Atenea despierta al lado de Scarlett, luego de haber batallado con ella por algunos días finalmente pudieron hablar, finalmente se sincero y lejos de irse, ella se quedó y hasta estuvieron juntas anoche. Se levanta para ir por el desayuno y la deja dormir, pero antes le deja una nota para que no piense que ha huido cómo la última vez, besa su hombro y sonríe, al fin cree que su suerte está cambiando.

En cambio Julia es otro tema en un intento desesperado por alejar a Victoria del radar de su hermano, la hirió en el proceso, ella salió literalmente de su vida, renunció y hace tiempo que no la ve, siente que le han arrancado una parte suya, no sabía que podía amar tanto a Victoria. Tricia es quién interviene y logra que su ex secretaria acceda a tener una charla con su mejor amiga y cuándo finalmente logran hablar Victoria lejos de irse sabiendo todo, se queda y entonces entiende que ella no es cómo nadie que haya conocido antes y que la ama, de verdad la ama.

—¿Podemos vernos? Tengo un problema y no sé a quién más acudir.

—Claro puedes venir y...

—Prefiero que sea en un café.

Acuerdan un café que le queda en un punto medio y la de ojos verdes está nerviosa mientras espera la llegada de su amiga, la ve entrar y siente alivio.

—Gracias por venir. Tricia estuve viendo a Sam —Tricia frunce el ceño, pensaba que ella estaba bien con Scarlett, demasiado bien—, no de esa manera, yo amo a Scarlett no volvería con Samantha ni loca. El problema es que ella está embarazada.

—¿Sabés que técnicamente no es posible que la hayas embarazado tú o si?

—Se está muriendo Tricia —ella abre los ojos grandes— tiene cáncer terminal —suspira y a Tricia se le llenan los ojos de lágrimas, ella siente afecto por la rubia al márgen de lo que haya sido con Atenea— quiere darme al bebé.

—¿Y el padre?

—Es el mejor amigo de Scarlett y él no quiere hacerse cargo, ganó una beca en Italia y un bebé ahora no es lo ideal para su futuro prometedor —Tricia se seca las lágrimas.

—¿Cuál es el problema entonces?

—Yo siempre quise ser madre, pero ahora estoy con Scar y no sé si ella quiera, y no sé si quiera perderla por tener un hijo. Yo amo a Scarlett, soy feliz a su lado ¿Qué debo hacer?

—Hablar con ella y plantearle esta nueva situación, quizás te sorprenda su desición. También te recomiendo que el padre de la criatura acomode sus dos huevos y se haga cargo de su hijo —respira y da un trago a su batido—. Samantha ya te manipuló mucho tiempo, yo algo la quiero, pero fue una mierda contigo Atenea, ya es hora de que te deje ser feliz con quién quieras.

—Hablaré con Samantha y Noah entonces, tienes razón. Tambien tengo que hablar con Scarlett.

—Entre tú y Julia no me aburro nunca ¿Porqué yo? ¿Porqué me llamaste a mí?

—Tienes más tacto que Julia, aparte nunca le gustó Sam. Prácticamente me dijo que no me casara e insistió varias veces en que la dejara.

—Y mira todo lo que te hubieses ahorrado en molestias si hubieras hecho caso —da un trago a su batido y mira la hora en su reloj—. Debo irme —se toma rápido su batido y come su croissant—, mi hijo me espera, tengo que amamantarlo —mira a Atenea, pero ella ni siquiera la ha visto con deseo—. De verdad que amas a esa chica, ni siquiera me has visto el busto hinchado. Te diré lo mismo que le dije a Julia —toma su cartera—, no la cagues Antonopoulos.

—Por cierto Scarlett dijo bien mi apellido en el primer intento.

—Me encantará conocer a tu futura esposa —le sonríe y palmeandole el hombro se va.

Atenea sonríe y lee un mensaje de Scarlett mordiéndose el labio inferior.

Hace poco se dió cuánta que con Sam, la iniciativa casi siempre de llevar la relación al próximo nivel había sido por parte de la rubia, ella le propuso ser novias, le dijo primero que la quería, le sugirió irse a vivir juntas y hasta le propuso casamiento, con Scarlett es ella quién quién se encuentra a si misma haciendo planes a futuro, quién la quiere ver a diario, quién está casi siempre encima de ella o buscando el contacto con la joven, pero recibe en la misma medida en  la que da, a diferencia de la rubia, la pelinegra busca estar cerca de ella, quiere sus caricias y también le regala mimos, hasta dejó su vicio de fumar por ella.

