Llego al departamento y ahí está el inútil, saliendo de bañarse con el elefante trompita al aire, no es que de repente me de asco verlo ya que por arte del hada gay me transforme al arcoíris, pero con qué necesidad anda así desnudo, ni que me fueran a dar ganas por verlo así, aparte de que ya le he dicho muchas veces que no ande así por el departamento, vivimos en un edificio rodeados de apartamentos, hasta yo vi una vez a mis vecinos teniendo sexo, literal se ve en 3D por poco y me sentía que estaba en la habitación con ellos, bueno en el comedor con ellos.

—Hola, traje la cena —le digo, esquivando saludarlo con un beso.

—¿Dónde estabas? —indaga curioso.

—Llenándome de material —me besa—, compraron mis fotos, así que fui a sacar nuevas.

—Qué bien —abre la puerta de al heladera descalzo, ojalá se electrocute, pero eso no pasa, ni que tuviera tanta suerte—. Sé que recién llego, pero tengo que volver a viajar en tres semanas, la empresa va a hacer una capacitación de una semana a sus mejores empleados y adivina quien se ganó su boleto —dibuja una amplia sonrisa—, es en California, sé que es lejos, pero quieren abrir una sucursal nueva allá y si las cosas se dan tal vez, podríamos mudarnos... —ve mi mala cara— ¿Qué, no quieres mudarte? Siempre me dices que quisieras viajar o irte lejos a otro estado y vivir en un lugar diferente ¿Ahora no quieres?

—¿Y qué tal si me consultas a dónde quiero ir? En vez de dar por hecho que te seguiré como un perro a donde se te cante el culo.

Tiro la bolsa con comida a la mesa y me voy a la habitación, siento sus pasos detrás de mí y de seguro que vamos a discutir ¿No podía durar un poco más mi alegría de haberla besado a ella? Entra serio mientras estoy sentada a la orilla de la cama y lo primero que vuelvo a ver es a su cosa flácida frente a mí, le tiro unos calzones para que se los ponga, ver a su amigo flácido es lo menos sexy que hay en el mundo.

—¿Qué pasa? —se coloca el boxer— Nena habla conmigo —odio y he odiado siempre esa manera que tiene de llamarme— ¿Por qué estás tan enojada?

—Porque vives viajando, Luke —intento sonar ofendida y cambiar el enfoque de esto a la misma discusión que tenemos siempre—, porque paso la mayor parte del tiempo sola y porque llegas y dices tal vez nos mudaremos, como si yo no tuviera una vida hecha aquí, amigos y mis proyectos.

—Nena, si nos mudamos viajaré menos, quieren que maneje esa sucursal y estaré más tiempo en casa, contigo —justo lo que no quiero, no ahora con Iris cerca—, podemos ir a vivir a un lugar mejor, asentarnos y por fin tener —lo miro— una mascota ¿Es lo que siempre has querido, o no?

Un hijo es lo que siempre he querido, ser madre era parte de mis planes, es un deseo que escondí profundo porque no estaba listo hace años y a veces me encuentro deseando demasiado ser esa mujer embarazada que veo cuando camino por la calle, pero despreocúpate que muy pronto haré mi deseo realidad así sea sola o bueno quizás con Iris —sonrío.

—Ves te gusto la idea de una mascota.

«Me gusta la idea de que seguramente me voy a acostar con tu otra esposa».

—Sí, pero sigo teniendo una vida aquí.

—Bueno no es algo seguro, lo volveremos a hablar si llega el momento —besa mi frente—, quizás tengamos que ir a ver lugares donde vivir y firmar ambos los papeles de alquiler o quizás podamos comprar una pequeña casita —sonríe— ¿Qué me dices?

—Que tengo hambre, vamos a cenar.

Cenamos mientras él espera sentado, ni siquiera puso un cubierto, simplemente se sentó y espero que yo hiciera todo ¿Cómo fue que caí en el mismo comportamiento que las mujeres de mi familia tienen con los hombres? Con Iris no ha sido así estos días, ella me ayudó a cocinar, lavar, hacer las compras incluso a limpiar y todo esto mientras también trabajaba con su computadora.

Nos acostamos y al menos esta noche no me insiste en tener sexo, lo cual agradezco porque la verdad que lo que menos quiero es tenerlo adentro, bueno ni siquiera al lado, pero menos adentro y sobre mí.

—Buen día —se levanta somnoliento y me besa con el aliento mañanero derritiendo mis fosas nasales— ¿Por qué no me despertaste para desayunar juntos? —porque no quiero ver tu asqueroso ser desde tan temprano.

