Sesión #12: Del Otro Lado
Las últimas noches han sido extrañas; No gracias a mí, sino a Emmeline, mi vecina. Parece que últimamente se ha vuelto un poco más ruidosa, no de forma molesta, simplemente ya no es tan silenciosa como antes. A veces escucho risas, sospecho que está haciendo pijamadas más seguido o algo así. También he escuchado que sale de su casa más temprano de lo habitual. Obviamente en los días en los que no se desvela con amigas. Es como si fuera otra persona, alguien más expresiva y honesta... ¿Será por lo que pasó con su novio el otro día? No lo sé, pero no puedo evitar preocuparme por ella. Dejaré que Julian me cuente su perspectiva con respecto a este tema, quizá él sepa más que yo.
A los pocos minutos de terminar mi monólogo habitual, el joven entra a mi despacho con una mirada algo perdida y los hombros caídos. Toma asiento en el sofá y parece derretirse en él mientras mantiene una expresión fría y seria, todo lo contrario, a lo que ha sido su sonrisa habitual.
—Buenas tardes, Julian ¿Cómo estás? —Intento hacerlo reaccionar mientras tomo asiento frente a él—
—Bien —Responde de forma cortante—
—¿Qué hiciste esta semana? —Trato de hacerlo hablar, de descubrir que piensa—
—No mucho, he estado haciendo lo habitual —Se rasca la frente y evita mi mirada—
—¿Trabajando en tu cómic?
—Exacto
—¿Y cómo vas con eso? —Me empiezo a preocupar, pero insisto en que saque sus sentimientos—
—No lo sé. Supongo que bien. Dibujé más —Suelta una débil sonrisa y se rasca la cabeza—
—¿Has podido conversarlo con tus amigos?
—Siguen algo ocupados. De hecho, la última vez que hablé con Emmeline fue el lunes. No lo sé, está rara, parece otra persona —Suspira profundamente y mira sus propias manos—
—¿Qué pasa con Emmeline? ¿Sabes qué la tiene de esa forma? ¿Alguna preocupación? ¿Algún problema? —Pregunto con algo de insistencia mientras miro al joven pensar—
—Sinceramente, no lo sé. Francis dice que la ha visto más seguido en las fiestas a las que asiste, incluso le han contado que llega a clubes a los que no suele ir, pero siempre va sola. —Se queda viendo a la nada mientras piensa— La última vez que Francis la vio, sintió como si no la conociera del todo. La vio bailando en la pista de una forma frenética, despreocupada, agitaba la cabeza para todos lados, mantenía los ojos cerrados, daba pequeños saltos al ritmo de la música... Tenía un vaso con alcohol en su mano, pero nunca le dio más de dos sorbos. No estaba ebria, según Francis, Emmeline solo estaba feliz.
—¿Y tú has notado algo parecido a lo que Francis ha visto? —Ladeo la cabeza, interesada en sus palabras—
—Está distinta, sí... —Asiente lentamente y piensa al respecto— El lunes, cuando la vi, parecía estar vestida de forma más casual. Simplemente llevaba una camiseta de manga larga algo gastada, un pantalón de mezclilla, un collar que nunca había visto y unos zapatos para correr. Aunque lo que más me llamó la atención fueron los mechones en su cabello. Primero, ahora su cabello es mucho más oscuro y tiene pequeños tintes rojizos que se confunden con el reflejo de la luz en su cabellera —Levanta la mirada, como recordando la viva imagen de su amiga— El punto es que le pregunté si iría a algún lado, me dijo que no, que solo se sentía más cómoda vestida de esa forma. Pero parecía molesta, no sé si conmigo o con alguien más, no me miraba directamente como siempre lo ha hecho, solo estaba ahí, compartiendo un café en silencio junto a mí. Quise conversar un poco y le pregunté por su libro, ya que parece tener más tiempo libre, pero ella intentó evadir el tema nuevamente. Me respondió que tenía los avances en alguna caja y que no quería buscarlos. —Niega con la cabeza, pareciendo decepcionado— Me preocupa porque siento que perdió su rumbo, no sé si fue porque terminó con Neville o pasaron otras cosas de las cuales yo no me enteré. Solo siento que no sabe a dónde va —Se queda en silencio, esperando a que lo consuele o le dé una solución—
