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Capítulo 1 "Encontré a Arthur"



—No creo que sea buena idea Payno, entiende —Louis respiró con la amarga frustración exhalando, había vacilación en su mirada cuando echó la cabeza hacia atrás en clara señal de duda —no creo que pueda hacerlo, no está bien.

—Vamos Tommo, puedes hacerlo, solo será esta vez, él se lo merece —una especie de decisión asentada se podía notar en su voz, Liam insistiría lo necesario para que su amigo accediera. Hizo aquellos ojitos de cachorro que siempre le funcionaban —¿Lo harás?

Louis quedó pensando, trazó las posibilidades en su mente ¿Qué tan malo podría salir? Solo sería por esta única vez.

—¿Por qué no lo hace Zayn?

—¿Estás bromeando? Mi abuelo reconocería a Zee de inmediato... además es muy flaco.

—Sabes que puedo escucharte ¿verdad Liam? —respondió sin mirarlo aquel chico de preciosa piel morena.

—Ahora no Malik —calló.

—¡Jódete!

—Te hablan Lima —dijo Louis mientras subía y bajaba las cejas y Liam se ahogaba en un sonrojo.

El abuelo de Liam vivía desde algún tiempo en el El hogar para ancianos Nightingale Hammerson de Londres y últimamente su salud había empeorado considerablemente, la familia sabía que estaba hacia el final, por esa razón es que Liam lo visitaba constantemente y en alguna ocasión Zayn le acompañó.

En los últimos meses, su abuelo no dejaba de hablar acerca de un gran amigo que le había salvado la vida en sus años de servicio militar cuando fueron a la guerra. El abuelo Richard, solo deseaba ver a su viejo amigo una última vez y agradecerle por todo, Liam había buscado información sobre este hombre pero sin éxito.

Observando cuán deteriorada estaba la salud de su abuelo, había recurrido a una grandiosa idea: traer a ese antiguo amigo para que su abuelo se despidiera, pero ¿cómo? Lamentaba fallarle a su abuelo y no poder traer a ese viejo amigo de vuelta.

Una tarde, mientras observaba aquella maltrecha fotografía que su abuelo conservaba como un tesoro de su época en el ejército, se dio cuenta que ese hombre era bajito, delgado, de cabello lacio y ojos muy azules, muy parecidos a los de su mejor amigo Louis.

—Zayn, creo que encontré a Arthur —había comentado con una sonrisa igual al gato que consiguió al canario.

La idea parecía descabellada, ridícula y Louis se había negado rotundamente las primeras dos horas, no se sentía correcto engañar a un hombre como el señor Ben.

—Escucha Tommo, solo tienes que ir y charlar un poco con él, —la voz de Liam parecía un poco más ronca, intentando no quebrarse porque le dolía la condición de su abuelo —ha perdido mucha capacidad visual y ya no escucha bien, no te reconocerá.

—Sería engañarlo Liam ¿eso te parece justo?

—Pero es por una buena causa, entiende. Es la etapa final Louis, y él solo... solo quiere despedirse y decir gracias, solamente eso. Por favor, tú solo debes sentarte y escuchar cualquier cosa que él te diga.

Le sorprendió escuchar a su amigo llorar, él hablaba de cumplir posiblemente el último deseo de su abuelo, después de una vida entera. Richard tenía ochenta y dos años.

No había más, lo haría, lo haría por Liam, por su familia y por su abuelo, si él los tuviera todavía, agradecería que alguien hiciera algo así por ellos, lamentablemente solo una tía incómoda y autoritaria era el único familiar, además de sus hermanas.

—¿Y qué le diré cuando me hable de sus tiempos en servicio?

—A todo dile que sí...—Zain palmeó en su hombro, con aquella comodidad de siempre y le apretó apenas lo suficiente.

—Louis, —gruñó un poco al ver la interacción de Zain con su mejor amigo —eres un buen actor, incluso hiciste a Danny Zuko! ¿Qué tan difícil es esto? Solo será una sola vez, lo prometo. Además...—carraspeó mientras separó a ambos chicos y se escondía detrás de Zain —ya le dije que encontré a su amigo y te está esperando.

—¡Que tú le dijiste qué?! ¡Jodido cretino!

