongi había cometido muchos errores al inicio de su aprendizaje en la música, y el señor Min siempre lo reprendía duramente por cada equivocación; él se burlaba, le gritaba y castigaba cuando Yoongi fallaba, aunque fuera en lo más mínimo.
Por ende, creció con un trauma a equivocarse, y no lo había hecho, hasta esa última presentación, donde su cansancio y estrés lo superaron al punto de sacarlo de concentración, provocando su enorme descontento.
Y bueno, eso tampoco era culpa de Jimin.
—Vale, lo lamento mucho, odio verte así por algo que amas.—suspiró el más bajo—Pero yo no soy una pared con la que puedes desquitarte de éste modo, ¿de acuerdo?, podemos hablar, cenar algo y dormir, eso siempre te ayuda.
Jimin en verdad quería hacer sentir mejor a su novio, pues entendía perfecto que su día y noche no habían sido las mejores. Realmente no deseaba que Yoongi se molestara más, ni mucho menos provocar una pelea.
Pero Min no comprendió ésto, al menos no hasta que Jungkook se lo mostró claramente.
—No quiero escucharte más, no quiero cenar nada, y tampoco quiero seguir viendo éstas ridículas decoraciones.—reclamó Yoongi alzando la voz—Todo ésto sólo me recuerda el maldito teatro.
—Ya cálmate, hablemos con tranquilidad, sabes que estoy aquí para ayudarte, no para hacerte sentir peor.—tomó las manos contrarias, sintiendo como Min no correspondía el gesto—Además, tengo que decirte algo, quizá te subirá el ánimo.
No era por ningún lado el momento indicado para decirlo, pero por un instante Jimin creyó que sí. Y Yoongi lo notó entonces, tenía aquel brillo en los ojos, lleno de ilusión por decirle la sorpresa; si lo hubiera visto mejor, quizá la pelea no hubiera seguido.
—Te dije que no quiero escucharte.—Yoongi se soltó bruscamente, haciendo que el peli rosa retrocediera.
—Por favor, es algo importante.—pidió Jimin, poniendo inconscientemente las manos sobre su vientre—Es un regalo de Navidad, te alegrará la noche, lo sé.
—¡No vuelvas a decir esa palabra!—gritó Min—¡Estoy harto de éstas fechas, siempre me pasa algo malo!, lo odio, ¿entiendes?, odio que tú insistas en todo ésto.
Y con eso, Min acabó por arrepentirse de todo lo que había dicho.
—Con un carajo, ¿qué me pasa?, ¡cállate y deja que te lo diga, idiota!—reprochó el pálido a la ventana mágica.
—Número uno, sí eres idiota, número dos, tu yo de hace horas no puede escucharte, y número tres, ¡no me grites en el oído!—reclamó Jungkook, mirándolo mal.
Definitivamente, su paciencia espiritual estaba casi agotada, pero aún faltaban algunas cosas más por aclararle al chico.
—Yoongi, fue sólo un decir...—y ahí Jimin lo aceptó, no podía decirle nada en ese momento—Escucha, olvídalo, hay que ir a descansar ¿si?, tuviste muchas emociones por un día...
—Dormiré en el sofá, tú has lo que quieras, no me interesa.—bufó, acostándose en dicho lugar y dándole la espalda a Jimin—Quiero estar solo, no quiero saber nada de nadie.
—Cielo...—el peli rosa puso su mano en el hombro de Yoongi, recibiendo un manotazo brusco. Nuevamente, retrocedió.
—Lárgate, dije que necesito estar solo.—pronunció por último, sin siquiera ver a su novio, quien estaba casi al borde del llanto.
Yoongi vio a Jimin soltar un par de pequeñas lágrimas, mientras caminaba a paso lento a la habitación; quiso entrar a la visión y seguirlo, arreglar las cosas ahí mismo, pero evidentemente, eso no podía hacerse ni por más magia que Jungkook tuviera.
—Tengo que detenerlo, Jungkook ayúdame.—le pidió, casi suplicó, cuando vio a Jimin salir del pasillo con una pequeña mochila en la mano.
