
Parte/28
Al día siguiente se levantaron, se asearon, desayunaron y bajaron a la playa privada, se metieron al mar, se pusieron bastante protector solar, tendieron las toallas en la playa, se dispusieron a asolear sus cuerpos, iban a reanudar las confidencias, cuando un empleado llego y le dijo a Pilar.
─Señora Pilar, la buscan unas personas.
─Gracias Genaro, no te dijeron sus nombres.
─No señorita, perdone, pero no les pregunte.
─Está bien, voy para allá
─No sé quién puede ser, les dije a mis padres que no dijeran donde estoy quería privacidad.
─No, te enojes entre más pronto los atiendas, más pronto regresas.
Se puso su pareo y fue a ver quién eran los intrusos, se llevó una grata sorpresa con los visitantes, pero, aun así, no estaba muy contenta con la interrupción, los visitantes eran unos viejos amigos de sus padres que tenían una finca cercana a la de ella.
─Pilarcita, te vimos cuando llegabas y vinimos a saludarte, teníamos mucho tiempo que no coincidíamos.
─¡Norma, Osiel, es un placer saludarlos! Pilar los saludo con un cálido abrazo, pasen, gustan una limonada o algo más fuertecito.
─No, no te lo agradecemos, solo pasamos a saludarte, por un momento pensamos que habías venido en compañía de tus padres.
─Por esta vez vine sola, quiero poner en orden mis pensamientos,
─Por cierto, no enteramos de la muerte de tu marido, nuestro más sincero pésame, espero que pronto te recuperes de este duro golpe, ya lo sabes niña, si en algo te podemos ayudar cuenta con nosotros.
─Gracias yo lo sé.
─Bueno niña, te dejamos, vamos al aeropuerto a recibir a unos amigos que vienen de Holanda.
─Gusto en saludarlos.
Los señores salieron de la finca, Pilar le dijo a la empleada
─Por favor Guille, que sirvan la comida en la playa
─Sí, señora, como usted ordene.
─Ya regresé, son unos amigos de mis padres, nos vieron llegar y pensaron que ellos habían venido también, ya se fueron.
─Al poco llegaron los empleados con la comida, volvieron las confidencias ahora le tocó el turno a Roció.
─¿Y a ti Roció como te ha ido en tu matrimonio, sigues viviendo en Cabo? Y pasa la receta estas delgadísima.
─Sí, sigo viviendo allí, y por fin soy dueña de un pequeño restaurante, no es muy grande, pero ya es mío, la especialidad son las langostas, me va bien no me puedo quejar, entre mi hermano Charly y yo lo administramos, él se quedó al pendiente para que yo pasará la navidad, yo me regreso y él se viene a pasar año nuevo, así mi mamá nos ve a los dos y a sus nietos. Mi hermano se casó y tiene dos hijos, Fer, mi hijo, está en tercero de prepa, y pues hay voy. Mi mamá gracias a Dios está bien, su padre, mi abuelo murió, no le dejo ni un quinto de herencia, pero con su muerte mi mamá por fin está en buenas relaciones cuando entre hacer mis prácticas en el restaurante todas las empleadas estaban locas por él incluyéndome, no saben lo que sentí, cuando de todas las empleadas incluyendo a una que otra clienta, me escogió a mí para que fuera su novia, imagínense yo la gorda, yo sabía que todos me decían a mis espaldas Roció la gorda.
Por un tiempo fui la mujer más envidiada y feliz, fui una estúpida en no ver las señales, lo que Jean en verdad quería de mí, yo estaba en las nubes, todo paso rápidamente, cuando menos pensé ya me estaba casando al civil con mi flamante esposo, el me presento a un amigo.
─Mira Chío, te presento a mi mejor amigo.
─Raymond Vial, mucho gusto.
─Roció Murphy, mucho gusto.
─Este hombre es más que amigo, es como mi hermano.
─A leguas se veía que yo le caí como un grano en el culo, pero estaba correspondido, me pareció demasiado pedante.
─Pero bueno yo seguí con los ojos vendados, por fin nos casamos, salimos de viaje de bodas como ustedes ya lo saben, viajamos a Cabo San Lucas, tuvimos nuestra noche de bodas, no fue Wow, pero tampoco estuvo mal, hasta ahí todo iba muy bien, cuando las cosas cambiaron fue cuando al otro día apareció su mejor amigo, Raymond, haciéndose el sorprendido, según él, fue solo una casualidad que el escogiera el mismo lugar para vacacionar y pues ahí empezó mi pesadilla.