El cambio en el tono de voz le indicó que su enojo era falso, lanzó un cojín dando directamente a la cara de su precioso amigo, mientras Liam lo usaba de escudo humano y corría lejos del más bajo.

Diez minutos de carrera y varios objetos lanzados después, los tres chicos se encontraban en el departamento, Louis descansaban sobre una silla, bajo una luz artificial mientras Zayn creaba todo el maquillaje de Arthur Weasley, el viejo amigo de Richard J. Payne.

—Lo haremos de látex líquido, tengo ceras y algunas resinas. Esperen...—Zayn decía al mismo tiempo que llenaba una mesa de trabajo y sacaba todo lo que mencionaba —necesito pinceles, pinturas y ¡lo tengo! Silicona!

Ambos chicos se miraron entre sí, descifrando la idea que su amigo tenía en mente.

—O sea que lo podrás quitar y luego poner...—rodó los ojos.

La tarde entera se fue en los preparativos, buscaron la vestimenta, un par de gafas de lectura, una boina de lana y aquel bastón que tomaron de la abuela del moreno. Gastaron todos los recursos y echaron mano de la enorme creatividad del moreno.

—¿Qué? ¡No! Malik parezco un mendigo, no! ¡Esto no es, ah! ¡No seré un vagabundo que no se ha bañado por años!

—De acuerdo, de acuerdo. Empezaremos de nuevo —giró la silla para evitar que el ojiazul se mirara en el espejo —¿Prefieres jodido o con botox?

—Vete a la mierda ¿qué tal eso eh?

—Lo siento madame, si herí sus sentimientos —se inclinó haciendo una reverencia y besó el dorso de su pequeña mano, la diversión se pintaba en su rostro.

—Hazlo bien o te despido.

—No me estás pagando ni una maldita libra... Inútil.

—Aún así !te despediré Malik!

—No te quedes ahí Payne, trae el maquillaje y tú —sentenció —cállate y dejen que el maestro del camuflaje trabaje.

—Bien, maestro del camuflaje, muéstranos tu magia.

Se dejó caer en la comodidad de sus amigos, confiaba totalmente en Zayn desde siempre. Cerró los ojos por lo que pareció una eternidad, no quería cuestionarse lo que estaba por hacer, no le gustaba mentir pero; sabía que en el fondo había una buena causa y solo quería regalar un poco de alegría a su amigo y al abuelo de este. Sabía lo que era perder a un ser amado y si podía darle un poco de alegría antes del final, lo haría.

La vida de Louis no había sido un cuento de hadas, hacía cinco años perdió a su padre y entonces su madre había sido diagnosticada con Alzheimer y todo lo que vino después de eso era demasiado para un chico de dieciocho años en ese entonces.

Quizá por eso le gustó la idea de ser alguien más por un momento, fingir no tener una vida tan triste llena de recuerdos de personas que ya no estaban.

—Puedes abrir los ojos abuelo —escuchó a Zayn decirle.

Había hecho un gran trabajo, el reflejo en el espejo era impactante, irreconocible. el rostro, evidentemente transformado y adornado con múltiples arrugas, un protuberante vientre inflamado fue colocado debajo de sus ropas, y partes de silicona cubriendo el dorso de sus manos, no más allá de las muñecas pues los suéteres cubrirían esa parte.

—¿Y? —giró frente a ellos e inclinó la boina a manera de coqueteo —¿Qué dicen?

—Yo diría que estás cerca de la fosa... ya sabes, aunque, te ves sexy amor, una especie de viejo lobo de mar, uno muy viejo pero sexy.

—¡Zayn!

—¡¿Qué?! Se ve sexy...bueno, yo te aceptaría una cerveza, un daddy sugar no me caería nada mal—dijo mientras le lanzaba un beso.

—¡Oh bebé! ¿Me aceptarías una copa?

—Por supuesto bombón.

—Suficiente, no quiero oírlos.

—No te enojes Payno, hay suficiente para ti también —Louis se paseó frente a ellos mientras movía su trasero como si fuera un conejito.

—Suficiente, apenas tenemos tiempo de llegar, ya sabes Louis solo síguele la corriente, no será difícil.

—Aburrido...

—Por dos...

(...)

