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Capítulo único

JiMin caminaba lento y algo desanimado a través de los pasillos del hospital. Iba de la mano de su novio y llevaba la cabeza agacha. JeongGuk se detuvo abruptamente y cogió las manos del más bajito para luego guiarlas hacia las mejillas de este último. Acarició su suave cutis con parsimonia y luego inclinó suavemente su cabeza hacia adelante para comenzar un suave beso que transmitía todo el amor que sentían por el otro.

Al finalizar, JeongGuk rodeó a JiMin con sus brazos y lo atrajo más hacia su cuerpo, provocando así, que las vibraciones de los latidos que generaban ambos corazones se encontraran en una sincronía casi perfecta.

-Estarás bien -susurró el castaño, que superaba a JiMin por una cabeza. -Esto es sólo una prueba más, ¿sí, bebé?

Recibió un suave asentimiento del rubio y posó sus labios sobre la frente del contrario, provocando que un sonoro 'muack', se hiciera presente dentro del silencio que había en el hospital.

-Kookie... -dijo el mayor a la vez que refregaba su cara en el pecho del nombrado. -Tengo miedo.

Un sollozo resonó en el lugar y JeongGuk decidió que sería mucho mejor llevar a su pequeño novio a los asientos para poder brindarle todo el apoyo necesario.

Sin embargo, ¿quién podría apoyarlo a él?

Su JiMinnie se estaba muriendo. 

JiMin fue diagnosticado de cáncer muchos años antes de haber conocido a JeongGuk. Pasó mucho tiempo con la incertidumbre de no saber cómo, cuándo y dónde iba a ser su último día en el planeta. Pero, si él estaba diagnosticado, ¿no debería estar seguro de que su muerte iba a ser en una camilla de hospital?

La verdad es que la familia Park había rechazado las quimioterapias, ya que JiMin estaba en total desacuerdo con ellas. No obstante, su apuesta fue directamente a lo natural. El adolescente decidió que si iba a morir, quería disfrutar sus últimos días siendo feliz, y si había sido diagnosticado de cáncer, era porque su momento de partir se acercaba y él no era nadie para impedirlo.

JiMin mejoró su dieta, comenzó a hacer servicio comunitario, hizo ejercicio, iba a limpiar playas, a pintar las habitaciones de indigentes, preparaba almuerzos para niños en situación de calle y pasaba cada noche con su familia. Poco a poco se iba olvidando de su condición, aún cuando esta se hacía presente para fastidiar sus buenas acciones.

El pequeño adolescente estaba feliz, sentía su corazón lleno y la satisfacción en su rostro no podía ser más evidente. No se arrepentía de nada.

Si bien, iba todos los meses a hacerse un chequeo, nunca cedió a las peticiones de su doctora. Él no quería tratar su enfermedad, porque sentía que ya había hecho todo lo que debía hacer. Pero, este nunca consideró que a sus diecisiete años de edad, nunca había tenido pareja. Y no porque era feo, sino porque nunca hubo nadie que le llamara la atención. 

Eso no ocurrió hasta que en uno de sus tantos chequeos, sintió a alguien sollozar levemente.

Se acercó con cuidado para no asustar a quienquiera que estuviera llorando, sin embargo, un fuerte ruido lo hizo respingar. Se escuchó el jadeo de un chico y una bocanada teñida de sorpresa por la persona que lloraba anteriormente. Por lo tanto, JiMin acercó su cuerpo hasta donde se encontraban los dos culpables del ruido y sonrió enternecido por la escena que tenía enfrente.

Una pequeña niña tenía sus mejillas empapadas de lágrimas y a su lado se encontraba un joven que aparentaba la edad de JiMin, este estaba haciéndole muecas extrañas a la niña para hacerla reír y claramente lograba su objetivo. Eso hasta que se percataron de la presencia del rubio.

El castaño sonrió levemente a JiMin y movió su mano saludándolo, lo invitó a sentarse junto a ellos y ahí se enteró de que la pequeña SunHee había perdido a su madre en un accidente de autos y por ello lloraba. Además de comprender que el fuerte ruido había provenido del castaño resbalándose por haber querido acercarse a la pequeña.

También fue la primera vez que vio a JeongGuk.

Pero no fue la última, debido a que JeongGuk era el hijo de la doctora Jeon.

En un principio, sus encuentros eran mensuales; cada vez que JiMin iba a su chequeo veía a su menor en los pasillos del frío hospital al que asistía, no obstante, estos encuentros pasaron de ser mensuales, a semanales y finalmente, diarios. Ya que JeongGuk había decidido inscribirse a las mismas actividades que JiMin, por ende, pasaban sus tardes haciendo caridad, ya sea para el planeta, niños o adultos. 

De a poco los sentimientos entre ambos jóvenes fue surgiendo, haciendo imposible que no se notara el amor mutuo entre ellos. Con sólo una mirada, se regalaban el mundo.

Su primer beso no fue el más romántico, sin embargo, tanto para JiMin como para JeongGuk, podría catalogarse como el mejor. Este se dio mientras limpiaban la basura de la playa, ambos se habían inclinado para recoger la misma colilla de cigarro, pero terminaron perdiéndose en los ojos contrarios y luego, sus labios chocaron de forma torpe. Los dos ansiaban ese momento.

El noviazgo de JeongGuk y JiMin comenzó el primer día de primavera, ambos sentían que el mundo estaba a su favor porque les había regalado la cosa más extraña, pero a la vez más hermosa que podrían haberse imaginado.

Mientras JeongGuk confesaba sus más puros sentimientos, comparándolos con las flores que comenzaban a abrirse, pequeños copos de nieve llenaron el pequeño jardín que poseía la madre del  castaño. Los brillosos ojos de JiMin a la vez que observaba la nieve caer sobre las bellas rosas de la señora Jeon y asentía a su propuesta era el mejor respuesta que pudo obtener.

Ambos eran felices, pero habían olvidado un pequeño detalle.

El cáncer de JiMin.

La señora Park abrazó con fuerza a JeongGuk mientras este derramaba lágrimas a través de sus tristes ojos.

-¿A qué hora se va? -preguntó suavemente en el hombro de su suegra.

-A las 10:00am... Esto es lo que él quería. Así que no le mostremos una cara triste, ¿sí, Kookie? -dijo recibiendo un asentimiento por parte del menor.

JeongGuk giró el pomo de la puerta y suspiró. 

Vio a JiMin en la camilla del hospital, conectado a varias máquinas y con grandes ojeras bajo sus ojos.

-Kookie -dijo apenas con la voz.

-No, JiMinnie, no hables -sonrió triste el castaño. 

Se acercó a su pequeño novio y besó su frente.

-Se que esta no era la forma en la que querías irte. Pero sé que habían hablado sobre esta posibilidad cuando tu mamá nos dijo que los tumores estabam por todo tu cuerpo -sollozó-, y esto es para que no sufras luego... -JeongGuk suspiró entrecortadamente. -Te amo mucho, pequeño ángel. Estaré aquí contigo hasta que te vayas.

-Te amo más -respondió el rubio con dificultad.

La señora Park entró a la habitación y tomó asiento, llevando a JeongGuk con él. Tomó su mano con fuerza y revisó el reloj de su celular.

9:58am

Las mejillas de JeongGuk y su suegra se iban llenando poco a poco de lágrimas mientras veían al pequeño JiMin cerrar sus ojos.

9:59am

La respiración de JiMin tenía intervalos de diez segundos.

10:00am

El pecho de JiMin ya no se movía.

-Adiós, pequeño ángel. Te amo.

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