CAPÍTULO 31
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Rachel.
Creación e Impacto.
Londres, 1 de junio del 2017.
" Clan Mascherano lanza golpe brutal al ejército de la FEMF"
La organización está de luto, el pasado once de septiembre uno de los escuadrones más importantes de la FEMF fue brutalmente masacrado en manos del clan Mascherano y el grupo insurgente Halcones negro.
La mañana del lunes se vio manchada de sangre cuando un grupo de cincuenta personas bombardearon el hotel donde estaban hospedados el capitán Mike Dimitri y su tropa conformada por veinte soldados en la ciudad de Sidón.
No cabe duda de que este golpe ha desestabilizado la perfecta estructura del joven coronel, quien aún no ha querido dar declaraciones. El consejo y las autoridades que lo rigen dicen estar tranquilos. Han llegado a mencionar que sucesos como estos pasan todo el tiempo cuando se trata de criminales tan poderosos...
Dejo la noticia a la mitad. El comando está de luto y las banderas negras hondean en el aire en memoria de las camaradas que perdimos.
El general recibió la noticia mientras se desarrollaba la captura en el puente Tower, los minutos de vuelta a la central fueron angustiantes «Pensé que era Bratt»
Christopher y el general viajaron a Sidón. Están allí hace cuatro días en tanto nosotros estamos trazando el contraataque.
—¿Sigues preocupada por Bratt? —pregunta Harry frente a mi escritorio.
—Si —suelto el aire que tengo estancado— Todavía sigue incomunicado.
—Dará un golpe, su silencio es normal —Harry intenta darme ánimo— Lewis es uno de los mejores capitanes de aquí, no se deja coger los huevos así porque si.
Miro el móvil repasando el historial de llamadas, si tan solo hubiese contestado no estaría tan mal ahora. Si hubiese escuchado su voz aunque sea un segundo, no tendría el peso que tanto me carcome.
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Tres días después.
Sigo sin tener noticias de Bratt, la teoría que brindan los superiores es que la tardanza de su reporte se debe a que los Halcones están a la defensiva después del ataque que lanzaron.
De Christopher y el general tampoco se tienen muchas novedades, solo se sabe que siguen en Sidón adelantando la investigación que llevan por su propia cuenta.
Recojo la bandeja con comida subiendo a la segunda planta del comedor. Sabrina Lewis está en una de las mesas y prefiero ignorarla siguiendo de largo cuando voltea a ver con quién diablos me voy a sentar.
Brenda está con Harry y Luisa. Tomo asiento y a los pocos segundos Scott llega con Irina. Echo un vistazo hacia la primera planta, Laurens parece estar buscando a alguien mientras todos los soldados la tropiezan-
—¿Por qué dejaste a tu novia sola? —indaga Harry clavándole la mirada a Scott.
—¿A cuál de todas te refieres? —contesta tajante.
Luisa achina los ojos empuñando el tenedor que sostiene.
—La secretaria de Morgan —empieza Harry— Todos te hemos visto, así que no lo niegues.
—Esa inocente criatura no merece ni que la pasee.
La última conversación con Laurens me hace eco en la cabeza.
—¿No son pareja? —insiste Harry— Entonces explícame por qué te la abejorreas en las cámaras de armamento.
Levanta la cara con el cólera encima mientras Irina suprime la risa inclinándose su bebida.
Los conozco, están en una de las parodias que tanto acostumbran a montar, sus apuestas e idioteces eran el pan de cada día cuando estábamos en la academia.
—Deja a la chica en paz —lo amenaza Luisa— Tienes muchas zorras con las que puedes disfrutar, como para que te pongas a jugar con una persona inexperta que hasta ahora se está mostrando al mundo.
—¡No estoy jugando con nadie! —replica— Ella es la que no se me despega.
—Porque le estás dando alas con falsas ilusiones —interviene Brenda— Nadie te sigue así por que sí.
—¿Y qué son todos ahora? —inquiere molesto— ¿Feministas defensoras?
—Cariño —Irina le palmea la espalda— Confiesa que el pato feo se enamoró de ti y ahora no puedes quitártelo de encima.
—¡Cállate Irina! —la regaña.
—Dejen que le rompa el coño y ya está, que buena falta le hace —sigue Vargas
—Das asco Scott —lo señala Luisa con el cuchillo— No la jodas, si quieres mantener tu polla intacta...