—No puedo, no tengo esa magia.—Jungkook sonrió levemente, al haber tenido éxito en parte de su misión. Yoongi estaba arrepentido, y había aceptado su primer error—Además, ¿no dijiste que no lo querías ver?, Jimin sólo te hizo caso.
Y entonces, la escena siguió corriendo, mientras Yoongi intentaba suplicar para que se le permitiera cambiar sus acciones de esa noche.
—Pasaré la noche con mis padres, volveré en la mañana.—le susurró Jimin, dejando un pequeño beso en la pálida mejilla—Espero que puedas sentirte mejor, cariño...
El peli rosa salió del departamento poco después, luchando por contener sus lágrimas.
Pidió un taxi, el cual le cobró un precio exagerado por llevarlo a su destino; y en realidad tenía lógica, pues sus padres vivían prácticamente al otro lado de la ciudad —los Park se habían mudado a la capital hacia unos meses—, y al ser casi la 1 de la madrugada, el transporte se volvía escaso y caro.
Pero aún así, Jimin no volvió al departamento, y pasó casi 1 hora en el taxi, hasta que llegó con sus padres. Estando con ellos, intentó explicarles la situación, sin omitir el tema del embarazo, y tampoco ocultó el hecho de que Yoongi aún no lo sabía. Sin embargo, a pesar de sentirse herido, en ningún momento quiso que su novio quedara mal ante su familia, por lo que hizo todo lo posible para justificar todo lo que había pasado.
Evidentemente, los Park no sonrieron al escucharlo, pero ellos trataron de comprender a Yoongi; es decir, lo conocían de toda la vida, sabían que no era una mala persona, y aceptaron la explicación de su hijo, pues al igual que él, se hicieron a la idea de que, por la mañana, las cosas se arreglarían.
Jimin pasó la noche ahí, sin querer dar más detalles sobre nada; ya había dicho suficiente, y sólo esperaba que al día siguiente todo volviera a la normalidad.
Por supuesto, todo ésto lo pudo ver Yoongi gracias a la ventana de Jungkook, quien en ningún momento dejó de enfocar la vista en Jimin.
—Y eso es todo, él ahora está dormido en la habitación de huéspedes que le dieron tus suegros, supongo que no se siente bien.—comentó el pelirrojo, desapareciendo el pequeño portal.
—Bueno, yo... Esperaré a que él regrese en la mañana, tendremos que hablar seriamente ¿no?...—Yoongi lo miró decaído, y con un toque de la desesperación anterior aún plantado en su voz.
Porque por Jimin, cambiaría lo que fuera, pero simplemente no sabía qué tenía que cambiar, ni mucho menos cómo hacerlo.
Sin embargo, eso ya no era parte del trabajo de Jungkook, aquella última ayuda se la daría alguien más.
—Quizá, aunque puede que necesites otra solución, porque espero comprendas que ésta discusión no es el único problema existente.—añadió Jungkook, moviendo su varita una vez más.
—No entiendo nada aún, ¿porqué no sólo me lo dices?, no comprendo porqué ni tú ni Hoseok me pueden explicar completamente lo que sucede.—el pálido lo miró confundido.
—Esque ese no es nuestro trabajo, Yoon.—le sonrió, mientras abría el portal que los regresaría al departamento en el tiempo actual—Pero descuida, vendrá un tercer espíritu, él te dará las últimas respuestas que necesitas.
—¿Enserio?—Jungkook asintió, y a Yoongi no le quedó otra opción más que aceptarlo—De acuerdo... Vámonos.
Ambos cruzaron el nuevo túnel brillante, regresando a la madrugada de donde habían partido; Jungkook no se quedó más tiempo, pues él debía irse rápidamente para cumplir con otro trabajo, y de hecho, ya iba retrasado, por lo que en cuanto Yoongi tocó el suelo, el espíritu desapareció junto con toda la magia que había dejado regada en la estancia.
El peli negro dudó entre dormir o quedarse despierto, sabiendo que un tercer fantasma iría a verlo.
Pero al final, su aún fuerte cansancio le ganó, quedándose perdido nuevamente en el mismo sofá largo, ésta vez, con una pequeña punzada en su pecho.
