Capítulo 18 "La fachada ha caído"
El corazón de Louis latió contra su caja torácica tres veces más rápido que su ritmo normal, Horan debería revisarlo solo para asegurarse de que no tendría un infarto aunque a estas alturas no creía que le importara mucho.
Se sintió sumiso ante la manera en que Mike sonrió, sabía que no tendría compasión porque él solo había llegado a destruir. Supo que algo terrible estaba por suceder cuando el rubio se acercó con un aire triunfante y lo enfocó. El cuerpo casi se le congeló cuando miró detrás de este a su tía, cualquier cosa que Mike había echado a andar ya no lo podría detener.
—¿Qué estás haciendo aquí Mike? ¿Perdiste la razón? Vete por favor.
—Hola Harry, —sonrió con petulancia —parece que nos encontramos de nuevo.
—No has respondido ¿Qué estás haciendo aquí? Parece que tienes un radar y cuando mi vida empieza a ir bien llegas para arruinarla.
Louis todavía se sentía congelado pero lentamente extendió una de sus manos para tomar la del rizado y cerró sus ojos, presagiando lo peor. Si esa era la última caricia que tendría de su chico, quería guardarla en su memoria de la forma más intacta posible.
El castaño mordió su propio labio para evitar un sollozo cuando sintió a Harry enlazando sus dedos, él había aceptado aquel toque y hasta ese momento todo estaba en pie. Tragó grueso cuando sintió el apretón que le dio, ese apretón que causó la primera fractura de un corazón desahuciado.
—¡Oh Harry! —hizo un gesto dramático —siempre tan iluso —chasqueó la lengua con desaprobación —pobre chico ingenuo que no se da cuenta de nada de lo que sucede —comenzó a caminar hacia la pareja —el único que está arruinando tu vida es este tipo.
De un paso se acercó hasta topar con el cuerpo de Arthur que todavía contenía el temblor de su quijada y con un movimiento rápido y certero tiró de su rostro hasta arrancar aquella parte de la prótesis que Zayn había reparado.
Los ojos de Harry se abrieron con sorpresa, incrédulo ante el acto tan brusco. Todo sucedió en cuestión de milésimas de segundo sin que nadie pudiese evitarlo.
Aquella obra que tardó horas en construirse una tarde entre cuatro paredes de un diminuto departamento, fue arrancada y destruida en menos de dos segundos.
—Permíteme presentarte a Louis Tomlinson —dijo, mientras alzaba triunfante aquella parte del que hasta ese momento había sido el mejor hombre del mundo para Harry —¡aquí tienes a tu viejo!
Sonidos sordos de un público sorprendido que solo rebotaban como ecos; se dejaron escuchar por todo el salón. Harry estaba demasiado aturdido, ese choque de sus pensamientos estaba girando a gran velocidad llevándolo en picada, directo a estrellarse en un abismo.
—¡¿Qué?! ¡¿Qué es esto?! ¿Arthur? ¡qué...oh mierda!... —gritó al borde de la histeria—¿qué...¿quién eres tú? No entiendo ¡Arthur! —lo miró como un loco —Dí algo!
—No, no es Arthur, su nombre es Louis Tomlinson y te ha mentido en la cara desde hace tiempo. Esta mujer —señaló a Margaret Tomlinson que veía aquel espectáculo con saña —es la tía de Louis y está aquí para respaldar lo que digo-
Harry estaba demasiado fuera de sí, aturdido. Dirigió con horror su mirada hacia el rostro desfigurado de Arthur.
Louis sintió la forma caótica en que sus instintos gritaban arañando desde sus entrañas pero el sonido era callado bajo un peso muerto, aplastante, aterrador .
Harry apretó sus manos, luchando para que el dolor de sus uñas encalladas lograse despertarle porque esa debía ser una pesadilla. Sí, eso debía ser porque lo último que él recordaba era estar bailando en un sueño de acordes suaves y un salón repleto de caras felices, no esto; no una pesadilla con Mike y un Arthur que no lo era.
Acercó su mano vacilante, temblando de miedo por lo que encontraría. Podía ver cómo sus dedos se sacudían ante un nuevo rostro, uno completamente desconocido.
Arrancó parte de la prótesis que aún se adhería a la piel de Louis. Los ojos azules lucían como si hubiesen atrapado la luz de mil estrellas, pero también le recordó a un profundo y oscuro mar agitado.
El corazón de Louis estaba atorado en su garganta, sentía cómo lentamente su vida se pulverizaba a ritmo acelerado, su cuerpo no podía moverse y su respiración era errática.
Las rodillas de Harry flaquearon cuando sintió la textura fría de la silicona entre sus manos y un sentimiento de ira se arremolinó dentro de ambos.
El mundo estaba revuelto y ellos sucumbiendo ante el caos, el aire era espero, amenazante y dificultaba la respiración.
