Cuestión de perspectiva
Este one-shoot es algo...distinto. Ya van a ver a lo que me refiero. Trascurre durante las grabaciones de la película de 2004. Espero que les guste!
Louisa volvió a acomodar sus instrumentales y pinturas en la mesa, ansiosa.
Era la quinta vez que cambiaba el orden de sus cosas, en un intento de mantener su mente ocupada. Las sombras tomaron el lugar de las brochas, quienes a su vez reemplazaron a la silicona en la esquina de la mesa. Louisa decidió que no le gustaba que las bases estuvieran en el otro extremo, por los que las colocó frente a ella; las bases eran importantes. Pero el delineador también era importante, ¿no? ¿Qué clase de persona sería si dejaba los delineadores de lado? O tal vez si cambiaba...
—¿Señorita Linton? —Louisa se sobresaltó, sin darse cuenta de que una persona había entrado a la habitación que sería, hasta que terminasen las filmaciones, en su propio estudio de maquillaje.
Su propio estudio. Cuando se enteró de que su diseño había ganado el concurso que los productores de El Fantasma de la Ópera habían organizado para seleccionar al maquillador que se encargaría de la prótesis facial del Fantasma, Louisa había saltado de emoción. Pero cuando le habían dicho que tendría su propio espacio para trabajar, solo de ella, había intentado no desmayarse. Hasta ese momento, sólo había trabajado en pequeñas producciones escolares y teatrales sin mucha importancia, y esta era su oportunidad de demostrarle al mundo que su trabajo valía la pena.
—¿Si? —preguntó, dirigiéndose a un asistente que sostenía unos cuantos papeles.
—La primera escena que grabaremos con el maquillaje será The Point of no Return, ¿se lo dijo el director, no es cierto?
—Así es—coincidió ella, apoyándose en su mesada.
—Bien, tenga esto—dijo, tendiéndole un objeto negro—. Es la máscara que se usará para la escena. El señor Butler estará aquí en unos minutos; tenemos previsto empezar en unas tres horas. ¿Le parece suficiente tiempo?
Louisa tomó la máscara y, tras observarla con detenimiento, frunció el ceño. No cubriría mucho. Tendría que ingeniárselas para hacer que toda la prótesis quedara oculta detrás de ella, y no sería sencillo.
—Sí—contestó, sin apartar la mirada de la máscara—. Será más que suficiente.
Alguien más tocó a la puerta, y Louisa vio cómo el hombre que encarnaría al Fastasma se asomaba por ella. Ya llevaba la parte inferior del vestuario, pero una simple camisa blanca arriba.
—Buenos días, ¿se puede? —preguntó, dirigiéndose a Louisa. Esta asintió, con una sonrisa, y le indicó la silla frente a ella.
—Bien, los dejo solos. Cualquier inconveniente que surja, no dude en llamarme, señorita Linton—dijo el asistente, y salió del pequeño estudio, dejando que la joven maquilladora tomara riendas en el asunto.
Louisa comenzó a separar aquellas cosas que necesitarían, poniéndolas apartadas en la mesa. Tenía tres horas para hacer un perfecto maquillaje. Y por perfecto se refería a horrible.
—Intentaré no demorarme mucho, Sr. Butler. Si algo llegara a molestarle o escocerle, avíseme y cambiaré de producto.
—Solo Gerry, por favor—la corrigió el actor con una sonrisa, acomodándose en la silla—. Sr. Butler me hace acordar a mi padre. Y espero no verme tan viejo como él.
Louisa rió y se colocó los guantes, lista para empezar.
—Soy Louisa Linton, encantada—la chica tomó el sobre de papel madera y se lo tendió—. Allí se encuentra el diseño original.
Algo nerviosa, observó cómo Gerard abría el sobre y sacaba las fotografías que había tomado al maquillaje, usando a su hermano como modelo. Su ansiedad aumento cuando vio que este seguía contemplando la imagen, sin decir una palabra.
—¿Qué te parece? —se aventuró a preguntar, temerosa de que aquel que debía maquillar no le gustara su trabajo. En cambio, él la miró, algo sorprendido.
—Es...wow...Ni siquiera sabía que se podía hacer esto con unas cuantas pinturas y silicona.
—¿Así que te gusta? —quiso saber Louisa, esperanzada.
—No, me aterra. Pero ese es el punto, ¿no?
—Exactamente—dijo la chica.
—¿Es la primera vez que trabajas en una película? Pareces joven.
—En una producción de este tamaño, sí—admitió.