—¿Señor Styles? Harry, creo que deberías venir ahora, ella quiere verte... Harry, date prisa —. Date prisa era la forma amable en que Rose, la enfermera le hacía saber de la gravedad. No era la primera vez, estaba cansado, demasiado asustado del futuro.

La llamada fue cortada desde la recepción del Nightingale y después de eso el nudo que se produjo dentro de él inició en su estómago y se quedó en su pecho, sabía que su abuela no era eterna pero ¡cómo lo deseaba! Era una mujer inigualable.

Harry nunca ocultaba nada de ella, la primera vez que su abuela vio que sus ojos no brillaban cuando hablaba de su relación, supo que algo sucedía mucho antes que él mismo.

Haciendo el recorrido en su auto, rogando por tener unos minutos más. El latido de su corazón desbocado y las manos aferrándose al volante, no quería decirle adiós, no a ella.

Mientras conducía; recordaba sus tiempos cuando era solo un niño y corría a los brazos de su abuela, sería más fácil volver a esa época, tenía tantos planes, Harry siempre pensó que cuando se casara, su abuela estaría allí caminando lentamente con su brazo apoyado en el suyo y bailarían una balada, no un vals porque Elizabeth no era una mujer de estereotipos; ahora todo se empezaba a desvanecer sin poder evitarlo.

Al bajar de su auto se encontró a Liam, aquel chico que visitaba al señor Payne, amigo de Elizabeth, su abuela en el hogar para ancianos, pero apenas pudo verlo, con el ceño fruncido y los nervios esparcidos en todo su cuerpo, estaba tan concentrado en correr dentro del hogar que pasó por alto a los dos hombres que bajaban también del auto de Liam.

—Hey Nonna —dijo casi en un susurro, con el miedo latente de que ella no le respondiera —soy tu chico favorito ¿abrirás tus ojos para mí?

La señora Elizabeth lucía tranquila, recostada en su cama y aquel monitor que Harry tanto odiaba porque parecía marcar las fracciones del tiempo de vida, se mantenía a un lado. Controlando su voz y con mucho cuidado se acercó para tomar suavemente su mano entre las suyas. La piel era adornada por algunas manchas propias de la edad, un pulso tembloroso y lento, se sentía fría.

—Richard ¿eres tú querido? —su voz seguía tan dulce y una sonrisa adornó su rostro, esa mujer nunca perdía la oportunidad de bromear.

—¡Oye! —el dulce tono solo escondió momentáneamente la sensación amarga en su garganta, obligándose a tragar, ver su sonrisa otra vez era algo que pensó que no sucedería pero ahí estaba.

—Lo siento querido, sabes que tú eres mi favorito, pero ese chico Richard Payne me ha invitado a un baile, ¿puedes creerlo? —dijo, intentando hacerlo sonreír.

—¿Tienes una cita Nonna?

—¡Oh cariño, soy irresistible, cosa de familia.

Observó apenas unos segundos y entonces no necesitó preguntarle más, sabía que algo andaba mal con su nieto. El absoluto amor hablando a través de Elizabeth Styles, con aquella respiración rozando en lo deficiente, su mirada siempre reconfortante, la convicción de que su nieto era apenas una criatura en un mundo áspero.

—Cariño... Ven aquí... ¿P-por qué no le dices a tu Nonna —una respiración —lo que te está lastimando? Te conozco mi niño, sé que esto no es por mí.

Al principio no quería decir nada, no podía agobiarla con sus problemas así que ella se adelantó.

—¿Es ese chico cierto?

Él negó después de unos momentos sin poder articular palabras, y pintó para su abuela una vida casi idílica al lado de un novio perfecto, ocultando lo más que pudo su historia, el terror que tenía de decepcionarla, de ver en sus ojos solo dolor como último recuerdo, su desesperación y tristeza por haberse enfrascado en una relación que lo había desgastado, sabía que cargaba un gran peso pero no quería desperdiciar el poco tiempo con ella.

—No, todo está bien solo estoy, cansado... solo necesito que me abraces Nonna —una de las carencias de Harry siempre había sido su incesante necesidad de ser reconfortado, los abrazos le hacían falta pero su abuela era la única que lograba crearle cierta calidez. Ni siquiera su novio quien detestaba las muestras de afecto.

