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Capítulo 3: Sucesos Extraños

Capítulo 3:

Nueva York quedó atrás y fue reemplazado por un escenario distinto al que estaba acostumbrada a ver: Una escena panorámica de una variada vegetación, dando la impresión de ser un paisaje verde que, en comparación con la carretera que recorre el bus donde viajo,  muestra un raro contraste de lo moderno con lo natural. La carretera era un estrecho camino de asfalto mojado a causa de las lluvias que caen en Oregón con mucha frecuencia. (Cosa que a mí me fascina porque  amo a la lluvia y los paisajes verdes, y más cuando de niña deseaba vivir un lugar así…)
Cuando llegamos  a la parada, bajo del autobús con una maleta en cada mano.  Por supuesto, no ando sola. Alicia no quería perder oportunidad de formar parte del “misterio,” según ella.

– ¿Cuánto tiempo nos quedaremos en este lugar? Preguntó mi amiga, vestida de una ropa ceñida de negro, sus cabellos dorados recogidos en un moño,  oculto en un gorro de lana.

–No lo sé… –murmuro –cuando tengamos las respuestas, supongo. 

– ¿Y cuáles son las  preguntas?  En pasos suaves andamos.

–Uno: ¿Por qué han ocurrido  los dos asesinatos  en este sitio? Dos: ¿Quién está encargado? Tres: ¿Por qué y con qué motivo? Cuatro: ¿Cuál es la causa de la muerte  de la primera víctima y mi pariente y porque estan conectados...?

Alicia sonríe, como ahogando una risa.

– ¿De qué te ríes?

–Nada, que tienes que ser sobrina de esa Anna para ser tan idéntica a ella.

– ¿Por qué lo dices? Aquello me confunde.

–Porque lo eres…: Poseen casi la misma personalidad, los mismos gustos, las mismas ideas y las mismas convicciones. Son una viva reencarnación de Hércules Poriot, solo que en versión moderna y femenina.

Estallo en carcajadas por su ocurrencia.

– ¿Qué? –Alicia también ríe – ¿No es verdad?

–Agradezco que tengas esa imagen de mí, pero… ¿Hércules  Poriot? A Anna le hubiera causado risa si te oyera decir eso, porque ni por allá lejos nos parecemos a él, ni en versión femenina. Aunque, ciertamente Agatha  Christine pudo ser esa versión femenina del Detective Poriot, de todos modos, ella es la Autora de ese personaje.

–Sí, que descanse en paz. 

–Que descanse en paz. Murmuramos ambas con un movimiento dramático de la mano tocando el pecho, como en honor a un soldado caído.

                                                              
***

<<Cuando miró la foto que  sostenían sus dedos, se preguntó quién era aquella persona…

“¿…Cómo era su vida antes de perderla…?” Se preguntaba.
Era demasiado tarde, pero se podía evitar otras vidas, otras almas que sufren y padecen en esta esfera terrenal, para tener doble sufrimiento en este lugar… 

El cuerpo estaba allí, inmóvil. Mirándolo con unos ojos que reflejaban turbación, como si le estuvieran diciendo: ¿Es eso correcto lo que haces  a los demás? Tenían unos ojos hermosos, de azul plomizo, a causa de la muerte, que envolvió su cuerpo en una palidez y frialdad, pero que si hubiera estado viva, debieron ser semejantes al zafiro.  La foto estaba en blanco y negro. Se ve que había estado en un desfile, seguramente deseaba ser modelo, porque poseía los rasgos de una mujer bella, de cabello oscuro, pero cuyo nombre se le desconoce. Como no soporta la culpa, se levanta para irse cuando,  un deseo repentino lo obliga a volver, a contemplar esos ojos que nunca le vieron, que nunca le conocieron, pero que podía llevarse, al menos, el olor de su recuerdo, como si fuera un amor no correspondido. Acercándose a la camilla donde reposa el cuerpo, se baja la cremallera de su pantalón, deslizándose hacia el cuerpo como un amante, tocando sus senos y sus cabellos. Descargando su lujuria, juntamente con el sonido de sus gemidos, al cadáver que en ese momento estaba poseyendo…    

