Parte / 15
-¿Sí, ¿Yaretzi crees que tus papas te den permiso de acompañarme el sábado a festejar mi cumpleaños?
-¿Yo, dijiste mi nombre?
-Claro o conoces a otra Yaretzi
-Creo que si me van a dejar ir
-Le voy a decir a mi mamá que le pida permiso a la tuya
Pilar no lo podía creer y dijo como no queriendo la cosa
-¿Y no puedes invitar a otra amiga?
-No, mi mamá fue muy clara nada más a un amigo
-Fue la primera vez que Pilar sentía celos, nunca antes nadie la había hecho a un lado, pero sonrió y dijo.
-Bueno pues vamos a seguir jugando.
-Yaretzi y Pepe se sentían muy bien juntos no por atracción física si no porque Yaretzi era más bien como un amigo que amiga, era muy adaptable y jugaban los mismos juegos de niños en esos años se jugaba mucho al Atari en la televisión, Yaretzi jugaba tan hábilmente como un niño, si alguna niña quería hablar con Pepe Yaretzi era la encargada de concertar las citas, ella estaba cansada de que las niñas la acosaban pidiéndoles que llevará recados para el niño, ella les dijo.
-Si quieren que les dé recados o citas con pepe les voy a cobrar diez pesos.
Era una suma alta en los años ochenta, ella puso esa tarifa para quitarse de encima a las niñas, pero grande fue su sorpresa que el dinero le empezó a llegar gracias a su amiguito
Para ella sólo era un juego, pero en la primaria y secundaria fue la niña más envidiada de la escuela.
Cuando terminaron la primaría, los abuelos maternos de Pilar la sorprendieron con una noticia.
-Mi niña queremos llevarte a Disney, aunque ya conoces, creo que en esta edad te vas a divertir más, ¿quieres ir?
-Sí, sí quiero ir, pero si voy sola no me voy a divertir, podemos llevar a mis amigas.
-¿Crees que sus padres las dejen ir?
-Pues si tú les pides permiso, a sus papás yo creo que sí, le dijo a su abuela.
-Hay niña en que apuros me metes, pero todo sea para que mi niña se divierta.
Rose, fue a hablar con los padres de Yaretzi.
-Mamá te busca la abuelita de Pilar.
-Hay que barbaridad, que habrá hecho esta muchacha, para que venga esa señora tan encopetada, en fin voy a ver que se le ofrece.
-Señora buenas tardes, ¿dígame en que le puedo servir? ¿Le puedo ofrecer un cafecito o te?
-No, no señora no le voy a quitar su tiempo
-Miré el motivo de mi visita es para pedirle permiso, para llevar a su hija a Disney acompañando a Pilar.
-Hay Dios, Disney, no está a la vuelta de la esquina, no sé si mi marido quiera dar el permiso, además la niña no tiene pasaporte
-Por eso no se preocupe, mi abogado se encarga de eso, Yaretzi que había escuchado la conversación y rompiendo las reglas de la casa de no interrumpir la conversación de los mayores.
-Mami, mami di que sí, di que sí.
-Niña que te he dicho de interrumpir a los mayores
-Perdón, pero di que sí me dejas ir a Disney
-Hay esta niña, no le digo bien, mire ahora que llegue mi marido le voy a decir y mañana ya le tengo la respuesta.
-Mire señora dígale a su esposo que no se preocupe las niñas van a estar muy bien cuidadas, otra cosa si su esposo da el permiso, no le vaya a dar dinero, todo va por nuestra cuenta, me despido tengo que ir con los papás de Roció.
-Al parecer la señora no sabía que Roció no tenía papá, Darcy no dudo ni un minuto en dar el permiso, ella quería que su hija gozara de lo que ella había disfrutado ya que ella no se los podía dar, no iba a impedir que alguien más se lo diera. Israel no fue tan fácil de convencer, pero al igual que Darcy, se convenció que era una buena oportunidad de que su hija conociera Disney el sueño de todo niño
El abogado de los abuelos de Pilar se encargó de tramitar los pasaportes de las niñas, Yaretzi, le dijo a Pepe
-Pepe voy a ir Disney.
-¿A Disney cuando vas a ir y con quién?
-La abuelita de Pilar nos va a llevar
-No, inventes mi mamá me dijo que si quería ir, pero le dije que no pero si tú vas yo también voy
-Sería padre ir los cuatro.
-Así lo hicieron, la mamá de Pepe se puso de acuerdo con la abuelita de Pilar, y se fueron, la madre de Pepe también fue.
-Se divirtieron muchísimo, fue un viaje inolvidable para los cuatro, mientras los niños se divertían en el parque de diversiones cuidados por unos guardaespaldas, la madre de Pepe y la abuela de Pilar, se divertían a su manera visitando tiendas y spas de lujo.
Regresaron cargadas de regalos, todo lo que quería Pilar, les compraban a las dos amigas pobres, duraron mucho tiempo, comentando su increíble aventura de lo bien que se la pasaron en USA, no solo en Disney sino también en la mansión de los abuelos de Pilar, los niños fueron tratados como pequeños millonarios.
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