—¡¿Qué?!— se levanta furioso— ¡No tienes ningún derecho a reclamar ni a señalarme, te recuerdo que vas a casarte y mis asuntos no son tu problema!
—¡No te estoy reclamando! —se alza Luisa— Por mi haz con tu pito lo que se te dé la gana, pero hablo por ella, porque no merece ser víctima de tu desfachatez.
Siento a Luisa cuando Laurens llega con cara de horror.
—No me jodas y ocúpate de tu patética boda que yo no me ando metiendo con el pelmazo que tienes como novio —estrella la servilleta antes de largarse.
Irina suelta una carcajada cuando Laurens lo sigue a trompicones.
—¿Cuál es el chiste? —pregunto.
—¿Acaso no lo ves? —señala a Laurens— Scott, el gigoló que nada se le escapa, está furioso porque le frustra no poder desvirgar a la fofa.
—¡Vete! —le pido—No sé quién es peor, tú o él.
La sonrisa se le borra cuando todos coinciden conmigo.
—¿En serio? —mira a Brenda y a Harry en busca de apoyo— ¿Me echan por una aparecida que apenas conocen?
—No es una aparecida Irina, es un ser humano que merece respeto —se queja Harry— La convertiste en el payaso del comando...
—Es solo para divertirnos un rato, están tomando una actitud exagerada.
—Solo te diviertes tú y Scott—replica mi amigo— No estamos en la academia ni somos críos, somos adultos que estamos trabajando en asuntos serios. La etapa de las bromas con bullying ya pasó y no pretendas que toleremos la humillación de una persona inocente solo porque a ti te divierte.
Sacude la cabeza pasando la mirada por todos.
—El comité de los perfectos me regaña e insulta después de hacerme a un lado como si tuviera alguna enfermedad contagiosa.
—Eso no es cierto —interviene Brenda.
—Si es cierto —se levanta— No me hablan, me evitan. Ni siquiera me incluyen en sus planes —alega— Sobre todo tu Rachel, desde que llegaste de Phoenix me has volteado la cara actuando como si me odiaras. Cambiaste y no sé qué fue lo que te hice.
Yo no cambié, cambió mi vida, ya que pasó de momentos soñados a fragmentos de varias pesadillas.
—Se te olvidó que soy tu amiga al igual que Brenda y Laila —continúa— Ninguna se molestó en incluirme en los planes de la boda. Planes con los que todas soñábamos y ahora hace más parte la esposa del capitán Linguini.
—Irina lamento... —Luisa intenta disculparse, pero no la deja terminar.
—Solo déjenlo —se marcha— No vaya a hacer que mis bromas rompan sus estúpidos delirios de perfectos.
El hambre se me va.
—Amo este tipo de almuerzos —comenta Brenda— Donde se habla de todo un poco, sin necesidad de alterarnos ni maldecirnos a la cara.
—Irina tiene razón en varias cosas—habla Luisa— Hablaré a solas con ella más tarde.
Seguimos comiendo.
—Viajaré esta noche a Santorini —Luisa cambia el tema—Tengo varios asuntos sobre la boda que debo resolver.
—Lamento no poder acompañarte —me disculpo.
Estoy siendo una pésima madrina de bodas.
—No importa, entiendo que están ocupados, además, Simón pedirá un par de días para acompañarme.
—Al fin conocerás a tus suegros —la molesto— Pórtate bien, no vaya a ser que te lancen al mar Egeo por imprudente.
—Tengo el compromiso de no decir malas palabras, de hecho, estoy practicando varios ejercicios.
—Lou, los defectos de cuna no se quitan con ejercicios —se burla Harry.
—Lo sé —hace un puchero— Me gustaría que me acompañaran y me dieran descargas de electroshock cada vez que diga algo inapropiado.
—Sería genial —tomo su mano—Si no tuviéramos montañas de trabajo por hacer.
—Yo iría encantada —dice Brenda— Pero no puedo posponer mis vacaciones a Puerto Rico, mi hermano celebrará su fiesta de compromiso.
—Gracias por dejarme sola —le doy un sorbo a mi bebida
—Alexandra y Laila te harán compañía —mira a Harry—No olvides pedir permiso mañana para que me lleves al aeropuerto.
—No iré —la corta—Estoy super atrasado en mis tareas y si pido permiso sumaré más carga laboral.
Mi amiga no disimula el atisbo de decepción.
—Puedo cubrirte si quieres —propongo.
—Sabes que Dominick no lo permitirá — se levanta mirando el reloj— De hecho, hay que irnos, tenemos una investigación pendiente.
