Capítulo 17 "La rosa y sus espinas"
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Se dice que nunca es tarde para vivir lo que no has vivido y debe ser verdad, pues una semana después el salón del Nightingale Hammerson se encontraba lleno.
Suficiente con el calor humano bajo los abrigos oscuros y chalecos a cuadros, lápiz labial y máscara de pestaña que adornaban los rostros amables de las damas de aquella residencia, sonrojos todavía frescos en sus mejillas cuando Arthur Weasley hacía una reverencia ante ellas y besaba delicadamente el dorso de sus manos. No le envidiaban nada a un baile de secundaria.
Arthur recorrió el salón y pudo reconocer que los residentes tenían una pinta diferente, desde sus viejos pero viejos elegantes trajes, zapatos lustrados y pajaritas en sus cuellos, lo que más relucía eran sus interacciones, adornadas con calidez y alegría, como no se miraban desde hacía mucho.
Aquello colmaba su corazón, desde su llegada al Nightingale se propuso cambiar aquel clima sobrio y semblantes tristes por esto: bailes lentos, rostros alegres, personas felices, disfrutando en el ocaso de sus vidas el que sería quizá uno de sus últimos bailes.
Él podía sentir las emociones de sus amigos, de su familia porque eso habían llegado a ser, una familia. Se aseguró de saludar a cada uno y los abrazó cálidamente, agradeciendo el entusiasmo que mostraban y el trabajo compartido por esta fiesta.
Richard Payne lucía gallardo cuando Elizabeth extendió su mano hacia él, el corazón de Louis se calentó con un cariño que le sobrepasaba, orgulloso de ellos y melancólico; conocía muy bien a sus amigos y la condición de salud que los perseguía, pero aquella noche echó esos pensamientos lejos y se dispuso a hacer de esa, la mejor noche para cada uno de los residentes.
Detrás de Elizabeth pudo apreciar una figura aún más apuesta, Harry hacía un derroche de galanura y belleza natural como no se había visto.
Louis lo miró y sonrió, como siempre, enamorado.
—Buenas noches Arthur —saludó con una sonrisa que arrancó un suspiro en Louis.
—Buenas noches Harry.
—Luces apuesto —lo miró e inconscientemente buscó apenas un contacto sutil —Permíteme —dijo, mientras acomodaba la camisa debajo de uno de los tirantes que sujetaba los pantalones, de Arthur, aquel accesorio que formaban parte de su atuendo —Mejor —sonrió satisfecho.
—Gracias —respondió Louis y de inmediato su mano se extendió hacia el rizado —Permíteme —repitió, mientras copiaba la acción del toque sutil y fingía alisar la solapa del saco que el rizado portaba—Ya está.
Durante las últimas semanas de su vida, comprobó que la sola presencia de Harry bastaba para llenar cualquier recoveco y mejorar sus días, era imposible mirarlo y no sentir cómo el mundo mejoraba. Louis siempre fue un hombre cariñoso, pero con Harry sentía la necesidad primaria de tocarlo aunque fuera una fracción de segundo y un milímetro de piel.
Los acordes de la música de fondo enviaban vibraciones por el cuerpo de Louis por tener al rizado tan cerca, y tan lejos a la vez. Necesitaba controlar sus manos así que decidió guardarlas dentro de sus bolsillos, solo por si acaso.
—Infringiste las normas para esta noche Harold —dijo mirándolo de reojo. Cuando Harry no pudo responder debido a la confusión, la voz de Louis le aclaró lo anterior —estás a otro nivel de belleza.
La sonrisa que se dibujó en Harry era maravillosa e hizo eco en el pecho de Louis y se quedó ahí, atascada y; ¡por todos los cielos! Louis no quería que fuera de otra manera porque desde el principio se propuso conservarla el mayor tiempo posible.
—Vamos galán, habrán muchas chicas que necesitarán una pareja —respondió mientras comenzaban a recorrer el salón y ambos se aseguraban que todo estuviera en orden.
Recorrieron el lugar un par de veces más mientras proporcionaban asientos cómodos para Elizabeth y Richard que no perdían oportunidad de charlar y reír con otros residentes.
—
Había gente bailando alrededor, por todas partes en realidad. Algunos pequeños tropiezos, pasos lentos y acordes que presionaban a moverse lento. Debía vigilar a Richard por si necesitaba reposar pero la verdad es que su atención estaba fija en Harry, siempre en Harry.
