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CAPITULO 60

Bratt.

Casi. 

—Que alegría tenerlo de vuelta capitán —saluda Meredith entrando a mi habitación.

Trae el uniforme de entrenamiento, el cabello suelto y los labios rojos. La llamé cuando aterricé en la pista, las ansias es una lepra que me carcome la paz. 

Voy de mal en peor, he pasado de la rabia a la negación ideando que tal vez el sistema se equivocó. A lo mejor se confundió de archivo, a lo mejor el policía que la multó se equivocó de código o exageró la versión.

De pronto la vieron dando un beso y lo tomaron como algo más. Quiero creer que sólo fue eso; un beso a la fuerza por parte del sujeto, ella intentó apartarlo y por eso llamó la atención de las autoridades. Quiero convencerme de que no le ha entregado su cuerpo a nadie, que he sido el único hombre en su vida, el único ser que la toca e hizo suya.

Conozco su comportamiento, es tímida cuando de sexo se trata, se entregó a mi después de un año, no me cabe en la cabeza que otro sea capaz de tenerla en menos de un mes. Mi chica no es así. 

—¿Hiciste lo que te pedí?

—Si señor — abre un maletín en la cama —. Revisé su habitación mientras estuvo en su apartamento. Su amigo murió y se ausentó toda la semana con Luisa, se dice que ambas están de duelo.  

—Si —quise llamarla. Varias veces tuve el teléfono en mi mano con su nombre listo para marcar. Pero no pude, su traición hizo eco en mi mente cuando quise intentarlo. 

—Hallé esto en el fondo de su closet.

Saca dos prendas dejándolas en la cama, una chaqueta y una playera. Tomo la prenda de cuero revisándola con cuidado, es demasiado grande para ser de Harry o Scott. Reviso los bolsillos en busca de una señal, pero no hay nada. 

—Hice lo mismo que usted y no hay nada, las llevé al laboratorio,  sin embargo, no se encontraron pistas ya que las prendas fueron lavadas. 

—¿La seguiste?

—Si, pero no ha hecho gran cosa, después de la muerte de su amigo se la pasa encerrada en su oficina o en la de Parker adelantando las investigaciones de Harry —aclara— Cuando tiene tiempo libre no hace más que entrenar. 

—Continua  con la tarea. Quiero el nombre de esa escoria. 

—Claro que si señor, lo tendré informado de cualquier novedad.

Se marcha dejando el maletín sobre la cama. Vuelvo a revisar la chaqueta, es de cuero caro y pesado, Alemán o Escocés tal vez. 

La busco por la web.

No me equivoco, es Alemana y de una importante colección. Un simple alférez no gana tanto como para comprar una prenda así, empiezo a descartar a Alan de mi lista.

Parker es mi otro sospechoso y también lo estoy empezando a descartar.  No tiene la altura y la corpulencia del posible dueño y según uno de mis soldados fue visto en uno de los baños con la teniente Monroy. Ella y Rachel se conocen, han trabajado juntas, dudo que se atreva a liarse con el amante de una de sus amigas.

Después de él no se me ocurre nadie más, Scott y Reynals no llenan mis sospechas, son demasiados palurdos e idiotas, no cumplen las expectativas de Rachel, ni se atrevería a meterse con ella. Conociéndome saben de mis alcances y lo que he hecho con aquellos que se han atrevido.

Arrojo la prenda y busco las llaves las llaves de mi auto. Meredith se encargó de dejarlo como nuevo. Necesito respuestas concretas o moriré siendo torturado por mi propio cerebro.  

Conduzco intentando armar el rompecabezas en mi cabeza. Quisiera tener más información, algo que pueda servir, no sólo el conocimiento de que tiene gustos caros. Debo saber si es de la central, qué cargo tiene, cómo la conoció, cómo se dieron las cosas.

Estaciono en la estación de policía de Cadin, muestro la placa y me hacen seguir atendiendo mi exigencia de hablar con el sheriff a cargo. La estación es pequeña y la oficina del sheriff cuenta con poco espacio. 

—El capitán Bratt Lewis —me saluda el sheriff— ¿A qué se debe la presencia de un miembro de la FEMF en un pueblo como éste?

—Trabajo — miento— De otra manera no nos atreveríamos a incomodarlos, son un pueblo alejado, poco partícipes de escándalos o cosas parecidas.

—Concordamos, no entiendo en que podemos serles útil.

—Una de nuestras agentes esta en investigación y en su registro de conducta ciudadana hay una multa impuesta aquí, por violar el código 0377 de la constitucional actual.

—Sostener relaciones sexuales en público. No muy común por aquí, de hecho he impuesto una sola multa de ese tipo en este cargo, nuestros ciudadanos son muy cultos, por eso creo saber de quien me habla. Y no  era solo uno de sus agentes, eran dos.

Empuño las manos bajo la mesa, el que fuera alguien de afuera queda totalmente descartado. 