El tipo se aparecía en todas partes donde andábamos nosotros, y ya no se despegaba, yo quedaba totalmente excluida de la plática, ya que ellos siempre hablaban en francés, y pues como ustedes comprenderán nosotros aprendimos el idioma, pero nada más para defendernos, llegaba en momento en que mi cabeza era un lio y ya no captaba lo que ellos decían.
Las dos amigas estaban tan concentradas en la plática de su amiga que ninguna de las dos se atrevía a interrumpir a su amiga, aunque, Pilar no dejaba de repetirse en su mente.
─Lo sabía que este imbécil traía algo entre manos, pobre de mí amiguita.
Parte/nueva
─Bueno para no hacerles el cuento largo, una tarde estaba en una silla playera a lado estabas dos mujeres muy guapas, cuando vieron que Jean estaba en la barra del bar, una de ellas dijo.
─Mira nada más que preciosura de hombre está en la barra. hay papacito quiero todo contigo.
─A mí me divirtió el comentario de la mujer, pensé a ver qué cara pones cuando te des cuenta que esa preciosura ya tiene dueña, la otra amiga le contesto.
─Sí, tienes razón está como quiere lástima que sea gay.
─¡No inventes no me digas eso por Dios!
─Pues si te digo yo mismo lo vi en plena acción, ayer en la nochecita salí a caminar a la playa y lo vi con otro hombre igual de guapo que él, creo que hasta más atractivo, se estaban dando unos besos, yo me quede como hipnotizada viéndolos de pronto el más guapo se puso de rodillas y le empezó a dar sexo oral ¡Ah mira precisamente ahí llega su pareja!
─Ya no quise oír más, estaba más que claro, él solo me había usado, para conservar su trabajo, las reglas del restaurante decían específicamente que no se les daba trabajo a los homosexuales, ahora ya todo cambio, pero todavía hace veinte años eran muy prejuiciosos.
─Pues no te creas, todavía hay muchísima gente que no acepta a las personas con preferencias sexuales diferentes, pero que hiciste.
─Por lo pronto me refugie en mi recamara, sabía que en ese momento lo encaraba, sería capaz de matarlo, me sentía traicionada, burlada, mi boda había sido una farsa, por unos momentos me enloquecí, me quite el pareo que cubría mis carnes, quede completamente desnuda viendo como las lonjas en todo mi cuerpo sobresalían, ni siquiera mi mitad se veía mi panza la tapaba totalmente, empecé hablarme a mí misma.
─¡¡Pero como eres ilusa gorda asquerosa que un hombre como ese se iba a fijar en ti, mírate al espejo ahora que tienes valor, nunca te atreviste a verte desnuda, mírate esa cerda eres tú, cerda, cerda, cerda, eres sólo una cerda asquerosa, y las cerdas asquerosas como tú, no tienen derecho a ser amadas, anda vístete y sal a atiborrarte de comida, las cerdas todo el día comen!!
No me quise oír a mí misma y tome un frasco de perfume y lo arroje al espejo éste quedo hecho pedazos. Tome uno de los pedazos de vidrio y me iba a cortar las venas, afortunadamente Jean ya venía al cuarto, cuando no me vio escucho el estruendo del espejo y entro encontrándome como loca, cuando lo vi me le deje ir, quería cortarle la cara, enterrarle el vidrio en medio del corazón, el me detuvo y sin ningún esfuerzo hizo que soltara el vidrio.
─¿Pero ¿Qué te pasa te volviste loca o qué?
─Eso quisieras, pero no, no estoy loca, desgraciado, degenerado, mientras le decía todos los insultos que venían a mi mente, arreglaba mi maleta segada de coraje y despecho.
─Me quieres explicar que es lo que te tiene tan fuera de sí.
─Sí, pero creo que el que tiene que explicar eres tú, pero ya no hay necesidad en este momento dejo el hotel, para que instales a tu amante, y dejes de andarte exhibiendo en la playa con él, para que te haga sexo oral sin temor a que te vean y los refundan en la cárcel por degenerados y faltas a la moral, ahora si dime de quien fue la luna de miel, mía o de tu asqueroso amigo, o más bien tu hermanito, porque eso fue lo que me dijiste, ─No─ que lo querías como a un hermano, los hermanos no se cogen, infeliz
─Cuando le dije eso se puso pálido como un muerto, solo atinó a decir.
─Pero como sabes eso, quien te lo dijo, yo, yo, perdóname por favor.
─Que quieres que te perdones, tu bajeza, tu falta de escrúpulos, tus mentiras.
Tomé mi maleta, mi bolso y salí del cuarto antes de dejar la habitación le dije.
─Vete a la mierda, perro asqueroso me das asco.
─En esos momentos llego Raymond a la habitación, me preguntó
─¿Todo bien?
─Chinga a tu puta madre, puto de mierda.
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