                                                           
***

Sentada en una cama que se ubicaba en la habitación de un Hotel que Alicia y yo nos topamos para refugiarnos de la lluvia,  contemplo una foto de Anna que fue tomada hace pocos  años, creo que fue Alexandre quien la tomó. Es un excelente fotógrafo, pero yo no estaba allí, en aquel entonces estaría en la Universidad y Anna terminó sus estudios para empezar a trabajar en la Empresa. Ni siquiera lo conocí hasta 1 año después de que ambos salieran y terminaran por motivos que siguen siendo vagos para mí. Solo sé que cuando nos enamoramos, lo que había entre ellos murió por completo. Así que quedaron como  amigos.

– ¿Qué miras?

Apresuradamente guardo la fotografía.

–Nada. Contesto con un bostezo, pues había dormido hace un rato.

–Oye, yo sé que estás pasando un momento duro pero… –se sienta a mi lado –no deberías enfocarte  mucho en el pasado. El pasado es pasado. “Hay que vivir en el presente y mirar hacia adelante…”

No puedo evitar en sonreír.

–Es una bella frase. ¿Dónde la  leíste?

– ¿Leerlo? Oh no, preciosa, todas las frases que me sé de memoria las aprendí de mi madre. Era uno de sus pasatiempos favoritos…

– ¿Dónde está?

–No está en ningún lado… –sonríe con tristeza–ella falleció.

Si la muerte de Anna me sorprendió, esta me dejó en shock.

– ¿Falleció? ¡¿Cuándo?!

–Hace muchos años, ocurrió cuando nos dejamos de vernos en la secundaria. Ella salió a comprar algo y…

Silencio.

–Nadie sabe cómo murió.

– ¿Ah no?

–No… –el rostro de Alicia se torna pensativo –ella murió como Anna, hallaron su cuerpo casualmente en…

La frase queda en el aire.

El reloj marca las 8:12 pm cuando ambas nos vestimos y salimos de la habitación en silencio.  Sin embargo, muchas miradas se clavaron en nosotras cuando llegamos a las mesas, y era obvio el  motivo por los comentarios que nos siguieron mientras  nos dirigíamos a nuestro puesto...: yo llevaba puesto un elegante conjunto ceñido de rojo. Mi cabello, del color del vino estaba peinado de un lado,  caía  de forma graciosa sobre mis hombros, colgándome espesas y largas ondas. Mi piel parecía porcelana. De cejas oscuras y largas  pestañas que dibujaban una expresión de misterio en mis ojos, de color verde, semejante a la esmeralda. De estatura normal. (Ni muy  grande, ni muy pequeña.) Rasgos ligeramente finos. De contextura fina. (Ni gorda, ni muy flaca.) Mi aspecto es la viva imagen de una mujer hermosa. (Aunque la gente exagera diciendo que luzco como una modelo de Hollywood por mi contextura esbelta y las curvas que resaltan mi cintura. Pero eso es porque me esmero en verme bella. Porque quiero sentirme así, deseo no sentir vergüenza de los defectos que no me gustan mencionar y que la gente no quiere ver. El problema es que, por mucho que me esfuerce sigo sintiéndome insatisfecha con mi aspecto porque no es como me lo imagino.)

Alicia llevaba puesto también un elegante conjunto, pero ceñido de negro. Ella sí es la viva imagen de una mujer hermosa y con porte de actriz. (Literalmente es la gemela de Chloe Grace Moretz): Su cabellera espesa y abundante cayéndole en ondas sobre sus hombros como una cascada de oro. De piel clara. Con cejas perfectamente dibujadas con encanto encima de sus oscuras pestañas. De rasgos finos, estatura normal, aunque un poco más alta que yo.  De contextura delgada.  Los ojos verdes como la hierba fresca. Con una imagen sensual y tierna, muy simpática que logra ganarse el favor de otros.

