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CAPITULO 53

Todo por ti.

Rachel.

Con Harry asistimos al funeral de los caídos, la mafia vuelve y juega dejando un centenar de soldados caídos. A veces el problema esta en que lo vemos como algo pequeño sabiendo que es más grande que nosotros y que tarde o temprano te aplastara. 

—No quiero esto para ti —mi amigo toma mi mano.

—Lo entiendo y no te llevaré la contaría.

Bratt esta mirándome desde lejos, tenso y con el cejo fruncido, Meredith permanece a su lado al igual que Angela y los soldados de su tropa, el ambiente fúnebre deprime el día y ahora que las cosas estan así me gustaría tener una maquina del tiempo y devolver al día que me postule a la misión de Moscu «El error me va a pesar toda la vida»

La pelirroja no deja de mirar a Bratt con una sonrisa en el rostro, cada día esta más enamorada de su capitán y no la culpo . Bratt es el tipo de novio envidiable que le gusta a la mayoría; Fiel, atractivo, de buena familia. El tipo de hombre que te apoyara en la salud y en la enfermedad 

—¿En que piensas? —pregunta Harry. 

—En que debo tomar decisiones definitivas.

Aprieta mi hombro.

—Sabes que estaré para cualquier cosa que necesites —me dice. 

Asiento dándole un beso en la mejilla a modo de despedida, ya va siendo hora que mi familia y allegados sepan que debo partir. 

Thomspon me dejo como su remplazo, así que parto a su oficina con la tarea de revisar lo asuntos pendientes, la mesa esta llena de carpeta y no sé ni por donde empezar. Empiezo con el asunto Italiano, horas enfocadas en lo mismo porque últimamente no tengo nada que sirva. 

—Le luce estar en el puesto —hablan en la puerta. Es Ruth, la secretaria de los capitanes. Una cuarentona de melena canosa la cual siempre esta pendiente de todo— Le traje café. 

—Gracias — recibo la taza — La oficina es genial, sin embargo me es imposible no extrañar la sala de tenientes. 

—¿Se puede?—aparece Patrick— Pasaba rumbo a mi oficina y te vi desde el pasillo. 

Se ve pésimo, pero a mi me alegra verlo ya que tiene noticias de primera. 

—Sigue, por favor. 

—Los dejo solos — se aleja la secretaria.

Patrick toma asiento y yo espero a que la empleada cierre la puerta. 

—¿Esta bien? — pregunto cuando estamos solos— ¿Los médicos informaron algo? 

Estira el brazo alcanzando mi mano. 

—Ya salio del coma —avisa. 

Relajo los hombros, llevo horas queriendo escuchar esto. 

— El ministro lo someterá aun tratamiento reconstituyente en Hong Kong. 

Ya lo veía venir, no todos tenemos acceso a ese tipo debido a lo costoso que es, obviamente eso no es problema para alguien como Alex Morgan, el tratamiento cura hasta cuatro veces más rápido que un tratamiento normal, aunque es un arma de doble filo porque si la persona no tiene la fuerza necesaria para recibirlo puede quedar peor o con daños permanentes. Pero si funciona hace que cada libra valga la pena.

—¿Cuando se ira?

—Mañana a primera hora. Esta débil, la infección no ha salido de su cuerpo todavía.

—¿No es peligroso que lo trasladen así? 

—Si, pero el concejo insiste en su pronta recuperación —explica— Afirman que debe tomar el cargo de coronel lo antes posible, es quien conoce a los Mascherano y estan convencidos de que sera él quien los capture.

Mis esperanzas se terminan de ir a la mierda.

—Intente persuadir a Martha para que quitara la orden de alejamiento, pero no me hizo caso —se disculpa— Sé que querías verlo. 

—No importa, esta bien y eso es lo importante —contesto desanimada. 

—¿Como estas tu? Te vi muy mal cuando abandonaste el hospital.

—Bien, uno simples rasguños no son nada cuando estas acostumbrada a pelear con criminales.

Se ríe poniéndose de pie. 

—Me iré a descansar, llevo dos dias recostado en el sofá del hospital. Si se algo te aviso. 

—Vale. 

—Descansa.