Hay sobre todo algo importante que comparten las dos amigas, sus mujeres son aceptadas por su círculo, por sus amigas y por sus padres y abuelo en el caso de Julia. A diferencia de Sam con Atenea, la cual a George no le cayó nunca muy en gracia.

—Hola Sam, necesito hablar contigo y con Noah lo antes posible.

—Hola ¿Quieres que nos juntemos en mi casa y...?

—No, me parece que te estás equivocando Samantha. Nosotras no somos amigas, ni cercanas, ni socias, no somos nada. Voy a verte por el hospital pasado mañana, esto será rápido. A las 5 pm estoy ahí, dile a Noah.

Al llegar a hablar con Samantha, Noah todavía no llega, comienza a hablar con ella y saca el acuerdo de divorcio, otra copia ya que Samantha nunca le envío los documentos firmados.

—Firma —le extiende los papeles—, firma y hablamos.

—Atenea, por favor...

—Por favor nada Samantha, firma los papeles o me voy y te quedarás sola en todo.

—No me hagas esto.

—No te estoy haciendo nada, a diferencia tuya yo estoy con alguien ahora que estoy soltera y sin pareja. Es mi novia y la amo —Samantha abrió los ojos grandes—, quiero resolver esto para estar con ella en paz. Ahora firma, mientras esperamos que llegué Noah para que hablemos algunas cositas entre los tres.

Samantha toma el bolígrafo y firma los papeles dónde Atenea le indica. La rubia mira a la de ojos verdes y no encuentra en ellos ni una pizca del amor que quedaban, muchas veces antes por más cagadas que se mandara, Atenea la miraba aún con algo de amor, ahora en cambio no había rastro de amor en ellos. Ve acercarse a Noah por la ventana y en un intento desesperado, hace algo que será el punto de quiebre, se pone de pie detrás de Atenea que se levantó a guardar los papeles en su maletín, la voltea bruscamente y la besa, el factor que no esperaba es que la novia de Atenea estuviera junto a Noah al abrir la puerta.

—¡¿Que carajos?! —Noah intenta detenerla y de un empujón lo corre de en medio.

 —Scarlett.

 —¡Dejame!

 —Espera.

—¡¿Tú lo sabías?! —lo mira con cara culpable— ¡Lo sabías! —la puerta se abre mientras le da un empujón en el pecho a Noah y Atenea empalidece.

—Scarlett —intenta tomarla del brazo.

—Se safa apartandose de ella— ¡No me toques!

—Entra y hablemos.

—¿Hablemos? ¿Hablar de qué?

—¿Quien es ella? —pregunta la doctora atrás.

 —Mi novia —responde Atenea.

—Ex novia —la corrije— se merecen, son tal para cual y tú —le dice mirando a Noah— no me vuelvas a hablar —lo abofetea con tanta fuerza que su rostro queda marcado.

 Sale del hospital casi corriendo, Atenea intenta alcanzarla y le grita pero ni siquiera se da vuelta, toma un taxi y desaparece. Samantha llega a su lado y discuten, la diosa griega le deja algo bien el claro, eligirá por sobre todas las personas y las cosas Scarlett, lo hará sin titubear. Sube a buscar su maletín y se marcha con Noah a buscar a la joven, pero no la encuentran por ningún lado dónde piensan que podría estar, resignados deciden que lo mejor sería que se vayan a casa de Atenea por si llega a aparecer por ahí y es entonces cuándo la ven tambaleándose por la vereda borracha.

La noche termina con Atenea discutiendo con Noah, creando un mal entendido y ella finalmente explicándole la situación a su joven novia luego de varias tazas de café, dónde ella ya parece estar un poco más sobria. Le cuenta absolutamente todo lo que respecta a Samantha, su embarazo, Noah y el cáncer terminal por el que la cirujana está pasando, también le da la opción de marcharse o de elegirla a ella por sobre ese bebé, aunque ella le miente diciéndole que no le agrada la idea de ser madre, por que es en realidad con lo que siempre ha soñado, y Scarlett se queda, elige quedarse con ella y que críen a ese bebé juntas. La diosa griega la mira y el alivio inunda su corazón y su alma, si creía que no podía enamorarse aún más de ella se equivoca, Scarlett siempre saca un as bajo la manga y sigue y seguirá enamorandola cada día.