Cuando nos sentamos, los clientes no dejan de mirarnos  con expresiones estupefactas y poco a poco se expande el  murmullo de mesa en mesa, con comentarios similares a…: “¿Quiénes serán?” “Son hermosas… ¿Cuánto tiempo se quedaran?” “¿Serán acaso Artistas? No recuerdo…”Parecen ser modelos…” “Se parecen a tal persona…” “¿Son turistas…?”   Y cosas semejantes a esas.  Al oír  los comentarios que la gente hacía sobre nosotras nos echamos a reír.

–No sé qué me dices tú, pero esto me recuerda a la película de “Montecarlo…”

–Eh… ¿Cuál?  Pregunté, conteniendo otra risa.

–La que protagoniza Selena Gómez –comenta Alicia con una risita  –no recuerdo si la película se llama así pero, tú me entiendes…

–Cierto, en pocas horas seremos famosas.

–…Así como confundieron al personaje protagónico por una que era idéntica a ella, así mismo nos confundirán también.

–Que gracioso seria.  Sonreímos por la idea disparatada cuando se presentó un sirviente con un menú en la mano, muy elegante.

–Buenas noches, mis señoras…–habla el mozo en acento francés – ¿Qué desean ordenar esta noche? 

Alicia y yo consultamos el menú.

–Quiero esto. Respondemos al unísono antes de dar cada quien lo que quiere e irse el mesero apresuradamente; ninguna habla por un largo rato.

–Voy al baño. Dice Alicia, se levanta y se pierde de vista.  

Sola, me sumerjo en mis pensamientos, recordando la experiencia del viaje: <<Demasiado incómodo. >> El viaje transcurrió largo y de paso tuve que irme en un autobús porque Alexandre no quería darme el boleto de avión; una fuerte discusión tuve que soportar con él,  no había podido siquiera convencerlo de que me acompañara. <<Si tan peligroso consideraba que fuera sola… ¿Por qué no me acompañó?>>  <Es complicado…>>  Pienso para mí, sin poder entender los raros comportamientos que él tiene en algunas ocasiones, como si quisiera decirme algo pero no puede hacerlo. Solo sucede cuando le pregunto de dónde saca tanto dinero: ahí se pone raro. Hasta ahora nunca me lo dijo. Y cuando discutimos mi labor en Oregón volvió a actuar del mismo modo. ¿Por qué? ¿Acaso trabaja en Oregón o tiene contactos? Trato de darle vuelta a sus motivos. Su silencio. Y sigo sin obtener respuesta...

<<–…No te lo sabría decir amiga –decía una voz femeninadesde que desapareció…Nadie la ha vuelto a verla…>>  

Cuando volteo para ubicar a la persona de la voz, encuentro  a una mujer de cabellos oscuros, recogidos en un moño, vestida de un conjunto simple, hablando con otra mujer, a espaldas. Cuya mesa donde se hallaban sentadas estaba cerca de donde estoy; queriendo hacerle caso omiso a la conversación vuelvo a pensar en mis problemas pero...la ansiedad, la preocupación y temor que hay en su voces despiertan mi curiosidad.

<<–…Y lo más raro no es eso –continuaba la voz –sino que la hermana de ésta, una periodista, falleció unos días antes de desaparecer la muchacha. 

– ¿Cómo falleció?

–Nadie sabe –respondió la voz –no hallaron el cuerpo si quiera. 

–Qué raro… ¿Qué crees que sea?  Preguntó la otra mujer.

–No lo sé…>>

Aquello llamó mi atención.

Desde que dejé  de ver los rascacielos de Nueva York, el viaje en autobús,  a pesar de lo fastidioso que me resultó tuvo sus momentos extraños…
<<Recuerdo haber oído algo parecido –pienso al recordar algo –parece que hay  un montón de casos similares circulando desde que dejé la ciudad…>>

<<–Lo que no entiendo –comentaba la otra mujer –es como pudieron haber desaparecidos ambas de una forma casi similar…: Vinieron aquí a Oregón y desaparecieron. Una hermana falleció,  para que, días después, la chica desapareciera de manera inesperada.