Ahora que contaba con la aprobación de su modelo, a Louisa sólo le restaba empezar a trabajar. Tomó una de las "gorras" de silicona que cubrirían el pelo del actor y comenzó con su labor. Observó su rostro y suspiró; tenía mucho trabajo por delante.
—¿Qué opinas del nuevo enfoque que van a darle a la escena? —preguntó de repente Gerard, intentando no demostrar cuanto le molestaba la incómoda goma que le ocultaba el pelo.
—¿En qué sentido?
—Me refiero a Christine siendo consciente de que está cantando con el Fantasma—explicó.
—Mmhh—Louisa meditó un poco mientras elegía que color de base utilizaría primero. Finalmente se decidió por uno un poco más claro de lo que había pensado originalmente, y lo tomó—. Creo que me gusta. Supongo que será más creíble.
—¿Más creíble? —preguntó Gerard, con una nota de curiosidad en la voz.
—Sí, es decir, no me malinterpretes. Amo la versión del musical. Pero me parece medio inverosímil que Christine descubra que el que está sobre el escenario es su maestro recién al distinguir el anillo en su dedo o al tocar su máscara. Ya sé que está todo cubierto, pero llevaba tomando lecciones con él a ciegas, ¿unos cinco años? —explicó, mientras intentaba distribuir la base de manera que quedase uniforme—. Vamos, después de tanto tiempo de oír la voz de una persona, debes ser capaz de reconocerla. ¿No es así? Y más teniendo en cuenta que se trataba de esa voz.
Gerard guardó silencio, o bien porque estaba pensando, o porque esperaba que la base se secase.
—No lo había visto de esa manera.
—De igual manera, el simbolismo de la manzana y el mal en el musical es perfecto, ¿no te parece? Pero supongo que es cuestión de perspectiva. Te debo estar aburriendo, generalmente hablo mucho cuando trabajo.
—No, para nada—dijo el actor, riendo—. Siempre es bueno escuchar distintas opiniones a la hora de interpretar un papel.
—¿No crees qué...?
Alguien llamó a la puerta y Louisa frunció el ceño, dejando la pintura en la mesa. Odiaba que la interrumpieran mientras estaba trabajando. Se sacó los guantes y se dirigió a ver quién era.
En el pasillo se encontraba uno de los asistentes que le había enseñado el lugar por primera vez cuando había llegado. Sus ojos parecieron estudiarla durante unos segundos antes de que comenzara a hablar:
—¿Señorita Linton? El director y el grupo de imagen quieren verla unos minutos. ¿Podría ir a la sala de reuniones? Ellos ya la están esperando.
—¿Ahora?
—Sí, ahora—dijo el hombre, con cara de estar un poco aburrido—. Y traiga su...diseño, por favor.
Louisa asintió, extrañada, y se volvió a su escritorio a buscar sus cosas. Esperaba que la reunión no se prolongase mucho, ya que contaba con un tiempo limitado para trabajar. Dirigió a Gerard una mirada de disculpas y el levantó el dedo pulgar, indicándole que no le molestaría esperar.
La chica tomó aire, nerviosa, y salió del estudio de maquillaje.
Tenía un mal presentimiento.
°°°
Gerard, que sostenía una revista en la mano, se sobresaltó cuando sintió que alguien abría la puerta y la cerraba con fuerza.
Una Louisa colérica y con cara de estar profundamente frustrada entró a la habitación, dejando caer dos sobres sobre la mesada. Se apoyó contra ella y se masajeó las sienes, intentando calmarse.
—¿Sucede algo? —preguntó el hombre, preocupado.
—¡Esto sucede! —exclamó ella, pasándole uno de los sobres que estaba sobre la mesa. Él lo tomó y sacó unos bosquejos y fotografías que habían en él. Frunció el ceño.
—Esto no es tuyo.
—No, no lo es. ¡Pretenden que cambié mi prótesis por... esto! "Al público no le gustará", dijeron. "Les dará miedo". ¡Se supone que esa es la idea! Ni siquiera sé por qué me eligieron a mí entre tantas personas si después no me dejarían trabajar mi idea. ¡Esta cara no haría que un hombre permaneciera encerrado tanto tiempo bajo la Ópera Garnier! ¡Y menos aplicado sobre ti!
—¿Gracias?
—Pero no, tenían que hacer desaparecer uno de los ejes centrales de la historia—continuó Louisa, que no dejaba de dar vueltas por la habitación, ajena a todo lo que la rodeaba—. Esto está mal. ¡Erik se sentiría avergonzado!
