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29 Acción y reacción

Nos invitan al partido definitivo para alentar al equipo de nuestro pueblo, Riley está presente en ese partido, pero ni siquiera nos atrevemos a mirar en su dirección y ella tampoco nos mira a nosotras, algo que aunque nos duele, agradezco.

—¿No van a ir a saludarla? Debieron tener muchas ganas de verla estos días—pregunta con sarcasmo Aurora y la miramos— saben de quién hablo.

—No, estamos contigo —le responde Iris.

—Que bueno que se acuerdan, pensé que venía de llavero en la relación —toma su botella de agua y baja, dejándonos a ambas con la boca abierta.

—La hemos cagado. Yo más que tú —le digo a Iris que asiente. Cuando le conté del beso con Riley a Iris, lejos de enojarse me pidió detalles y le dio envidia—. Creo que ella tal vez vió algo ese día, me dijiste que fue a buscarme y se demoró un rato, tal vez si nos vió.

—Tambien lo creo, su enojo no es por alguna sospecha.

Volvemos a casa del bendito partido de cual nos vamos antes, porque honestamente ya no la estábamos pasando bien, solo veíamos a Aurora que se colocó sus lentes de sol, y se secaba las lágrimas a medida que caían, luego se levantó y se fue al auto, yo me fui tras ella.

—Las vi —me dice al fin—, vi como ella te besó y no hiciste nada para evitarlo. Me preguntaba cuanto te tomaría decirnos, pero a esta altura, veo que quizás nunca lo hagas. Si no quieren estar conmigo no las voy a retener, juntaré mis cosas, las de Auveri y volveré a América, de dónde jamás me tendría que haber marchado.

—¿Qué? No, espera ¿De qué hablas?

—¿No piensas que dejaré a mi hija aquí o si?

—No, no es eso... escucha, eres nuestra novia.

—Un concepto muy amplio ¿No crees? —me mira con incredulidad— ¿Cuántas veces hemos tenido intimidad las tres? ¿Cuántas veces hemos tenido una cita que no sea con el médico? ¿Cuántos momentos pasamos a solas como personas que están en una relación? Si ustedes ya no quieren estar conmigo, me voy —dice mirando por la ventana y mi corazón se parte al pensar que vamos a perder a Auveri.

—Tienes razón, pero si nos das una oportunidad haremos las cosas mejor —tomo mano y la beso—. Por favor solo danos una oportunidad, no te vayas.

Y ella nos dió esa oportunidad y ambas comenzamos a hacer las cosas mejor, a prestar atención, a tener detalles y a pasar tiempo en trieja. El humor de ella de a poco fue mejorando y hasta tenemos relaciones más seguido las tres, pero honestamente no lo disfrutamos tanto.

Todo iba bien por un tiempo, fue suficiente, pero se nos hacía imposible ignorar el hecho de que Riley seguía en cada pensamiento diario y como el pueblo es un pañuelo, nos la encontrábamos con bastante frecuencia, pero ahora los saludos eran de mera cortesía, aunque de vez en cuando hay roces de manos, intercambio de miradas y suspiros de frustración, como ahora cuando nos encontramos en algún lugar.

—Deberian llevarla presa por verse así de bien siempre —me susurra Iris a mi lado—. Creo que esa mujer es su madre.

—Sí, lo es, tiene Alzheimer, una verdadera pena. Aly me contó que era una gran profesora en su época y Leanne me dijo que es Riley quien lidia con ella sola y su diagnóstico, porque sus hermanos se han desentendido ya que ellos si tienen familia y no tienen tiempo para cuidarla a diario como ella está soltera y sin hijos —me encojo de hombros.

—Verdaderos mierdas, como si esa mujer hubiera dejado de ser su madre cuando ellos tuvieron a sus propios hijos.

—Totalmente ¿Vas tú o voy yo?

—Ve tú, la última vez me tocó a mí.