Tarde o temprano tiene que aparecer…

–Pero… ¿Qué pasa si no es así?

–Por favor, no seas pesimista.
 
– ¿Y qué pasaría si fuera cierto...? Si no fuera así, no andaría desaparecida.

– ¡Pero es solo una suposición! No puedo decirte nada porque entonces insistes en ello…

–…Y si es una suposición… ¿Por qué andas preocupada si dices que tarde o temprano aparecerá? Es obvio que opinas lo mismo que yo.

No lo sé –dice la voz –creo que me preocupa el hecho de que esa suposición sea cierto, por eso no quiero pensar de esa forma, sería injusto.

–Es verdad…bueno, esperemos que la policía  nos dé respuestas. Temo que los periodistas y reporteros la han pasado muy mal buscando declaraciones. Por  algo no quieren hablar, ni siquiera piensan seguir indagando sino dejárselo  a los Federales, como si fueran a resolver algo. >>

–<<Si, por su culpa nadie sabe que sucede o qué  tienen. Solo quiere hacernos creer que todo es un accidente o mierdas de ese tipo. ¿Por qué están empeñados en ocultar estos casos? Si tan banal les parece...

Un suspiro de frustración. Silencio. Hablan otra vez pero cambian de tema, finalizando la conversación anterior.

–Hola –dice Alicia, sacándome un poco de mis pensamientos –parece que el mesero se olvidó de traer nuestra comida, aunque, es comprensible porque parece que se metió en problemas… ¿Estás bien?

Creo que dijo algo más, pero no le prestaba atención.

–Creo… –empiezo a decir, pensativa–que ya sé por dónde podemos comenzar.

***

¿…Estás segura?

Andaban solos en el pasillo. (Rodeados de cuerpos que yacían inconscientes en el suelo.) Ambos vestían de unas batas blancas que apenas le cubrían sus diminutos cuerpos, estaban descalzos, muertos de frío por el helado frescor del aire acondicionado que abrigaba el corredor.

–No tenemos opción –responde ella –si no los usamos jamás saldremos de aquí, y tenemos que decírselo a alguien aunque nos encuentren…

El sonido de puertas abriéndose los sobresalta.

–Corre, yo los distraigo.

Resignado, sale corriendo y deja atrás  a su compañera. Llega a una puerta y la abre, saliendo del lugar bajo la luz de la luna iluminándole  el camino, desapareciendo entre las sombras del bosque. Abandonando los gritos, los disparos que rompen el silencio nocturno mientras  intenta en vano olvidar a la niña que ya debe estar muerta…   

                                                             
***

Salimos del Hotel 5 minutos antes de las 9:50 pm. Nos dirigimos apresuradamente a la Comisaría  del pueblo luego de comer y cambiarnos de ropa. Esperando que la lluvia haya cesado para poder salir sin temor a mojarnos.

–No lo entiendo. ¿Qué  puede decirnos esa tal Michelle K.? 

–Es lo que quiero averiguar –le digo, sacando el teléfono de mi bolsillo y marcar su número–Anna me comentó  que esa escritora había  ayudado a la policía  a resolver algunos crímenes  hace tiempo; creo que está en contacto con ellos. Ella podría decirnos algo en caso de que la policía no quiera colaborar.

– ¿Qué  te hace  creer que ella pueda colaborar al tener lazos con la policía? Tal vez no consigamos nada.

– No lo sé, pero es escritora. Algo debe saber. Le preguntaremos si sabe lo que ha reunido la policía y las pistas que tienen. La razón  por la que piensan cancelar la  investigación. Ese tipo de cosas.

– ¿No deberíamos  preguntar a los familiares lo mismo?

–Sí, pero será más difícil o es lo yo opino porque... ¿Cuántos  periodistas y reporteros habrán  entrevistado a las familias de las víctimas?

