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Mi guardaespaldas

Dva


Estamos en camino de Neutre, sin los Bainet, sin los Americanos y con Tri esquivando de poco a la muerte. Podemos decir que nuestra primera misión está fallida, no solamente no hemos salvado a nadie, pero también perdimos a Tri.

Ameth sabe algunas cosas sobre medicina, por lo que es él que da los primeros auxilios a Tri. Ella recibió tres balas y fue apuñalada con su katana, por el tamaño de la herida no puede ser otra cosa, sería una desgracia perder a Tri.

—Temo que se va a convertir en planta tu amiga señorita —dice Ameth sentándose en la silla del copiloto. Echo un vistazo en el retrovisor y veo a Kape acariciando la cabeza de Tri con la mano derecha e investigando el collar que sigue dando una vibra espeluznante con su luz y las gotas de sangre—. No veo como van a poder salvarla…

—¡Ya verás! En menos de tres días Tri estará bromeando sobre todo esto —interviene Adin.

—¡Ni que fuera Jesús!

—¡Ameth! —exclamo sorprendida.

—¡Señorita! —contesta en el mismo tono.

—No puedes así…

—¿Así cómo?

—Eres tan…

—¿Tan qué?

No sé que decir, ósea sí sé, pero no quiero decirle cosas que pueden dañar a sus sentimientos ni a nada. Ameth ha vuelto, no quiero perderlo tan pronto, no quiero perderlo nunca más.

—Ameth, Tri está en un estado crítico, no puedes bromear sobre eso. No sabes cuanto ella tuvo que hacer para salvarnos, en un día solamente llegó a salvarnos a Adin y a mí más veces que nuestros propios padres lo hicieron —digo pensando a mis padres que nunca quisieron de mí—. No podemos perder a Tri porque sin ella no seremos ninguna de las trenzas de la guerra, no seremos el oreo de chicas que somos.

—Sí chico, sin Tri podemos decir que nuestras misiones se acaban antes de que hayan podido empezar —termina diciendo Adin.

—Bueno, está bien, mis disculpas señorita.

Después de decir eso, no vuelve a decir nada más, se queda mirando el camino en la ventana de la furgoneta blindada que habíamos recuperado después de asegurarnos que ningún Ucraniano que no sea Kape nos esté siguiendo.

Los chicos, Ameth y Kape, quedaron sorprendidos al ver a la furgoneta que podía ser invisible. Primeramente pensaron que les estábamos jugando una broma, pero cuando vieron aparecer la furgoneta de la nada se quedaron alucinados.

—Ya estamos por llegar —digo más para las chicas que para los chicos. No hay ningún cambio en el estado de salud de Tri, no mejora ni empeora—. Deberíamos buscar un lugar seguro para dejar a los chicos, no podemos llegar con ellos así de directo.

—¿Y eso? —pregunta Ameth— Yo creía que era un lugar neutro.

—Claro que lo es, pero no podemos aceptar que cualquier desconocido venga a unirse con nosotros y que después salga como una espía —contesta Adin—. A ustedes dos les damos nuestra confianza, más les convenga que no nos defraudan.

—Exacto, como dice Tri, no sabéis lo que somos cuando eliminamos nuestros sentimientos —concluyo entrando en el camino que lleva al bosque.

Paramos a una buena distancia de la entrada de supervisión, los chicos bajan aunque un poco reticente, ya que Kape no quería en ningún caso dejar a Tri sola en este estado. Hasta ahora me pregunto por qué Tri no acepta los sentimientos de este chico, él le adora de la misma manera y puedo decir que es aún más que Ameth me adora.

—Déjanos aproximadamente una hora, vendremos a buscarles —dice Adin, quien es la única que puede salir de la furgoneta—. Podéis aprovechar para conocer el uno al otro, no sé, hagan cosas de chicos.

—En cosas de chicos, Adin no quiere decir que se pongan a pelear —agrego—. Es importante que evitan pelear, no me gustaría tener que explicar a Tri como es que su querido tiene tantas heridas.

—Déjalo Dva, ya ves que él no está para bromas —dice Adin.

Es verdad, Kape parece ser un hombre al que su esposa está en sala de parto y no sabe qué hacer. De vez en cuando echa un vistazo al interior de la furgoneta como si quisiera esconderse en algún parte.

En tres minutos llegamos en la puerta de supervisión, registraron la furgoneta con aparatos que detecta hasta un bicho más y nos dejaron pasar después de quitar una mosca que se había infiltrado.

—¿Quién les dio el orden de salvar a los Americanos? —pregunta el coach supremo mirando severamente a Adin y a mí— ¿Cómo habéis podido desobedecer a los primeros órdenes que tuvieron que seguir?

—Coach, todo fue mi culpa, quiero asumir mi responsabilidad —contesta Adin devolviendo su insignia.

—También fue mi culpa, si hay que castigar, deben castigarme también —contesto devolviendo la mía.

—La que será castigada es vuestra alfa, a partir de ahora ya no seréis tres para las misiones —asevera el coach supremo—. Mitexei les acompañará, y en caso de que Tri no sobreviva, ella se convertirá en la Tri del trío.

¡Bendito sea la ciudad de Ochora! ¿La Mitexei como Tri del equipo? ¡Ni pensarlo! Si Tri no se recupera, yo dejo Neutre. Mitexei es la imagen perfecta de la típica chica envidiosa. Por el tiempo que pasé aquí, siempre vi como solía hacer para ser la primera en ser elegida.