5 de la mañana, los primeros tonos claros comenzaban a aparecer en el cielo, revolviéndose con el azul oscuro de la noche.
En éste último encuentro no hubo toques en su hombro, ni luces cegadoras, tampoco instrumentos flotantes ni música estruendosa. Yoongi se despertó por sí solo, cuando sintió una presencia que lo observaba detrás de él, esperando a que lo viera; ni siquiera gritó ni reclamó nada al nuevo espíritu, solamente largó un suspiro, y se puso de pie frente a él.
Era un chico de cabello castaño oscuro, con algunos rizos cayendo en su frente, piel bronceada y ojos color caramelo. Vestía una larga capa roja, la cual poseía un gorro amplio —lo tenía puesto, por cierto—, con detalles en dorado y unos pocos brillos plateados, además de portar ropa negra por debajo.
Se mantenía flotando a una distancia menor del suelo, casi parecía no levitar, a comparación de los otros dos espíritus; también emitía un aura rojiza, pero no tan brillante.
Se veía serio, quizá algo intimidante.
Se notaba que a él lo enviaban para asuntos más difíciles o importantes.
—¿Eres el último espíritu que enviarán, cierto?—preguntó Yoongi, ya resignado a viajar en el tiempo aunque no quisiera hacerlo.
—Exactamente, veo que Jungkookie te informó bien.—contestó con voz suave, aunque seguía teniendo un tono bastante grave—Soy el espíritu de las navidades futuras, Taehyung.
—Un gusto... Supongo.—suspiró bajo—¿Dijiste futuras?...
—Sí, necesito mostrarte lo que puede suceder si no cambias ciertos aspectos de tu vida, sólo así comprenderás por completo tus errores.—explicó Taehyung con una ligera sonrisa—¿Nos vamos?
—No lo sé... ¿Me gustará lo que voy a ver?—cuestionó Yoongi, recordando que los anteriores viajes no le habían enseñado escenas gratas.
—Puede que no, pero aveces es necesario afrontar los malos escenarios para poder crecer correctamente, ¿estás de acuerdo?—el castaño extendió una mano hacia el chico, esperando una respuesta.
—Claro...—Min aceptó el contacto, entendiendo la explicación del espíritu, y dándole la razón.
Hoseok le había mostrado su pasado, para intentar que comprendiera que desde pequeño, algo no estaba bien, algo que él mismo había decidido copiar en vez de cambiar.
Jungkook le mostró una perspectiva diferente de su presente, una donde abrió los ojos y se percató de que, el daño que había recibido por muchos años, lo afectaba más de la cuenta ahora. Y no sólo a él, sino también a Jimin.
Y Taehyung, en ese momento, debía enseñarle la última parte de su problema, las consecuencias en el futuro más próximo y posible.
Yoongi comprendió todo ésto, no era tonto, pero simplemente no quiso aceptarlo al inicio.
Sin embargo, no podía seguir negando algo que estaba frente a sus ojos ¿verdad?
Pues al final, si era real o sólo un sueño, tenía importancia, y de algún modo le ayudaría.
El castaño abrió el portal con su varita dorada, formando un gran círculo rojo no muy brillante, que no despedía tantos brillos como los anteriores.
Tomados de la mano, entraron en él, y fue entonces cuando Yoongi se percató de dos diferencias marcadas en el túnel; era mucho más frío que los otros, y tenía agujeros blancos por todos lados.
—Hace demasiado frío...—comentó el peli negro, casi temblando.
—Es porque el futuro puede ser frío, o comenzar su camino con una fría decisión... Es más que nada, metafórico.—explicó Taehyung.
—¿Y porqué hay tantos agujeros?, parecen portales.—Yoongi miró a su alrededor, pero no podía ver nada a través de aquellas aperturas.
—Lo son.—sonrió levemente el castaño—El futuro puede cambiar con una simple acción, por ende, existen muchos posibles caminos, y en cada portal que ves, está una posibilidad de tu futuro.
Y bueno, eso asustó un poco a Yoongi.