–No tienes televisor. ¿Verdad?

–Eh...no. ¿Por qué? Le pregunto.
 
–No han transmitido ninguna entrevista con las familias de las víctimas, y si   lo hicieron, no es mucha información. Propongo que hables con la policía  y yo me encargo de hablar con los familiares, entre tanto que esperemos que Michelle se digne en ayudarnos. 

– ¿Te cae mal? Le pregunto, pues me da la impresión de que Alicia siente aversión por esa escritora.

–No, no, es solo que detesto la basura que escribe –arruga la nariz –fantasmas, vampiros, demonios, extraterrestres…

–Tu lees crónicas vampíricas y…

–No, no me estas entendiendo: ella afirma que esas criaturas son reales. Es en serio. Cree que esas cosas existen y publica “supuestas” pruebas como base a lo que escribe; por dios… ¿Qué persona en su sano juicio cree en cosas paranormales? Te creo si hablas de demonios, pero… ¿vampiros, hombres lobo, fantasmas, extraterrestres?

– ¿En serio cree que esas cosas existen? Le pregunto, asombrada. No tenía idea que esa mujer pudiera estar loca. Eso explica porque Anna hablaba de ella con escepticismo.

–Sí, y afirma su existencia, de hecho lleva un collar de ajos y una estaca de madera por si acaso. Pues asegura que un vampiro intento violarla y… -al ver mi expresión, asiente con la cabeza –lo sé, está loca, excepto por la parte de que alguien quería violarla. Imagino que esa persona la asusto tanto que  ella empezó a sufrir una especie de trauma o es lo que creo.

–O tal vez solo es mentira… –le comento al recordar algo –ella siempre hace un show de ese tipo antes de publicar un libro suyo basado a esas experiencias. La gente compra sus libros porque es excelente escritora, pero posee una personalidad excéntrica.

–Si, por eso me extraña que la policía la tome en serio.

–Cierto, y más cuando los crímenes que ayudó  a resolver no tiene que ver con las cosas que escribe.

Nos detenemos a una esquina.

–Bueno, puede ser excéntrica pero es inteligente. –Empezamos a separarnos y empiezo a hablar rápido –Avísame si consigues algo, voy a la Comisaria, nos reuniremos en el Hotel en unas dos horas a no ser que logre contactar a  Michelle  y vayamos a su casa de una buena vez.

–Ok, me llamas cuando Michelle te conteste y termines con la policía. Voy a visitar a la familia de Emma.

–Visite primero a la familia de David Nicholas –le digo tras acordarme de un fragmento de la conversación que tuve con la Sra. Cooper –dicen que se suicidó pero pudo haber sido homicidio, por algo Richard nos envió para acá.

–De acuerdo.

–Nos vemos, amiga.

–Igualmente, estamos en contacto. Me dice antes de alejarse y tomar cada una su camino. Voy caminando apresuradamente cuando oigo el retumbar de un trueno. << ¿Otra vez? ¿Desde cuando llueve tanto en Portland? –Me pregunto, preocupada  de que el clima me obstaculice el viaje – ¿Y porque los medios no mencionaron la muerte de esta periodista y la desaparición de su hermana? Le dije a Alexandre que era unos dos casos que resolver pero, llego a Portland y ya hay otros casos. ¿Quién será el asesino? ¿Qué pistas tiene la policía para que quedaran estancados al punto de tener que cancelar la investigación? >>
Sigo llamando a Michelle K.
No contesta. ¿Debería enviarle un mensaje?

–Creí que era la única persona en no contestar números desconocidos…

Un vago recuerdo. Una escena borrosa. Una sensación de deja vù. Qué raro, no recuerdo haber recibido llamadas desconocidas últimamente, pero tengo el presentimiento que algo raro, algo inusual, ha ocurrido sin darme cuenta. ¿Por qué? ¿Por qué siento que es importante lo que sea que debo recordar? ¿Qué es?

–Odio ese deja vu.

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