Lo sigo cuando se va casi corriendo.
—¡Harry! —lo alcanzo en el pasillo— No tienes que ser tan cortante, ella solo quería que pasaran tiempo juntos.
Aminora el paso metiéndose las manos en los bolsillos.
—No estoy siendo cortante, tenemos trabajo y lo sabes.
—Sí, pero se irá de viaje, no te cuesta nada acompañarla por un rato.
—No me gustan las despedidas —espeta— Aunque solo sean por un par de semanas.
—Pero para ella es importante que se despidan como la pareja que son.
—Que le baje al drama —se molesta— años atrás no le importaba si la acompañaba o no.
—Años atrás no era tu novia, no tenían lo que tienen y ahora parece que antes te importaba más.
—La quiero con mi vida.... —toma aire— Solo que no me gusta despedirme porque sé que la echaré de menos y eso me amarga el rato. Prefiero que sea así, sin tanta larga porque de todos modos nos veremos dentro de poco.
No dudo de su amor, pero a veces somos egoístas creyendo que nuestra pareja piensa como nosotros.
Parker aparece en el pasillo sacudiendo la cabeza.
—¡Qué lindo! —eleva la voz— Mientras yo llevo media hora esperando, ustedes están aquí perdiendo el tiempo ¡Apresúrense que hay demasiado trabajo por hacer!
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—¿Qué tenemos? —pregunta Parker cansado y con la voz apagada.
Alexandra, Laila, Harry y yo hemos elaborado una ardua investigación a lo largo de la tarde.
Me pongo de pie y en voz alta leo el resumen titulado "Creación e impacto" (Que explica cómo y cuándo se creó el grupo)
"Los Halcones Negros: Grupo delictivo creado el 6 de abril del año 1967 por Abraham Mahala, oriundo de Pakistán. Él, su esposa y sus tres hijas partieron de su lugar de origen el 5 de diciembre de 1963, en busca de una mejor vida.
Llegaron a Estados Unidos radicándose en uno de los barrios pobres del sur de Washington. Él se empleó en una fábrica textil llamada New Style, sus hijas comenzaron su vida escolar en una escuela del distrito mientras su esposa se quedaba en su casa. Su situación económica no mejoró, sino que empeoró. Su esposa tuvo que internarse como empleada doméstica para su jefe, en ese momento, el hombre no ganaba mucho dinero, pero era bien visto por el dueño de la compañía.
Todo empezaba a marchar bien hasta que Arthur Morris y su familia empezaron a explotarlos laboralmente duplicando su carga laboral, forzando a su esposa para que trabajara día y noche, sus hijas fueron obligadas a vivir en la mansión y trabajar para ellos también.
Los Morris eran una familia compuesta por diez personas; seis hombres y cuatro mujeres.
Las hijas de Abraham se llevaron la peor parte, fueron violadas por los hijos de Morris, y recibieron constantes abusos por parte de las hijas. Una de ellas, en un acto de rabia, le cortó un dedo a la menor Mahid Mahala, la otra fue quemada en el rostro y en las manos por negarse a satisfacer a Arthur.
Ese fue el límite de Abraham. La noche del dos de enero del sesenta y cinco entró a la casa de los Morris y la prendió fuego causándole la muerte a dos de sus hijos. Huyó con su esposa e hijas.
Morris no se quedó quieto, desplegó una búsqueda para encontrarlo. Después de cinco meses lo halló en un barrio bajo de New York, su esposa e hijas fueron enviadas a Pakistán en tanto él fue apresado por varios meses. Volvió a Pakistán, nadie se explica cómo logró escapar de la prisión, solo se sabe que llegó a su tierra natal con distintos signos de tortura y sin una mano.
Un año después surgieron los Halcones Negros, las primeras manifestaciones fueron en Pakistán, de ahí pasaron a distintos lugares de Estados Unidos.
Los capturados cumplen con un mismo perfil. Por ejemplo, Roger Halali, fue capturado en el setenta y dos, el hombre de treinta años había patrullado para el ejército estadounidense y fue deportado a Pakistán después de múltiples demandas hacia su sargento, el hombre aseguraba que el sargento abusó de él varias veces.
Lancelot Bogeuri fue capturado en el ochenta, fue perseguido durante cuatro años por el gobierno de los Estados Unidos, también fue torturado en múltiples ocasiones y varias veces denunció la muerte de su hija en manos de uno de los gobernantes de Florida en ese momento.