¿Qué tal si ninguno de sus futuros era bueno?, ni siquiera entendía bien la situación, pero no le gustaba.
—Pero, no entraremos a ninguno de ellos, porque ya fijé el trayecto hacia tu camino más probable.—añadió Taehyung, señalando hacia enfrente.
—¿Es algo aceptable al menos?—preguntó mientras se acercaban más al final del túnel, pero el espíritu sólo le mostró una ligera sonrisa, sin responder.
Llegaron a su destino poco después, siendo éste el mismo departamento de la pareja, sólo que más oscuro, con muebles más gastados y en un silencio total; no parecía haber nadie allí desde hacia meses, pues el estado del lugar denotaba aquello.
Por supuesto, Yoongi miró todo con demasiada confusión, sin saber cómo reaccionar ante la imagen.
—¿Qué pasó aquí?...—regresó su vista a Taehyung.
Éste no respondió, pues detrás de ellos se escuchó un sonido de pasos lentos.
Por el pasillo del departamento salió Min, con un semblante cansado y bastante decaído, además de usar ropa oscura algo gastada; arrastró sus pasos hasta llegar al sofá, en donde se dejó caer sin ánimos.
Y eso, lejos de aclararle algo a Yoongi, sólo lo confundió más.
—Soy yo... ¿Qué sucedió?, tienes que decírmelo, por favor...—insistió el pálido.
—Puedo hacerte un resumen, ¿si?—dijo suavemente Taehyung, Yoongi asintió con lentitud—Recuerda que ésto pasaría si nosotros no hubiéramos intervenido.
El peli negro volvió a asentir, intentando comprender la extraña paradoja en la que estaba envuelto; mantener en mente la idea de que, lo que veía y le sería explicado, era un futuro donde los espíritus no lo habían visitado, sería complicado.
—Jimin regresó al departamento la mañana del 24, te pidió arreglar las cosas, y tú no quisiste hacerlo de buena forma, volvieron a discutir.—comenzó Taehyung—Quedaron bien a medias, gracias a que él te dijo sobre el bebé, pero permanecieron con varios desacuerdos sin resolver y huecos en su reconciliación.
Yoongi largó un suspiro, sintiendo su pecho comprimirse por imaginar eso.
—Pasaron las semanas, cada vez había más discusiones entre ustedes, y tú comenzaste a llegar muy tarde a casa usando la excusa del trabajo.—el castaño prosiguió—En realidad, te quedabas en bares debido a tu estrés cada vez más insoportable, y también con el afán de ver a Jimin el menor tiempo posible.
—¿Cuánto tiempo estuvo pasando eso?...—se atrevió a preguntar el pálido.
—Alrededor de 4 meses, tiempo en que no quisiste incluirte en el asunto del embarazo, no cuidaste a tu novio, lo ignoraste muchas veces, de hecho no fuiste al primer ultrasonido.—suspiró el espíritu—Jimin te amaba, pero lógicamente, todos se cansan del desinterés.
—¿Él me dejó?...—Yoongi sintió sus ojos arder, intentaba contener sus lágrimas, pero era muy difícil.
—Cuando cumplió 6 meses de gestación, decidió irse con sus padres, terminó la relación que tenían... Y a ti al inicio no te interesó.—Taehyung lo miró con tristeza—Sólo te importaba tu empleo, dejando todo lo demás a un lado... Pero, eventualmente, la situación recayó sobre ti, era muy tarde para arrepentirse.
—No puede ser... ¿Todo eso pasó por una discusión pequeña?...—el chico no comprendía como era que un hecho así había desencadenado tantas cosas.
—Eso fue la gota que derramó el vaso, y los problemas que ya tenías en tu vida, cobraron mayor fuerza por ello.—explicó Taehyung—¿Quieres saber qué pasó con tu carrera?
Yoongi asintió con duda, pues creyó saber lo que le diría; uniendo las piezas, ese detalle ya no era tan complicado de deducir.