Gerard se levantó de su silla y tomó a la chica por los hombros, en un vano intento de que esta se serenase un poco.
—Louisa, cálmate. ¿Escuchaste lo que acabas de decir?
—¿Qué? —preguntó ella, obligándose a respirar con más tranquilidad.
—Has llamado al fantasma por su nombre. Erik. Significa que entiendes la historia, ¿no es así? La sientes.
—¡Por supuesto que lo hago! Sino nunca me hubiese presentado para esto.
—¿Y cuál es una de las principales características de Erik?—la chica lo miró, sin saber a qué se refería—. La pasión por la música, Louisa. Por el arte. ¿Crees que el aceptaría componer algo que no considere lo suficientemente bueno?
—No—admitió ella.
—¿Y crees que su Don Juan fue así de grandioso porque le dijeron cómo las notas tenían que sucederse? Él se tomó la libertad de ser artista, Louisa. De poner su alma en su trabajo.
—Parece que entiendes mucho a Erik—comentó ella.
—Intento hacerlo—admitió Gerard, y Louisa se preguntó cómo sería tener que representar a un personaje tan... particular como el fantasma de la Ópera—. ¡Tienes que usar tu talento y ser artista tú también!
La chica suspiró y se volteó, encontrando sus ojos en el espejo. Necesitaba despejarse y pensar.
—No es tan fácil—dijo, con algo de decepción en su voz—. De verdad necesito este trabajo. Aunque...
Louisa pensó en lo que Gerard acababa de decirle. Sí, ella sabía que tenía el talento suficiente. Sabía que podía hacer algo de lo cual sentirse orgullosa. Pero también sabía que seguir sus ideas podía suponer un gran riesgo.
La chica contempló los dos sobres, indecisa, y sintió que el tiempo se le acababa.
Debía ponerse manos a la obra.
°°°
Past the point of no return
no backward glances
our games of make-belive are at an end
Louisa contempló, desde fuera del escenario, a un Gerard enmascarado que se movía con total naturalidad a través de él; una parte de ella no había tenido mucha fe en su voz, pero ahora se daba cuenta de lo equivocada que había estado.
Y ahora también se daba cuenta qué era lo que él había querido decir con eso de ser artista; sí, tal vez Gerard no tuviera los años de entrenamiento que los fantasmas de Broadway tenían, ni usara tanto el vibrato, ni sus vocales fueran extraordinarias; pero había algo en el modo en que entonaba cada nota, una pasión y un sentimiento que Louisa no había escuchado hasta ese momento. La letra cobraba vida a medida que salía que él. Sonaba como... como...
Como Erik.
Louisa se mordió el labio, nerviosa, mientras veía cómo la escena seguía, y tocaba el turno a Emy de cantar. La actriz de tan sólo dieciséis años parecía saber perfectamente lo que estaba haciendo, y Louisa no pudo haber elegido a una mejor Christine. Las cámaras se movían sobre el escenario montado de un lado a otro, intercalando distintos enfoques, pero intentando no cortar la escena, para que los dos actores en el escenario pudieran llevar a cabo la difícil representación sin ser interrumpidos.
Cuando la chica se dio cuenta, la escena ya casi había terminado. Sintió un nudo en la boca del estómago, y se preparó para el gran final.
Say you'll share with me one love, one lifetime
Lead me, save me from my solitude
Say you want me with you here, beside you
Anywhere you go let me go too
Christine, that's of all ask of...
Louisa se sobresaltó al escuchar el grito de la joven actriz, que sostenía sostenía la máscara negra, y se llevaba, con una expresión de horrorizada, las manos a la boca. Todos parecieron a sí mismo removerse, incómodos, y un murmullo creciente llenó la escena.
—¡CORTEN! ¡CORTEN! —el director se aproximó al escenario, hacia donde se encontraban Gerard y Emy— ¿Qué es esto? ¡Señorita Linton, haga el favor de venir aquí!
Louisa tomó aire y se aproximó hacia donde se encontraban, ya abajo de la tarima donde había terminado la canción. Ella contempló, con algo de satisfacción, la prótesis que cubría la mitad de la cara de Gerard, su diseño, que no se había corrido ni un poco luego de que la actriz le sacara la máscara y la peluca.
—Señorita Linton—dijo el director cuando ella llegó—. ¿Qué en el cielo significa... esto? —preguntó, señalando la cara de Gerard, quién se cruzó de brazos, molesto— ¡Este no es el maquillaje que aprobamos!