Cada miembro tiene un pasado oscuro con los americanos. El grupo ha ido creciendo en el transcurso de los años y el poder ha ido pasando de generación en generación.
La primera alianza con los Mascherano se dio en el ochenta y tres, entre Mario Mahala y Adriano Mascherano, ambos líderes en ese momento. Adriano fue quien buscó a Mario y su grupo para perpetuar el asesinato de cinco hombres en Italia, a partir de ese momento empezaron los intercambios de favores.
Suelto la hoja y vuelvo a tomar asiento.
—Estábamos equivocados al pensar que los Halcones buscaban apoyo de los Mascherano, ya que el grupo tiene que ver con en el crecimiento de la familia italiana —explico— Pese a ser una de las mafias más grande de Europa, han necesitado varias veces al grupo para masacrar y desplegarse por el mundo. Las hijas de los Mascherano han sido esposas de los Mahala y viceversa, el último compromiso arreglado fue entre Ali Mahala y Emily Mascherano. Dicho matrimonio no pudo ser concretado porque la chica falleció meses antes de la boda.
—Amelia Mahala y Antoni Mascherano también fueron parte de los matrimonios arreglados —concluye Harry.
—Si la guerra de los Mahala era hacia los Estados Unidos, ¿Por qué se extendió hacia otros lugares? —pregunta Parker.
—El poder corrompe capitán, en los inicios era una venganza hacia el país que los torturó. Las nuevas generaciones lo convirtieron en otra cosa: En hambre de poder —continúa Harry— Encima, los aliados que tienen a la hora de entrenarse tampoco les ayuda ya que lo hacen con grupos como: Al Shaaber, el Tamthet y las Farc.
—Varios de los cabecillas se han recluidos en dichos grupos queriendo copiar su modelo de guerra —añade Alexandra— De hecho, se proveen con su armamento, por lo tanto, los Mascherano lo saben y le sacan provecho.
—Pensábamos que los Halcones buscaban el dinero de los Mascherano —digo— Pero no es así, debido a que parte del dinero de los Mascherano es gracias a los Halcones.
—Bien — Parker respira hondo— Esto es más grave de lo que pensé porque se está convirtiendo en una telaraña de terrorismo y de mafias poderosas. Para colmo, todos los grupos terroristas mencionados tienen cuentas pendientes con nosotros. Una alianza acabaría en una masacre.
—Laila y yo —habla Alexandra— Empezaremos con las investigaciones hacia Leandro Bernabé, el senador señalado por tener posibles nexos con los Halcones.
—Si, es justo y necesario. Comiencen con la misión investigatoria mañana a primera hora, por mi parte, pondré al coronel al tanto de todo esto. Ayer pidió los avances de nuestra investigación.
Una punzada me atraviesa el pecho, no sabía que estaba aquí debido a que no se ha manifestado con ninguno de los tenientes.
—Todos hicieron un excelente trabajo —concluye Parker— Pueden irse a descansar.
Nos levantamos agotados en busca de la puerta.
—Dijo que habíamos hecho un buen trabajo ¿O fue mi imaginación? —comenta Laila.
—Lo dijo —Alexandra se le pega al brazo— Por extraño que parezca, lo dijo.
—Lo lógico era que dijera, todos hicieron un buen trabajo excepto tú Rachel —se burla Harry— Por tu culpa se crearon los grupos terroristas.
Reímos a carcajadas, las mismas retumban en los pasillos vacíos. Los centinelas son los únicos que rondan de vez en cuando.
Me despido en la entrada de la torre, subo y me deshago el uniforme. Enciendo la tele para no estar sola con mis propios pensamientos.
Sigo creyendo que estoy enferma por múltiples razones, empezando por las fantasías poco decentes que no para de crear mi cabeza. El pensar tanto en alguien que... joder... No vale la pena.
Yo no era así, ahora me cuesta un montón concentrarme y quiero arder en todo momento. Como ahora que sé que está aquí y quiero ir a...Montarlo.
Paso saliva, «¡Jesús!» Eso ya es pasarse, mientras Bratt sigue incomunicado, yo estoy pensando en sexo. Con Christopher siento que lo quiero todo el tiempo.
Cuando estaba en Phoenix me sentía bien. Sí me hacia falta pero lo normal, no estaba acalorada ni urgida por volver a fornicar con frenesí.
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A la mañana siguiente.
Se me hace un nudo en la garganta cuando desde mi ventana veo los ataúdes en el jardín principal. Veinte féretros con camaradas y sueños adentros.
