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Parte/ 7



Patricio y Amaranta, nacieron en una comunidad de las aldeas en la toscana Italiana, llamada Santa Prisca, el barón don Antonino Fontana conocido por su crueldad, era el dueño de grandes viñedos, la mayoría de los aldeanos trabajaban para él, vivía en un antiguo castillo rodeado de una muralla de piedra tallada, desde la torre se podían admirar los grandes viñedos don Antonino poco a poco se fue adueñando de las tierras aledañas pertenecientes a los aldeanos, no tenía competencia es por eso, que les compraba a un bajo precio aprovechándose de la necesidad de los dueños.

Amaranta es una mujer muy bella, antes de contraer matrimonio con Patricio, trabajo en el castillo de don Antonino, Amaranta cuidaba de las dos hijas del amo de la casa, éstas tenían una maestra que le daba clases particulares, Amaranta fue obligada a tomar las mismas clases que las niñas para que las ayudara con sus tareas escolares, al principio lo vio como una tarea aburrida, pero conforme pasaba el tiempo termino disfrutando las clases.

Además de las clases reglamentarias, aprendió a tocar el piano y a hablar francés, cuando las niñas terminaron su instrucción secundaria, viajaron a la ciudad de Catania la segunda ciudad de Sicilia la primera es Palermo, cuando las chicas se fueron Amaranta y Patricio se casarón muy enamorados y así siguieron pese a las carencias que sufrían, resistieron la guerra con muchas carencias, pero cuando termino fue peor y con tres hijos, es por eso que se decidieron a abandonar a su querida Italia y viajar a América, Patricio no pudo realizar su sueño la muerte se lo impidió, pero con la ayuda de Dios Amaranta y sus hijos si lo iban a conseguir, Amaranta nunca se imaginó que los estudios que recibió le iban a servir de mucho.

Ella les dio clases a sus hijos, pero con su hija se esmeró más le enseño todo lo que ella había aprendido, incluido el idioma francés, solo le faltaron las clases de piano por falta del instrumento musical, le enseño la escala musical y a leer música con la esperanza de que los tiempos mejoraran y algún día pudieran comprar un piano, cuando subieron al barco lo primero que hicieron fue dirigirse a sus aposentos si así se les podía llamar, era unas largas filas de camastros tan solo divididos por una cortina, no existía la privacidad, pero se las iban a apañar no les quedaba de otra, habían pasado tan solo unas horas cuando un hombre mal encarado con unas hojas de papel en la mano, se paró frente a su camastro y con voz tronante dijo los nombres de ella y sus dos hijos.

─AMARANTA ROMANO

─¡¡PATRICIO Y SYLVANA CARUSO!!

─Yo soy Amaranta y ellos son mis hijos.

─Síganme les voy a mostrar su lugar de trabajo.

─Vamos hijos.

El hombre los guio hasta el ala de primera clase, los tres se quedaron sorprendidos por el lujo tan exquisito y comparado con las buhardillas don ellos iban a dormir, este lugar era semejante a un elegante salón de un palacio, llegaron a uno de los camarotes, el hombre tocó la puerta una camarera abrió la puerta.

La señorita Sylvana, la dama de compañía de la señora Apolonia Rosso─ dijo el hombre.

─Pasé por favor señorita Sylvana, la señora espera por usted.

Al entrar al camarote éste era muy elegante ahí, sentada, estaba una dama vestida elegantemente y ataviada con costosas joyas Sylvana se quedó parada a la entrada la señora al ver la indecisión de la chica la invito a entrar.

Allez fille, ne sois pas timide, quel est ton nom? (Pasa no seas tímida, (cuál es-tu nombre)

─Mom nom est Sylvana, pour servir diu at toi. (mi nombre es Sylvana para servir a Dios y a usted)

La dama le habló en perfecto francés y Sylvana le contestó en el mismo idioma, la señora le preguntó en italiano.

─También sabes leer y escribir en francés.

─Si, señora Apolonia.

─Tenía mis dudas al verte tan joven, pero el administrador de empleos no se equivocó al elegirte para mi dama de compañía.

Al oír las palabras de la señora Apolonia Amaranta intervino.

─Va a ver señora que no se va arrepentir de tomar a mi hija como su asistente ella es una buena hija y sobre todo pese a sus catorce años es muy responsable.

─Eso espero, Sylvana se va a quedar a dormir en mi camarote ¿Tiene alguna objeción?

─Ninguna señora.

─Muy bien eso es todo, se pueden retirar, tu Sylvana empiezas desde este momento como mi dama de compañía.

─Si señora, como usted ordene ¿puedo ir por mi ropa?

─Después iras.

Amaranta quedo muy complacida, no le dio importancia al hecho de que no se hablara nada sobre el sueldo de su hija, ya que estaba más que pagada con que su hija no durmiera en la boardilla que les correspondía por el hecho de viajar en tercera clase.

Después se dirigieron a una oficina un empleado los recibió.

─Aquí traigo a uno de los mandaderos.

─¿Cuál es tu nombre muchacho?

─Patricio Caruso, señor para servirle.

─Bien, mañana a las ocho de la mañana te espero se puntual.

─Si señor, hasta mañana.

─Bien señora vamos.

Cuando caminaban hacia las cocinas le salió un hombre al paso.

─Señor Petroni, tenemos un serio problema con el pianista.

─¿Que pasa con el pianista?

─Está muy indispuesto y no va a poder tocar está noche en la bienvenida de los pasajeros.

─Que contrariedad y en dónde voy a buscar a otro pianista.