—¿De qué más hablaron ese día? Normalmente, cuando las personas cambian su comportamiento de forma tan repentina, suelen dejar implícita la razón de este cambio ¿Seguro que no te dijo nada? —Julian suelta una pequeña risa ahogada luego de escuchar lo que le dije—
—Curiosamente, fue bastante explícita con lo que quería. Le dije que debía seguir su libro, que es un gran paso para convertirse en la maestra que ella siempre ha querido ser. Entonces ella se levantó de la mesa, me miró directamente y me dijo molesta: "No lo haré. No sé quién te crees para saber que me conoces. Todos ustedes creen que saben lo que es mejor para mí, pero eso no es cierto. Solo creen que me conocen, que saben lo que yo quiero para mi vida.". Insistí diciéndole que ella siempre ha dicho que quiere ser maestra, así la conoció a usted ¿No? —Frunce el ceño, algo extrañado y levemente molesto— Pero entonces se enojó aún más y me respondió: "Pues ya no quiero serlo ¡Sorpresa! No quiero lidiar con malos pagos, con infantes que no se comportan, con mis padres torturándome toda mi vida con que tuve que elegir otra carrera, contigo simplemente diciendo que es lo que quiero como si supieras que es lo mejor para mí.". Me quedé en silencio, la verdad ¿Qué podía decirle? ¿Que sí conozco lo que quiere, aunque en realidad no estoy seguro? Ni siquiera sé si debería ser yo quien debe decirle esas cosas, no sé si tengo el derecho a hacerlo —Como hace tiempo no lo había visto, los dedos de Julian se mueven como buscando su cigarrillo invisible de nuevo—
—Creo que Emmeline simplemente está más sensible que antes. Tú sabes que ella tiene motivos para estarlo, para mantenerse alerta todo el tiempo, a desconfiar de otras personas...
—Lo sé, pero tampoco es justo —Me interrumpe y continúa con su historia— Emm se enojó y me siguió diciendo: "Julian, aprecio tu atención, pero tienes que olvidar a la amiga que crees que tienes. Tienes que dejar de reflejarte en las demás personas y hacer algo con tu vida. Yo estoy tratando de hacer eso, aunque todos ustedes me hagan odiarlos cada vez que abren la boca creyendo que saben lo que dicen, pero al fin y al cabo lo intento. Debes dejar de depender de mí, de Francis o de cualquier otra persona a la que sientes que le debes la vida o algo ¡Basta con todo esto!". Le pregunté a qué se refería, me sentí confundido, las cosas que dijo se sintieron tan fuera de lugar ¿Qué quería detener? —Se rasca la nuca nuevamente y aparta la mirada— "Todo esto de salir por café era divertido al inicio, pero luego se convirtió en estarnos quejando por una hora hasta que llegaba Neville, pero Neville ya no va a venir a interrumpir nuestras quejas y no quiero que nos veamos simplemente para hablar de las cosas horribles que nos pasan, no quiero que nuestras conversaciones empiecen por el simple hecho de necesitar la atención del otro.". Ahora me sentí peor, sinceramente. Solo le pregunté si ya no quería que nos viéramos o a qué se refería con todo esto. Entonces me respondió: "Ya no quiero que tengamos la obligación de encontrarnos aquí todos los días como parte de nuestra rutina. Tú puedes seguir viniendo si quieres, yo ya no lo haré. Usaré este tiempo en algo que no me haga sentir mal el resto de mi día.". Pregunté si estaba bien, qué le pasa a mi amiga... "Estoy cansada, Julian. Cansada de todos, aburrida de la vida, de lo que he construido a base de mentirme a mí misma, de lo que el resto de personas decían que era lo correcto. Julian, siento que odio a toda persona que conozco, no