Apunta. Dispara. Apunta. Dispara.

-Amor deja de jugar con la pistola.

Hago pucheros escondiendo mi cabeza en el mango pendiente de mi camisa rota

-Sabes muy bien que a tu madre no le gusta que juegues con la pistola -apunto el conejo de mamá que se escapaba de la casa seguido de mi hermanito y disparo-. ¡Joder niña!

Mi padre grita al ver caer a mi hermanito, me quedo petrificada al no ver a su cuerpito reaccionar. Yo quiero mucho a mi hermanito, nunca hubiera querido herirle a tal punto de quitarle la vida.

Mi madre sale corriendo al escuchar el grito de mi padre y cuando vio a su hijo en el suelo y a la sangre manchando su camiseta blanca me miró como si iba a asesinarme. Camina hasta mi altura y me da la bofetada de mi vida.

-¡Alicia no pegas así a la niña! -se molesta mi padre con ella.

-Eres una jodida bastarda, una desgraciada-dejo caer la pistola al escuchar las palabras de mi madre, son más duras que sus bofetadas.

Nunca en mis siete años había sido abofeteada, pero nunca tampoco había escuchado a alguien hablarme tan fríamente y con tanto odio. Ni siquiera las chicas de mi colegio me hablan tan mal.

-Una intrusa que llevó su desgracia a mi familia -quiero decirle que yo también hago parte de esta familia, pero no consigo decir nada al verla tan roja de rabia-, una maldita huérfana que sus padres dejaron entre los desperdicios.

-¡Cállate Alicia!-mi padre salió de la casa secándose la sangre sobre su pantalón recién puesto- ¡Por las santas deja de decir tantas maldades a la pobre niña!

Las lágrimas recorren mis mejillas al escuchar que al menos mi padre está de mi lado.

-Tu hijo está vivo -miro perplejo a mi padre. Seguro que nos está tomando el pelo, los tres vimos muy bien la sangre y como mi hermanito no reaccionaba-. Solo se desmayó de miedo o al ver la sangre.

Muestra sus manos donde se le quedaban algunas manchas rojas.

-Puedo decir que apuntas muy bien pequeña guerrera -dice acariciando suavemente mi pelo-, tomaste el conejo por la cabeza.

Lo sigo cuando se va a lavar las manos en el pozo del jardín. Mi padre es mi ídolo, mi modelo de vida, le vi tantas veces utilizando su pistola que aprendí a tirar a escondidas con el arma de bola de mi hermanito.

-No quería asustarle -digo sosteniendo el recipiente para que pueda lavar bien sus entre dedos-, solo quería verificar si es lo mismo que tirar con la pistola de juego de mi hermanito.

-Así que aprendiste a cazar sin siquiera salir de tu cuarto pequeña guerrera -dice sacudiendo las manos y poniéndose a caminar-. Debería llevarte uno de esos días, así tendremos más carne para comer.

Pasa las manos en el pelo mirando con un poco de vergüenza la casa como si estuviera a punto de contarme un secreto que tiene vergüenza de contarlo.

-Oye pequeña guerrera -me toma por los brazos y me levanta del suelo llevándome como lo hacía cuando yo era más pequeña-, no importa lo que te dijo Alicia, seguirás siendo mi hija, mi pequeña guerrera.

-Pues tu pequeña guerrera no entrará en mi casa-ruge Alicia poniéndose en la entrada-, y si haces un paso más con ella y la pones dentro, Kerry y yo nos marchamos.

Mi padre se queda mirándola hasta darse cuenta de que ella iba en serio. Mis pies toman tierra, pero mi alma de niña vuela muy lejos de mí, dejándome un sabor amargo de haber sido una estafa durante mis siete años.

-Nos iremos si esa asesina sigue viviendo bajo este techo que pertenece a nuestra familia -repite.

***
-¿...quedarte aquí? -recibo un latigazo que me hace torcer el cuerpo de dolor.

Ocho años siendo su juguete sexual y de tortura no me hicieron acordarme de no dejarme llevar por mis pensamientos cuando él está tan cerca de mí.

Sacudo negativamente la cabeza sabiendo que si digo que si me castigará por querer algo que tuve en mi pasado: el dormitorio personal de mi padre.

-Eso digo yo -dice satisfecho pasando sus dedos en su barba-, aquí no es un lugar para tí.

Se levanta y le sigo como su perrita, cabizbaja. No debo mirarle en los ojos, no debo ni siquiera abrir la boca para toser si está cerca. Alicia me vendió al mismo tiempo que vendió la casa, dijo a mi padre que yo había hecho una fuga y que no sabían nada de mí. Me enfurecí el día que él que me compró me lo dijo y sigo enfurecida cada vez que pienso que mi hermanito ha sido su cómplice.

-¡Corre! -no me lo hago repetir, no es la primera vez que atacan al tipo que me compró y casi siempre deberíamos estar atentos a cada ruido.

El desgraciado es un mafioso, uno de los grandes tiburones de la droga. Muchas veces me forcejeó a drogarme, pero siempre opto por ser castigada de las peores maneras. Acabamos llegando a la sala de armas, no importa quien más entrará detrás de nosotros, lo mataremos sin piedad.

- ¡Toma eso y ve a esconderte detrás de la puerta! -pone en mi mano el mismo revólver con cuál había matado al conejo, me estremezco al ver "pequeña guerrera" escrito en él. Esa escritura Itálica no puede ser ni más ni menos que la de mi padre- Dispara a todos los que vayan a pasar por aquí, yo me encargo de encontrar una salida.

Muchas veces me pregunté la razón por la cual las otras esclavas de ese tío no volvían cuando iban en sus largos viajes, yo aún era todavía demasiada pequeña como para que me lleve a algunos sitios sin levantar sospechas, así que no sabía lo que podrían estar haciendo.

Cuando cumplí quince años, él me llevó por primera vez a uno de los clubes donde siempre iba. Me hizo bailar delante de todos y me cogió ahí, a la vista asquerosa de hombres tan asquerosos como él. Agradecí el cielo al darme cuenta de que él no dejaría otros tocarme porque si no hubiera hecho todo para suicidarme, ya estoy bastante sucia como para serlo más.

Eso es lo que pensaba antes, en un momento donde mi razonamiento había cogido vacaciones y que no había vuelto todavía. Haber sido violada tan joven, me cambió en una chica cerrada y fría, me encerré en mí misma y no abrí el pico durante mucho tiempo. Pero me di cuenta de que seguir viviendo es un lujo que muchos no tienen y desmembré a todos los pensamientos que me hacían odiar a mi persona. Ser violada es cruel, lo sé, pero eso no significa que es el fin del mundo.

¡Hola, hola!

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