—Es temprano y ayer llegaste cansado, yo tengo que salir ahora a tomar unas fotos más, no vendré a comer me iré lejos a tomar fotos, el día está perfecto.

—Okay.

Dice bostezando mientras se acomoda el gallinero, ya que se está rascando los huevos y luego se huele la mano ¿Por qué hacen eso? Es desagradable.

Tomo mi equipo y salgo. Desde hace horas no recibo mensaje de ella, solo sé que llegó bien, seguro está durmiendo, como me gustaría que ella fuera quién se levantó a desayunar conmigo y no él. Llego a los puestos callejeros que se van preparando para abrir y tomo algunas fotos mientras compro algo para comer más tarde es entonces que me entra su llamada y sonrío.

—Buenos días —dice una voz algo adormilada y ronca desde el otro lado—, ya te extraño.

—Buenos días, yo también te extraño ¿Qué haces despierta tan temprano? ¿Estás teniendo nuevos propósitos y ahora quieres madrugar?

—¿Yo? No, para nada. Pero tomé el teléfono para ver tu chat, te vi en línea y como te extraño decidí llamarte ¿Qué haces tú tan temprano levantada? por tu voz clara y el ruido, supongo que no estás en el departamento.

—No, no podía seguir viéndolo más tiempo y decidí aprovechar mi tiempo y salir a tomar fotos. Resulta que al parecer descanso mejor cuando tú duermes a mi lado —ella suspira y aunque no la veo, sé que está sonriendo—. Me dijo que tiene una capacitación la semana que viene en Hawái, ya no sé si es cierto o no y la verdad no me importa.

—Conmigo no viene, no me ha dicho nada, no sé si va con Aurora, tal vez sea cierto ¿Te das cuenta que tendremos toda una semana liebre de él? —sonrío y le contesto, claro que me había dado cuenta y esperaba que al hablar con ella me dijera algo con respecto a eso.

—Sí, lo noté... ¿tienes alguna idea o propuesta? gracias —le digo al vendedor de puesto callejero que me da un crepé relleno calentito.

—Voy o vienes, pero de que nos vemos, nos vemos. Aunque —suspira— si nos ponemos a pensar, yo he ido la ultima vez, creo que lo justo es que vengas y claro que vas a quedarte conmigo —no está a discusión y tampoco me resisto—. Por cierto mañana me van a pasar el informe de lo que averigüé de él y Vero —me quedo callada cuando su tono cambia a uno más serio— no sé si va a gustarnos lo que encontraron, el investigador sonaba algo serio cuando me llamó.

—Seguro que no, solo espero que este imbécil no nos haya metido en algo peor, porque de divorcio a viuda, hay solo un paso y ausencia de latidos —mientras ella ríe volteo mi rostro y observo que a alguien sacándome fotos, frunzo el ceño—. Iris te llamo luego...

Corto rápido la llamada y me hago la tonta caminando por los puestos tratando de no espantar a mi paparazzi, me meto a uno de los puestos y de reojo veo a esta persona seguirme o es muy novato o es muy idiota, le mando mientras un mensaje a Iris informándole mi abrupta interrupción de la llamada, me pide que por las dudas le mande la ubicación en tiempo real y se la mando guardando mi teléfono para poner mi completa atención en acorralar a esta persona. Rodeo uno de los puestos y saludo a la dueña que ya me conoce, dejándome pasar y perderme para colocarme detrás de él que mira hacia todos lados cuando me pierde de vista.

—¿Me buscabas? —voltea de pronto y tomo su cámara antes de que decida correr, veo algunas de las fotos que tomó y son todas mías y algunas con Iris— ¿Quién eres? ¿quién te mando?

—No tengo que decirte nada. Dame mi cámara —intenta tomarla y doy un paso atrás amenazando con tirarla lo que lo detiene.

—Tienes tu cámara llena de fotos mías, esto es acoso, maldito imbécil.

—Escucha, no quiero problemas ¿está bien? me contrataron, soy un investigador privado y estoy recaudando información.

—¿Quién te contrato? —él se niega a hablar y amago con dejar caer la cámara, entonces su rostro se torna pálido y creo que se le bajó hasta el azúcar— Dame un nombre.

—No puedo hacerlo, no tienes idea de quién es ella, me matará si se entera.

—Así que es un ella —él abre los ojos grandes al ver que se le escapó esa información, se nota que es un novato— ¿Dime tiene algo que ver con mi esposo? —el frunce el ceño mostrándose confundido, es demasiado fácil de leer— ¿por qué conmigo? ¿te pidió seguir a alguien más? ¡habla!

