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CAPÍTULO 74

Belleza. 

Mascherano.

17 de noviembre del 2017. Guerrero, México.

11:30 a.m.

Hace calor. Mis ojos observan el paisaje árido de la carretera «México» Sitio de socios que no dejan de llenarme los bolsillos de dinero. 

—Ali Mahala no estará contento —Brandon rompe el silencio a mi lado— Ellos son terroristas, no les gustará que te cases con el enemigo. Amelia no murió hace mucho, además, le estarás faltando respeto a su memoria. 

Miro a Isabel ¿Cómo saben mis hermanos de mis planes futuros? Obviamente abrió la boca buscando que me lleven la contraria. 

—Los Halcones todavía son una pieza fundamental —interviene Alejandro— No podemos romper los lazos que se han formado a lo largo del tiempo.

—No necesito consejeros, pero si vamos hablar de malas estrategias, entonces que Isabel nos explique por qué mató al factor clave de nuestra alianza.

No me mira, clava la mirada en el ventanal empañado por la arena. La hermana de Ali estaba  casada conmigo y ella la mató. 

—La FEMF no trae más que problemas...

—Yo me encargaré de la FEMF, ustedes solo preocúpense por cumplir con su papel y mantener la boca cerrada.

La camioneta se detiene, dos hombres armados se acercan a la puerta. Isabel es la primera en bajar seguida de Brandon y Alejandro.

El prostíbulo de San Fernando es una de mis minas de oro, lleva diez años en función. Las ganancias que genera han mantenido y financiado el armamento de los Halcones y de los hombres que los acompañan. El mejor negocio concretado por mi padre. Le abrió lazos con la delincuencia mexicana, algo que paga muy bien y nunca está de sobra a la hora de defenderse.

—Antoni —me saluda Ali en la entrada de la mansión— Bienvenido.

Está escoltado por tres de sus hombres, lo saludo con un apretón de mano mientras señala la entrada. Tenía tiempo sin visitar el lugar, está rodeado por ciento treinta hectáreas de tierras fuertemente resguardadas. La mansión cuenta con cinco pisos hacia arriba y tres subterráneos, su arquitecto la construyó en tiempos de guerra. Tiene un fuerte subterráneo, el cual alberga a la mayoría de mis víctimas.

Me asomo en uno de los ventanales observando como los nativos trabajan  en  los cultivos de coca. Es un sitio próspero, en especial en la noche cuando mis principales clientes ofrecen sumas exorbitantes por hombres, mujeres y órganos.

Subo a la última planta, Khan y Tonmen Mahala me esperan frente al escritorio del despacho.

—Felicitaciones por tu nuevo título —comenta Tonmen, el menor de los Mahala.

—Por un momento pensé que nos habías abandonado —dice Alí cerrando la puerta.

Tomo asiento dejando que Brandon y Alejandro se posen detrás de mi espalda.

—Tenía asuntos importantes que resolver.

—¡Somos parte de tu prioridad! —réplica Khan el mayor de todos.

—Nunca he dicho lo contrario —contesto tranquilo.

—Te escondiste y dejaste que la FEMF acabara con nuestro ejército —espeta molesto. Es el más difícil de tratar.

—¿Y qué querías que hiciera? ¿Qué expusiera mi integridad por ustedes? Tenía que retroceder para tomar fuerzas.

—Necesitamos armas y hombres, debemos...

—No —lo interrumpo— El negocio del terrorismo se acabó, no seguiré invirtiendo en lo que me da más pérdidas que ganancias. De ahora en adelante si quieren mi ayuda será bajo mis condiciones.

—Tenemos un trato —habla Ali— Hemos sido pacientes, mas no podemos quedarnos sin hacer nada.

—No se quedarán sin hacer nada, trabajarán para mí.

—¡No puedes romper los acuerdos pactados entre nuestros padres! —espeta—¡Todavía hay ideas y fundamentos que defender!

—No, sus ideales se perdieron hace mucho tiempo. El dinero proporcionado por mi familia les quitó las tendencias suicidas y las reemplazó por hambre de poder y buena vida. Gracias a mi familia dejaron de comer estiércol, sobra decir que lograron financiar todos sus objetivos.

—Nos has usado —masculla Khan— Se te olvidó que hemos sido sus soldados en la guerra.

—Nadie usó a nadie, ambos nos ayudamos mutuamente. Si quieren seguir en esto, tendrán que unirse o desistir. 

—Actúas como un traidor.

—Como estratega mi querido amigo. Tus ideales no harán crecer mi patrimonio. Soy el mafioso más poderoso del mundo, por lo tanto, necesito socios, dinero y control. Quiero engrandecer mis negocios y atraer alianzas potenciales, debo demostrarle a las autoridades quien es el que tiene el control.

—¿Y quiénes te acompañarán en ese recorrido? —pregunta Khan— ¿Dos asesinos y un degenerado? No puedes pretender que nos dobleguemos ante ti, sabiendo que nos diste la espalda y que mi hermana murió bajo los muros de tu casa.

—¿Y qué otra opción tienes? —contesto— No te di la espalda, te abrí las puertas de mi casa y te brindé protección.

—La mayoría de mis hombres murieron.

—No todo puede ser un bello paraíso.