El salón lucía tan diferente, una elegante mesa con cubiertos metálicos esperaba por sus invitados, Arthur no cedió al uso de plásticos y si echó mano de Zayn para convencer al doctor Horan, bueno sería su secreto. La iluminación que aquella exquisita araña de cristal proporcionaba era perfecta, lo suficiente para resaltar la majestuosidad del ojiverde.
—¿Es como lo imaginaste?... el baile ¿es como lo imaginaste?
—No, es mejor.
—Creo que tengo un algunas sorpresas para ti Harry pero no estoy seguro de la última —soltó porque el peso por la revelación de su verdadera identidad pesaba demasiado. Sin embargo creo que la primera te encantará.
—¿En serio? Mira que me estoy ilusionando.
—Cuidado —le dijo con una media sonrisa —Las ilusiones son peligrosas porque no tienen defectos.
—Tú nunca me has decepcionado.
—Todavía —respondió cabizbajo —Vamos.
Louis condujo a Harry hacia aquel jardín que ahora lucía tan diferente. Los tulipanes y los geranios habían comenzado a florecer y adornaban con su explosión de tonos rosas, que recordaban los labios de rizado.
La luz de la luna y las corrientes de aire volvieron el paseo más íntimo, y Harry sintió que estaba en una de aquellas comedias románticas que tantas veces imaginó para él. Su sorpresa fue creciendo a medida que las luces iluminaron la fuente central del jardín haciéndolo todo más irreal y Harry sonrió.
Louis había arreglado aquella fuente de la que hablaron en sus primeras pláticas, la banca que les servía como testigo de la amistad que creció entre ellos tenía una nueva capa de pintura y una farola se encontraba al pie de esta.
—¡Arthur! Esto es, esto es increíble. ¿En qué momento hiciste todo esto?
—El secreto no es cuándo ni cómo...—deslizó un dedo índice debajo del hombro de Harry y lo acarició levemente, fue un toque apenas perceptible para cualquiera, menos para Harry que correspondió echando el brazo un poco más hacia atrás para confirmar el contacto — el secreto es el por qué.
—¿Por qué? —giró para verlo.
—Tú eres el por qué.
El ruido de la fuente empezó a desaparecer detrás de ellos y solo un murmullo tenue se percibía a la lejanía. Caminaron lento, apreciando su obra. Cualquiera que mirase ese lugar pensaría que no le costó, que fue fácil pero solo ellos que sabían el trabajo y las horas detrás de ese hermoso jardín entendería de la magia de Harry, del arte que sus manos hacían en las flores.
Ése era su lenguaje, su pasión y cada espacio gritaba su amor entregado en horas de dedicación. De alguna manera era como si sus manos hubieran sacado de su propio interior aquello que guardaba dentro de sí y lo hubiera convertido en esto, un lugar honesto, especial, un refugio.
—Mira esto —señaló a su alrededor —siento que estoy en otro universo, un universo llamado Harry Styles.
—¿Por qué lo dices?
—Porque esto eres tú, es lo que eres Harold... eres magia, eres luz, arte en todo lo que haces. Todo este lugar refleja quién eres, todo lo que has tenido escondido por fin salió y... es hermoso. Nunca vuelvas a esconderlo.
La luz de las farolas reflejó partículas que pululaban por el rostro de Harry, como una imagen que Louis mantendría etérea en su memoria, hasta el final.
—No lo haré, lo prometo.
La noche era oscura por naturaleza pero el azul sedoso de los ojos de Louis fueron captados por Harry y aquella misma oscuridad jugaba a ser su cómplice.
—Quiero pedirte un favor Harry —prosiguió cuando el rizado asintió, sus ojos trazaron el contorno de su rostro y admiró de cerca su nariz afilada que marcaba contrastes entre sus mejores ángulos —Ámate. Ámate con todo tu ser y nunca olvides lo increíble que eres. Muéstrate tal cual, sin miedo porque existen personas que sueñan con tu sonrisa, así como yo —
Se permitió tomar deliberadamente su mano y la sostuvo entre la suya, observó cómo sus uñas lucían un hermoso color negro —Quiero darte esto —de su bolsillo sacó un anillo de plata con una rosa finamente tallada.