Mitexei tiene una complexión fina, como la mayoría de los Neutre, menos Tri claramente. Mide un metro setenta, aproximadamente, es castaña con grandes ojos grises, nariz recta, orejas grandes que parecen ser paraguas y es frentona. Es admirada por la mayoría de los chicos de Neutre, sobre todo los deportistas de Coronel Mamá's institut y de las otras universidades también.

—Hasta ahora ella ha seguido nuestras órdenes a la letra, no es porque ustedes son novatas que tienen derecho a errores. Tampoco no me vengan a decir que el error es humano ni que nadie es perfecto, eso ya lo sabemos todos. Pero tenéis que dar todo vuestro ser para seguir el camino que habéis decidido seguir —asevera—. Nada es fácil en este mundo, nada es gratis. El precio de la vida es tan cara que la muerte es la que viene a cobrar las deudas. Si por cada fallo en sus vidas, dejen de combatir, ustedes terminarán siendo esclavas de la vida. Ella no pensará dos veces en mandarles todo tipo de problemas, ansiedad, depresión, enfermedad y etcétera…

—Coach, lo sentimos, solo quisimos evitar que los Americanos entran en la guerra entre Rusia y Ucrania —explica Adin—. Queríamos evitar que la guerra se expande, pero no sabíamos que ellos solo estaban fingiendo ser cautivos.

—Al igual que los Bainet —continúo—, ellos no necesitaban ayuda, solo querían averiguar si todo anda bien. Adin también necesita ser hospitalizada, en poco el efecto de la medicina se estampará y ella sentirá todo.

—Bien, dispongan. Mitexei vendrá a verles más tarde —dice el coach supremo—. ¡Ah! Hablando del lobo, aparece la luna.

Adin y yo nos miramos sorprendidas, no por el hecho de que el coach supremo trátese Mitexei de luna o de lobo, tampoco por el hecho de que llegue minutos después de que estemos hablando de ella, sino porque llega acompañada de Ameth y Kape quienes tomaron tiempo para hacerse extremadamente guapos.

Ambos están vestidos de vaqueros con camisetas grises y tenis. Sus vestidos parecen haber sido rotos por los ramos de los árboles, sus rostros también tienen esa pinta de hombres del bosque. Adin y yo quedamos boquiabiertos delante de la escena.

《¡Mi guardaespaldas!, murmura la voz posesiva de mi mente. 《Es mi guardaespaldas. Mío, solo mío…》

Mis ojos se topan con los ojos burlones de Ameth, esa misma mirada que me dio en la carrera al darse cuenta de que yo estaba fijando su miembro. Le veo morderse el labio inferior, presiono el puño para no saltar en sus brazos y besarlo delante de todos.

—Coach, le presento a Kape y Tesla —La maldita hace como si no estuviéramos aquí Adin y yo—. Ellos llevan meses intentando salir del bosque sin resultado, me gustaría pedirle el favor de que se queden con nosotros.

¿Tesla? Es el nombre de mi coche favorito, estoy segura de que Ameth es él quien eligió el apodo. Vemos a los chicos irse con Mitexei y el coach supremo, en unas horas serán libres. Libres de quedarse en Neutre o de irse para no volver nunca más. Espero que sea la primera opción porque no me gusta la idea de Tesla, ósea Ameth, olvidándose de mi existencia.

—¿Qué carajo fue eso? ¿Desde cuándo tu chico se llama Tesla? —pregunta Adin, una vez que estemos dentro de nuestro apartamento.

—No es mi chico Adin, es mi guardaespaldas —corrijo abriendo la puerta de mi cuarto. Miro a la puerta cerrada de Tri, en realidad no hay diferencia cuando ella está dentro o fuera, pero me falta su propio silencio, un silencio diferente al que se puede sentir ahora—. Agradece a quien sea por salvarnos del resto del sermón del coach supremo.

Me quito la ropa, tomo una ducha en la que me lavo el cabello y me limpio las uñas. Al volver al cuarto me dejo caer, como Tri lo hace siempre, tan desnuda como un bébé en el vientre de su madre y me quedo dormida.

Estoy tan cansada que sueño que Tesla entra en mi cuarto vestido de un short negro y una camiseta verde oliva, que empieza a masajear mi cuerpo empezando por mi espalda.

—Mi espalda —digo somnolienta—, mi hombro, mis muslos… Necesito un masaje general.

—Lo que tú deseas señorita…

Pego un brinco al escuchar claramente la voz de Tesla. Sonrojo, avergonzada de darme cuenta de que no estaba soñando. Él realmente está en mi cuarto, con sus manos llena de aceite masajeando mi espalda.

—¿La señorita quiere que su guardaespaldas le haga algo más? —pregunta con voz ronca pasando las manos sobre mis nalgas.

Giro para estar acostada de espalda a la cama, me siento, abro los muslos y tomo su mano derecha.

—La señorita quiere que su guardaespaldas le masajea aquí —digo frotando su mano contra mi miembr○—. También quiere que le quitas algo que lleva guardando desde el día de la última carrera.

Él sonroja, pero empieza a acariciar mi miembr○ sin dejar de mirarme a los ojos.

—Ya eres mía, ya eres mi señorita, ahora te voy a convertir en mi freno —dice poniendo sus labios en mi cuello.






¡Hola amilectores! Espero que les gustó este capítulo.

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