Harry lo miró, por primera vez. Su rostro finalmente cobró vida delante de él.
Parecía un acto de magia pura, una catastrófica transformación, tan irreal pero al mismo tiempo dolorosamente auténtica.
El alma se les desgarró por dentro . A Harry por la sorpresa y a Louis por el temor de perderlo.
—Harry, por favor. Déjame explicarte —suplicó con desesperación apabullante — por favor.
Toda su fachada se vino abajo cuando el más alto lo miró con incredulidad y Louis pudo ver en sus ojos lo único con lo que no podía luchar, la decepción.
—¡¿Quién eres?! —dijo, y su voz fue apenas audible pero cargada de escepticismo —¡¿Quién eres?!
—Harry —quiso tomar su mano pero el otro no lo permitió —escúchame. Sé que esto se ve mal, sé que todo se está rompiendo pero te suplico que me dejes explicarte. Por favor Harry, quiero que sepas quién soy.
—¿Q-quién eres? —se alejó, temblando de ira —¡Contesta!
—Soy el hombre que te ama ¡ese soy! —gritó, impotente, ahogándose en la miseria y el descontrol —soy el hombre que te ama —intentó acercarse de nuevo —mírame Harry.
—¡No! —lo empujó —¡No me toques! ¡No te conozco!
—No Harry, mírame cariño, por favor. ¡Escucha mi voz! ¡Soy yo! El mismo hombre que te ama.
—¡NO! Tú solo eres el hombre que me engañó —su respiración se agitaba tanto como una pequeña barca en medio de una tormenta, el furioso mar de la decepción lo estaba golpeando sin piedad —¡Me mentiste!
—Por favor... Harry —Su garganta estaba seca, imposibilitándole hablar, Louis estaba tan indefenso y sus ojos ya desbordaban lágrimas ante un público todavía atónito. El colapso era inminente. —No, yo no... yo solo no... Harry, por favor escúch-
—¡No puedes hablar porque no hay manera de explicar esto!
—No, por favor Harry —suplicó de nuevo mientras extendió su mano para tocarlo pero de nuevo recibió un empujón de un Harry histérico, Louis se sentía perdido —déjame hablar.
—¿Y qué vas a decir? ¡¿Que me engañaste?! ¡¿Que te burlaste de mí todo este tiempo?! ¿Qué fue? ¿También fui una apuesta? ¿"Veamos quién destroza más al imbécil"? ¡Responde maldita sea!
No, Louis no pudo pronunciar palabras porque el dolor punzante lo estaba devorando, había jodido todo con el único hombre que había jurado proteger. Posiblemente pasarían los años a partir de ahora pero esa mirada que Harry le dirigió, seguirían atormentándolo.
—No Harry, por favor, escúchame —Se acercó para tocarlo pero Harry fue más rápido y se alejó. Su toque siempre le causó seguridad y consuelo incluso con una leve caricia de un dedo rozando sus manos pero; en ese instante solamente le quemaría y el dolor sería insoportable.
—¡¿Cuánto te habrás reído de mí?! —hipaba mientras sus lágrimas corrían por sus mejillas —¡Estabas haciendo una maldita comedia de mí! Mientras yo... me estaba enamorando. ¡Por Dios! ¡Fui tan estúpido! ¡Caí de nuevo y creí todas tus mentiras!
—¡No es así! —el pánico en su expresión solo reflejaba lo rápido que su corazón se hundía sin posibilidad de resistir —Yo no quería engañarte Harry, debes creerme! —intentó acercarse de nuevo con tanta ansiedad y desesperación en su máxima expresión que por un momento pensó que se desplomaría —Créeme. Por eso me contuve tanto, porque Arthur Weasley no podría enamorarte, eso sería imposible.
—Deja de hablar de Arthur ¡como si fuera real!
—Yo solo quería ayudar a Richard —hasta ese momento volteó a buscar a su amigo entre los presentes y lo halló con lágrimas en su rostro ¡Todo iba de mal en peor! Había causado tanto dolor cuando su única intención primaria fue alegrar los últimos días de ese hombre.
—¡Oh claro! ¡Ahora la culpa es de Richard! —su voz desbordaba frustración y por un momento experimentó tantas emociones que quizás ni siquiera sabía que existían —¿escucharon todos?
—No. Por supuesto que no pero; él estaba mal y quería ver a su amigo, y... —bajó su tono cuando dijo lo último, todavía no aceptaba aquel diagnóstico médico —el tiempo se agotaba... Lo hice por eso.
Las palabras de Arthur siempre fueron curativas, pero en aquel momento solo fueron espinas que estaban causando heridas y en los oídos de Harry todo sonaba hueco.
—¿Y por qué yo? —lo encaró de nuevo con la garganta rasposa—¿Por qué a mí?
