CAPITULO 51
Ministro Morgan.
Rachel.
Poco a poco vuelvo a recuperar la conciencia, el pecho me pesa y siento el aire pesado con cada exhalación.
—¡Tranquila! —pide la enfermera que esta al pie de la cama— No te alteres y respira despacio.
Observo mi alrededor, sigo en el hospital vestida con una bata para pacientes, me cuesta espabilarme y la aguja que tengo en el brazo me incomoda cada que lo muevo.
—¿Cómo te sientes? —pregunta el doctor que entra a revisarme los ojos— ¿Tienes mareo, sordera o algun pitido en los oídos?
—¿Cuánto llevo aquí?— saco los pies de la camilla —¿Y dónde esta mi ropa?
—Llegaste ayer por la mañana ya que tuviste un colapso nervioso y un ataque de asma provocado por la inhalación del monóxido de carbono.
Siento una punzada en la espina dorsal «No estaba soñando» todo lo que decían a mi alrededor era cierto, Luisa estuvo aquí al igual que .. Las manos me tiemblan. Antoni Mascherano vino y no fue una jodida pesadilla.
—¿Estas bien? — me pregunta la enfermera— Puedo ponerte más sedante si quieres.
El médico se acerca a tomarme los signos vitales.
—Te veo bien, puedo darte la boleta de salida si te parece —aclara— Pero si no te sientes capaz puedo dejarte un día más en observación.
—Quiero irme, necesito mi ropa y mi móvil —pido.
—Laura, ayudala con sus cosas— le ordena a la mujer, me entrega la boleta y se despide antes de marcharse.
La mujer desconecta el suero indicandome que puedo tomar una ducha antes de salir.
—Su amiga le trajo ropa esta mañana —saca mi bolso del armario— La dejare sola para que pueda cambiarse, si me necesita solo apriete el botón rojo que esta aun costado de la camilla.
Busco el Iphone en las cosas que me entrega.
—Ah — se detiene en la puerta —Hay un hombre en el pasillo que insiste en verla, llegó en la madrugada y no se ha querido ir.
—Que pase — le pido sin dudar.
—Enseguida señorita.
La puerta se cierra y vuelve abrirse dándole paso a mi escolta «Elliot» Se ve agotado, creo que esta peor que yo.
—Estuvo aquí— le suelto asustada — Y me amenazó, casi muero del susto...
—Lo sé — se pasea por la habitación — Entró por el área del personal médico estuve indagando manipularon las cámaras de seguridad.
—Esto se esta saliendo de control— me desespero —Su amenaza fue directa, hasta me puso un arma en la cabeza.
—¡Cálmese! — me toma de los hombros — Le ruego me perdone no haber estado aquí para evitar eso, desde que partió de la casa de su amigo perdí pista de su paradero, el guardia que la vigilaba no logro ver que auto abordo para ir a la central, estuvimos haciendo guardia a las afueras pero nunca salió por las puertas, sospeche de la toma del hospital central pero para cuando quise llegar ya todo estaba cerrado por la policía, no contestaba su móvil y me tomo horas averiguar a donde vino a parar.
—¿Cómo supiste que estaba aquí? —inquiero— ¿Como carajos se fue Antoni sin que la policía lo viera?
—Cinco camionetas se estuvieron paseando por la zona, eso despertó la sospecha entre mis hombres, tomaron medidas y llamaron a la policía la cual llegó al lugar donde estaban estacionados revisó los vehículos y todo estaba bien —explica— La policía se marchó pero los vehículos continuaron dando vueltas por el lugar, no se con exactitud en qué momento dejaron a Antoni en la entrada del lugar. La hora para las visitas había terminado un guardia me pidió que esperar en el piso de abajo en la sala de espera ya que no podía estar por los pasillos, todo fue demasiado rápido estaba en la sala sacando un café de la máquina cuando uno de los escoltas que montaba guardia afuera salió del ascensor agitado con su móvil en la mano con una foto de Jared Strowal y su hermana las mismas personas que estuvieron dando vueltas por su edificios semanas antes. Apenas vi la foto subí nuevamente tenía que ser cauteloso para no llamar la atención estaba armado y tengo que respetar su orden de no llamar la atención por parte de nadie.
Me llevo las manos a la cabeza «Estoy jodida»
—Nuestro enfrentamiento se dio a puertas cerrada, subió solo, pero también estaba armado dijo algo sobre que no, nos convenía causar escándalos si no queríamos que la FEMF se enterara de todo lo que estaba pasando —continua— Aclaró que no se la llevaria, que solo era una visita, y no era necesario que le apuntará. No baje el arma y de un momento a otro me atacaron por detrás quitándome la pistola.
—Va un paso adelante y si esto sigue asi terminare siendo su prisionera.