Se va y me queda un vació en el centro del pecho, el anhelo de verlo surge con más fuerza y... Apoyo los codos en la mesa tratando de controlar los impulsos que demanda mi cerebro, últimamente no estoy siendo una persona razonable y me convenzo de ella cuando me entra el desespero por salir. 

Me levanto yéndome a mi alcoba, tengo que verlo así sea de lejos o me carcomerán las ganas y terminare peor de lo que estoy. Me cambio rápido, busco mi arma y llamo a Eliot para que me recoja a la salida. 

Me apresuro afuera con la capota de la sudadera en la cabeza y los hombres cierran la puerta del auto cuando estoy adentro.  

—Necesito ir al hospital militar —ordeno.

Eliot se pone al volante echándome una mirada por el espejo retrovisor.

—Tiene prohibida la entrada ahí, hay una foto suya en cada una de las entradas.

Considero la idea de pedirle los Alacranes a mi papá, llegara el día en que me cobre cada una de sus estupideces.

—Lo sé, pero tengo que ir. 

Sacuda la cabeza echando andar el auto, Eliot es prevenido y lo demuestra comunicándose con distintas colegas vigilando el que Antoni no pueda atacarnos. Tarda, pero me deja en la entrada de atrás del hospital. 

—Lo que te pediré no tiene nada que ver con nuestro contrato —explico— Pero necesito que me ayudes a entrar sin que los Lewis  se enteren. 

—¿A que área va exactamente?

—Lo determinare cuando este adentro.

Rueda los ojos saliendo del auto —Sabe que es una pésima idea, ¿Cierto?

—Obvio si. 

Señala la puerta de salida del personal.

— Es la única de entrada viable. Provocare una distracción, corra adentro y en la cuarta oficina de la izquierda lograra escabullirse sin que nadie lo note.

—Ok.

—Espere a mi señal —ordena— Tiene suerte de que halla estudiado los planos después que Antoni entro.

Dejamos el auto dos calles más adelante. Me escondo detrás de los arbustos mientras él se pasea por el perímetro, se acerca saludando a los guardias y sigue derecho desapareciendo en una de las esquinas, a los pocos minutos una nube de humo invade el lugar la pantalla de mi IPhone se ilumina con su nombre.

 Los guardias notan lo que sucede, abandonan el puesto apresurandose a atender incidente y aprovecho para correr al interior del edificio. Corro por pasillos oscuros hallando la puerta que mi escolta me indico, el pomo no cede cuando intento abrir y me veo obligada a usar la fuerza. 

Me cambio rápido eligiendo por encima lo que más se me ajusta y termino vestida con vestido blanco, gorro, tapabocas y enfermeras.  Necesito un pase de ingreso a la áreas restringidas, así que cuidadosamente entro al área de descanso, la mayoría de la gente esta dormida y veo un blanco fácil colgado en la bata de una doctora. 

Esta cerca de la maquina dispensadora disimuladamente me acerco a ella. Hay una pareja melosa hablando en voz baja justo al frente y les doy la espalda alcanzo el carnet. No puedo llevármelo completo así que desenrosco la parte baja donde va el nombre, la foto y la tarjeta de acceso.

Salgo rápido tomando un carro del pasillo, intentando ocultar mi rostro lo máximo posible llego, al décimo piso. Hay pocos pacientes, todo va a flor de piel hasta que me veo obligada a transitar por el área de visitantes, mi objetivo es cuidados intensivos y para llegar debo atravesar la sala de espera.

Organizo mis ideas asomándome en una de las esquinas, Marie, él ministro Sabrina y Joset están sentados en el gran sofá. Veo venir a Bratt a mi izquierda vestido de civil, tras el un grupo de paramédicos se abre paso arrastrando una camilla a toda velocidad, No pienso, suelto el carro y me uno a ellos en medio del afán agachando la cara para que no me reconozcan, nadie me pone atención. Todos están centrados en su paciente y siguen derecho dejándome en el pasillo del area medica. 

Hay una gran fila de puertas frente a mi y no hay tiempo de ponerme a revisar una por una. Si quiero salirme con la mía debo dejarme de preámbulos. Me voy a la central de enfermería, hay una sola persona a cargo; Un chico que estrella carpetas de mala gana. 

—¿Que tal todo compañero?— lo saludo con mi mejor sonrisa.

Levanta la mirada acomodándose los lentes. 

