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21 No puedo más

Decidimos irnos de vacaciones con Iris, necesitábamos ambas un respiro de todo lo que ha acontecido los últimos meses, es nuestro primer viaje como pareja. Por diez días Aurora ha estado rara, apenas nos responde y cuándo le dijimos que nos iríamos de vacaciones por unos días se puso aún más rara, pero ya habíamos sacado los pasajes no reembolsables así que no pudimos cancelar el viaje.

Decidimos venir a visitar la casa que Iris construyó en la tierra que compró y hasta conocimos a las vecinas de las propiedades que nos rodean, una veterinaria llamada Leanne, y las propietarias de las otras tierras que son las parejas de la veterinaria, se llaman Astrid y Alyssa, con la que tienen tres hijos, la menor Solange es del mismo tiempo que Auveri. Confieso que la que peor me cayó fue Astrid que apenas fue algo sociable a diferencia de las otras dos.

—Aurora no me ha respondido desde ayer, creo que tenemos que llegar e ir a verla —le digo preocupada.

—Está bien, pero ahora vamos al río.

Sonrío mientras tomo su mano y nos dirigimos al río, es nuestro último día aquí y queremos disfrutarlo.

Al llegar a EE.UU decidimos ir directamente a ver a Aurora, al llegar a su departamento golpeamos y ella nos atiende con una cara terrible y se larga a llorar abrazándonos.

—Ya no puedo más —nos dice—, hace cuatro días que no me baño, no sé cuándo fue la última vez que dormí más de dos horas, desayuno, almuerzo y ceno desde hace dos días cereal y leche, porque no deja de llorar y no puedo ir a comprar así al supermercado —Entramos y vemos el departamento hecho un desastre—. Tengo vomito en el cabello, en la ropa y no he podido... —llora desconsoladamente—. Yo no sirvo para esto, llévensela, ustedes van a criarla mejor —nos dice desesperada.

—A ver, Aurora, entremos.

Como puedo la abrazo y me meto con ella, Iris entra directamente a alzar a Auveri que lloraba y que se calma de inmediato entre sus brazos, entonces su madre la ve y comienza a llorar de nuevo porque ella no había logrado calmarla.

—Ven no me quiere. Le cambié el pañal, le di un baño, la leche, la saqué, le hablé, le canté y nada. Estoy tan cansada —comienza a llorar— ¿Sabías que puedes dormirte mientras haces tus necesidades? —me pregunta y niego—, yo tampoco lo sabía, hasta que me dormí cagando, me desperté cuando me caí al suelo.

—Escucha, ver a darte una ducha y a dormir ¿Está bien? Nosotras nos vamos a encargar. ¿Tienes sábanas limpias en la cama? —ella niega—, vamos yo cambiaré las sábanas y tú vete a bañar.

Miro a Iris y ninguna dice nada, Aurora se baña, yo cambió las sábanas y mientras ella y Auveri duermen, limpiamos y ordenamos el desastre de las últimas tres semanas desde que nos fuimos. Me siento en el sofá con la bebé entre mis brazos a la cual le doy el biberón, Iris se sienta a mi lado y me mira mientras acaricia la cabecita de ella.

—No podemos dejarlas —me dice.

—Lo sé —miro a la niña besando su frente— ¿Pero qué podemos hacer?

—¿Te gustó a dónde estuvimos de vacaciones? —volteo a verla rápidamente— Siempre planteamos la idea de irnos y empezar de cero en otra parte.

—¿Sugieres que las llevemos con nosotras?

—Tal vez el cambio de aire, nos haga bien a todas. Nos hizo bien por casi dos semanas, imagina una vida allí y entre las tres podemos con un bebé ¿No crees? —bajo la mirada a ver a Auveri.

—¿Seremos las tías para ella?

—¿O quieres ser la madre? Como la trieja de Leanne, Astrid y Aly —sonríe pero yo no lo hago—. Hablemos con Aurora cuando despierte, tal vez quiera.

Se levanta antes de que pueda decir algo más al respecto, la idea de tener a Auveri a diario no me desagrada, pero no sé si Aurora quiera irse solo así con nosotras, ya se lo planteamos una vez y no estuvo muy convencida.

Aurora aparece mucho más respuesta luego de cinco horas de haber dormido, se restriega los ojos y bosteza mientras nos observa con vergüenza. Se acerca y toma a Auveri entre sus brazos para darle el pecho.

—Perdón, colapse y... perdón.

—No tienes porque disculparte —Iris se sienta a su lado acariciando su cabello—. Sabemos que un bebé es muy demandante y lo has estado haciendo todo sola ¿Por qué no nos has llamado antes?

—Creí que podría, quise poder, pero —mira a su hija— creo que no soy apta para ser madre.

—Lo eres —le dice Iris sonriendo—, solo necesitas ayuda para descansar —ella asiente y se acomoda los anteojos—. Aurora —su mirada se enfoca en ella—, con Vero estuvimos pensando en irnos a vivir a la casa dónde fuimos a vacacionar —su mirada se torna triste y la aparta mirando a su hija— ¿Quieres venir con nosotras? —la observa extrañada— quizás es un gran paso, pero no queremos dejarte aquí sola y creo que un cambio de aire y nuevos comienzos, nos haría bien a las cuatro ¿Qué dices? Puedes pensarlo y darnos una respuesta luego.

—Está bien, lo pensaré —vuelve a mirar a la bebé— ¿Hasta cuándo piensan quedarse? —Iris me mira para que yo responda.

—Dos días más.

Nos acostamos dejando los colchones en el living como hace unas semanas, solo que ahora en vez de tres somos cuatro en los colchones. Iris se acuesta en una orilla a mi espalda, la bebé y yo quedamos en medio con Aurora del otro lado, mi novia es la primera en caer dormida, yo también estoy exhausta pero no puedo dormirme y dejar de ver a Auveri.

—Se ve tan calmada —susurro y veo que Aurora no ha dejado de verme.

—¿No quieres que vaya con ustedes? —la observo extrañada— Cuando Iris lo sugirió no parecías muy convencida y te mantuviste al margen.

—Quiero que estés cómoda con la idea y no lo hagas porque nosotras queremos. ¿Tú qué quieres? —siento movimiento a mi espalda e Iris voltea y me abraza colocando una mano en uno de mis pechos como lo hace siempre. La rubia abre los ojos sorprendida— Lo hace siempre ¿Qué quieres? —vuelvo a preguntarle acariciando la mano de Iris.

—Quiero tener paz para nosotras —mira a Auveri durmiendo y acaricia su pequeña mano—. Quiero sentir que finalmente pertenecemos a algo, quiero darle algo mejor de lo que yo tuve a ella —suspira y besa su cabeza—. Sí, iré con ustedes.

Sonrío y me acerco para besar su frente sus ojos brillan cuando me separado y me mira... como yo miro a Iris, beso la cabecita de Auveri y me acomodo para dormir finalmente, pero volteo a ver a Iris de frente que se aferra a mí dormida ¿Qué carajo acabo de ver? Tal vez estoy alucinando.

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