—Pasará, si sigue creyendo que puede con todo — me regaña — ese hombre no tiene límites. Entro aquí sin ser visto, sus hacker estan controlando todo y no me esta pidiendo opinión, pero por su bien es mejor que le avise a sus superiores.
—Dijo que no me llevaría, no por ahora —camino como león enjaulado— Evitaría todo lo que se avecina si lo mato primero.
—Lo esta menospreciando y con eso solo lo empeora todo —espeta— ¡La van a joder por testaruda!
—Necesito pensar, por el momento refuerza el anillo de seguridad con hombres preparados que
Bratt abre la puerta de golpe fijando los ojos en Elliot que esta frente a mí, pasa la vista por el escolta y luego por mí. Es obvio que no le gusta la escena viendome en bata con el cabello el alborotado y con apariencia de loca.
—¿Que haces levantada?— pregunta molesto. Tiene el uniforme de combate y esta lleno de mugre.
—Me preparaba para vestirme —aclaro.
—¿Quien es usted?— le pregunta a Elliot.
—Eliot Macguiver, señor — contesta el hombre — Soy de servicios administrativos, vine hacerles preguntas a la señorita James ya que nos interesa saber como le fue con la atención.
—Esto no es un hotel para andar con test de satisfacción— lo reprende — Ni ella esta en condiciones de responder nada. Así que le voy a pedir el favor de que se retire.
—Estoy bien Bratt, no es necesario ser grosero con el señor.
—Descuide señorita James, como lo dijo el señor no esta en condiciones de responder preguntas. Ya la contactare más adelante.
Se marcha.
—Deja que te lleve a casa — me pide mi novio —No quiero que tengas una recaída.
—Estoy bien y no quiero irme a casa en medio del caos que tenemos encima.
—Como quieras.
Se va hasta la ventana apoyando las manos en el vidrio, emocionalmente no sé ve bien y yo temo a preguntar por lo que tanto me agobia. La barbilla me tiembla de solo sopesarlo y sin querer ya estoy con los ojos llenos de lágrimas.
Tomo el bolso que me trajo Luisa yendome al baño ¿Y si murio? La mera suposición me comprime por dentro desbordando el llanto. Duele demasiado y me niego asimilar una noticia tan trágica.
Me toman de los hombros y levanto la cara al espejo encontrándome con los ojos de Bratt, los tiene empañados de lágrimas, apoya la frente en mi cabeza y por primera vez en nuestros cinco años de relación lo veo llorar como un niño pequeño. Sollozando y soltando todo lo que le aflige, me volteo para abrazarlo con ganas de decirle que lo entiendo, que yo también siento su tristeza. Me aferro a su torso queriendo aliviar el dolor que ambos estamos sintiendo y de la nada terminamos en el piso él aferrado a mí y yo a él.
—¿Se ha ido? — me veo cayendo en picada— ¿murió?
—No— contesta con un hilo de voz —Pero esta muy mal y los médicos dicen que solo un milagro puede salvarlo.
Vuelvo abrazarlo ocultando el alivio que provocan sus palabras «Si sigue vivo me aferrare hasta la más mínima esperanza»
—Es como mi hermano — me estrecha— Siempre hemos estado uno para el otro, pese a lo de Sabrina, a nuestras diferencias y la distancia nunca hemos dejado de contar uno con él otro. Pueda que no lo parezca que a lo largo del tiempo hayamos madurado y no se nos vea tan unidos, pero en el fondo somos los mismos chicos de seis años, él nos veía a su nana y a mi como su única familia y apoyo, y él para mi siempre ha sido más que un amigo, es esa persona que nunca me ha exigido más que una simple amistad.
—Se va poner bien — le doy un beso en la frente— Es una persona fuerte.
—Tengo miedo— susurra— Temo a no soportar el dolor que provocaría su partida.
—Eso no va a pasar —me opongo— Si sobrevivió es por que su tiempo aquí todavía no acabara todavía.
Me vuelve abrazar y procuro no llorar, en el fondo tengo más miedo que él.
—Necesito bañarme.
—No, necesitas guardar reposo — contesta con la cara hundida en mi cabello —Tuviste un ataque de asma, se supone que no tenias uno desde los diez años.
—Los médicos aclararon que en cualquier momento podrían repetirse —trato de tranquilizarlo— Solo necesito un baño y estaré bien.
— Deja que te lleve a casa.
—No, quiero estar aquí contigo, ya he dormido lo suficiente.
No puedo irme a mi casa con el peso de la angustia que hay sobre mis hombros, no podría siquiera cerrar los ojos sabiendo que Christopher esta al borde de la muerte y que mientras yo trato de relajarme, tal vez él esté soltando su último suspiro.