—Nunca quise lastimarte Harry...—sentía cómo sus palabras ya no causaban el efecto calmante en Harry —conocerte no era parte del plan pero pasó y luego...—ya no podía perder más, tenía que mostrarle a Harry su corazón porque desde el primer momento le perteneció a él — no quise perderte.
—¿Y por qué no me lo dijiste? ¿por qué me lo ocultaste todo este tiempo?
—Quise decírtelo tantas veces pero —negó con su cabeza. Las palabras de Elizabeth llegaron a su memoria, recordó en un instante cuánto ella le insistió que no era el momento, que debía esperar. Pero esa parte no le tocaba a él confesarla —no pude —declaró, sintiendo el peso del mundo caer sobre su cuerpo ¡Por Dios! Él solo era un chico de veintidós años queriendo arreglar el mundo pero éste le había golpeado de frente y con la fuerza de un tornado.
—Pero no querías perder tu juguete ¿no es así?
—¡No! No eres un juguete o una diversión, no eres una maldita opción ¡Eres un puto privilegio!
—¿Por qué te quedaste aquí?
—Quería estar cerca de todos ellos —señaló a sus nuevos amigos —y también necesitaba un lugar para vivir —si tenía que ser este el día de las confesiones, lo sacaría todo. No dejaría nada encubierto.
—¡Oh fantástico! Además de mentiroso ¡Eres un vividor! ¡Debiste alejarte! —tiró de su cabello sin darse cuenta —¡debí alejarme de ti desde el principio!
—Eres la persona más increíble que he visto jamás ¿Quién podría alejarse de ti después de conocerte Harry?
—Dices bien porque yo si fui honesto. No hay un área de mi vida que no conozcas, has visto mi oscuridad, mi ansiedad y lo usaste a tu favor.
—No Harry —intentó acercarse por vigésima ocasión tal vez—todo eso que mencionas es lo que me hizo quererte tanto, estoy tan maravillado con todo lo que he conocido de ti que no hay nada que quisiera cambiarte, te quiero así, con tus flores y tus espinas, con tu sonrisa y tus miedos porque yo estoy enam-
—¡Cállate! ¡no tienes derecho a hablar así! —Harry tenía añicos el corazón, las lágrimas apenas le dejaban verlo, eso era apenas una consecuencia de todo aquel teatro montado y cada frase que salía de su boca era un cardenal que marcaba más heridas en Louis. Todo estaba mal y esa manifestación de lo que sentía le enterraban mil cristales al castaño—¡Todo tú es mentira!
—Harry... —soltó un gemido herido que solo aumentó la furia del rizado.
—¡No! ¡Tú!—lo señaló golpeando su pecho con su dedo índice —como quiera que te llames, tú no tienes idea de lo que has hecho...no tienes idea.
Se habían embarcado en una gran tormenta y no sabían cómo salir ilesos, ambos estaban con el alma sangrando, agotados y desesperados.
Louis intentaba navegar pero el peso de sus mentiras lo hundía hasta lo profundo y lo peor; Harry estaba siendo arrastrado con él.
—Te estabas empezando a sentir como en casa —dijo, y esas palabras le dolieron más que cualquier insulto que el ojiverde le lanzara —pero solo eres una casa rota.
Tragó en seco cuando lo escuchó, sintió el tirón destruyéndolo por dentro igual que un huracán, la última parte los había destrozado a ambos.
—Todavía puedo serlo Harry, por favor dame una nueva oport-
—¡No! Ya tuve suficiente de ti...—con el último trozo de dignidad que le quedaba le declaró — ya no puedo creer en ti — su voz sonó hiriente, con la firme intención de serlo porque había llegado a un límite y quería que Louis sintiera un poco de lo que él estaba sufriendo —porque mientras yo te revelé todos mis secretos, te dí el poder de destruirme... y lo hiciste.
—No cariño, déjame solucionarlo, te prometo que-
—¡Tus promesas no valen nada! ¡No puedo creer en ti! ¿No lo ves? ¡me destruiste!
—Hay una cosa en lo que puedes confiar Harry ... te amo... —le confesó, no tenía sentido guardarse aquello que siempre le perteneció a Harry —es lo único que no dije pero es verdad.
Louis cerró sus ojos permitiendo que más lágrimas salieran. Aquella noche estaba hablando su amor por él, un amor que se derramaba en un saco vacío porque Harry se había derrumbado.
El primer instinto de Harry fue lanzarse hacia él buscando su abrazo y protección, como siempre pero; de pronto fue consciente de que todo había cambiado y que Arthur no existía más y el hombre frente a él no podía ser su refugio.
—Vete...
Fue una simple palabra, pero estaba cargada de tanta determinación que Louis jamás imaginó que pudiera doler tanto.
