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Capítulo 5 "Nuevo amigo"


Porque ¿Quién podría negarle esto a un ángel?

Fue durante la segunda semana cuando Louis observó algo que le llamaba la atención; la mayoría de los residentes no recibían visitas, pasaban demasiado tiempo solos, dejados en la gran sala con la única compañía de un televisor. Muchos de ellos aún podían caminar pero permanecían por horas sentados, sin otro motivo para moverse y sin nadie que los motivara a hacerlo.

Encontró a Richard, parecía más melancólico y con un halo de tristeza sobre su rostro lleno de marcas y arrugas. Su cabeza apoyada sobre su bastón en un viejo sofá de dos piezas, nótese la ironía, había permanecido en silencio por un rato, lo suficiente para que Louis interrumpiera con algún comentario bobo.

—¡Uff! Esas clases de baile me están matando.

—Fórmate compañero y toma un turno.

—¿Richard? ¿Qué pasa amigo?

—Pussy... —le dijo pero sin sonrisa alguna, al mismo tiempo que palmeaba el lugar a su lado para que sentara con él —¿Crees que los chicos... hayan terminado su lista?

—¿Los... los chicos? —por un momento no comprendió a quiénes se refería —¿A quié-...—se cortó a sí mismo cuando la comprensión llegó.

Richard se refería a sus ex compañeros. Los recuerdos se desvanecían lentamente en la memoria del hombre mayor, pero lo que habían vivido en su tiempo en el ejercito los había marcado lo suficiente; al punto de crear cierto lazo de amistad con el verdadero Arthur Weasley.

—Oh... bueno, pienso que sí. Claro. —no tenía la menor idea de lo que hablaban pero ¿qué hacer? Ser cruel y decir que probablemente ya estuvieran muertos a estas alturas? De ninguna manera, cuando decidió instalarse en ese lugar, Louis prometió cuidar de Richard y eso incluía sus esperanzas.

—¿Qué pasa Richard? —se giró en dirección a su compañero, quien todavía no le miraba.

—Estoy muriendo, eso pasa amigo y no he cumplido nada de esa lista.

—Vamos amigo, no digas eso —sabía que no sería suficiente para calmar la sensación amarga pero lo intentaría.

—Puedo decirlo si quiero —por fin sus ojos se encontraron — ignorarlo no lo desparecerá.

—De acuerdo... —silencio —Entonces...—dijo, y puso su mano sobre su hombro — ¿Me dejarías ver esa lista?

Una idea empezaba a formarse en su retorcida mente cuando Richard le extendió aquella hoja roída, los bordes desgastados y todavía se podía notar una mancha en la parte inferior que había corrido la tinta de la caligrafía de Richard.

—Compañero, solo marcaste tres puntos —mencionó cuando las únicas casillas de aquella lista mostraban que se habían cumplido, era algo triste en realidad.

—Sí, bueno. Estaba esperando el momento adecuado pero; nunca lo encontré —respondió.

La ironía de la vida plasmada en su máximo esplendor, frente a él se encontraba un hombre de ochenta y dos años, más de lo que la mayoría vive y sin embargo; nunca había encontrado tiempo para hacer lo que él quería.

Humanos... siempre pensando que no es el momento, que ya llegará, que todavía nos queda mucho cuando, en realidad; la fragilidad de la vida nos dice que ahora es la única oportunidad que tenemos segura, el futuro es incierto.

—Ahora es el momento... ¡Andando amigo! —palmeó la rodilla derecha del hombre al mismo tiempo que se ponía en pie —Hoy patearemos algunos traseros.

Lo siguiente que Richard supo fue que Arthur había discutido un poco con Liam, su nieto; cuando se enteró que ambos habían asistido a una carrera de autos y peor aún, cuando Richard condujo uno de esos. Los gritos de Liam bien valieron la pena porque la sonrisa que Richard tuvo durante todo el día habían calentado el corazón de Louis.

Aquel día, Richard abrazó fuerte a Arthur después de haber tachado esa casilla de su lista, cambiando ese sueño en un hecho realizado.



(...)

Los cambios eran pequeños pero muy significativos, Louis había insistido tanto con el médico encargado para que abrieran un espacio en la aburrida agenda y todos los residentes pudieran gozar de un tiempo de música que les alegrara un poco, también consiguió que se implementara una clase de baile de salón para todos y que cada uno se inscribiera si lo deseaba.

Hacer algo por el bien de los demás le hacía sentir que, de alguna manera; su mentira tenía un propósito menos egoísta.

Louis recorría los pasillos a paso normal cuando nadie lo veía y se encorvaba en presencia de los demás, seguía siendo un residente travieso.