Me aparto del ventanal, abro el closet sacando la chaqueta de mi uniforme de gala.
Meto los brazos en ella abotonándola frente al espejo. Es negra con taches dorados, adornada con las medallas obtenidas a lo largo de mi carrera.
Aliso la falda tubo, me peino realizando un moño inglés y me marcho a la ceremonia fúnebre, mis compañeros ya están allí, igual de afligidos que yo.
Me ubico con la tropa de Dominick ya que la mía no está. El capitán Alemán está a la cabeza listo para hacer los honores.
La tarima se encuentra en frente, en ella hay una fila de sillas con las familias más pudientes de la FEMF, es decir, las que tienen poder jerárquico en los ejércitos de Europa, entre ellos los Lewis. Joset está vestido con su uniforme de general, Martha y Sabrina llevan puesto largos vestidos negros con sombreros anchos que ocultan sus ojos
Madres, padres, hermanos e hijos lloran la pérdida frente a los ataúdes.
Me impaciento, no me gusta este tipo de cosas, Odio los eventos fúnebres ya que me da miedo que en algún momento tenga que enfrentar algo así o que mis padres tengan que vivirlo conmigo.
Harry me aprieta la mano enguantada. Observo como se le forman pequeñas arruguitas cuando me sonríe, siempre ha tenido ese tipo de sonrisa reconfortante que te dice "Tranquila" o "Todo va estar bien" Aprieto la suya puesto que necesita más apoyo que yo, porque él sí ha tenido que sufrir este tipo de dolor. Él no ha estado frente a una caja de madera, sino frente a dos. Con tan solo cinco años vivió en carne propia el sufrimiento de perder a sus dos padres.
Suelto su mano cuando Parker se pasea frente a nosotros.
El sacerdote se sube a la tarima dedicando una misa de una hora por los caídos. Sus palabras sacan las lágrimas de todos, incluso las mías. Se hace un minuto de silencio mientras la trompeta suena con la melancólica melodía del toque fúnebre acompañada de veinte disparos, uno por cada uno de mis compañeros fallecidos.
A mitad del discurso aparece Christopher con su uniforme de gala, el general termina de hablar cediéndole el micrófono. Todos le dedican un saludo militar cuando se posa en medio de la tarima.
No es mucho lo que dice, de hecho se parece mucho al ministro Morgan que es igual de indiferente cada vez que se dirige a nosotros. Ellos creen que el mundo no merece ni su tiempo ni su atención.
No conozco muchos Morgan pero se dice que son la familia más altiva de la FEMF por los triunfos y el poder que tienen ya que han estado en ramas administrativas desde que se fundó todo esto.
La ceremonia acaba cuando él lo demanda y las filas se rompen llevando los féretros al cementerio. Asisto por protocolo a la vez que le hago compañía a mi amigo antes de volver a las tareas.
Los días así lo golpean fuerte cuando la nostalgia lo atropella y lo entiendo, no sé qué hubiera hecho en su lugar. No creo que hubiese podido vivir sin el amor de mis padres, viviendo con una tía que solo se preocupaba por reclamar la indemnización que le daba la FEMF, con el simple fin de mantener a un marido alcohólico, aprovechándose de la calamidad de un pequeño que lo único que se merecía era amor.
—¿Sabes algo de Brenda? —pregunto rompiendo el silencio sepulcral.
—Está enojada, no contesta ninguna de mis llamadas.
—¿Ya le escribiste o le enviaste flores? Ella nunca se resiste a los girasoles.
—Más tarde —me frustra verlo tan apagado.
—¡Rachel! —me llaman.
Volteo, Joset Lewis está justo detrás de mí, agradezco que no venga con Martha ni con Sabrina.
Me saluda con un abrazo y le da un apretón de mano a Harry, que se marcha disculpándose con la excusa de "Tengo cosas que hacer"
—Tenía una silla reservada para ti, pero no fuiste capaz de acercarte.
Prefiero tragarme un cactus antes que soportar a las dos arpías que tiene como familia, además hubiese sido una ofensa para Martha que una chica corriente se sentara a su lado fingiendo ser la novia perfecta.
—No quería incomodar a nadie, señor.
—Linda, eres de la familia. Aunque no tengas una buena relación con Martha y Sabrina deben acostumbrarse a tu presencia y tú a la de ellas.
«No creo que eso suceda jamás»
—En otra ocasión será —le sacudo la pelusa que tiene en el uniforme.