—Amor, necesitas alguien que te cuide —Elizabeth era la única persona que llamaba a Harry de forma cariñosa y él amaba escucharle esos apodos solo para él, la abrazó más fuerte pero cuidando de no lastimarla —todos lo necesitamos y yo no estaré aquí siempre.

—Shh, no digas esas cosas Nonna. Yo solo te necesito a ti.

—Está bien cariño, pero necesito un refuerzo.

—No, no necesitamos a nadie más —se aferró más con la intención de retener su presencia más cerca y su aroma, Elizabeth le recordaba aquellas tardes de galletas horneadas —Todavía tenemos muchas cosas por hacer.

—Y las harás... pero tal vez con otra compañía.

—No —se alejó apenas lo suficiente para mirarla.

—Tienes que ampliar tus horizontes cariño.

—¿Qué debo hacer para que dejes de decir esas cosas hmm? —su boca temblaba, conteniendo el sollozo que amenazaba en salir —Nonna tu eres mi familia, mi único hogar

—Entonces hay que renovar amor. Mereces un nuevo y más duradero hogar.

Las lágrimas ya no se mantenían, Harry se sentía de nuevo como un niño pequeño; pequeño y asustado aferrándose a la única mujer que lo había amado.

(...)

La peluca era incómoda y el vientre falso se movía de forma extraña con cada paso, por momentos olvidaba caminar ligeramente encorvado y el bastón lo usaba para molestar la nariz de Liam, jugando como si fuera una escopeta.

Escuchó el ruido de un auto casi derrapando, pero apenas y se percató del chico que salió de este y que corría hacia adentro del asilo.

—Hey Harry! —Liam saludó pero no obtuvo respuesta.

—Llegamos viejo...

—Todavía puedo largarme Payno.

El lugar era una estancia tranquila, silenciosa rozando a lúgubre, demasiado para su gusto. Estaba rodeado de unas estructuras altas y pomposas, junto a algunos robles y abedules. Las paredes completamente blancas y las cortinas en color marrón daban un aspecto de seriedad casi solemne. Los muebles reclinables en colores oscuros, los pisos debidamente cubiertos con alfombras color crema, grandes ventanales y un jardín aún más triste sin flores, rodeado de un camino que permitía apreciar los grandes olmos y alerces que cobijaban el recinto.

El ambiente parecía triste, en aquel lugar pasaban sus últimos meses o años de vida personas que sirvieron a su país, o mujeres que dieron sus mejores años de vida a sus familias y ahora, acercándose hacia la declinación de las vidas, llegaban para que otros cuidaran de ellos, no era un mal lugar, solo era triste. Extremadamente.

—¡Joder Louis camina más despacio!

—¿Por qué mierda caminaría más despac...? Oh... sí, ya sé —frenó en seco y comenzó su andar más pausado.

—Bastón...

—Estúpido...

—Bastón...

—Idiota...

—Joder Lou que bajes el maldito bastón y dejes de jugar con él, no estás en un desfile.

—¡Mierda!

Liam presentó su credencial de acceso y solicitó el de visitantes para sus amigos. Después de indicarles dónde se encontraba su abuelo, se dirigieron allí.

Cruzaron un salón y Louis se percató que no había música, no habían fotos familiares, no podía sentir el aroma de una comida casera, la chimenea que tanto llamó su atención estaba solo como una decoración porque sí, el lugar el caro pero no había nada que le diera la idea de un verdadero hogar. El único resonar provenía de un aburrido programa de infomerciales en el televisor de una amplia sala llena de adultos mayores casi dormidos y algunas damas que conversaban acompañadas de una taza de té en manos temblorosas, el personal caminando con carritos que transportaban pequeños vasos desechables con pastillas y agua simple.

—Abuelo.

El hombre de cabellos blancos giró con dificultad hacia la voz que reconocía de su nieto.

—¡Jimmy, muchacho! —alzó apenas sus brazos para abrazarlo, intentó levantarse, pero la última cirugía de cadera y el oxígeno que permanecía a su lado le impedían moverse con facilidad —¿Cómo estás hijo?

Louis miró a Zayn con un gesto interrogante.

—Es por James, el segundo nombre de Liam —respondió el chico de barba abundante mientras contemplaban la escena, Zayn siempre se colocaba nostálgico cuando acompañaba a Liam a visitar a su abuelo porque él mismo había llegado a apreciarlo, Richard era un hombre de pláticas interminables.