Vuelvo a ponerme de pie, la falta de alimentos sólidos me da mareo y es Bratt el que me sostiene cuando me tambaleo. Quiero que se vaya, pero se queda a mi espalda complicando el momento. Las cosas cambiaron, la Rachel de ahora no se siente cómoda fingiendo sentimientos y me cuesta desnudarme frente a él sabiendo que estoy pensando en otro.
—Déjame ayudarte — se ofrece soltando los botones de la bata y mi espalda percibe el calor que emana de su cuerpo cuando desliza la prenda hacia delante dejándome solamente con las bragas.
Me evalúa pasando sus manos por mis brazos deteniéndose en el inicio de mis hombros, se endereza de repente cambiando su peso de un pie a otro sin quitar los ojos de mi hombro izquierdo, miro de reojo que ha traído su atención y trago en seco al notar de que se trata un pequeño circulo violeta provocado por mi momento apasionado con Christhopher la única que dio besos salvajes no fui yo, posa su pulgar en el al tiempo que nuestras miradas vuelven a encontrarse. ¿Como carajos se explica algo así?
—¿Que dijo el medico de los rasguños y golpes de tu espalda?
Con tanta preocupación no le he puesto la mínima atención a mi cuerpo maltratado.
—Receto cremas — miento moviendo mis hombros incomoda— Son solo raspones, nada grave.
—Te dejo,para que puedas ducharte— se marcha.
Le coloco el pestillo a la puerta y vuelvo al espejo revisando el moretón, es demasiado evidente como para pasar desapercibido ¿como carajos se me ocurre cambiarme frente a él? Bratt es muy observador y es obvio que notaria algo así.
Me baño rápido mientras me centro y trato de calmarme. Tengo el mierdero encima, el caos en punto crítico y al mundo golpeandome tan fuerte que me esta haciendo doler la vida. Tomo una bocanada de aire serenandome un poco «No es momento para dramas» Quiero patalear como cuando era una pequeña, quiero meterme bajo las sábanas y dejar que el calor de mamá solucione todo, pero ya nada de eso enmienda el desconsuelo, la angustia y el pesar que te trae ser un adulto con fallas.
De niños tenemos el afán de crecer y no notamos que la prisa nos quema la mejor etapa de la vida, no notamos que la tranquilidad se nos escapa de las manos, que la felicidad se vuelve cada vez más efímera y que solo corremos a un callejón lleno de ansiedad, problemas, llantos y sueños fallidos.
Me visto, medio me recojo el cabello apresurandome afuera.
—Te formularon un inhalador el cual debes usar si se te presenta alguna crisis —la enfermera me entrega al medicamento.
—Gracias.
—Y debes dejar de fumar, no es bueno para tu asma — recoge su planilla — Trata de tomar todo con calma, un colapso como el que tuviste es provocado por un alto nivel de estrés, la próxima vez puede ser peor.
Cuidarme del estrés es algo que no esta en las consideraciones de mi cuerpo, últimamente paso de los niveles normales a los alfa nueve delta.
—Lo intentare —recojo todo—¿Puedo irme?
—Si, él capitán la espera en el décimo piso.
El hospital militar de Londres es un centro especializado y único para miembros de la rama judicial, tiene preferencia con los agentes de la FEMF y acoge a miembros de la DEA, interpol, FBI y de más. Básicamente es un edificio de quince piso equipado con implementos de última tecnología. Esta integrado por medicos, cubanos, holandeses, coreanos y australianos.
Paso por el lado de uno de mis escoltas quien lee un periódico al pie de la escalera de emergencia, Eliot me observa desde una de las sillas simulando teclear algo en su celular.
Tomo el ascensor al décimo piso. El aire de esta planta es un poco más privado es el area de cuidados intensivos para oficiales del sector cuatro en adelante y cuenta con una sala de espera con sofás, maquinas de cafe y grandes ventanales.
Todos los Lewis estan aquí incluyendo a las gemelas. Patrick, Alexandra y Simón estan en un rincón recostados en un gran sofá de cuero. Más adelante esta Brat con Sabrina llorando en sus brazo acompañados por Joset, Martha, Mia y Zoe. No es buen momento para interrumpir el momento familiar, así que me voy al lado de Alexandra, Patrick y Simon que esta dormido.
El general tambien esta y es el que más mala cara tiene.
—Hola — me saluda Alexandra sacando la cara del cuello de su esposo.
—¿Cómo te sientes? —me pregunta Patrick. Se ve afligido con los ojos rojos, barba de dos días y el uniforme manchado de sangre.
—Mejor, ¿Como esta él?
Baja la cara pasándose las manos por el cabello.