─Señor Petroni, yo se tocar el piano si usted gusta me puede hacer una prueba─. Exclamó Amaranta.

─Si eso es verdad, vamos con los integrantes de la orquesta ellos le harán la prueba, espero no me este mintiendo para librarse del duro trabajo de la cocina.

─Claro que no señor, a mi no me asusta el trabajo duro.

Se dirigieron hasta el elegantísimo salón donde se le daban los últimos toques para recibir a los pasajeros de primera clase para darles la bienvenida.

─Fredo esta indispuesto, esta señora va a tomar su lugar mientras el se pone bien de salud, le pueden hacer la prueba, para ver si les sirve, si no para buscar a otra persona.

Amaranta se dirigió al lugar donde estaba el piano se sentó y empezó a tocar una alegre melodía que leyó de una partitura que estaba en el mismo, al mismo tiempo que canturreaba la melodía, los músicos se pararon alrededor del piano y le servían de coro a la mujer, cuando ella termino todos aplaudieron el director de la orquesta exclamó.

─Hemos encontrado a nuestra pianista, no busque más.

─Me siento muy honrada, pero me temo que no será posible ya que no tengo ropa presentable para un evento tan importante.

Ese no es problema ¿Verdad Petroni? Tu te encargaras de conseguir ropa para nuestra nueva pianista.

─Si yo me encargo, pero es prestada y solo tocara el piano mientras Fredo el pianista se recupera─ ¿Le queda claro señora Amaranta?

─Si señor lo tengo muy claro.

El señor Petroni llevo a Amaranta a un elegante camarote toco la puerta, una mujer ataviada con una elegante bata les abrió la puerta.

─¡Oh la, la! señor Petroni a que se debe su visita?

─Déjate de zalamerías Cocó, traigo a la señora Amaranta para que la pongas presentable ella va a tocar el piano, ya que Fredo se encuentra indispuesto.

─Pasa Reina, me supongo que quieres que le preste ropa ¿no es así?

─Así es señorita Cocó, si no es mucha molestia, le contesto Petroni.

Déjate de sarcasmos y lárgate yo me hago cargo.

Cuando las dos mujeres quedaron a solas Amaranta le dijo a Patricio su hijo.

─Hijo cuida de tu hermano.

─Si madre, esta tarde lo cuido yo, pero mañana quién lo va a vigilar.

─Por hoy cuídalo, no sé a qué horas regrese.

─Pero el ya no esta tan chiquito como para andarlo cuidado como si fuera una mujercita─, replico Patricio.

─A ver lo que aquí veo, es que el hermano mayor, no quiere cuidar al menor─ Dijo, Cocó

─Pero lo tiene que cuidar es su hermano─ refutó Amarante

─¿Cuántos años tiene el bambino?

─Tiene doce años, pero es muy inquieto, es muy dado a meterse en problemas.

─Pues ya no es un niñato, como para que lo cuiden como si fuera un bebe.

No, si fuera un bebe sería más fácil, ya que los bebes se quedan en donde tú los dejas, pero este niño.

─Lo que tú necesitas es mantenerlo ocupado y yo tengo la solución, sígueme.

─¿Pero la persona es de fiar?

─Claro que sí, es un viejo profesor, que enseña a los hijos de los pasajeros, como veras nos esperan meses de viaje y quién mejor para entretener a los bambinos (niños), malcriados que una mano dura como la del profesor

Amaranta fue tras la mujer, solo tres camarotes más, Cocó tocó la puerta al mismo tiempo que decía.

─Soy yo profesore Adriano, habrá la puerta por favor.

─Ya va, ya va, cuál es la prisa.

─Profesore Adriano, necesito un favor para mi amiga.

─Dígame en que les puedo servir bellas y exquisitas damas.

─Profesore, déjese de zalamerías lo que precisamos de usted es que cuide de un bambino.

─¿Pero señoras como me piden eso, no ven que ya soy viejo, no estoy en edad para cuidar de un bambino.

─Mi hijo ya no es tan pequeño tiene doce años.

─Oh, señoras por ahí debían de haber empezado, tráiganmelo yo lo mantendré ocupado se los aseguro, ¿a que hora viene por él?

─Yo voy a tocar el piano y no se a que horas me voy a desocupar.

─Bien, bien aquí que duerma pondré una manta en el piso.

─Gracias profesore en este momento se lo traigo.

Amaranta fue por su hijo menor hasta la buhardilla como ella le decía al lugar que les habían asignado para dormir, regreso con él y se lo entrego al profesor Adriano, no sin antes recomendarle que se portara bien y hiciera todo lo que el profesor lo pusiera hacer, Cocó le presto ropa elegante, ya que también ella era parte del elenco de la orquesta, ella era la solista, cuando Fredo el pianista se recuperó ella siguió en la orquesta cantando a dúo con Cocó, fue instalada en un camarote donde dormía con su hijo Patricio.

El viaje duró casi seis meses, Sylvana gracias a doña Apolonia aprendió hablar inglés al igual que Fabrizio, ya que el profesor con tal de mantenerlo ocupado le contaba historias maravillosas de USA su próxima patria mientras le daba clases de inglés.

Amaranta y Patricio aprendieron lo más elemental del idioma, y tal como se los dijo Antonino antes de abordar el barco.

─Trabajando se les hará menos largo el viaje.

Eran las dos de la tarde cuando se escuchó una gran algarabía, toda la gente corría hacia la proa Amaranta y sus hijos también lo hicieron al llegar se quedaron extasiados ahí ante sus ojos se erguía la estatua de la libertad esa estatua majestuosa que les daba la bienvenida.

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