A veces daba la impresión de ser más un adolescente que un hombre de la tercera edad, empujaba la silla de ruedas de Richard y en ocasiones tomaba la silla de alguien más para hacer carreras, le escondía su dentadura o cambiaba sus pantuflas por unas de conejito rosa porque sabían cuánto disfrutaban sus compañeros ver al hombre con aquel calzado, incluso; de manera clandestina comenzó a jugar póker con algunos residentes y aunque las apuestas eran poco menos que risibles, todos disfrutaban de su compañía.

Definitivamente Arthur Weasley había llegado para regalar alegría a cada persona de ese lugar.

Una tarde, caminaba por el corredor lateral hacia el final cuando notó algunos costales de tierra y algunas macetas. Harry estaba de espaldas trabajando en el jardín, fiel a su palabra.

Sin perder tiempo, sus pies le llevaron hacia el muchacho que preparaba la tierra donde colocaría aquellas plantas. Los movimientos de sus brazos mostraban sus bíceps bien trabajados, la espalda ancha cubierta por una camiseta ceñida que abrazaba su torso enmarcando perfectamente su abdomen.

Una punzada eléctrica golpeó su vientre cuando esa imagen se instaló en su mente, Louis sintió su respiración cortarse ante tal imagen, un hombre extremadamente apuesto ¡Joder! Louis tenía que controlarse.

—Eso se ve muy bien —dijo, haciendo un barrido desde los pies hasta la nuca del ojiverde antes de que este girara por completo.

—Arthur —dijo mientras vertía un saco más de tierra y lo mezclaba con maestría. Los guantes que cubrían sus manos fueron retirados para estrechar la mano de Louis.

—¿Te encuentras bien? Pareces un poco agitado —señaló hacia el movimiento del pecho del contrario, la respiración de Louis en verdad se había acelerado, ¡carajo! Harry lo notó, por supuesto que lo hizo —¿Necesitas algún inhalador?

—¡Oh no!, No, estoy bien —hizo un movimiento con la cabeza, se decía a sí mismo que respirara, solo era un hombre, Louis había visto muchos... hombres... guapos... atractivos ¡mierda! Harry de verdad lo descolocaba.

—Hola Harry —sus manos comenzaban a sudar y dejó escapar una risa nerviosa —¿Quieres que te eche una mano? —abrió los ojos cuando se dio cuenta del doble sentido y se corrigió de inmediato —quiero decir, si necesitas ayuda aquí —¡malditas hormonas! pensó.

—¿Estás seguro? —el ceño fruncido típico de Harry se marcó de inmediato —¿Te sientes bien? ¿No te sientes fatigado o...

—¡Oh por favor! Dame un respiro, soy... fuerte como un roble —hizo un ademán restándole importancia, Harry sonrió enternecido pero no lo contradijo.

—Bien, bien, lo tengo amigo: eres fuerte lo sé. Uhmm entonces tal vez puedas sostener esto —le entregó una especie de rastrillo pequeño con el que esparcía la tierra —Dime Arthur, ¿Cómo estuvo esa carrera de autos eh?

La noticia se había esparcido rápidamente, todo lo que Arthur hacía era alocado, novedoso y emocionante, por supuesto que todos los residentes lo agradecían. En el tiempo que llevaba viviendo con ellos, había despertado las ganas de vivir de todos ellos.

—¿Cómo sabes eso?

—¡Eres la novedad amigo! No se habla de nada más en este lugar, sino de las hazañas de Arthur Weasley.

—Te faltó "El vaquero más grande, valiente y guapo!" —imitó una pose —¡¿Qué te puedo decir? Soy genial.

—Ya lo creo. He escuchado que estás muy ocupado —había una sonrisa y un brillo especial cuando lo dijo —mi Nonna no deja de hablar de la música y las clases de baile, incluso me pidió que le enseñe a jugar póker!

Harry colocó sus guantes de nuevo y continuó agregando algún producto en la mezcla anterior. La fuerza con la batía todo estaban causando escalofríos en Louis porque sus movimientos eran precisos y elegantes, Harry tenía un cuerpo delgado pero para la tortura de Louis, sus músculos se notaban lo suficiente para recrear escenas mas perturbadoras en la mente del castaño.

—¡Oh sí! —caminó un poco más para mirar de cerca lo que Harry hacía.

El muchacho se detuvo por un momento para mirarlo.

—Gracias Arthur, mi Nonna me dijo que fuiste a verla y que le leíste. Estaba feliz.

—Ni lo menciones, es una mujer muy agradable.

—El señor Payne —tarareó —dice que la llevará a un baile —el brillo en los ojos verdes casi desapareció el ceño fruncido en la frente que había mantenido mientras trabajaba.

—¿Oh en serio?

—Sí —mordió su labio pero la sonrisa escapó y los hoyuelos que se marcaron hicieron que Louis tuviera retuviera la respiración —creo que...como que... uhmm te ganaron.

—¡Oh no! Retaré a Richard Payne a un duelo al amanecer ¿Quieres ser mi padrino? —habló tan rápido que por momentos su voz verdadera afloraba y el cansancio propio de un hombre de ochenta años se esfumaba — Llevaremos armas o le quitaré su oxígeno, lo que sea para quedarme con la bella Elizabeth.

