Parte / 13
Cuando Pollet llego a la casa de la señora Cayetana esta no se anduvo con rodeos.
─Te mandé llamar por lo siguiente, estas son las llaves y la dirección de una casa que adquirí para Darcy, por el mantenimiento de la misma no se preocupen mi administrador se va a encargar de eso, estas son las llaves de su carro, me haces el favor de entregárselas.
Gracias señora, Darcy se va a poner muy contenta, aunque a ella le hubiera gustado verla.
─Es mejor así.
Pollet salió de la casa se dirigió al departamento de su amiga, a darle las buenas noticias.
─Darcy te traigo buenas noticias.
─¿Supiste algo de Alberto?
─No, mujer y es mejor que lo olvides.
─Mi panza no me deja que lo olvide, cada día crece más, ¿pero dime cuales son las noticias?
─Tu madre te manda esto.
─Unas llaves, estas son las llaves de mi coche, ¿pero estas de donde son?
─Tu madre te compro una casa, vamos empaca tu ropa, para ir para allá, por fin vas a dejar este lugar, si no cometiera un delito, le prendía fuego con mis propias manos a esta pocilga donde tanto has sufrido.
─En pocos minutos empaco las pocas pertenencias que tenía, los muebles no se los podía llevar ya que el departamento se alquilaba amueblado, las dos salieron del lugar en que Darcy había sido muy feliz y al mismo tiempo tan desgraciada.
─Llegaron al domicilio a Darcy le gusto la colonia tenía varios jardines, muy cerca de la casa había un gran parque lleno de árboles, muy buen cuidado, tenía su iglesia, jardín de niños, primaria, secundaria, y un poco más alejado una preparatoria con universidad, que más podía pedir el lugar no era tan elegante como el domicilio de sus padres, era para clase media alta.
Cuando entraron a la casa quedo gratamente sorprendida, estaba completamente amueblada, en una cómoda había un sobre con la dirección de la mueblería y una nota.
─Si no te gustan los muebles los puedes cambiar por unos de tu gusto, Cayetana.
No había nada que cambiar los muebles era de la mejor calidad y de un gusto exquisito, su madre era experta en elegancia, cuando abrió el gran closet vio toda su ropa colgada, la ropa interior guardada en los cajones, sus zapatos acomodados en una cajonera especial para zapatos, en el tocador estaban sus costosos perfumes y su tratamiento de belleza, también estaba su cofre con sus joyas, una libreta de banco con una considerable suma su madre no se había olvidado de nada, lloro de felicidad, por un momento sintió que su madre la odiaba, pero, ese gesto decía todo lo contrario, llena de felicidad abrazo a su amiga aunque Pollet no le había dicho nada de la visita que le hizo a su madre sabía que ella tenía mucho que ver con su cambio de suerte.
Alberto había tenido razón, sin él su vida había cambiado, aunque ella hubiera preferido vivir como había vivió hasta hace unas pocas horas, pero al lado de su adorado Alberto.
A los seis meses de haberse instalado en su nueva casa nacieron los gemelos un niño y una niña, para todos sus vecinos, ella era una joven mujer viuda que su esposo había muerto en un accidente automovilístico a los pocos meses de contraer matrimonio, la pensión que su madre le depositaba en el banco la ayudaba a vivir holgadamente, pero sin los lujos a los que ella estaba acostumbrada, pero eso era mejor que nada, los enamorados no le faltaron pero ella quedo traumada con su primer amor, aunque muy en el fondo vivía esperando a Alberto, los niños crecieron sabiendo la versión de su madre, que su padre había muerto antes de que ellos nacieran cuando Roció le pregunto
¿Por qué no tienes fotos de tu boda?
Ella simplemente contesto.
─Las destruí, cada que las veía revivía el momento cuando fui a la morgue a identificar el cuerpo de tu padre.
La niña nunca más volvió a preguntar, su madre tampoco le hablo de sus abuelos, de sus hermanos, ni tíos, ni primos.
Darcy tuvo nuevas amigas de su nuevo nivel social, ya que para las anteriores parecía que había muerto, solo Pollet no le dio la espalda, ella sirvió de madrina de los dos niños y el padrino fue Alonso, con el tiempo se casarón y tuvieron dos hijos.
─Pollet era el único contacto que tenía con su madre, también la tenía al tanto de todo los chismes de sus antiguas amigas, algunas veces tuvo encuentros casuales con sus hermanos la saludaban educadamente, pero nunca la invitaron a sus hogares ni mucho menos a sus eventos sociales, al principio se sintió muy mal, pero con el tiempo se acostumbró, quizás cuando su padre muriera ellos cambiarían su modo de pensar hacia ella y sus hijos, por lo pronto ella era la oveja negra de la familia que se enfrentó a su padre por un vividor, a esas alturas del partido ella había comprendido que Alberto nunca la había amado, solo la había utilizado para escalar una posición social más alta, al no conseguirlo simplemente se alejó sin mirar hacia atrás.
Al contrario de sus hermanos ella si estaba muy al pendiente de la vida de ellos por los periódicos en la sección de sociales, no les guardaba rencor ella sabía que, si una de sus hermanas hubiera hecho lo misma que ella, también hubiera actuado de la misma manera, su padre era implacable cuando sus órdenes no se cumplían al pie de la letra.
Le daba gracias a Dios de haber sacado adelante a sus dos hijos, sin la ayuda de su padre después de todo él era el que había salido perdiendo nunca tendría el amor de esos dos pequeños, su madre Cayetana estaba al tanto de su vida y la de sus nietos, a ella le hubiese encantado ser parte de su vida, pero era más el miedo que le tenía a su marido, que se conformaba con ayudar a su hija y a sus hijos económicamente, los niños siempre recibían un regalo en su cumpleaños, navidad, día de reyes y día del niño.
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