32 Lilith
Dos días desde que le dimos la noticia a Aurora y aunque las tres vivimos juntas casi no nos hemos rozado y nos han prohibido acércanos a Auveri, algo que nos rompía el corazón cuando la escuchábamos llorar. Ella se ha mostrado indiferente a nuestra presencia, bajo sus bolsos sola sin querer que ni siquiera le ayudáramos e Iris estaba a punto de ceder, pero ya dimos el paso y echarnos atrás es solo empeorar las cosas.
Por otro lado hablamos con Riley también, quién no pudo disimular su felicidad y tristeza al saber de cómo está siendo de difícil que ella nos mantenga lejos de la bebé. Nos dijo que iba a esperar paciente por nosotras el tiempo que fuera, se mostró comprensiva y eso solo nos hace quererla aún más y sentir como unas mierdas en igual proporción por haberle hecho esto a Aurora.
Estábamos con Iris en casa cuando escuchamos un ruido fuerte provenir de afuera y una ventana rota, bajamos luego de colocarnos algo de ropa, ya que estábamos ocupadas entre nosotras y vemos una escena digna de una película de Tarantino, cristales rotos por la cocina, sangre en el suelo y pisadas, también vemos a lo que parece ser la sombra el hombre que un día fue, Luke Lawson, prendido a al surtidor de la cocina tomando agua del grifo, delgado, barbudo, sucio y mal oliente. Le hago una seña a Iris mirando para que suba a tomar a Auveri que duerme arriba sin que hagamos ruido, ella sube, pero yo no soy tan rápida y él me ve tomando un cuchillo para señalarme.
—No te muevas —me dice con la mirada perdida y la respiración agitada.
—Luke, baja el cuchillo.
—Tengo sed y hambre, solo quiero comer y volveré, te lo prometo que volveré, solo déjame tomar algo de comida, hace tres días que se me terminó el ultimo bollo de pan, y no bebo agua desde hace un día y medio.
—Llévate todo lo que quieras, pero no nos hagas daño y vete —Iris baja con Auveri en brazos y las coloco detrás de mí, él mira a la niña y sus ojos se llenan de lagrimas.
—¿Esa es mi hija? Quiero verla de cerca, es hermosa —aún sostiene el cuchillo—. Tiene el color de mis ojos.
—Baja el cuchillo, no voy a dejar que te acerques a ella de esa manera.
—Ella no me permite verla, me quitó el monitor donde podía verla, porque me porté mal y la extraño. Déjame cargarla —extiende los brazos—, por favor solo quiero cargarla un momento.
—¿De quién hablas, Luke?
—De Lilith, ella me dijo que... —la puerta de casa se abre de pronto y entra Aurora, pero permanece calmada, nos mira y lo mira, el rostro de él se llena de terror y se queda congelado.
—Suban —nos dice calmada y lo mira a él.
—Perdón, tenía sed y hambre, dijiste que irías y hace cinco días que no vas.
Es entonces cuando entendemos todo, ella es quién lo ha tenido encerrado, ella es el verdadero peligro del cual debíamos cuidarnos, estuvimos todo este tiempo conviviendo con un monstruo y no sabemos aún hasta donde ha sido capaz de llegar pero lo sabremos pronto. Nuestros sentidos todo este tiempo nos estuvieron avisando, esas miradas que a veces nos daba, esa fracción de segundo donde su verdadero ser surgía, esa era verdaderamente ella y ahora estamos con el monstruo, que para nuestra sorpresa no es Luke.
—Les dije que suban —saca un arma, pero no nos apunta— y quiero sus teléfonos —nosotras estamos congeladas sin poder movernos—. Sus teléfonos, no me gusta repetir las cosas —mira a Luke—. De rodillas —él sin rechistar se hinca. Mi teléfono suena y luego el de Iris, ella los toma y mira las llamadas—. Me tiene tan harta esta maldita doctorcita de cuarta —mi teléfono vuelve a sonar—, atiende ponla en altavoz, dile que todo está bien, y si se te sale decir algo para alertarla le haré daño —le apunta a Auveri y abro los ojos grandes.
—Hola.
—Cariño —dice ella—, tengo que hablar con ustedes ¿Ella está casa?
—No es un buen momento, hermana —le digo para que se dé cuenta que no puedo hablar como tantas otras veces.
—Bien, entiendo, solo responde si o no ¿Ella está ahí?
—Sí.
—¿Crees que puedas salir alguna un momento? de verdad me urge hablar con ustedes.
—No creo que pueda ir —su voz se escucha preocupada y su respiración pesada.
—Escúchame bien, cariño —Aurora se mantiene inexpresiva, pero esa mirada me dice que está furiosa y cada vez que ella me llama cariño esa furia crece—. Tengo información sobre ella, no es algo que vaya a gustarles, necesito que en cuanto puedan me contactes y nos veamos, trae a Iris y Auveri contigo, es de vital importancia que las mantengas alejadas de ella.
—Pregúntale que tan grave es la situación —me susurra Aurora, pero me quedo callada y le saca el seguro al arma negando y mirando a la bebé.
—¿Qué tan grave es la situación?
—Ella no es quién ustedes piensan —toma aire—. No es una buena persona, cariño y tengo miedo que les haga daño. Creo que es peor que tu ex. Debo irme —alguien la llama—, solo contáctame ¿Está bien? Si en dos días no tengo noticias de ustedes, iré a la policía y las sacaré de ahí —la llamada se corta y miro a la rubia que me pide el teléfono.