Necesito convencerlos de que se queden conmigo, pueda que sean pocos, pero esa mínima cantidad es letal y les sumará peso a mis nuevas conquistas. Como dicen por ahí, cría fama y acuéstate a dormir. ¿Quién no sabe que los Halcones son asesinos especialistas en matar a sangre fría? Ese tipo de pantalla atrae y doblega a tus opositores.

—Háblale de tus futuros planes, cariño —ronronea Isabel recostada en un sofá de terciopelo— Seguramente la idea de que su nueva líder pertenezca al grupo que los masacró, les hará cambiar de opinión.

Tres pares de ojos se clavan en mí e Isabel sonríe desde su puesto.

—¡Explícate! —exige Khan.

Sé de los planes de Isabel, quiere manipularme poniéndome en contra de mis aliados.

—La idea es clara, no hay necesidad de explicaciones.

—El grupo que nos masacró —repite Tonmen— La FEMF ¿Nuestra líder será un agente de la FEMF?

—Si.

—¡No cuentes con nosotros! —se levantan los tres— No pretendas que nos dejemos mandar por quienes nos han masacrado por años.

Suelto a reír.

—Saben dónde está la puerta —señalo el umbral— Son libres de irse, pero antes dejen todo lo que me pertenece. Los hombres que he puesto a su disposición, las armas y el dinero que han ganado las últimas semanas se queda conmigo.

Es pérdida que lamento en el fondo, sin embargo, me queda la satisfacción de que ellos necesitan más de mí, que yo de ellos.

—No te atreverías —masculla Tonmen— Te hemos servido...

Me levanto del asiento, no voy a desperdiciar mi día razonando con la plebe. Yo soy el rey de la mafia y ellos no son nada. 

—Sus servicios fueron útiles, pero no puedo regalarles lo que también me ha tomado esfuerzo conseguir.

Brandon y Alejandro me siguen.

—¡Espera! —Ali intenta acercarse.

—La reunión terminó —aclaro—Tienen cinco minutos para abandonar la mansión.

—Somos tus socios, no tus empleados.

—Márchense. No quiero que la situación se torne violenta...

—Ya se tornó viejo amigo —Khan saca su arma.

Mis hermanos dan un paso adelante mientras Tonmen y Ali se ven obligados a seguir a su hermano. 

—¡Mataron a nuestra hermana! —grita Khan— ¡Te hemos servido por años, no nos iremos con las manos vacías!

Mis hermanos se van contra ellos con arma en mano y en menos de veinte segundos los Mahala son rodeados por diez de mis hombres, mientras Isabel se pone al frente apuntando a la cabeza de Khan.

—No tengo tiempo ni paciencia para esto.

Me quito los guantes despacio acercándome a Khan con cautela. Identifico el punto clave mientras todos se miran con todos. 

—¿Te atreves a desafiar al líder de la mafia? —pregunto.

Mira a sus hermanos que no saben que hacer. 

—Baja eso y arrodíllate o te pesará. 

La distancia es mínima, alza el mentón con orgullo e inmediatamente mi mano viaja hacia el cuchillo de aguja que tiene en su cinturón. Tommen grita, pero ya es tarde, fue lento en llevar el dedo al gatillo. Por ende, no pudo evitar que el cuchillo terminara en el ojo izquierdo de su hermano. 

Huelo la sangre que me queda en la mano mientras lo veo caer. Los animales nocturnos son silenciosos, siempre atacan cuando menos te lo esperas. Ali baja el arma arrodillándose, le pide a su hermano que haga lo mismo. 

—Mis hombres son tuyos mi rey —me dice Ali— Pero respeta la sangre  de los Mahala que quedan. 

 Que Khan muera lo hace la cabeza de la familia, lo prefiero así. Ali es uno de los mejores asesinos que conozco. Alejandro me pasa un pañuelo para que me limpie la sangre. 

—Grazie —agradezco en mi idioma natal— Ahora levántate y ve a darle santa sepultura al cuerpo de tu hermano.

Se lleva  a su hermano sin dar más. Mis hombres lo siguen e Isabel se agacha delante del difunto. 

—Todo por querer imponer a esa cagna de cara bonita con ínfulas de heroína —saca el cuchillo— A ti te gustan letales y peligrosas como yo, de hecho, me atrevo apostar que ni siquiera llegará al altar. No creo que mi arma se resista a la hora de rebanarle la garganta. 

La levanto posando mis manos a ambos lados de su nuca. 

—Ella es más letal que tú. Más letal que yo. 

Niega riendo. 

—Isabel —toco sus labios— La belleza femenina es más letal que un cuchillo de doble filo y ella... —cierro los ojos cuando mi mente la evoca acelerándome el pecho— Ella es un arma mortal, un ser mitológico, una diosa, la cual será protagonista de todas mis leyendas. 

—Te hartarás...

—Es imposible hartarse de algo que no es de este planeta. 

Mi piel cosquillea, la saliva se me aliviana con la imagen de su rostro. Nunca había visto un  ser con tanta belleza y al mismo tiempo destilando tanto peligro. Bien se dice que lo malo siempre se cubre con la mascara de la perfección. 

Ya quiero que me entregue al coronel, que se desnude en mi cama y se siente conmigo en el trono. 


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