—¿Hay noticias de Bratt?
Niego con la cabeza mientras camina a mi lado con los brazos cruzado sobre el pecho.
—Habló conmigo hace unos días, no me contó mucho sobre su misión, solo me aseguró que estaba bien.
Yo hubiese tenido esa misma oportunidad de no haber estado agotada por el sexo y el alcohol de la noche anterior.
—Aparte de saludarte quería pedirte que me pongas al tanto de los movimientos de mi hijo. No estoy aquí, por lo tanto, no estoy muy enterado de todo lo que pasa.
—Cuente con ello señor.
Llegamos a la entrada del edificio central.
—A Bratt no le gusta que sepamos si corre peligro o no, es difícil estar tranquilo sin saber si está bien o necesita algo —fija la vista por encima de mi cabeza levantando la mano, intentando llamar la atención de alguien— ¡Christopher!
No digo nada, me quedo frente a él sintiendo como los pasos se acercan a grandes zancadas. «Calma» me digo cuando pasa por mi lado dejando su loción impregnada en el ambiente.
Han sido siete días sin verlo, sin embargo, sentí que fue una eternidad.
—Joset —estrecha la mano de mi suegro mirándome por una fracción de segundos.
Me enderezo y siento como si me empujaran a sus brazos.
— Teniente —se limita a decir.
—Coronel —le dedico el debido saludo.
Lo detallo, nunca me canso de hacerlo, de hecho, es imposible evitarlo.
Su cara es como una luz celestial que deslumbra e impacta, mi vista se detiene en sus ojos y luego en sus labios «quiero comerle la boca»
—Los dejo solos para que hablen—me disculpo— Permiso para retirarme. mi coronel.
—Concedido.
Peleo con los arrebatos de mi cuerpo evitando que me joda poniéndome en evidencia.
Entro a mi oficina, Reynals está charlando con Alexandra en su puesto mientras que Harry está concentrado en su laptop, abro la mía en busca de algo que hacer.
Me desabotono la chaqueta puesto que de un momento a otro me dio calor, no quiero creer que el hecho de verlo me haya dejado el libido por los cielos.
No me concentro, pasan dos horas y sigo frente a la pantalla con el cerebro en otro lado. Intento redactar una recomendación para uno de los soldados de Dominick y termino haciendo un párrafo lleno de incoherencias.
«Búscalo» Aparto la voz de mi cabeza, aunque que quiera no puedo. No soy de las chicas que andan buscando atención así porque sí.
Pero él...Joder, él me hace querer buscarlo a toda hora. Mi cerebro pone en la balanza los pro y los contra mientras que la cabeza amenaza con estallarme cuando recuerdo los consejos de mi amiga"Lo haga o no al igual me lamentaré"
De la nada tengo el IPhone en la mano buscando su nombre en mi lista de contactos. Todos los tenientes tienen su número, pero pese a todo lo que ha pasado entre los dos, no he recibido mensajes de parte suya que no sean; "Es tarde y aún no tengo mi informe" o "¿En dónde está lo que pedí?"
Todo ha sido netamente laboral, es más, nunca hemos hablado de la rara relación que tenemos.
Tecleo rápidamente.
¿Cenamos?
Oprimo enviar e inmediatamente me congelo ante el arrepentimiento.
«No debí hacerlo, es obvio que me dirá que no» Me he convertido en una bipolar.
Las ideas pasan tan rápido que me marean, tomo mi móvil queriendo borrar el mensaje antes que lo lea, pero para cuando abro la ventana de chat, está en línea y mi mensaje tiene el aviso de visto.
«¡Joder!» Suelto el IPhone como si fuera a quemarme.
—¿Todo bien? —pregunta Harry desde su escritorio con una ceja levantada.
—Si —sonrío para disimular— Esos tontos vídeos de las redes a veces son horrorosos.
Vuelve la vista a su pantalla. Definitivamente me he vuelto loca. La vibración del aparato me hacen tomarlo nuevamente, nerviosa, dibujo mi patrón de privacidad y veo que hay un mensaje.
El estómago se me sube a la garganta mientras lo abro con dedos temblorosos.
¿Dónde?
Respiro ante el alivio de saber que al menos no me rechazó, tecleo una respuesta rápida.
En Dario Restauran Av 165 Wetminster. Hoy 8pm.
Le doy enviar. Segundos después, la pantalla se ilumina con su respuesta.
Ok.
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