—Suban —nos apunta con el arma a las escaleras—. Tú limpia tu desastre, sabes que odio la suciedad, en ese baño hay shampoo, enjuague y jabón, quiero que te bañes y cortes esa barba asquerosa, apestas y me desagrada estar en tu presencia.
Él sumiso asiente sin despegar la mirada del suelo ¿Qué le ha hecho? ¿Qué ha hecho con Luke? Llegamos a la habitación, nos hace darles las computadoras, tablet y cualquier dispositivo que pueda ser usado para que contactemos a alguien afuera.
—No podían simplemente amarme y quedarse conmigo ¿No? —suspira negando con la cabeza—, no quiero hacerles daño, las amo, en serio las amo, pero si me traicionan, si quiera piensan que pueden salir de ahí y huir, están muy equivocadas. Un error o descubro que quieren dejarme, tomaré a la mocosa, y le haré daño frente a ustedes sin que puedan hacer nada. Por cierto, la vida del imbécil también está en sus manos.
Cierra de un portazo, Iris abraza de manera protectora a Auveri y la calma cuando comienza a llorar, intentamos susurrar y ver la manera de poder marcharnos, pero es peligroso, no hay otra salida que no sea la puerta principal bajando las escaleras justo donde la maldita loca nos espera con un arma.
—¿Qué haremos? —me pregunta Iris y entra de golpe Aurora, sin usar sus anteojos, con ropa diferente y el cabello tomado.
—Las maletas, nos vamos. Lleven lo necesario, nos vamos a un lugar algo fresco —sonríe con malicia—. Y desistan de cualquier plan de huida que se les haya pasado por la cabeza, no se irán, no van a dejarme, porque antes las mato.
Se va dejándonos con la boca abierta, me siento al lado Iris mientras vemos a Auveri jugar en medio de la cama con sus juguetes, ajena a todo lo que está pasando. Decidimos hacer las maletas cuando entra por segunda vez a la habitación y amenaza con separarnos de Auveri sino hacemos caso a sus ordenes.
—Nos iremos mañana —nos dice sentada frente a nosotras en la mesa mientras cenamos—. Si se portan bien, quizás no le haga una visita a la doctora con la que se han estado revolcando, sucias rameras —toma de su vaso de agua— ¿Pensaron que la dulce y tierna Aurora no lo sabía? Pobre Aurora, tan inocente, le robaron a su bebé, no puede criar a su hija sola, está tan indefensa —dice cínica y se ríe.
—¿Alguna vez hubo otra mujer?
—Sí y no —termina de comer y le tira un pedazo de carne a Luke que está sentado en el suelo como un perro, ahora limpio y rasurado, se ve aún más lamentable, toma el pedazo de carne y lo come con desespero—. Limpia con la lengua el suelo dónde cayó la carne al suelo, no quiero que mi piso esté sucio —vemos con desagrado como él comienza a lamer el suelo, y lo limpia con su camiseta para tratar de dejarlo brillante—. ¿No recuerdas como empezaste a narrar todo esto? —me pregunta a mí— ¿cómo lo sé? yo lo sé todo.
—Ella es...
—Esa pobre alma que en realidad intentó advertirles era la autora, bueno es —sonríe maliciosa—, te tenía tanto miedo, claro hasta que me conoció, tranquila ella no será un problema. Ya no —abro los ojos grandes ¿la mató? ¿te mató? no, lo hizo—. Ahora ella va a narrar desde mi punto de vista y de como yo voy a contar las cosas, porque desde este momento ustedes no tienen el control de nada, tampoco ella y jamás volverán a tener el control de algo. No se imaginan el final que me tenía preparado —me sueno el cuello al recordar ese final para mí y peor, al saber como seguirían ellas sus vidas con mi hija—. Yo tendré el control absoluto ya que cuando siquiera he mirado en otra dirección han corrido a encamarse con esa perra, cuando han tenido la oportunidad. Terminen de cenar, mañana será un día largo y si piensan que acaso él —apunto a Luke— puede ayudarlas, están muy equivocadas, fracture tanto su mente, que si yo le digo que se quede sentado en el patio en medio un huracán porque me da la gana él lo hará.
Me levanto de la mesa y las dejo a ellas terminando de cenar, la puerta de entrada la dejo sin llave los vehículos están abiertos, pero ninguno tiene llave, tengo que ver hasta dónde son capaces de llegar, si van a desafiarme. Luego de irnos comenzaré a quebrantar sus espíritus y fracturar sus mentes, tal y como hice con Luke, para que inconsciente y conscientemente estén atadas a mí, hasta su último día o hasta que me aburra de ellas.
Haber sido encerrada por acosar en el pasado a la madre de Riley cuando era mi profesora y por eso me mandaron al psiquiátrico, tuvo sus beneficios, aprendí muchas cosas útiles y después de que me soltaran matar a mis padres y cortarle la lengua a mi hermano por bocón, ha sido una de mis mejores decisiones, claro que tuve que cambiar mi nombre después de eso y también mi imagen entonces me transformé en la tierna y dulce Aurora, la chica que podría haber sido sino estuviera completamente desquiciada.
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