—¿Tu eres...?

—Rose— pienso rápido extendiéndole mi mano —Rose Veliath, soy nueva en el area.

— Ummm, no sabia que él remplazo de Verónica llegaría tan rápido.

—Si, no quería que las tareas se retrasaran.

A su izquierda reposa la lista de pacientes con numero de pacientes. 

—¿Como va el turno?

Hace una mueca de indiferencia revisando la planilla de su escritorio.— Date una vuelta por el piso, hay varios pacientes que necesitan su dosis de medicina.

—Yo me ocupo — me inclino por la lista de pacientes que hay sobre su mesa— Acabaré rápido y vendré hacerte compañía. 

— Como sea — vuelve a los suyo.

Reviso la lista buscando el nombre de Christopher «Habitación 1011» Aprieto el paso buscando la puerta y tomo aire antes de posar la mano en la perilla., abro con cuidado asegurándome de que no halla nadie. La luz esta tenue y lo único audible es el sonido de lo aparatos médicos. 

El corazón me pesa al verlo en la camilla, cierro la puerta a mi espalda asegurándome de no hacer ruido y una bola de sentimientos sube desde mi estómago hasta la garganta «Miedo, amor, frustración»

Las sabanas blancas lo tapan de la cintura para abajo, tiene el torso descubierto y la piel maltratada por el accidente, una venda le rodea las costillas, el brazo y parte de la clavícula. Tiene la respiración pesada y a leguas se nota que le cuesta respirar. 

Suelto a llorar tapándome la boca, mi amor por él se expande por cada célula de mi cuerpo y el corazón me late tan fuerte que temo a que pueda fallar en algún momento. No me queda duda de lo mucho que lo quiero y querré. Nunca imagine que en tan poco tiempo se convirtiera en algo tan importante para mí.

Acorto espacio pasando la mano por su rostro, esta ardiendo en fiebre y una capa de sudor le cubro la pie. Aun así, indefenso y convaleciente sigue siendo perfecto e incomparable. 

Me inclino a darle un beso con sabor a sal ¿Olvidarlo? No, eso es imposible, aún en mi vejez cuando ya no sepa ni como me llamo seguiré teniendo sus besos y caricias en mi memoria, porque en mi vivirá para siempre.

—Te amo —susurro— Y te echaré mucho de menos.

Se queja moviendo la cabeza. 

—Shhh —le aparto el cabello de la cara todavía tiene las marcas provocadas por nuestro en la fiesta. 

—Debes recuperarte, la FEMF te necesita. 

—Rachel —abre los ojos y aprieta mi mano— Nena...

— No hables —trato de calmarlo. 

—Escúchame...— intenta levantarse y el dolor no lo deja. 

— Estas delirando, no te muevas.

— Todo esta preparado para que parta mañana— se escuchan voces en el pasillo.

Me alejo del coronel y su mano recae en la camilla. 

—Espera... — intenta atraparme,  pero los ojos se le vuelven a cerrar. 

Hay murmullos y entre ellos sobresale la voz de Bratt. No me da tiempo de nada, la puerta se abre y la sombra de tres personas se ciernen sobre mi espalda. 

— Atención a todas las unidades— se oye en los altavoces— hay una sospechosa en el área diez, se esta presentado bajo él nombre de Rose Veliath. Alta de cabello negro con uniforme de enfermera.

«Suerte de mierda» ¡Joder!

— Enfermera — me llama él doctor. — Identifíquese por favor.

Aprieto los bordes del vestido asumiendo que de esta no me salva nadie. 

—¿Es sorda?— pregunta Sabrina —¡Dese la vuelta!

No abra explicación que valga para esto. Mis oídos captan la activación del arma de Bratt ¡Mil veces maldición!

—¡De frente!— me exige.

—Esta en la habitación 1011... Repito esta en la habitación 1...

Los megáfonos no terminan su mensaje las luces se apagan dejando todo a oscuras.

—¡Manos arriba! —exige Bratt.

Empuño mi arma, apunto y disparo a la pared sin darle tiempo de reaccionar, caen y  Bratt resguarda a Sabrina mientras emprendo la huida a la puerta. 

—¡Deténganla!— grita Bratt detrás de mi.