—Abuelo ¿seguirás llamándome Jimmy? Nadie me llama así, solo tú.

—Siempre serás Jimmy para mí —dijo mientras se separaban y sus manos arrugadas palmeaban su mejilla.

—Buenas tardes ¿Son familiares? —preguntó una enfermera con mirada preocupada dirigiéndose a Louis y Zayn —necesito comentarles los resultados de sus últimos exámenes —dijo mientras sostenía un sobre.

—Lee.

—¿Qué pasa? —Caminó unos pasos hacia la mujer, el hombre mayor descansaba sobre la cama mullida, efectivamente había perdido un poco la audición.

—Me temo que no son buenas noticias señor Payne, está avanzando y... No creo que quede mucho —la enfermera solo agachó la mirada, siempre era triste este tipo de noticias, aunque desafortunadamente eran constantes en ese lugar.

Louis había permanecido en silencio escuchando, su boca estaba seca, Richard se veía más enfermo de lo que pensó. Todas las dudas que hasta ese momento había tenido, se esfumaron. Iba a hacerlo, iba a hacer feliz a este veterano de guerra que ya había perdido mucho y solo quería ver una última vez a su viejo compañero de tropa.

—Tengo una sorpresa para ti abuelo, mira a quién te he traído —escondiendo su dolor tras el comentario de la enfermera, extendió su mano señalando a su amigo.

—¡Hey! Soy, hmm... Y-yo soy —se aclaró la garganta y se movió hacia el hombre en la silla —Art- Arthur —Zayn le codeó ligeramente —Arthur Weasley, sí eso.

—¿Pussy? ¡Oh por Dios! ¿Cómo... —miró a su nieto, los ojos muy abiertos mientras señalaba al recién llegado —Arthur "jodido" Weasley, —se quitó con dificultad la cánula nasal —maldito idiota ¡E-eres tú cretino! Dime quién es tu cirujano plástico.

—Oh bueno —comenzaría a alardear solo para hacer reír al hombre, pero este le interrumpió.

—Creo que te ha estafado, te ves de la mierda amigo.

La conversación parecía en momentos cambiar, saltando drásticamente de un tema a otro; era comprensible que las personas mayores hicieran eso, pero ninguno se sintió incómodo.

—¿Tienes familia amigo?

—Sí.

—¿Cómo te ha ido?

—Sí.

Liam lo miró sorprendido mientras Zayn contenía una risa y negaba con la cabeza. Louis solo estaba siguiendo las indicaciones de su amigo, cuando él dijo "solo dile que sí a todo".

—¡Louis! —masculló entre dientes Liam, con el tono suficientemente bajo.

Al cabo de media hora, la misma enfermera apareció de nuevo para decir que Richard debía descansar y no agotarse demasiado con las visitas, de manera que todos se despidieron. Antes de retirarlo a su habitación, el hombre habló:

—Nunca, nunca terminaré de agradecerte amigo —y sonrió. Sus ojos habían perdido mucha luz y se notaba el cansancio en ellos pero aquella tarde, Louis pudo ver un atisbo de chispa brillar en ellos y pese a la mentira, sintió que estaba haciendo lo correcto.

—No, no tienes por qué amigo —respondió, había disfrutado la charla en realidad.

—¿Te veré mañana?

Tres pares de ojos voltearon hacia él, hacía un tiempo que Richard Payne no se veía tan animado. Sin dudarlo más, Louis u Arthur, quien quiera que estuviera hablando por él respondió.

—Oh sí, mañana traeré las cartas y patearé tu trasero amigo, como en los viejos tiempos. Richard abrió los ojos en una expresión de asombro, pero la disimuló y una sonrisa ladina de asomó en su rostro.

—¡Oh sí! Como en los viejos tiempos —repitió mientras negaba cuando se dirigió a descansar.

—Gracias Jimmy... por esto. Ahora, largo. —había calidez y un gran cariño por su nieto.

Sin darse cuenta, aquella única vez que Louis fingiría ser Arthur Weasley, se convirtió en una promesa de repetirlo al día siguiente... y al día después de ese y quizá, después de ese.





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