—Arthur...yo, no puedo aceptar esto, es-
—Tranquilo, no estoy pidiéndote matrimonio —todavía gritó su cerebro —solo quería decirte que así como una rosa guarda perfume y calor en cada pétalo, el tallo aun lleno de espinas lo complementa. No hay nada de malo en la dualidad, aquello que escondes forma parte de ti como un todo, igual que las espinas son parte de la rosa y así, con todo eso; eres perfecto, —deslizó el anillo lentamente —la criatura más maravillosa que he conocido en toda mi vida —levantó la mano y dirigió su rostro hacia ella — Tu valor es incalculable, —besó el dorso con suma delicadeza — por favor; nunca vuelvas a ofertarte.
—Arthur...yo no sé qué decir...—mordió su labio para callar un sollozo, la magnitud de aquella declaración lo confrontó con su estima propia y se rindió, por esa noche se creería que era todo lo que Arthur dijera de él — no me esperaba esto... Y además, no tengo nada que darte.
—Que te quieras Harry, que recuerdes que como tú no hay nadie más, que mereces que el universo conspire a tu favor y te haga llegar todo lo bueno, eso siempre será lo mejor que puedas darme.
—Vas a hacerme llorar.
—Es una suerte que tenga un pañuelo para ti. Incluso creo que éste —señaló el pañuelo —te lo dejaré de recuerdo.
—No me gusta esto Arthur, siento que te estás despidiendo.
—O tal vez es solo que... No somos eternos Harry pero; me gustaría tanto hacer algo para ti, quizá escribir una canción para que tu corazón me recuerde siempre, así cuando me vaya; podrías recordarme.
—¿Vas a irte Arthur?
—Me temo que sí Harry.
—Pero no quiero...por favor.
—Ojalá siempre quieras tenerme cerca Harold, pero algo me dice que no será así.
—¿De qué hablas? Yo te quiero cerca siempre —el brillo en sus ojos solo anunciaba una lágrima y el temblor en su labio inferior lo confirmaba, se sentía triste.
—Shh Bonito —secó con su pulgar —Estaremos bien.
—Arthur...no quiero perderte.
—No importa si estoy cerca o lejos, yo siempre estaré contigo. Solo cierra los ojos y mira este lugar—señaló el jardín —mira el cielo o nuestra banca, estaré a tu lado cada vez que me necesites.
—Estás arruinando la noche Arthur Weasley y no es justo porque esta es la mejor noche de mi vida.
—Vamos dentro, creo que Elizabeth quiere que la liberen de Richard —dijo en un intento de cortar la escena tan melancólica —te prometo que esta noche aún no acaba y volveremos más tarde a este lugar.
Cedió el paso como siempre lo hacía con Harry, aquella costumbre no había cambiado desde que se conocieron.
El salón seguía igual, con las parejas que formaban los residentes y las cuales descansaban entre pausas.
Harry divisó a Elizabeth que se encontraba sentada muy cerca de Richard, solo habían bailado dos piezas y fue suficiente para el corazón del señor Payne por lo que decidieron solo observar.
—Nonna ¿estás bien?
—Oh claro cariño, estaba esperándote —se levantó con ayuda de Arthur a quien extendió su bastón —mi turno querido —le guiñó.
Elizabeth enrolló sus dedos con la fuerza que poseía alrededor del brazo de su nieto mientras este la conducía a la pista.
Harry tomó con delicadeza la mano de Elizabeth y dirigió la otra a su espalda para apoyar el peso de ella sobre él. Aquella vieja canción que aún perduraba en su mente y que simbolizó su primer baile de casada hacía más de cincuenta años sonaba de fondo. Sus ojos se cerraron por un momento evocando en las paredes de su corazón, los recuerdos que se negaría dejar ir. Todavía podía oler la colonia de su esposo y aunque el cabello de Harry llegaba a sus hombros, ella casi podía ver los rizos de aquel hombre cinco décadas atrás.
—¿Te has divertido Nonna? —susurró —¿Richard Payne ha sido una buena cita?
—Pensé que tú eras mi cita de esta noche amor —sonrió aún mirando hacia el par de hombres que los observaban —Puedo preguntar lo mismo ¿Arthur ha sido un buen acompañante? —supo la respuesta cuando Harry se quedó sorprendido sin poder responder y fijó su vista en el resplandeciente anillo que descansaba en su mano —Bien, me alegra.
—Nonna...¿extrañas al abuelo?