«Debiste quedarte en el piso»Tres médicos se me atraviesan , Bratt viene atras con arma en mano y  alzo la mía soltando un tiro que pone a todo el mundo de rodillas, a todos menos un medico que me enfrenta con valentía. 

—¡No más terroristas!— amenaza con un bisturí.

—No soy terrorista — le apunto — Apártese que puedo estar convirtiéndome en asesina si no se quita.

Bratt esta a pocos metros, disparo nuevamente obligando a que me ceda el paso y corro pasillo arriba saltando por encima de camillas carros y personas tendidas en el suelo, logro salir a la sala de espera y dos policías salen de la escalera principal, el más grande intenta atraparme lo esquivo y golpeo con mi arma, vuelve a levantarse y lo derribo con un rodillazo en el pecho provocando que su compañero retroceda asustado. 

—¡Necesitamos refuerzo! —habla a través del auricular devolviéndose por la escalera.

—¡Llamen al ministro!— gritan en la sala. 

Si la guardia del Alex Morgan llega estoy perdida. Mientras el policía huye escalera abajo tomo la salida de emergencia saltándome los escalones de dos en dos, me siguen y disparan gritándome que me detenga. Es Bratt.

«Devuelvete maldita sea» Solo me quedan dos pisos y el rayo de esperanza llega cuando piso el ultimo tramo de escalera, declaro mi victoria demasiado pronto ya que se lanza desde el segundo piso cayendo en cuclillas frente a mi, me resbalo cuando bajo el último escalón fracasando en el intento de devolverme ya que él me toma del cuello del vestido llevándome contra su pecho. 

—Que escurridiza— comenta con un tono de burla— Hay un juego que me encanta jugar cada que capturo a capturo a alguien — me pone de cara contra el piso— Consiste en adivinar los años de cárcel que puede llevarse el prisionero.

No quiero hacerle daño, pero ante las circunstancias no me puedo andar con contemplaciones. Con un brusco movimiento me volteo y sin dejarlo actuar le aplico una llave con los pies, cae al  piso y aprovecho para levantarme, vuelve a ponerse de pie empuñando su arma contra mi.

— Evita una bala en el cráneo —advierte. 

Con media vuelta pateo su mano obligandolo a soltar el arma, en ese mismo giro con mi otra pierna le doy en la cara, su sangre me salpica la cara, pero se recompone rápido lanzándome un puño con la mano cerrada que logro esquivar antes de que me llegue a la cara,

 Caigo en la doble maniobra cuando su pierna izquierda barre mis pies devolviendome al piso, forcejeo y se me viene encima tratando de quitarme el tapabocas, pero atrapo su mano antes de que llegue y su fuerza sobre pasa la mía poniéndome las manos sobre la cabeza. 

Cierro los ojos con fuerza dándome por vencida, pero afloja el agarre de un momento a otra cayendo a mi lado cuando Eliot aparece detrás con un extintor en la mano. 

—¡Lo mataste! —me le voy encima revisando sus signos. 

—Claro que no, solo esta inconsciente— saca una de las rejillas de ventilación—  Los policías están rodeando el area ¡Hay que irnos!

—¡Abajo todo el mundo!— gritan en el décimo piso.

Tomo el pulso d Bratt y efectivamente esta desmayado. 

—¡Deprisa! —Eliot me ofrece su mano. llevándome al conducto de ventilación. 

Entro tras él y le ayudo a medio poner la rejilla en su lugar, que no sepan por donde huimos nos dará tiempo de salir, el recorrido es largo y termina en un oscuro conducto con vista a un feo callejón. Eliot es el primero en caer en un montón de bolsas de basura.

—Estamos en la parte sur en el callejón que da a Winchester— hace una llamada.

En menos de un minuto un auto se estaciona en la esquina.

—¡Rápido!  —dice el hombre que lo conduce— La policial esta requisando a todo el mundo. 

Abordo el asiento trasero quitándome el gorro y el tapabocas «Estuvo demasiado cerca»

—Gracias — le agradezco a los escoltas. 

—¿Cuantos años de cárcel están dando por violentar las cámaras y luces de un hospital estatal?—pregunta Elliot. 

—De quince a veinte más o menos— responde su compañero

— Me pregunto, como ha sobrevivido sin escoltas tanto tiempo— comenta quitándose la basura de encima— Cada cinco minutos está metida en un lió diferente.