Unos niños me empujan, él me arranca su cámara de las manos y comienza a correr, yo lo persigo entre los puestos, es rápido pero yo también, voy a agarrarlo, llegamos a la calle y comienza a meterse entre los autos, en verdad está desesperado y loco para arriesgar su vida así, una moto casi lo choca, antes de llegar a él se sube a un taxi y lo veo escapar agitada, me entra una llamada de Iris.

—Hola, estoy bien, pero se escapó —logro decirle luego de poder respirar—.  Iris, creo que hay otra mujer involucrada y nos está siguiendo o al menos a mí me sigue, ten cuidado y se  precavida con tu entorno no creo que sea la última vez que encontremos que alguien nos toma fotos.

—Dios, siento que el corazón se me va a salir del pecho —me dice claramente angustiada— pensé que te había pasado algo cuando comenzaste a moverte rápido por la ubicación, estoy temblando ¿segura que estás bien?

—Sí, sí, estoy bien ¿escuchaste lo que dije? alguien nos está investigando y sacando fotos, creo que era un detective privado.

—Sí, escuché, tendré cuidado —Mi teléfono suena con una llamada entrante de Luke.

—Te tengo que cortar, me está llamando el imbécil.

—Claro, hablamos luego, Vero —la escucho antes de colgar—, solo cuídate ¿si? no salgas a lugares sola, no quiero que nada te pase.

—¿Preocupada por mí?

—Claro que sí —suspira—, no quiero que algo malo te suceda, tenías razón en algún momento debemos parar con esto y quizás ese momento este más cerca de lo que pensamos —la llamada de él se corta—, en cuanto tenga el informe mañana te llamo y hablamos ¿está bien? 

—Claro y tú también cuídate.

—Lo haré, ahora llámale al maldito idiota —me río—, adiós y ya te extraño, demasiado.

 —Yo también, te mando un beso.

Llamo a Luke y solo me preguntaba si no he visto su camiseta favorita, la misma que Iris destrozó en su casa cuando fui a confrontarla, para esa estupidez me hizo cortar la llamada con ella, que maldita perdida de tiempo. Sin más ánimos para tomar fotos, me voy a la galería para ver a mi mejor amigo y ponerlo al corriente sobre la situación y me da otra perspectiva.

—Vero no te enojes —toma mi mano en cuanto ve que me levanto enojada—, me cae bien, pero es la otra esposa, y la conoces relativamente desde hace poco, no sabes que tanto puedes confiar en ella verdaderamente.

—Johan yo sé que... —suspiro hastiada— los besos que nos dimos no fueron fingidos, no creo que ella esté con él ¿Qué ganaría con quitarme de en medio? podría haberlo confrontado, no ayudarme a hacerle la vida miserable. Si quisiera estar con él podría habérselo quedado hace rato —me sobo las sienes—. No me hagas sobre pensar las cosas, por favor. 

Claro que no soy estúpida y lo pensé mientras venía camino a verlo, no puedo nublarme solo porque ella me gusta, pero en todos los escenarios llegue a la misma conclusión ella no gana nada teniendo a este inútil de marido, nuestros besos fueron reales, la forma como ella ve y seguramente yo la veo es real, y la forma en la que ambas queremos estar cerca de la otra también es real. Aparte ella tiene los medios y el dinero, como para seguir teniendo de lastre a este cretino.

—Lo siento, solo lo pensé ¿Qué hay de la otra mujer?

—¿Qué con ella?

—Dijiste que era un novato, tal vez ella ato los cabos sueltos también y si es dueña de sus cafetería y atiende mesas, quizás es lo que sus recursos le permitieron pagar  —lo había pensado también, pero ver la expresión del joven y su claro gesto de terror al hablar de la persona que lo contrato, me da la impresión que no podría ser Aurora, ella se ve demasiado tierna.

—No lo creo, cuando el joven hablo de quién lo contrato, su gesto fue de terror absoluto al querer sacarle información, dijo que ella lo mataría, arriesgo su propia vida tratando de huir como loco entre el trafico, tenía mucho miedo de que me enterara quién es su cliente, y Aurora se ve le tipo de chica que regala abrazos y se sumerge entre libros, tiene la ternura que nos falta a Iris y a mí, creo que podría haber otra —apoyo la cabeza entre mis manos cansada— ¿con cuantas mujeres más puede estar? ¿acaso tiene una en cada estado? ¡Este maldito hijo de puta! —golpeo el escritorio de su oficina y él me toma la mano para calmarme—, como no se le secan los huevos o se le cae el pito.