El mensaje era corto pero directo, señalando aquel deseo de no volver a verlo. Lo que realmente causó escalofríos en Louis fue la convicción con la que Harry las pronunció.
—Sé que ahora no confías en mi pero; te amo, y eso es absolutamente cierto. Me enamoré de ti y-
—¡Que te calles! —la mano de Harry por primera vez tocó el rostro de Louis, su mano cayó sobre su rostro con tanta furia que incluso lo derribó. Aquella bofetada desprendió no solo los restos de silicona, también arrasó con los últimos trozos de esperanza de Louis— ¡Nunca pensé que fueras tan cruel! eres igual a él —señaló a Mike que todavía sonreía —¡Largo! ¡No quiero volverte a ver! ¡Fuera!
El primer instinto de Louis fue abrazarlo, quería estrecharlo entre sus brazos y protegerlo hasta que se dio cuenta que era de él mismo de quien debía protegerlo, entendió que esta vez la única manera era respetando su decisión.
—No fuiste un juego Harry. Eres lo mejor que me pasó en la vida y te amo.
—¡Fuera! ¡Fuera! ¡Y no vuelvas más!
No dijo más. El llanto no se lo permitió.
Louis era consciente de sus errores y quería redimirse porque él no era igual a Mike. Harry los había puesto al mismo nivel y Louis no quería eso, no por él sino por Harry, porque ser igual a Mike significaría que no lo amó y ¡joder! Él estaba completa e irrevocablemente enamorado de Harry.
Caminó hacia la salida con el alma completamente destrozada y trizas de un corazón que no quería marcharse.
Había llegado al Nightingale como una luz cegadora y ahora se retiraba encadenado bajo las sombras de la noche, destrozado, con una sentencia implacable y una lista de errores en su espalda como una condena.
Caminó llevando consigo todas las charlas con Richard, las sonrisas de Elizabeth, las trampas en el póker y las bromas a Rose, las carreras en sillas de ruedas y una lista de deseos casi terminada, pero sobre todo; se llevaba todas las tardes en el jardín con Harry, cada sonrisa y cada instante en que se enamoró.
Se llevaba todos los besó que no le dio y todos los "te amo" que se guardó.
—Te dije que yo me encargaría y lo hice —habló Margaret con autosuficiencia —Danielle te espera, ella es la mujer para ti Louis.
No respondió, no quedaban fuerzas para hacerlo.
Se habría desmayado pero los brazos de Zayn y Liam lo sostuvieron y le acompañaron en su camino de la vergüenza.
La sensación de pérdida en Harry fue tan avasalladora que apenas pudo mantenerse en pie para no desplomarse bajo el peso de la traición.
—Te lo dije Harry —habló Mike —nunca serás suficiente para nadie. ¡Eres nada! ¡No vales nada! —su voz sonó furiosa pero ya no intimidaba, no después de todo. Sus palabras ya no retumbaban en los oídos del rizado, ya no le hacían encogerse asustado. Cuando sintió que sus rodillas ya no flaqueaban ante su furia, entendió que estaba libre de su efecto —¡Eres un pobre estúpido que no inspira nada!
Se acercó sin miedo. Lo miró y supo cuán asustado estaba su ex novio, era claro que prefería lastimarlo de una u otra forma porque nunca podría brillar igual que él y en su enorme egoísmo destrozó la vida de Arthur solo para apagar a Harry.
—Hay tantas cosas que dejé de hacer por ti Mike, tantas cosas que perdí por tu culpa. Tal vez quieres que sea tan infeliz como tú.
—Ya lo eres Harry ¡Nadie puede amarte! y nunca será distinto porque no mereces más que esto, que todos vean la clase de patético que eres —sonrió triunfante —ahora, harás lo de siempre y me pedirás perdón ¡Vamos!
—Tengo algo mejor...¡Jódete!—un puño seco se estrelló directo sobre la nariz — El único que no tendrá nada mejor en su jodida vida eres tú ¡maldito infeliz! —lo levantó del suelo y con la furia todavía colgando de sus ojos le susurró —en tu vida vuelvas a acercarte a mí, o te arrepentirás.
El salón quedó en silencio, nadie se había movido. Todavía asimilando todo. Se sintió terriblemente solo, con el conocimiento y aceptación de la revelación de esa noche.
Arthur Weasley era solo un espejismo que se desvanecía dejando una estela de dolor.
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"¿Qué haces cuando un capítulo termina? ¿Cierras el libro y nunca más lo vuelves a leer?
Si todo va mal... cariño, solo resiste" (Just Hold on)
Comenten qué les pareció, me encanta leerles y responder. Por cierto, si les gusta la historia; recomiéndenla please.
Pd. ¿nos seguimos en RRSS?
Tik tok @loqueunohace
MAKI <3
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