quiero terminar odiándome a mí misma por odiarlos, pero ya no quiero cargar con la responsabilidad de cumplir sus caprichos. Sé que tanto tú, como mis padres, como el resto de mis amigos y familia no van a cambiar, por lo que seré yo quien cambie porque solo yo sé lo que es mejor para mí, lo que me hace feliz y lo que me lastima. No es nada personal, solo quiero ser yo quien se encargue de tener mi vida bajo control porque soy yo la única que puede hacerlo. Soy la única que sabe lo mucho que me encanta bailar todo el tiempo, lo poco que me interesa la arquitectura, mi amor naciente por la cerámica y mi poca tolerancia con los niños. Adoro pasar tiempo conmigo misma y no quiero que nadie me vuelva a quitar ese placer.". Luego de eso, dejó el dinero de su café en la mesa y se fue, dejándome solo —Mira hacia un lado sin saber muy bien que decir ni cómo reaccionar—
—¿Cómo te sientes, Julian? —Sinceramente, tampoco sé muy bien que decirle, pero considero que él es capaz de encontrar las respuestas por sí solo—
—Preocupado, más que ofendido —Toma un largo suspiro y cruza los brazos— No entiendo como Francis puede ver que ella está feliz cuando yo no veo más que pura tristeza y dolor al fin saliendo de su interior. Todo el rencor que fue guardando por años al fin está expuesto para que todos lo noten. Emm no está feliz con su "nueva vida" está profundamente triste de no haberla conseguido antes. —Aprieta la parte superior de su brazo, como queriendo castigarse— Y yo fui culpable de eso. Culpable de que viviera encerrada en un molde. Forzándola a ser quien ella no quería
—No hiciste nada de eso —Niego con la cabeza y me quito las gafas— Tú simplemente querías lo mejor para ella, aunque estuvieras equivocado, tu intención era buena. No había forma de que supieras que la estabas lastimando al hacerlo y eso no es culpa de nadie. —Sonrío levemente, tratando de consolarlo— Y si piensas en lo que te dijo, nunca cerró la puerta de su amistad ni mucho menos. Ahora busca una amistad más sincera, algo que no se base en insistencias, reproches ni quejas. Que compartan lo bueno de su vida y se apoyen el uno al otro de una manera más saludable
—Creo que puedo intentarlo —Asiente y parece estar más calmado, aunque su expresión fría no desaparece del todo— Solo que... Hay algo que me sigue dando un poco de miedo, bueno, no miedo como tal, preocupación... —Aprieta su puño suavemente y me mira directamente— ¿Qué pasará conmigo si, antes de que me dé cuenta, ella haya avanzado más que yo? ¿Y si en unas semanas tiene mejores amigos que yo? ¿Y si tiene personas que la apoyan de verdad? ¿Qué haré si me deja solo?
—Pues... —Julian me sorprendió con sus palabras. Sé a lo que se refiere, pero no sé cómo ponerlo en palabras para él— Avanza junto a ella. Consigue gente que te apoye, aporta algo en la vida de los demás, haz cosas que te hagan feliz y verás que no te sentirás solo
Julian no dijo nada, solo afirmó con la cabeza y salió de mi despacho, algo cabizbajo. Por un momento durante la sesión, sentí que estaba listo para irse, para dejar de necesitar de mi ayuda y ese es el problema. No está listo para dejar ir esto, un espacio donde puede hablar de forma sincera y sacar lo que está enterrado en lo más profundo de su ser. El problema se lo dijo Emmeline: Julian depende de otras personas. Lo que él no sabe es lo tanto que otros dependen de él y lo poco que les puede dar al depender de alguien más. Julian nunca me dará una señal clara para que yo sepa cuando es el momento de dejarlo ir porque él nunca se quiere ir, debo ser yo quien lo suelte de una vez. Julian nunca se sentirá listo para afrontar la vida si nunca conoce lo que es la vida en verdad.
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