Sonríe me besa y se va dándole una mirada a Riley, que deja a su madre sentada en el banco de la misa mientras se dirige al "baño". Murió uno de los docentes que daba clases y venimos a presentar los "respetos" de una persona que apenas habíamos conocido.

Está es otra de las cosas que hacemos, no pudimos mantener la distancia de ella, entonces coordinamos encontrarnos en algún lugar para vernos a veces las tres y a veces solo una de nosotras, para ella no fue fácil aceptar esto, pero más difícil es permanecer lejos y sí, nos terminamos convirtiendo en lo que nos hizo Luke y estamos engañando a Aurora, pero si la necesidad por estar cerca de Riley no fuera tan fuerte, sería más fácil mantenernos alejadas de ella.

Iris llega arreglandose la ropa y el maquillaje, justo cuando la misa va terminando, Riley entró primero dándome la espalda para sentarse junto a su madre.

—Me dijo que te extraña y te manda saludos, que espera que la próxima seamos las tres —sonrío y la miro.

—Yo también la extraño ¿La pasaste bien?

—Muy.

—Me alegro, amor.

Aurora se presenta al finalizar la misa con Auveri en el cochecito de bebé, no quiso venir y traerla antes para no exponerla a todo esto, pero en cuanto llega y ve a Riley su sonrisa se borra y nos mira a nosotras, que solo vamos enfocadas en ella y la bebé. Suspira, termina de textear y nos mira.

—¿Lili? —se le acerca la madre de Riley— Lili, eres tú —Aurora la mira extrañada— ¿Cómo has estado? Tuviste una hija, Lili ¿Te mejoraste? ¿Te pudieron curar?

—¿Quién es? —pregunta la rubia extrañada.

—Disculpa, es mi madre sufre de Alzheimer.

—¿Por qué me dice Lili?

—Era una antigua alumna que tuvo. La verdad que no desearía que fueras ella, esa chica estaba loca, se obsesionó con mi madre y sus padres la ingresaron a un psiquiátrico, cuando salió los mató y se quitó la vida según dicen.

—Ah, la verdad que hermoso que me confunda con una trastornada —dice con sarcasmo.

—Disculpa ella ya no sabe lo que habla tiene Alzheimer. Vamos mamá, ella no es Lili, es Aurora.

—No, no se llama Aurora, ella es Lili —intenta volverse y tomarla—. Diles tu que ese es tu nombre Lili, espere señora —le dice a su hija—, te veo el lunes en clases Lili y ahí hablaremos sobre tu comportamiento.

—Vamonos me siento incómoda con esa mujer cerca.

Salimos rápidamente del velorio, y yo no pude despedirme apropiadamente de ella, pero no era el momento tampoco. El humor de Aurora mejora invitándonos a merendar algo y a una feria en el otro poblado que le recomendó una clienta. Parece que el mal momento no le afectó tanto como creíamos.

Por cierto la razón por la cual desaparecía a veces era para encargarse de un perro que encontró con sarna e ir a alimentarlo con el remedio que le dió Leanne, era cierto  lo de aquella vez que llegó con barro. No sabíamos que ella era así de bondadosa con los animales hasta que la vimos interactuar con el perrito en cuestión.

Pero no todo son buenas noticias y lo que menos no esperábamos sucedió. A la policía le llegó un video de Riley ayudando a un prófugo de la ley, ese prófugo era nada más y nada menos que Luke. Las noticias locales pasaron a ser nacionales, él estafó a muchísima gente y estuvo desaparecido desde hacía demasiado tiempo ¿cómo un fugitivo pudo escapar del país y seguirnos hasta aquí un pueblito que nadie conoce, ni siquiera Dios.

La policía se lleva a Riley con una gorra negra y ropa oscura con anteojos de sol subiéndola a una de los patrulleros atrás.

—¿No se parece a... ? —miro a Iris.

—No creo, no puede ser.