—Está en coma, el impacto de la explosión le fracturó dos costillas y uno de los huesos casi le rompe el pulmón, en pocas palabras se estaba ahogando con su propia sangre, el brazo izquierdo tambien esta lesionado y... —se calla antes de tomar aire— Dejó de respirar, su corazon dejo de latir y ... Si no fuera por Bratt estaría muerto.
La simple mención de la palabra me detiene el corazón.
—No hay garantías de que sobreviva— explica—Tendremos suerte si logra despertar, no sabemos qué daños cerebrales ha provocado la onda explosiva lo más probables es que quede postrado en esa cama de por vida.
—No digas eso, amor — lo tranquiliza su esposa —Es una persona fuerte, se pondrá bien.
La garganta se me seca, el aspecto de Patrick dice todo sobre la situacion y la ola de sentimentalismo quiere llevarme por delante.
—Tranquilízate — me pide Alexandra— No puedes alterarte después de la crisis que tuviste.
—No pasa nada... — me pongo de pie—Iré por un poco de agua.
Cruzo la sala en busca del dispensador que esta al lado de la barra, todos tienen caras largas y la mayoría luce como si esperaran la peor de las noticias.
—Ya pasaron dos horas y no tenemos noticias — el general se pone en pie dirigiéndose a uno de los médicos que sale del pasillo —Es un coronel, ya era para que estuviera fuera de peligro.
Todos se levantan expectantes cuando el médico encara al general.
—Le ruego un poco de respeto, general — le exige el hombre con acento cubano —Agradezca que esta respirando, en las condiciones que llego es un milagro decir que esta vivo.
—Es su trabajo sacarlo del coma.
—No saldrá del coma por ahora, su cuerpo esta luchando contra la infección provocada por la esquirla. Duro horas con esa cosa enterrada en sus costillas, no tengo respuestas alentadoras y como ya les fue informado antes, es mejor que se preparen para lo peor, por muy buenos especialistas que tengamos no podemos prometer que le salvaremos la vida.
Los diagnósticos son cuchillos lanzados al aire, me vuelvo hacia la pared reprimiendo las ganas de romper en llanto y me abrazo a mi misma comprimiendo todo.
—¡Tiene que salvarlo! —grita Sabrina—¡Si, llega a morir aténgase a que no volverá a ejercer su profesión jamás, haré que..!
—¡No es momento para amenazas, Sabrina!— interviene Bratt.
—General —llega uno de los alférez— El ministro Morgan esta aquí.
Un grupo de hombres se toma la sala, visten uniforme negro, con lentes, ametralladoras y chalecos antibalas. Entran cerrando puertas e impidiendole el paso a todo el mundo.
Patrick sacude a Simón para que se despierte y los soldados que acompañan al general se posan en línea recta con sus armas sobre el pecho. Me limpio las lágrimas, me acomodo el cabello y enderezo la espalda haciendo el acopio al reglamento
La cara del general es de angustia es angustia total, es consciente de las consecuencia de todo ya que una mala orden tiene al hijo del máximo jerarca al borde de la muerte y por lo que he oído; Alex Morgan no le deja pasar nada a nadie.
Abren las puertas del ascensor dándole paso a dos hombres con traje corbata y cabezas rapadas, avanzan con paso firme a través del pasillo abriéndole paso al grupo de personas que protegen .
Para ser ministro de la FEMF se deben tener ciertos requisitos: Un gran numero de medallas y batallas ganadas, una conducta intachable en su carrera como soldado, se debe ser estratega por naturaleza, quien asuma el cargo debe inspirar disciplina orden y autoridad, ninguno de esos requisitos le queda grande a Alex Morgan. Su porte es un claro reflejo de todo lo exigido, con la misma estatura y rasgos faciales de su hijo, su cabello negro refleja algunas canas, eso no quita la gran similitud que tienen los mismos ojos, nariz y boca, la misma forma de erguirse al caminar derechos y con el mentón en alto como si fueran a devorarse el mundo- Christhopher es como una fotografía de él más joven.
Lo acompaña una mujer alta, de ojos negros y cabello castaño, tiene la nariz y mejillas rojas por el llanto.
Los de la FEMF se posan firmes ante él y su acompañante lo mira con los ojos empañados de lágrimas sin soltarle el brazo. En lo muy recóndito de mi mente aparecen ellos dos junto a mis padres, riendo sentados en el jardín de nuestra casa en Phoenix, y en ese mismo rincón también hay un distorsionado recuerdo de ella llorando desconsoladamente en la habitación de mi madre, ambas abrazadas sentadas sobre su cama, siendo interrumpidas por el llanto de bebé de Sam.
Pasos atrás viene una mujer de edad y cabello canoso «Marie, la nana de Christopher» Finjo necesitar algo en la barra cuidando que no me reconozca.
—¿Dónde esta mi hijo?— pregunta el ministro.
—En cuidados intensivos, señor— responde el médico— El especialistas esta con él.