—¿Quién era el otro?

—Le diré todo lo que quiera saber si me muestra los permisos pertinentes para este tipo de procedimientos.

—No hay permisos, la FEMF siempre trabaja en secreto, recuérdelo.

—Lo entiendo, pero no quiero problemas. Pueden haberlos con sus superiores si doy información sin autorización. Al menos debo confirmar que efectivamente trabaja para la FEMF y sea de fiar.

—Ya le mostré mi placa.

—Eso no basta, necesito tiempo para confirmar su identidad.

No me atrevo alegar, el hombre sabe de que habla, oponerme a lo que pide podría molestarlo e impedir que quiera ayudarme

—Ok, ¿Cuánto tiempo necesita?

—Días, este tipo de confirmación no suele tardar mucho.

—Aquí esta mi número telefónico, dirección y correo electrónico —le entrego mi tarjeta—No tengo tiempo de venir así que le agradecería que apenas tenga la información, me la envié o me llame. Necesito todos los detalles de la multa, por qué, bajo qué circunstancias, nombre y apellido de quién la acompañaba.

—Bueno, el porque esta más que claro, si corroboro la información, puedo enviarle el historial de todo lo sucedido.

—Estaré atento a su respuesta.

Me despido con un apretón de manos antes de volver al auto. 

***

Christhopher.

—¡Otra botella! — exige Bratt por quinta vez en la noche.

Llevo dos horas viéndolo tomar, lamentándose de lo que ya no se puede reparar. 

—Quiero ahogar mi traición en alcohol.

—Insisto en que esto es una confusión— comenta Simón cruzado de brazos—No me creo que te haya engañado. 

—Pensaba lo mismo, querido amigo. Pero bueno, las mujeres son así, monstruos traicioneros que clavan sus tenazas cuando menos lo esperas.

Patrick tose a mi lado, se ha bancado el discurso mirándome de vez en cuando. 

la confesión de Bratt es un retroceso a mi intento de apartarme. Cumplí con mi tarea de hablar con Rachel, se supone que me mantendría al margen de todo y dejaría que arreglaran sus problemas sin tener que involucrarme y heme aquí escuchando las quejas de Bratt quien no sabe que tiene al culpable en las narices. 

El lío me está hartando, fingir idioteces, escuchar pendejadas. Andarme con hipocresías cuando lo único que quiero es gritarle que fui yo y sí que lo disfruté. 

La confesión de sus sentimientos me tiene tambaleando, estoy confundido, pese a que ya sabia de sus sentimientos hacia mí, escuchar ese te amo cargado de lágrimas fue un golpe seco. Fue sincera y a mi me sigue valiendo si quiere no a Bratt, por el contrario, me gusta su cambio de parecer. 

—Bueno, tal vez Simón tenga razón —comenta Patrick destapando la botella— A lo mejor es una confusión.

—Estoy cien por ciento seguro, hablé personalmente con el oficial que la multó y confirmó mi versión.

—Multan cientos de personas diarias, a lo mejor no se acuerda y te dijo que si para despistarte, dices que es un viejo decrépito a punto de jubilarse, ni de su nombre se acordará.

—No, por muy viejo que esté se veía muy seguro de las afirmaciones. No tiene demencia senil ni nada por el estilo. Además encontré las prendas masculinas en su armario.

—Bueno si el sheriff te confirmó todo — añade Simón—¿Cuándo sabremos quien es el amante?

—En unos días. Me pidió tiempo para revisar todos los archivos y confirmar mi identidad en la FEMF, confío en que su información será útil, sin embargo necesito la ayuda de ustedes. 

—Solo déjalo, Bratt —hablo por primera vez en la noche— Estamos en medio de una misión sumamente importante y no hay tiempo de ponerse a jugar a los detectives. Tu desempeño bajó, tu tropa no está bien entrenada e incumpliste las órdenes de Gauna. 

—¡Gauna se puede ir a a la mierda! —estrella el vaso en la mesa—Se me han burlado en la cara. Lo mínimo que espero es la ayuda de mis amigos para cobrar la ofensa.

—No voy hacer ser partícipe de nada —me levanto— Tengo cosas más importantes que hacer.

—¿Me dejarás solo cuando más te necesito?— se levanta también — Se supone que eres mi mejor amigo, lo mínimo que espero es un poco de tu ayuda.

—Entiendo tu dolor y la rabia de tu ofensa, pero entiende que la situación no está para enfocarnos en problemas personales. Mataron a uno de mis estrategas más importantes y la FEMF está librando una guerra a sangre fría con los Halcones...

—Todo eso me resbala, es tu ayuda la que más necesito...Quiero que Patrick revise las cámaras con el fin de buscar pistas. 

—No voy autorizar tal cosa —recojo mi chaqueta— Eres tú el engañado, no metas a mis hombres en tus líos amorosos.