—Es un don.

— Su hada madrina tuvo que haberla odiado al momento de dárselo.

Me llevan devuelta a la central. Con toda la vergüenza del mundo me veo obligada a pedirle a mis dos hombres un pantalón y una chaqueta, entrar vestida de enfermera levantaría demasiadas sospechas. 

Obedecen, el chófer un tanto avergonzada por tener que quedarse en calzoncillos, es él más bajo y el menos fornido.

Les agradezco la ayuda, y trato que la entrada a la central sea lo más rápido posible, por suerte la mayoría de los guardias son viejos conocidos y de rangos inferiores ninguno se atreve a comentar ni decir nada sobre mi atuendo.

En definitiva mi intento de hacerme pasar por incógnita termino en fracaso. Me desvisto y me baño rápido re calculando todo lo que hice. Pude haber matada alguien, o me hubiesen podido matar a mi, lastime a Bratt y él poco me parte las costillas, arme un armagedon solo por ver a una persona con la que no tengo nada. 

Me siento en la cama acariciando mi anillo de compromiso, miro a mi izquierda y la foto de Bratt y yo juntos mete el dedo en la yaga. Tomo el marco repasando las facciones de su rostro. Los golpes me dolieron más a mi que a él, porque si por mí fuera lo metería en una caja de cristal para que nadie lo tocara. 

Han sido tantos momentos que logre poner en un pedestal que ahora.. Ahora no sé que se hizo todo eso y no lo reconozco, así como tampoco me reconozco yo. 

Alcanzo mi teléfono y busco su numero llevándome el móvil a la oreja. 

—Hola— contesta al otro lado de la linea.

—Bratt — trato de oírme firme —, necesito hablar contigo.

—¿Estas bien? —indaga preocupado. 

—Si, solo necesito hablarte prometo no quitarte mucho tiempo.

—Voy llegando a la central, espérame en mi habitación.

—Ok.

Busco las llaves de su puerta. Apenas tuvo una habitación para el solo lo primero que hizo fue darme una llave. 

Con una sonrisa en el rostro me dijo " Ya tenemos nido de amor personalizado" 

Todo esta perfectamente ordenado, tiene la cualidad de hacer que todo se vea pulcro e impecable. Recorro el sitio llenándome de valentía, conserva todos los detalles que le di;  Una caricatura nuestra, unos gemelos de plata, reloj, manillas, figuras de acción...

La misma foto de mi mesa reposa en la suya en un marco de cristal, bajo ella yace su libreta de notas. La tomo echándole un vistazo por encima, hay dibujos y garabatos de su firma, fragmentos de poemas y frases épicas, la mayoría con mi nombre o cualidad de mi rostro. 

Las lágrimas no se contienen hay un ensayos de su propuesta de matrimonio, hojas y hojas con distintas maneras de hacerme la propuesta, palabras como "Mi amor" "Mi vida" "Eres lo más hermoso que tengo" Todo es como si me atravesaran el pecho con un sable afilado. 

Estrecho el cuaderno contra mi pecho dándole rienda suelta a mi llanto, susurrando mil veces la frase; perdón por haberlo lastimado, engañado y sobre todo por haber destruido eso tan bello que teníamos.

—No las escribí para que te pusieras así— dice desde la puerta.

Suelto la libreta dejándola en su lugar y limpio mis lágrimas poniéndome de pie, esta recostado en el umbral con la chaqueta en la mano, tiene el labio roto y la ceja partida. Cierra la puerta tras él arrojando la chaqueta en la silla. 

—Estaba por visitarte cuando me llamaste.

—¿Que te paso?

—Un sospechoso...Sospechosa — se corrige—Entro a la habitación de Christopher e intente capturarla.

—¿Y?

—Me dio una paliza y se escapo. Lo bueno es que no pudo hacer mucho, llegamos antes de que lo matara.

—Lo siento, debe dolerte toda la cara.

Se posa frente a mi tomándome de los hombros. 

—No importa. Christopher ya salio del coma y será llevado a Hong Kong.

—Si, Patrick me comento algo al respecto.

—Lamento mi actitud de aquella noche.No quise hacerte sentir mal, es solo que... A veces siento que no eres la misma de antes, has cambiado y esa nueva tu se me esta robando a la mujer que tanto amo.