—Quiero verlo — aparta a los hombres que lo escoltan.
—No es posible, señor esta...
—¡Será posible! — levanta la voz— Soy su padre y nadie me dira lo que debo hacer y lo que no,
—Es él ministro de la FEMF— añade el general —Sabe muy bien que no puede negarle nada.
El médico asiente de mala gana.
—Como ordene, señor— contesta el doctor— Venga conmigo, debe prepararse primero.
—También quiero verlo — habla la mujer que acompaña el ministro.
—Solo puede entrar una sola persona .
—Es su madre y tambien lo vera —impone.
El doctor no responde, simplemente le da la espalda y deja que lo sigan mientras el grupo de escoltas lo acompañan hasta la entrada del área restringida.
Sollozos femeninos se oyen a mi espalda y sigo sin querer voltear.
—¡Bratt, Patrick!— llora Marie— Díganme que saldrá bien de todo esto, que nada malo le pasara.
—Tenemos fe de que así sera — responde Patrick— debes calmarte, puede ser malo para tu salud.
—No puedo tranquilizarme sabiendo que mi niño esta debatiéndose entre la vida y la muerte— vuelve a sollozar.
—Calma — le pide Bratt ahogando su llanto contra su pecho— Debemos ser positivos y darles fuerzas desde aquí.
Me reconocerá cuando me vea, no tengo opción de salir por ningún lado, la guardia de Alex Morgan esta en cada una de las salidas haciendo preguntas a todo el que sale y entra, es imposible irse sin llamar la atención. Me voy al ventanal fingiendo ser invisible.
Se sientan «puedo verlos a través del vidrio» Bratt le da un breve resumen de todo lo que pasó acurrucandola contra su pecho, acariciando su cabello mientras ella llora recordando lo mucho que teme perder a su hijo.
El mismo miedo que tenemos todos, estoy tratando de aferrarme a esa luz de esperanza que cada vez tiende a verse más lejos, recuesto la cabeza contra el frío vidrio dejando que las horas pasen, observando como las últimas hojas del otoño caen avisando que el frío invierno no tardará en llegar.
—Cariño— me llama la voz de Bratt —Tráele un café a Marie por favor, se siente algo cansada.
No me muevo, ella sabe quien soy, algo me dice que es ese tipo de mujer que nunca olvida una cara.
—Yo lo traigo — se levanta Patrick encaminandose a la máquina y no sabe cuánto le agradezco el gesto.
Le traen la bebida y la mujer en vez de relajarse se levanta en busca de un acercamiento.
—¿Ella es tu prometida?— pregunta Marie — No me la has presentado, desde que Christopher me contó que te casarías he tenido la curiosidad de conocerla.
Bratt la sigue.
—Acabemos con la curiosidad —le apoya la mano en la espalda incitandola a que se acerque y me niego a darle la cara. No quiero lidiar con mi maldito karma ahora.
Momentos como este te hacen desear ser gatubela para poder salir huyendo por la ventana.
—Cariño ella es Marie Lancaster— la presenta Bratt— ¿Cariño? ¿Estas bien?
Vale mierda todo, no me queda más que hacerle frente. Me volteo dándole la cara y...
— Marie ella es...— continua Bratt, pero no termina ya que la mujer se pone peor de lo que estaba soltando la bebida que sostenía, abre los ojos llevándose la mano a la boca y Patrick debe sujetarla por detrás para que no se caiga.
—¡Rachel!— exclama la mujer—¿Es ella tu prometida?
La atención de los Lewis y los pocos asistente se centra en nosotros.
—Si. No sabía que la conocías, nana.
Las mentiras siempre tienen puntos culminantes como este y de vez en cuando hay que hacerle frente a la realidad y a mí ya no me queda más alternativa que aceptar el peso de mis errores.
—Esos vasos de las maquinas son un asco— interviene Patrick colocando su mano en la espalda de la mujer — Llamemos al personal de aseo, para que limpie este desastre.
—¿De donde se conocen? — pregunta Bratt con el cejo fruncido.
No tengo la suficiente inteligencia para inventar excusas ni mentiras con la cara de Marie mirándome como si fuera alguna asesina en serie. A su espalda Sabrina sale de los brazos de su madre acercándose despacio.
—¿De dónde la conoces, Rachel? —indaga—No recuerdo haber visto a Marie por la central en los últimos meses.
Bratt me mira en busca de una respuesta.
—Nos conocimos en la oficina de Christopher — responde Marie sin dejar de mirarme — Un...Un día fui a dejarles documentos importantes a mi hijo y tu no estabas Sabrina, por eso no me viste.
—¿Por qué tanto asombro? —insiste la rubia.
—Chris no me comentó que ella era la prometida de Bratt.