—Pero es que si lo piensas todo coincide, abrió la clínica hace poco, nos la topábamos en casi cualquier lado y... —se calla de pronto.

—Ah ya vieron las noticias sobre Riley —entra Aurora llena de bolsas de las compras— ¿me ayudan a bajar las bolsas del auto? 

—Claro —le digo y vuelve a salir—, tenemos que hablar con ella —le susurro a Iris que se queda mirando la noticia y luego apaga el televisor para salir con Auveri al patio.

Luego de las investigaciones policiales y tomar declaración, la policía determina que ella solo brindó servicio médico y lo ayudó sin saber quien era por ende la descartaron como sospechosa o cómplice, y se pusieron a peinar la zona y alrededores para tratar de encontrarlo.

Los días que siguieron intentó ponerse en contacto con nosotras, pero no podíamos sacarnos a Aurora de encima, por ende tampoco podíamos ir a verla o hablar con ella. Hace dos semanas que no la vemos ni hablamos con ella, hasta hoy. Iris tuvo que viajar así que "tomo" un avión yo tuve que ir a mi clase de cerámica a la cual no fui y nos encontramos con ella, cerca a la iglesia en ruinas a cual llegamos caminando desde el taller de Rollan.

 —Que bueno verlas y que si pudieran venir —dice nerviosa e intenta acercarse pero ambas retrocedemos un paso—. No voy a hacerles daño.

—Hablemos rápido, yo tengo que volver, Iris tiene que tomar un avión, ¿puedes ser breve? —su gesto se transforma en dolor.

—Déjenme que les explique. Yo no sabía quién era él, como médico no puedo ignorar a alguien cuando necesita ayuda y si lo hubiera sabido tal vez igual lo hubiera atendido, pero no lo habría dejado ir sin dar aviso a la policía.

—¿Estás segura de que no lo conoces? —pregunta Iris primero— que jamás lo habías visto hasta ese día —ella frunce el ceño y niega— ¿Qué hay de nosotras? ¿nunca antes nos habías visto?

—No, hasta ese día que llevaron a Auveri para la primer consulta.

—¿Segura?

—¿Qué están insinuando? —ahora es ella quien está a la defensiva— ¿creen que miento? que yo lo ayude en algo ¡ya les dije que no sabía quien era! y dudo que él les haga algo, parecía muy asustado y no se veía como una persona que estuviera huyendo o planeando hacerles daño.

—¿Por qué lo dices?

—Llego en pésimas condiciones y tenía una marca en uno de sus tobillos como si hubiera estado encadenado, aparte de que su higiene tampoco era la mejor, parecía más una persona que vive en la calle que alguien que se esconde o se prepara para lastimar a alguien. Creo que... —suspira y sacude su cabeza.

—¿Qué?

—Que alguien lo tiene cautivo, cuando vi sus marcas yo di el aviso a la policía y luego se filtro ese vídeo.

La miramos algo incrédulas, quizás toda la situación que vivimos con él en el pasado nos había transformado en personas desconfiadas y sí, es cierto, somos desconfiadas ¿pero quien no lo sería en nuestro lugar? ella había abierto la clínica recientemente, cuando se subió al patrullero se parecía a esa mujer que nos había estado siguiendo, y nos la habíamos encontrado seguido en el pueblo, aunque también habíamos sido parte de influenciar esos encuentros casuales y somos amigas de la misma gente. Pero en todo el interrogatorio, no vimos duda o rastro de que algo no de lo que dice no sea cierto.