—Nunca dejas de extrañar a quien amas, porque tampoco dejas de amarlo. Ese sentimiento permanece contigo acompañándote cada día. Aunque, si me lo preguntas; te diría que preferiría mil veces tenerlo aquí de la mano que abrazando sus recuerdos.
—También lo extraño pero; no puedo imaginar lo que sería extrañar a alguien con quien compartiste tantos buenos y malos momentos —por un momento olvidó que recientemente había salido de una relación hasta que cayó en cuenta que no lo extrañaba, que la presencia de Mike y su ausencia eran lo mismo porque en realidad, nunca estuvo —extrañar al amor de tu vida y saber que no lo volverás a ver, no importa si recorres el mundo entero, él no estará en ningún lugar, eso debe ser muy doloroso.
—Extrañar duele, mucho. Por eso creo que, si esa persona aún vive, puedes evitar el dolor de su soledad —se inclinó sobre su costado derecho, colocando la cabeza en el pecho de su nieto—no dejes ir nunca a la persona que hace tu mundo más bonito cariño —dirigió su vista a Arthur mientras daba un golpecito a la espalda del rizado.
Después de una canción más regresaron a sus lugares, el sudor brillaba en su frente resaltando su entrecejo, pero la sonrisa que Elizabeth le regaló valía todo.
Buscó a Arthur por el lugar hasta que lo halló junto a los músicos, sentía una onda suave de nervios cuando le dirigió esa mirada, supo de qué se trataba cuando escuchó los acordes de la siguiente canción.
—¿Me concedes esta pieza? —preguntó Harry con vacilación.
—No sé si deberíamos, en realidad creí que seguirías bailando con Elizabeth, por eso pedí a los músicos esta canción.
—Ella se tomará un descanso, vamos, acompáñame —tiró de él hacia una esquina del salón.
Sus instintos gritaban con sus manos ardiendo por tocar su rostro y sus labios, por una milésima vez maldijo que la física tuviera leyes que no le permitían estar más cerca de él.
Las manos de Louis se abrazaron a la cintura de Harry y sus dedos conocieron el lugar donde encajaban, de inmediato se instalaron como en casa, reconociendo ese espacio como suyo. Su mano no pesaba tanto pero la sensación de protección y comodidad que desencadenaron en el rizado sí y fue bien recibida, Harry reconoció que nunca antes se sintió tan a salvo como cuando sintió el corazón de Arthur latir cerca del suyo.
—Eres la criatura mas extraordinaria —repitió por centésima vez quizá, aquella noche —pero no tengo derecho a rebajarte, —su mirada deambuló entre sus ojos y sus labios —no quiero convertirte en alguien inferior, en algo que no eres —porque su lucha interna por no besarlo le estaba mermando todas las energías.
—¿A qué te refieres? —los ojos de Harry parecían moverse por todo el rostro de Arthur, repasando cada facción. Era curioso cómo los ojos azules de Arthur conservaban tanta chispas, tanta energía, caótica y liberadora.
—A que...me gustaría...bueno, yo...
—Parece que te cuesta responderme.
—Bueno, la noche es muy traicionera y me estoy quedando sin argumentos.
—No te imaginas cuánto. Así que mejor responde esto; —se alejó para mirarlo mientras preguntaba — el otro dijiste que me querías ¿recuerdas? Cuando discutimos después de la cena, cuando yo intenté-
—Sí, lo recuerdo —interrumpió nervioso.
—Bien, porque ahora quiero que me digas cuánto me quieres.
—Harry...yo te am-
—¡ARTHUR WEASLEY! O debería decir LOUIS TOMLINSON!
Aquella voz produjo un escalofrío y la sensación de cientos de piedras cayendo sobre ellos.
—Buenas noches...—Mike había llegado al baile.
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"!Qué maravillosas son esas personas que aman tus cenizas sin preguntar cómo fue el incendio!"
¡Hola! Realmente no tengo cómo agradecer sus votos y comentarios, no he dejado de sonreír hoy porque mi teléfono no ha dejado de sonar con sus notificaciones, gracias!
¿Encontrarontodas las referencias? (amo) Se gana una estrellita quien las comente
Por favor, les invito a leer un precioso One Shot que está en mi perfil, llamado "Louis mide 1.72" es super corto y soft. Lo escribí con muchísimo amor.
Pd. Estamos tan cerca de final...
MAKI<3
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