—Debió ser porque nos comprometimos hace poco, pero llevamos cinco años de relación.
—Ya veo.
Alex y su ex esposa vuelven a la sala, ella sollozando arrojándose a los brazos de Marie. Aun traen las batas azules dadas por el personal medico, él tiene cara de querer matar alguien se quita el tapabocas con brusquedad yéndose donde el general.
—Por tu bien ruégale a Dios que salga bien de todo esto — lo amenaza — Porque si algo le pasa a mi hijo, ve despidiéndote de tu cargo y carrera.
—¿Como esta? — pregunta Sabrina desesperada — ¿Seré la siguiente en verlo?
—No, nadie podrá verlo hasta que los médicos no lo dispongan —impone el ministro.
—Pero soy su esposa, he escuchado que en ese estado hablarles es una excelente terapia, escuchar la voz de lo que quieren ayuda ha que vuelvan en si.
—No.
—Pero tengo el derecho como Sabrina de Morgan...
—¡Dije que no!— alza la voz— No porque te este negando tus derechos como esposa, si no porque estoy seguro de que la ultima voz que quisiera escuchar Christhopher seria la tuya.
—¡Alex! — lo regaña Marie—No es momento para discusiones.
Se va hasta el ultimo sofá dándole la espalda a todo el mundo. Denota autoridad por donde se le mire y su ex esposa es la única que se atreve acercarse.
Las horas pasan y las gemelas se despiden junto con Alexandra, Marie no deja de mirarme y Sabrina cuando no esta llorando se la pasa chucheando con su madre.
Cansada me dejo caer de nuevo en el sofá, el estrés esta recayendo otra vez y tal cosa me pone la respiración pesada y con el asma cada exhalación duele. Los pensamientos se repiten y las necesidad de verlo surge perpetuándose en mi cerebro .
La noche llega y el medico vuelve llamando al ministro en privado y este no vuelve con buena cara, habla con su ex esposa y esta rompe en llanto al igual que Marie.
Luisa entra saludando a su novio que hace fila frente a la mesa de café, se dan un beso en la boca y se viene a mi lado dejando caer la mochila a mis pies.
—¿Cómo te sientes? — me abraza.
—Mal, todo va de mal en peor.
—Calma cariño— me besa la frente—Todo es más oscuro cuando esta por amanecer, debemos ser positivos y confiar de que todo va salir bien.
Asiento abrazándola nuevamente.
—Les traje comida —abre la maleta— Laila y Brenda ayudaron a preparar sándwich para todos.
—No tengo hambre.
—Rachel, te ves fatal y tienes que comer...
Sacudo la cabeza.
—No deberías estar aqui, tu lugar es en casa descansando —insiste— El estrés trae consecuencias si no se le pone atención.
—Lou tiene razón — la apoya Patrick — Ve a casa, te estaremos avisando de cualquier novedad.
—¿Qué hace ella aquí? — pregunta Sabrina con su madre respaldándola—¿Tienes el descaro de venir después de lo que me hiciste? ¿No conoces la palabra vergüenza?
—No vine a verte a ti, vine por el coronel — responde mi amiga sacando los sándwich —No te creas el ombligo del mundo, rubiesita.
—¡Lárgate! — le exige Martha— O me veré obligada a llamar a los de seguridad.
—Nadie va llamar a seguridad — se levanta Patrick— No esta pasando nada, mantengamos la calma y comamos en paz.
—¡Sabrina, mamá! — las llama Bratt.
—Gracias por la comida — recibe Patrick el sándwich cuando se van.
Come en silencio junto a Simón mientras yo recuesto la cabeza en las piernas de mi amiga. Cierro los ojos y trato de desconectarme, de apaciguar el caos que desata todo esto. Me quedo dormida no sé por cuanto tiempo,pero para cuando despierto tengo a Bratt frente a mí,
— Ven conmigo, por favor —me ofrece la mano para que me levante.
Me incorporo, ya es media noche y mi novio me guía al balcón del hospital. En el trayecto no veo a Marie ni a la madre del coronel.
—Luisa debe irse. — me dice Bratt cuando estamos solos —Díselo de forma sutil, no quiero que Simón se ofenda ni se moleste.
—No esta haciendo nada malo, solo vino acompañarme.
—Abofeteo a Sabrina, comportándose como una salvaje sin educación.
—La golpeo porque Sabrina la provoco —defiendo a mi amiga.
—No la quiero aquí, esta siendo el factor de cambio de todo tu comportamiento.
—No tengo diez años, como para tener factores de cambio en mi comportamiento.
—Peleas por todo, no me haces caso, les faltas el respeto a todo el mundo... Hasta volviste a fumar el medico me lo confirmo esta tarde.
—Luisa no tiene nada que ver con eso.