—Sigo siendo la misma Rachel.

—No — se aparta— Mi Rachel no se atrevería hacer lo que hiciste ese día en el hospital, haz cambiado demasiado e intentado convencerme de que ese cambio no se dio desde que me fui Alemania.

—Los problemas con tu familia estaban desde antes que te marcharas.

—No solo son lo problemas con mi familia. Desde que regrese eres totalmente diferente pareces estar en otro mundo, no me miras igual, te has vuelto fría y lloras todo el tiempo... Crees que limpiarte las lágrimas lavarte la cara y salir como si nada hubiese pasado tapa el hecho de que estuviste llorando en silencio, te conozco como la palma de mi mano y se cuando estas bien y cuando estas mal.

—Han pasado demasiadas cosas. Cosas que me han hecho ver todo de una forma diferente.

—Maduraste, esa es la palabra para tu definición, ya no ves las cosas de forma esplendorosa como antes — frota su cuello sentándose en el borde de su cama— Sé que he sido muy duro contigo últimamente, mi familia también.

—Las cosas no son igual.

—Lo sé, por eso decidí que lo mejor será que nos vayamos lejos. Mi madre ni Sabrina dejaran que nos casemos y prefiero alejarme por un tiempo, dejarlas que piensen...

La barbilla me tiembla, todo me esta doliendo; El cuerpo, el corazon...Absolutamente todo incluyéndolo a él.

—Si me hubieses echo esa propuesta meses antes cuando sentía que vivía y respiraba por ti la respuesta hubiese sido un rotundo si.

—¿Y ahora no lo es? 

—No, ahora es un rotundo no. Ellas son importantes para ti, aunque este a tu lado tu felicidad no estaría completa sin ellas, ese es uno de los motivos del no.

Se levanta tomando mi cara para que lo mire— Toda relación tiene crisis, y estas cosas suelen pasar antes de dar un gran paso como el que daremos, no tienes porque sentir miedo de hacerme feliz nos amamos...

—Esa es la otra parte del no — retrocedo— Que yo simplemente te quiero, y querer y amar son dos cosas muy diferentes y yo ya no te amo.

Se tambalea con mi respuesta. 

—Mientes.

—No —me quito el anillo de compromiso— Eres alguien importante en mi vida, y odio tener que hacer esto,  herirte como lo estoy haciendo, pero simplemente ya no siento lo mismo por ti, llevo meses luchando conmigo misma queriendo volver el tiempo atrás y quererte como siempre lo hice, pero simplemente no puedo, y no puedo dejar que pases el resto de tu vida al lado de quien no te merece.

Sujeta mi nuca apartando el cabello de la cara. 

—No, cariño son nervios de novia. Tu eres todo para mi y yo soy todo para ti.

Tomo sus manos poniendo distancia, reparo la mano que me toco el rostro un centenar de veces y deposito el anillo de compromiso en ella.  

—Te quiero, y te juro que esto me doliendo más a mi que a ti, pero no puedo seguir engañándote ni engañándome a mi fingiendo lo que no siento.

—Jamás te dejare ir lo sabes. Eres mi novia y siempre lo serás, nos pertenecemos uno al otro.

—Ya no, en una relación deben amarse los dos y ese no es nuestro caso —lo suelto—Perdóname, estaré pidiéndole al Dios que te de alguien que merezca todo eso hermoso que sabes dar...

Me encamino a la puerta.

—¡Espera!— intenta detenerme.

—¡No me detengas!— lo freno—¡No hagas que duela más, de lo que esta doliendo!

Corro a mi habitación y cierro desplomandome en el piso, abrazándome a mi misma mientras saco el desconsuelo que me abarca. 

La puerta se abre... Me volteo para rugirle a Bratt que se largue, pero no es él, es Luisa se arroja sobre mi abrazándome con fuerza.

—¡Termine todo Lou, lo he dejado herido y con el corazón roto!

—Lo supuse, desde la habitación de Simón te vi salir corriendo de la torre.

—No se merecía algo así...

—No, pero tampoco era justo que lo siguieras engañando, esta es la mejor decisión que has podido tomar. Llora y saca todo lo que esta doliendo, porque si no lo haces terminara matándote poco apoco. 

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