—¡No! —se levanta clavándome la mano en la fractura de la clavícula— Eres mi mejor amigo y lo mínimo que espero es que mates al infeliz que se metió con la mujer que amo.

—No voy hacer eso. 

—¡Sí lo vas hacer! 

—¡¿Quién crees que soy?! —lo encaro apartando la mano—¡¿ Parker, Alan o Scott?!

—¡Mi amigo!—contesta con rabia—El amigo que me ayudará a recuperar lo que me robaron. Se aprovecharon de su inocencia lavándole la cabeza, confundiéndola sabiendo que me amaba y era mi novia.

—¡Ni te ama, ni es tu novia!

Su puño me tira sobre la mesa que se encuentra atrás, la sangre me inunda la boca cuando se me viene encima aferrándose al cuello de mi playera. 

--¡¿De qué lado estás que me das la espalda cuando más te necesito?!

Contengo las ganas de devolverle el golpe.

—¡No estoy de ningún lado, solo quiero que madures de una puta vez y dejes de hablar como si ella fuera de tu propiedad!

—¡Chicos por favor! —interviene Simón— ¡No discutamos entre nosotros por una tontería!

—¡Es mía!— me ruge—¡Sí es de mi propiedad, el amor que siente hacia mi me da derecho a ella!

—¡Si te amara no te hubiese dejado! Deja de hacerte el imbécil y asume que la perdiste.

Patrick me lo quita de encima.

—¡Me ayudaras !— exige—¡Somos hermanos y los hermanos nunca se dan la espalda cuando se necesitan!

Salgo del lugar seguido de Patrick, abordo mi auto saboreando mi propia sangre.

—Multado por tener sexo en vía publica, ¿Es enserio? O sea, que poca madre tienes, follando por ahí habiendo hoteles, teniendo un apartamento de soltero.

—El momento se dio y yo no voy por la vida desaprovechando nada —reconozco. 

—Mereces que te parta la cara. De hecho si fuera él te partiría el cráneo.

—Entonces, ¿Qué haces en mi auto? —le reclamo— Ve a consolarlo...

—Rachel es un imán para los problemas y tu estás bien hundido, ¿Sabes lo difícil que será ocultar las pruebas que te inculpan?

—No voy a esconder nada, ni tu ni yo vamos a intervenir en su búsqueda. Que se entere de lo que quiera enterarse.

—¿Seguro? Algo me dice que no miente en la promesa de matar al amante de Rachel.

—Que lo haga —pongo en marcha el auto— Me asquea andar mintiendo, cada vez que tapo un hueco hago otro más grande, no estoy para dármelas de esposa infiel ocultando pruebas.

—Habla con Rachel, a lo mejor si vuelve con él puede desviarlo de su búsqueda obligándolo a que se de por vencido. 

—Ella no va a volver con él — acelero cuando estoy en la autopista— Aunque se lo pida de rodillas, no lo hará. Intenté hacerle caso a Marie, traté de hacerla entrar en razón y fue muy clara al confesar que no lo ama porque está enamorada de mí. 

—¿Qué hiciste cuando te lo confesó?

—La besé, y se me hubiese dado pie para algo más, le hubiese hecho el amor.

—Ok. Tus métodos de hacer entrar en razón son demasiado extraños, ¿Cómo carajos quieres que entre en razón besándola? No tiene lógica.

—Me gusta ¿Qué quieres que haga? El que no se quiera alejar no es problema mio. Lo intento, pero ella no pone de su parte. 

—No, para mi que no quieres alejarte tanto como dices, y esa faceta de todo me importa un pepino es fingida. Decídete de una puta vez si te vas o te quedas, porque eso de quedarse en la puerta es molesto.

Aprieto el volante, como me gustaría arrepentirme, pero de eso nada. 

—Este lío ya me da miedo, el mierdero que se está desencadenando y sé que no va a terminar bien. 

—¿Miedo? Supongo que de enamorarte y ser feliz al lado de una mujer que te quiere realmente. A mi me daría más miedo que mis decisiones machistas me quiten la oportunidad de ser feliz.

—No hables como si estuviera enamorado, por que no es así.

—Pueda que no, pero no le eres tan indiferente como quisieras— desabrocha su cinturón cuando detengo el auto frente a su casa —La situación de Bratt es complicada, quiere que mates al amante de Rachel, en pocas palabras te esta pidiendo que te suicides. Está ciego de la ira y está actuando igual que su hermana. Debes ponerle fin a esto, u ocultas las pruebas, o te largas, o lo enfrentas. No puedes dejar que el tiempo siga pasando y siga dándole actitudes de psicópata.

—Hablaré con Rachel.

—Perderás el tiempo, acabas de decir que no volverá con él.

—No iré a rogarle que vuelva con él. Iré a buscarla, para que juntos le digamos la verdad a Bratt. Ya estoy cansado de todo esto, soltaré todo y dejaré que pase lo que tenga que pasar.


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