—Sí, lo hicieron—contestó Louisa, con una calma que no sabía que sentía—. Con él gané el concurso, ¿no?
—Sí, pero... ¡Pero esto no funciona así! Queremos que el público permanezca en sus butacas, ¡no que salgan corriendo del cine!
—Joel...
—No, Gerry, esto es en serio—espetó, y se dirigió a la maquilladora—. Así es cómo se trabaja en Hollywod, Louisa. No puede hacer lo que se le venga en gana.
—Vamos, Joel, no seas tan duro con la chica—dijo Patrick, el actor que interpretaba a Raoul, y que se había aproximado a ellos para ver que sucedía. Bastantes personas lo habían hecho, en realidad—. No se ve así de mal. Sólo es cuestión de perspectiva.
—Lo lamento, señorita Linton—continuó el, haciendo caso omiso al actor—pero si no puede adaptarse a este trabajo, lo mejor será que busque empleo en algún otro lugar.
Louisa abrió la boca para replicar, pero la volvió a cerrar. Un segundo....¿ la estaba despidiendo? ¿Despidiendo? Miró a su alrededor, y vio que muchos de los actores no querían mirarla a los ojos, e intentaban fingir que no prestaban atención. La angustia pareció oprimirle el pecho.
Louisa nunca se había sentido más humillada.
Se había quedado sin trabajo justo cuando más lo necesitaba, ¡y todo por seguir unos estúpidos consejos! Fulminó a Gerard con la mirada mientras dejaba el estudio, dispuesta a buscar sus cosas y largarse de allí cuanto antes.
Al parecer, no todos podían contar con el lujo de ser artistas.
°°°
La luz de la mañana ya bañaba su departamento cuando la alarma sonó, a las ocho de la mañana.
Louisa la apagó, somnolienta, y enterró la cara en la almohada. Todavía no había abierto los mensajes de su celular ni la computadora desde el día anterior, cuando había vuelto de los estudios totalmente colérica, demasiado enojada y triste como para hablar con alguien. Se había recluido el resto del día en su departamento, mirando televisión hasta que sintió que su cabeza iba a estallar.
Ahora, mirándose en el espejo del baño, decidió que era hora de llamar a su madre y contarse que había perdido el trabajo. Sintió vergüenza; no lo había podido mantener ni una semana, y su mamá estaba desempleada. Su hermano seguía estudiando. ¿Qué harían ahora? Seguramente el director ya había hablado con todo Hollywod y ella nunca volvería a conseguir un trabajo.
Maldiciendo su ingenuidad, se lavó la cara y fue a sentarse frente a la computadora. Sería mejor su primero le enviaba un mail a Clara, su mejor amiga, pidiéndole consejos sobre cómo proceder. Sí, ella sabría mejor que nadie qué hacer. Siempre había sido el cerebro de las dos.
Los ojos de Louisa se abrieron con sorpresa al ingresar a la bandeja de entrada de su correo electrónico. Allí había, por lo menos, veinte mails del día de la fecha. Leyó unos cuantos, y no pudo contener su asombro al ver lo que eran.
Ofertas de trabajo.
Pero... ¿cómo? ¿Qué había sucedido? Louisa sintió el impulso de llorar de alegría. ¡Estaba salvada! Tenía muchas ofertas entre las cuales elegir, aunque no se aplicaba por qué. Suponía que no había dejado una muy buena impresión en el set.
Tomó su celular, con intensión de hablar con su madre, y encontró un mensaje de un número desconocido.
Una ventaja de ser actor es que haces muy buenas amistades.
Louisa no pudo evitar sonreír, mientras una ola de gratitud la invadía. Pulsó la tecla responder.
¿Gerard?
Otro mensaje no tardó en llegar.
El mismo :) Perdón por lo de ayer. No sabía que las cosas iban a resultar así.
Louisa suspiró. Sí, había sido su sueño trabajar en la producción del Fantasma de la Ópera, pero habría otros sueños. Y Gerard Butler acababa de abrirle las puertas para que ellas los siguiera.
Ya no importa. Habrá otros trabajos.
Con tu talento, no tardarás en ser reconocida. ¿Estás libre hoy a la noche?
La chica sonrió, mirando la pantalla del celular. Todavía tenía que responder todos esos mails, sospesar opciones, preparar su curriculum y alimentar al gato.
Pero podía hacerse un espacio.
Sí, estoy libre. ¿Te parece a las ocho?
{var ig,_
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