—¡Si la tiene, crees que puedes pasar por encima de todo el mundo cuando estas con ella! —me da la espalda empuñando las manos— Ve acostumbrándote a tenerla lejos. El que se aleje de ti es una de las condiciones que ha puesto mi madre para aceptarte como mi esposa.
No me lo creo, no me cabe en la cabeza lo que acaba de decir.
—¿Condiciones?
—Si condiciones, Rachel, no quiero profundizar en el tema, no me siento bien han sido unos días pésimos, mi mejor amigo esta al borde de la muerte sin mostrar alguna mejoría, tengo una batalla campal con mi madre y hermana por nuestro compromiso, estoy cansado desesperado y con ganas de arrojarmele a un tren, así que te voy a pedir el favor de que no me pongas las cosas más difíciles.
—¿Que condiciones te han colocado?
—Lo hablaremos después.
—No — le apunto con el dedo— Lo hablaremos ahora. Si andan poniendo condiciones al menos debo saber cuales son.
—No es necesario saberlas por que vamos a cumplirla sin protestar. Una relación es de sacrificios y si me amas harás lo que tengas que hacer. Por ahora vete haciendo a la idea de que viviremos en Harg gard en la mansión de mis padres, que tus amigas, bailes y noches de fiesta y licor se irán ,y que tu enemistad con Sabrina tiene que desaparecer.
Lo tomo del brazo evitando que se marche, yo tengo mucho que decir todavía.
—La conversación termino —se suelta —Y haz lo que te digo, no quiero más problemas por esta noche.
Desaparece en el pasillo que lleva a los baños dejándome con las orejas calientes presa de la ira «¿Condiciones?» En pocas palabras me estan poniendo en el papel de la esposa sumisa y obediente, a mi que tengo una carrera militar, que soy una mujer independiente capaz de valerse por si sola ¿Este es mi proyecto de vida? ¿Ser la nuera sumisa de una arpía con dos cabezas?
—Díselo en voz alta — me sonríe Sabrina cuando salgo— Quiero ver la cara que pone cuando la eches.
Me abro paso por un lado, esta vez se han pasado todo un continente.
—Te enviaremos las condiciones por escrito, quiero que las tengas claras al momento del matrimonio.
—Si— volteo a verla— escribelas en una hoja blanca con letra clara, legible y con buena redacción.
—Colocare hasta el más mínimo detalle querida— contesta en tono de burla
—Después de hecha sácale una copia y doblalas de forma cilíndrica, luego ve con ella a la cama acuéstate sobre tu espalda flexiona las piernas e introduce la jodida hoja con condiciones por el orificio más estrecho que encuentres.
El calor se le sube a las mejillas.
—Y dile a tu madre que haga lo mismo con su copia, puedo escribirles el paso a paso si quieren.
—¡No sueñes con boda, perra infeliz! —me encara— ¡Tu relación tiene los dias contado!
—¡Me importa una reverenda mierda! —espeto rabiosa— ¡Andate con tus dramas a otro lado que ya me tienes harta!
—Arribista igualada, manipulas a mi hermano...
—No hablemos de igualadas —inquiero— Ni de arribistas porque hay una gran diferencia entre tu y yo. Bratt fue quien me pidió matrimonio y yo no he tenido la necesidad de inventar embarazos falsos con la ayuda de mi mami para que un hombre me quiera...
Levanta la mano abofeteándome con rabia, resoplando como toro en faena y el ardor en mi mejilla es el detonador de toda la ira comprimida y no me contengo, le devuelvo el golpe con más fuerza arrojándola al piso y todo pasa demasiado rápido, de un momento a otro me toman del cabello tirándome al piso en medio de arañazos.
—No se te ocurra volver a poner un dedo encima de mi hija — me ruge Martha aruñandome el cuello y la cara.
Hay gritos por todos lados y mientras trato de quitarme a la mujer de encima Sabrina me toma del cabello tirando y tirando poniendome arder el cráneo mientras su madre me clava la rodilla en el torax. Logro sacarmela, pero no me suelta, me clava los dientes en el brazo dejando que su hija se me suba encima.
—¡Suéltame! —Luisa lucha porque la suelten, pero Simon no la deja y me veo tan encerrada que le lanzo un cabezazo a Sabrina el cual le revienta la nariz. Martha se pone peor y es Bratt quien me la quita de encima.
—¡Perra!— me grita su madre.
—¡Martha, déjala ya ! —exclama Joset.
—¡Le ha pegado a mi hija! — grita a todo pulmón.
Sabrina sigue luchando conmigo en el piso.
—¡Basta!— se interpone el ministro— ¡Esto no es un ring de pelea!
—¡Suéltala Sabrina! —Bratt toma a Sabrina mirándome con horror al ver la sangre que le empapa la cara de su hermana.