—Después de que la separación te comenzó a afectar, empezaste a faltar a tus presentaciones, descuidaste los ensayos e incluso despediste a tu representante. Por ende, perdiste contratos, dejaron de buscarte, y poco a poco tu carrera cayó, hasta el punto de terminar.—continuó el castaño—Así llegamos al momento actual, 24 de diciembre, un año después.
—Dios... Un año...—y ahí, Min ya no contuvo su llanto—Lo perdí todo en un año... ¿Cómo dejé que eso pasara?... Espera, ¿y el bebé?, ¿qué pasó con mi bebé?
—Te lo mostraré.—Taehyung creo un portal de saltos temporales pequeños, para llevarlo a unas horas más tarde, ese mismo día.
El túnel los transportó a una casa pequeña, cálida y bastante hogareña; con una chimenea encendida, decoraciones coloridas por doquier, y un árbol de Navidad con muchos regalos debajo. Algo totalmente contrario al departamento de Yoongi.
En dicho sitio, se encontraba la familia Park, un par de amigos que Yoongi conocía gracias a su novio, Jimin con un pequeño bulto en brazos, y a su lado un chico; el desconocido lo abrazaba por la cintura, mientras le hacía caras raras al bebé que el peli rosa cargaba, con el afán de hacerlo reír.
Fue ahí cuando a Yoongi se le partió por completo el corazón.
Jimin había encontrado a alguien mejor, y ahora era feliz con su pequeña nueva familia, mientras Min se mantenía deprimido en un lugar oscuro y descuidado.
—Mamá, Joonie y yo queremos decirles algo importante.—habló Jimin, refiriéndose a su pareja, mientras ambos sonreían.
Yoongi sólo pudo ver entre lágrimas como toda la familia Park los miraba emocionados, tal como lo hicieron cuando, años atrás, habían anunciado su noviazgo. Taehyung se mantenía a su lado, en silencio, prestando atención a sus reacciones.
—Nos comprometimos hace poco, pensamos casarnos el año próximo.—anunció con una sonrisa el chico alto y castaño que acompañaba a Jimin.
—¡Felicidades!, es un gran paso.—dijeron prácticamente al unísono los demás presentes.
—¡Se ven muy contentos juntos!—agregó el hermano mayor de Jimin.
—¡Y a Shuhua le agrada mucho Nam!—comentó su madre.
—Lo sé, Namjoon a sido un excelente padre.—sonrió en grande el peli rosa, abrazando más a su pequeña hija de meses, mientras su prometido recargaba su mentón en su hombro.
Para ese momento, Yoongi ya no lo soportó, y salió del lugar rápidamente, sin esperar a que el espíritu le dijera algo; estaba destrozado por esa imagen, y le dolía aún más que ese fuera su futuro más probable.
Y ahí entendió qué era lo que debía cambiar para evitar que ese tal Namjoon apareciera en la vida de Jimin, para poder reescribir el destino, y quedarse con el amor de su vida.
Su padre le había enseñado que el mundo no valía lo suficiente, que los errores estaban prohibidos, que debía tener como prioridad su carrera y el dinero por sobre todo lo demás; lo educó para ser serio, amargado y egoísta, para que las personas no le importaran, y le enseñó a esconder sus sentimientos y debilidades.
Pero, de algún modo, Yoongi no era así, él era diferente a su padre, él sí sabía lo que era amar a una persona, lo que significaba una familia. Él había cambiado sus principios durante toda su vida, ¿porqué no hacerlo para un bien mayor ahora?
Comprendió que no tenía porqué seguir aplicando las enseñanzas de él; eran personas, vidas y tiempos diferentes, tenía 26 años, y era momento de que Yoongi soltara todo aquel daño para poder tomar mejores decisiones en su vida.
Necesitaba empezar a aceptar la ayuda que Jimin siempre le había ofrecido, en lugar de alejarlo cada vez más sin darse cuenta.
Aunque, el problema ahora era, que no sabía si aún tendría la oportunidad de hacer todo de nuevo.
—Debemos irnos.—dijo Taehyung cuando llegó detrás de él, siempre conservando su voz suave.
—¿Qué?, no, espera... Yo no quiero ésto, no puede terminar así.—contestó Yoongi con desesperación—Puedo perder mi estúpida carrera, pero no puedo perderlo a él ¿entiendes?, Jimin es mi vida, junto con ese bebé, yo... No quiero que él se vaya...