Harry echó la cabeza hacia atrás, la carcajada explotando en su pecho. Cubrió su boca con su mano, sus mejillas tomaron un color rosa sutil pero debido a la cercanía, Louis pudo notarlo. Era hermoso, ver sonreír a Harry en todo su esplendor, sin cuidado, natural, demasiado brillante.

Se recompuso demasiado rápido, para el gusto de Louis y continuó trabajando.

—Hmm, gracias —dijo, cuando Harry acomodó la pala a un costado para que no estorbara al anciano — Escucha tengo algo que decirte— Louis quitó sus gafas, dispuesto a revelar la verdad.

—También yo —Harry respiró antes de que una sonrisa se presentara en su rostro, llegó a sus ojos y por un momento ese efecto llenó los pulmones de Louis —Gracias, por hablar conmigo.

—¿Eh?

—Me sentí tan aliviado Arthur, de poder hablar con alguien como tú.

—¡Oh pequeño! No tienes que agradecer. Escucha... yo...

—No, en serio Arthur—interrumpió —Eres exactamente el tipo de persona con la que necesitaba hablar.

—Harry, tú necesitas amigos de tu edad y no alguien como...

—Arthur —volvió a hablar, había cierta desesperación y Louis pudo notar que en verdad tenía algo que decir —tengo algunos amigos sí, todos jóvenes y estúpidos como yo. Así que no necesito más de esos, un amigo como tú es lo que necesito Arthur.

—Harry, por favor déjame hablar...

—Sé que solo soy un chico y que tal vez piensas que no tenemos nada en común pero; contigo puedo hablar y decirte cosas que nadie más entiende. No me niegues tu amistad Arthur.

A Louis le parecía una súplica, tal vez porque lo era y la espontaneidad de su declaración entorpeció su razonamiento.

La verdad arañaba su garganta y colgaba de sus labios.

Se dijo que intentaría una vez más.

—Es que, yo... no me quedaré, me iré pronto .

Sintió su energía desvanecerse igual que el esplendor de la tarde a su alrededor, era una verdad a medias, un sabor agridulce finalmente.

Sabía que de cualquier forma que actuara, en este punto; dañaría a Harry de cualquier forma, ya fuera negándole la amistad de Arthur o revelándole la verdad de Louis.

—No encajo en ningún lugar... con nadie de hecho. —parecía concentrado en revolver la tierra pero la verdad era que solo ocultaba su rostro, se sentía patético pidiendo la amistad de un anciano de ochenta años pero; había algo con Arthur que le hacía sentir tan cómodo, era como si le iluminara con esa luz que irradiaba —las personas, son difíciles para mi...

Fue la tristeza y el tono con el que el rizado lo dijo en el mismo instante en que su sonrisa desaparece por completa lo que eliminó el último trozo de duda en Louis porque ¿Quién le negaría algo a este ángel?

—Muy difíciles pero... Tú no...

—Dios! Harry ¿Cómo podría negarme? Lo que necesites amo...—cortó abruptamente.

Amor, estaba a punto de llamarlo amor. No es que el apodo fuera algo demasiado pero; Louis sabía que no estaba en posición de llamarle así, no solo sería extraño para Harry sino, estaría dejando a su corazón muy expuesto.

—Amm...ehhh,si-yo, quiero decir...—resopló con un movimiento de sus labios que sonaron gracisos, se le acabaron las ideas por un momento. Se recompuso —¿Qué quieres que haga —Señalando hacia el jardín.

—Gracias amigo —Harry sonreía con verdadera alegría, satisfacción pintada en su rostro.

—Ni lo menciones Harold.

—¿Harold? —su risa era magnífica —nadie me llama así Arthur.

—Bueno, a partir de este momento llevarás el nombre de Harold —su voz sonaba mucho más graciosa con la modulación que hacía, ¡sus manos junto a su boca simulando un megáfono —bienvenido hermano Harold! ¡Suficiente con Harold!

—Veo que te gustan las películas animadas, también a mí.

—¡Oh sí! Son las mejores.

Aquella tarde al terminar su trabajo en el jardín, las mejillas de Harry dolían por primera vez en mucho tiempo debido a las horas que pasó riendo, Arthur le hacía reír escandalosamente, era como una avalancha de alegría y energía caótica, embotellada en ese cuerpo delgado y bajito.

Caminaron de nuevo hacia la recepción de la estancia, el clima frío del otoño trajo consigo una onda refrescante pero imposible de resistir con las ropas que llevaban. Por escasos momentos sus manos chocaban y las ganas de enlazar la suya con la del rizado eran demasiadas pero; resistió.

Esa fue la tarde que Harry había conseguido un nuevo amigo.



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"Es que yo lo miro y mi amor se reinicia"

MAKI <3

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