—Miren, yo ya les dije todo lo que sé, todo lo que hice y porque lo hice, sino quieren creerme están en su derecho, pero jamás haría algo para lastimarlas, yo... —se aclara la garganta y nos observa fijo— las quiero a ambas, y sé que vernos a escondidas está mal, pero no puedo alejarme de ustedes, por más que lo intento siempre de alguna manera quiero tenerlas cerca, y hasta me conformo con solo verlas a lo lejos. Así que si quieren alejarse, sino me creen y sino confían que lo que digo es cierto —se encoje de hombros—, no puedo hacer más nada —su teléfono comienza a sonar y atiende viéndonos—. Debo irme, es mi madre. Por cierto Lea me dijo que preguntaron cuando abrí la clínica, fue desde hace casi un año, unos meses más del tiempo que llevan aquí, pero la proyección estuvo desde hace tres años, tengo planos, mensajes y todos los papeles que demuestran que lo que digo es cierto, y decidí abrirla aquí no porque me encanté el lugar sino para estar más cerca de mi madre.

Pasa por nuestro lado tomando el camino de vuelta al taller de Rollan donde dejó su camioneta, nos miramos con Iris, tal vez fuimos demasiado desconfiadas y si ella tiene los documentos para probar su inocencia, si están todas las evidencias, por algo la policía la dejó libre. Corremos por el camino y la vemos continuar caminando casi llegando a su automóvil.

—¡Riley! —la llamo corriendo— por qué caminas tan rápido —cuando se detiene y voltea lo entiendo, va llorando—. Por Dios Riley —la abrazo y ella se deja abrazar, Iris llega y se nos pega al abrazo—. Vinimos a la defensiva y en vez de preguntarte, te hostigamos.

—Yo les he dicho la verdad.

—Lo sabemos, cariño —nos separamos de ella y dejamos un beso corto—. Creo que estamos muy estresadas, estos días todo ha sido un caos. Si puedes, por favor perdónanos —ella asiente limpiándose las lagrimas—. Hay una cosa más —nos mira.

—También te queremos —ella sonríe y vuelve a abrazarnos.

—Tengo que irme. Mi madre tuvo una crisis y debo ir.

—Ve —ambas nos despedimos de ella, viéndola marcharse primero. Luego nos subimos al auto para ir a dejar a Iris al aeropuerto—. Escuchaste lo que dijo —miro a Iris—, sobre Luke.

—Sí, y tendría sentido, si él está aquí es raro que no haya hecho algo para perjudicarnos.

El resto del camino al aeropuerto cada una va en sus propios pensamiento ¿quien puede tener a Luke secuestrado? ¿con qué fin? ¿por qué lo dejó salir o se escapó? Mi teléfono suena con una llamada de Aurora.

—¿Dónde estás?

—Sigo en el aeropuerto.

—El avión de Iris salió hace más de dos horas ¿qué haces ahí?

—El vuelo salió con retraso y quería tomarme un café.

—¿Sola? —suspiro agotada.

—Sí, sola ¿tengo prohibido acaso tomar un café sola? —digo irritada y ella se queda callada— Perdón —me disculpo y ella sigue en silencio—, ya voy a casa a...

—Te pregunté para esperarte y almorzar contigo, pero al parecer no estás de humor. Te dejo comida sobre la estufa, me voy con Auveri y...

—¿A dónde te vas con ella? —indago asustada.

—Al parque —dice con obviedad—, no saldré del país con ella, Verónica. Después hablamos —Me corta irritada.

Desde que me vio besándome con Riley, ella desconfía y no la culpo, porque si supiera que aún la veo, que ambas la vemos, no solo desconfiaría, sino que se largaría con nuestra hija y con justa razón porque le estamos haciendo a ella, lo que Luke nos hizo a las tres y está mal, sé que está mal y ahora entiendo al desgraciado, porque terminamos haciendo lo mismo. 

No sé como pudo seguir con la mentira por años y no creo que nosotras podamos hacerlo tampoco, porque últimamente las fricciones entre las tres aumenta, el distanciamiento es algo evidente, la desconfianza y la tensión también. Aurora ya no es más esa dulce e inocente y tierna chica que atendía su propia cafetería, su sonrisa casi que se ha perdido y odio haber generado eso en ella, odio ser parte de ese cambio, de haberle robado la sonrisa.

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