Taehyung no respondió, ya había dicho suficiente. Sólo sonrió con delicadeza, y con su varita, comenzó a abrir el portal de regreso.
—¡No me hagas ésto!, ¡Taehyung, por favor, dame otra oportunidad!—suplicó Yoongi tomándolo del brazo—No quiero que mi vida sea así, por favor te lo ruego, dame otra oportunidad...
El espíritu siguió haciendo el movimiento circular, creando una luz blanca cegadora, la cual los transportaría sin necesidad de cruzar el túnel.
—¡Por favor Taehyung!—gritó Yoongi con lágrimas en los ojos.
Sin embargo, eso fue lo último que pudo articular, pues la luz los absorbió, desapareciendo todo a su paso.
—¿Amor?, amor... Yoonie, despierta.—una voz dulce le habló, junto con movimientos persistentes en su brazo y pecho.
Yoongi se estaba moviendo demasiado, como si tuviera una pesadilla y no pudiera despertar de ella; incluso sus mejillas tenían rastros de lágrimas, mismas que seguían saliendo de sus ojos cerrados.
Jimin se había espantado por sus ruidos y acciones, y en cuanto lo vio en ese estado, intentó hacerlo reaccionar rápidamente.
—¡Por favor!—exclamó Yoongi al despertar de golpe. Se sentó de inmediato, con una expresión preocupante, y sin saber qué había pasado.
—¿Estás bien, cariño?—preguntó Jimin tomándolo de la mano, tratando de darle tranquilidad.
El peli negro volteó a verlo, sin poder creer que estuviera ahí, y sobre todo, sin entender como había pasado del sofá a la cama.
—¿Qué... Qué día es hoy?...—preguntó confundido.
—23 de diciembre, ¿porqué?, ¿tienes que irte o...—Jimin fue interrumpido casi de inmediato.
Yoongi lo abrazó en cuanto escuchó la fecha, lo apegó a él como si su vida dependiera de ello; hundió su rostro en el cuello de Jimin, comenzando a llorar nuevamente, pero ésta vez, era de felicidad.
Si habían sido un sueño aquellos viajes, o si Taehyung le había dado la oportunidad por la que rogó, en ese momento ya no le parecía tan importante. Estaba con su novio, en el día justo para resolver todo, y de cualquier modo, lo agradecía inmensamente.
Aunque, para aclarar la verdad, nada de los espíritus fue un simple sueño; Taehyung vio como el trabajo de los tres se había cumplido, pues Yoongi había recapacitado a tiempo, por lo que decidió otorgarle la posibilidad de hacer las cosas bien.
Con su magia hizo retroceder las manecillas del reloj, llevando a Yoongi a la mañana del 23, cuando él se había ido sin avisarle a su novio.
Sólo que ésta vez, Min se quedó perdidamente dormido gracias a la magia del espíritu, para que así, pudiera cambiar de 0 los acontecimientos de ese día.
—Perdóname... Perdón por todo...—susurró Yoongi sin separarse.
—¿De qué hablas?—Jimin se mantenía abrazándolo, todavía sin entender qué le pasaba.
—Perdón por todas las veces que te he dicho algo malo... Por todas las discusiones, perdóname por aferrarme a algo que no soy...—explicó el pálido, mirándolo por fin.
—Cielo...
—Prometo que seré mejor, me esforzaré, cambiaré mis horarios, estaré más tiempo contigo... Sólo te pido que nunca pienses en dejarme... Puedo perderlo todo, pero a ti no...—entrelazó sus manos con las contrarias.
Jimin largó un suspiro, mostrándole una sonrisa llena de amor; por supuesto que no entendía de donde venían esas palabras, pero las tomaría como un tesoro, y como el comienzo de algo mucho mejor para ambos.
—No te dejaré, sabes que te amo demasiado.—sonrió más—Y no te preocupes por lo demás... No tengo nada que perdonarte, cielo.