Pruebo el sabor a hierro de mi propia sangre, me partieron el labio y el cuello me arde por los arañazos.
Escupe a un lado señalándome con el dedo.
—¡Te matare!
Me levanto, hay una ronda a mi alderredor, Simon no suelta a Luisa y la atención de médicos, enfermeras y personal esta sobre mí «¿Hasta donde ha llegado esto? ¿Que tan bajo he caído?»
—¡Que se vaya!— espeta Martha—¡Me ha faltado el respeto, Bratt! ¡Llama a seguridad para que se la lleve!
Muestra los arañazos.
—¡Debe ser expulsada de la FEMF por haber agredido a la hija y a la esposa de un superior!
Mira al ministro buscando apoyo. Limpio la sangre que me emana del labio posandome frente a mi novio.
—No abran condiciones Bratt. ni ...
—Vete— me corta bajando la cara para que no lo mire —Márchate, antes de que llame al personal de seguridad. ¡Te pasaste esta vez, le faltaste el respeto a mi madre!
—¡No es necesario! — acomodo mi blusa— No tengo ninguna intención de quedarme aquí.
—No vuelvas a poner un pie aquí, ni en la central... — sigue gritando Martha.
Patrick se acerca con mis cosas.
—Las llevare a casa — propone.
—Tenemos el auto— Luisa me toma del brazo— Yo me encargare de mi amiga.
—¡Alex, dale de baja de una vez tienes la autoridad para hacerlo! —sigue exigiendo Martha.
—¡Cayese vieja perra! —exclama— ¡Nos marchamos ya, párele a las exigencias!
—Luisa— se interpone Simón.
—¡Ellas la agredieron primero, lo único que hizo fue defenderse!
—¡Mentirosa! — le ruge—¡Son unas putas mentirosas!
El ministro se atraviesa mandando a callar a todo el mundo. Fija su mirada de hielo en mi y siento que me encojo.
—Nombre, escuadra y rango, soldado —pide dando un paso al frente.
Adiós a mi prospera carrera. Saco la placa de mi bolsillo poniéndome firme, cumpliendo el código que se usa al hablarle alguien de un rango tan mayor.
—Soy la teniente Rachel James Michels , señor, de la escuadra alpha J089.
Se planta frente a mi, debo alzar la cara para poder mirarle a los ojos, algo se me mueve dentro , su parecido con Christhopher es impresionante.
Parece que fuera a matar alguien y lo entiendo, esta pasando por un momento dificil, como para estar lidiando con líos familiares que no le corresponden. Me detalla por largos segundos y poco a poco su cara se va suavizando.
—Ya me sospechaba que eras la hijas de Rick, — dice— Tienes los mismos ojos que tu madre.
—Siento haber perturbado su tranquilidad señor, y asumo mi expulsión sin alegar nada en mi defensa.
—Eres la ultima persona que expulsaría de la FEMF— susurra— Rick me mataría.
No sé que decir, papá habla mucho de su amistad con él, pero Alex Morgan no tiene pinta de presumir amistades.
—Ve a casa y preséntate mañana a primera hora con tu capitán —ordena— Hay actividades que deben adelantarse lo antes posible.
—¡No! — vuelve a meterse Martha— Debe ser expulsada...
—¿Quien te crees tu para dar ordenes aquí?— Martha calla de golpe— El ministro soy yo y aquí se hace lo que yo digo.
—¡Pero.. !
— Si no lo entiendes te lo explico — la encara —Soy la mayor autoridad aquí, por encima de tu hijo y esposo y es la ultima vez que le impones decisiones al mayor jerarca de la FEMF.
—Soy tu nuera, Alex — reclama Sabrina— Haz respetar mi posición.
Rueda sus ojos yendo donde Bratt.
—Te has convertido un imbécil— palmea su cuello —Se supone que tu apellido es sinónimo de decencia y caballerosidad, dejar que golpearan a tu novia y luego echarla como si tuviera la culpa, no dice nada bueno de ti.
Lo deja sin palabras y por mi parte le dedico una ultima mirada antes de irme.
—Vamos a casa — me dice Luisa.
Dejo que me guié hasta el ascensor. Salimos del hospital directo al estacionamiento abordo mi auto y dejo que ella conduzca, no dice nada en el camino mantiene la vista fija al frente mientras veo como las luces de los edificios pasan por mi ventana. Me conoce tanto como para saber que en momentos así prefiero guardar silencio y comprimir todo lo que me esta lastimando.
Todo esta jodido con Bratt, con Chirstopher y con Antoni deje que la bola de nieve se creciera hasta el punto de volverse gigante, ahora viene hacia mi trayendo angustia, miedo, dolor y un corazón roto. Mi única opción es hacerle frente y prepararme para recibir el impacto.
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