Los dos se quedaron unos minutos así, sólo compartiendo abrazos y besos cargados de dulzura. Yoongi logró calmarse, y Jimin aguantó la curiosidad de preguntarle qué había soñado como para despertar así; simplemente, no quería que su momento romántico terminara.
Pero, no fue él quien lo cortó, más bien, tuvieron que separarse un instante cuando el teléfono de Yoongi sonó.
Su representante lo estaba llamando, buscando que fuera a las presentaciones en el teatro, y regañándolo por la hora que era.
Min sólo respondió "son las 8 de la mañana, y hoy no puedo asistir, de hecho... Tomaré mis vacaciones correspondientes de diciembre, gracias".
El chico que llevaba su carrera contestó un "vale, ya qué. Cancelaré los eventos de ésta semana. Feliz Navidad".
Por supuesto, Park lo miró atónito, pues jamás había querido descansar, mucho menos para pasar las fiestas con él. Motivo por el cual, ni siquiera habían ido a visitar a su familia desde que ellos se mudaron.
—Vaya, ¿y ese cambio?—sonrió Jimin cuando su novio colgó la llamada.
—Mmm... Sólo quiero modificar la rutina... Además, presiento que aquí hay un asunto más importante por aclarar, ¿no?—respondió Yoongi con una tierna sonrisa.
Ya quería escuchar por boca de Jimin sobre el nuevo bebé que venía, deseaba saber cuanto tiempo tenía de gestación, y ver su carita de emoción brillando como siempre.
Y claro, el peli rosa no desaprovechó el momento; asintió repetidas veces y sin preguntar de donde venía esa deducción, sacó rápidamente de su buró un sobre ya abierto, con el sello de una clínica en el frente.
Se hincó en el colchón, extendiendo el papel hacia Yoongi con una enorme felicidad, incluso sus ojos se cerraron por el tamaño de su sonrisa.
—Hace unos días fui al médico, porque llevaba bastante tiempo sintiéndome extraño.—explicó Jimin, mientras el contrario tomaba el sobre—Me hicieron análisis, y ayer fui a recoger los resultados...
—Minnie...—susurró "sorprendido" Yoongi, queriendo darle dramatismo a todo.
—¡Estoy en cinta!, seremos padres, mi amor.—dio brincos pequeños, quedándose quieto unos segundos al ver que su novio no respondía—¿Es malo?, ¿no te gusta la idea?, dime qué piensas, por favor...—formó una mueca preocupada.
—Ésto es...—Yoongi aguantó su risa, le encantaba actuar y que le saliera bien el papel—¡Increíble!, es lo más hermoso que he escuchado en la vida.—lo abrazó por la cadera sonriendo.
—Es un bonito regalo ¿no?, ¡sorpresa!—Jimin recobró la felicidad al instante, pasando sus brazos por el cuello contrario.
—Sí, es el mejor regalo de Navidad del universo.—expresó Min, para luego besarlo suavemente.
Y de ese modo, Min Yoongi aprendió que no está mal cambiar, no es obligatorio obedecer las enseñanzas de nuestros mayores toda la vida, menos cuando en el fondo, sabemos que están equivocadas.
Él logró reescribir su destino, llendo paso a paso; comenzó a trabajar con un horario flexible, asegurando siempre una paga completa, y descansando cuando lo requería; se mantuvo pendiente de su Jimin, cuidando de él en cada etapa del embarazo; ahora, se daba la libertad de disfrutar las festividades, y comenzaron a pasar nuevamente la Navidad con los Park, quienes se alegraron por el cambio positivo de Yoongi.
Incluso se comprometieron a las pocas semanas de aquel día milagroso, ansiosos de unirse por fin en matrimonio.
Y 9 meses después, la pequeña Min Shuhua llegó al mundo —aunque ellos prefieren mil veces usar también el apellido Park en la niña—, trayendo mucha más alegría a la pequeña familia.
Todo gracias a tres espíritus que llegaron a tiempo para ayudar a un chico perdido.
Y así termina mi primer historia de Navidad, espero les haya gustado porque le sufrí para escribirla.
P. D: Cualquier error será corregido después.
Los amo🎄💚
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