25. Tan antiguo como el Universo
GIANNA:
Me despierto sobresaltada, con dificultad para respirar y un dolor infernal en el pecho y el vientre.
Trato de coger aire e incorporarme pero no lo consigo.
—Gia, debes estarte quieta —escucho la voz de Numeya a mi lado e intento enfocar mi vista.
Noto sus manos sobre mi pecho y como su energía empieza a fluir por todo mi cuerpo.
Poco a poco logro respirar con normalidad pero Numeya no deja de ejercer su función.
—No puedo dejar de suministrarte energía, tu vínculo con Kellan os está matando —murmura concentrada con la frente repleta de sudor.
Mis ojos arden ante el cúmulo de lágrimas cuando recuerdo lo sucedido.
—¿Dónde está Kellan? —Consigo articular en un ligero susurro.
La cara de preocupación de Numeya hace que me tense y mi respiración se vuelva irregular de nuevo.
—Están intentando curarlo, tenemos a diez sanadores centrando todo su poder en él, no sabemos que le ha pasado pero parece no responder con normalidad a las curas —explica haciendo que me revuelva en mi lugar. Sus manos me vuelven a tumbar en la cama—. Gia, se que es difícil pero si no te estas quieta no voy a poder seguir regulando tu respiración, moriréis —me informa.
Gruño haciendo una mueca y sintiendo como un terrible dolor se propaga por mi cuerpo.
—Kellan —susurro mientras las lágrimas caen por mi rostro—. Tienes que llevarme con él Numeya —le suplico.
Me mira con los ojos cristalizados.
—No puedo, no puedes verlo —dice esquivando mi mirada.
—Numeya, no me obligues a manipularte —le advierto—. Si no me llevas con él me veré obligada a usar mis habilidades —le digo.
Ella frunce el ceño sollozando.
—Morirás si lo haces, morirán los tres —me hace saber lo que ya se.
Asiento.
—Por lo menos moriré a su lado —le digo antes de poner todos mis esfuerzos en lo que voy a hacer—. Eta minas...
—¡Esta bien, está bien, para! —me interrumpe alterada al ver que no voy en broma— Te llevaré —suspira.
Asiento mientras empiezo a incorporarme aún con sus manos sobre mi pecho.
—Con cuidado —murmura concentrada en su función.
Paso la mirada por la habitación dándome cuenta de que aún estamos en el castillo de las gemelas.
—¿Cuánto llevo inconsciente? —pregunto extrañada.
Escucho su suspiro a mi lado cuando sus manos pasan a mi espalda para guiarme a la vez que me ayuda a respirar.
—Dos días —me informa.
Mis ojos se abren como platos.
—¿Lleváis dos días tratando de curar a Kellan? —pregunto preocupada.
Si es así es que de verdad tenemos un problema bien gordo.
—Así es —murmura cuando salimos de la habitación.
Las lágrimas se acumulan en mis ojos de nuevo y empiezan a caer cuando veo la puerta al final del pasillo.
—¿Qué hay de ellas? —pregunto sin apartar la vista de la gran puerta de hierro.
Sabe perfectamente a quién me refiero.
La ausencia de su respuesta y su toque repentinamente tenso contra mi espalda me hacen temerme lo peor.
—¿Mierda Numeya, cómo están ellas? —pregunto alterándome de nuevo notando como vuelve a faltarme el aire.
—Necesito que te calmes Gia —dice mientras seguimos andando.
—No me pidas eso ahora y dime qué coño está pasando —le exijo dándome la vuelta provocando que sus manos se despeguen de mi cuerpo por unos segundos y el aire deje de llegarme a los pulmones.
Rápidamente vuelve a poner sus manos en mi pecho con una mueca de terror en el rostro.
—No están bien —me dice con temor a la vez que mi corazón se contrae de forma irregular—. Han entrado en coma, las dos. Lucie ya lo estaba cuando la encontramos y posiblemente llevaba ya un par de días. Gianna estaba semiconsciente pero se desplomo en el suelo frente a Lucifer. Dice que hay algo raro en ella. Nosotros no sabemos el que y tu tío lleva más de diez horas en el Infierno, buscando no sé qué —explica.
Niego con la cabeza mientras sollozo.
Mierda, mierda, mierda, mierda.
Mi respiración se vuelve aún más errática de lo que estaba y todo empieza a darme vueltas.
—¡Gia, Gia! —escucho como solloza asustada Numeya— No puedes rendirte ahora, no después de todo, necesito que me ayudes y trates de normalizar tu respiración —intenta calmarme.
Tomo una bocanada de aire lo más profunda que puedo y cierro mis ojos tratando de centrarme en el sonido de mi corazón. Late demasiado lento como para estar tan alterada. Decido pasar eso por alto y abro los ojos de nuevo.
—Llévame con Kellan —le pido.
Asiente y me dirige hacia una puerta de madera que permanece cerrada frente a nosotras. Cuando me dispongo a abrirla Numeya habla.
—Tienes que prometerme que pese a lo que veas ahí dentro te mantendrás calmada, tres vidas dependen de ello —murmura a mi espalda.
Tomo aire y asiento lentamente. Poso mi mano en el pomo de la puerta y esta se abre lentamente.
—Kellan —susurro con la sangre helada al ver lo que sucede en la habitación, los sanadores me miran con el ceño fruncido.
Sobre una cama se encuentra Kellan inconsciente con un enorme agujero en el pecho que deja al descubierto su corazón. Este late demasiado lento, prácticamente sin fuerza. Inconscientemente llevo una mano a mi corazón y cuando no logro notarme el pulso jadeo.
—No debería estar aquí —habla uno de los sanadores sin despegar su vista de lo que hace.
De las manos de todos los presentes salen delgados hilos azules que trabajan sobre el corazón de Kellan tratando de traerlo a la normalidad.
—Su corazón late por él y por ti —explica Numeya—, aunque lo hace demasiado lento, de la misma manera tus pulmones respiran por los dos. No sabemos a causa de qué pero si no encontramos una solución moriréis pronto —dice preocupada.
Lloro y trato de buscar una explicación coherente a todo esto. Inconscientemente dirijo mi mano a mi vientre, un pequeño alivio recorre mi cuerpo al notar el pulso de nuestro pequeño.
La poca calma que me invade al sentir a la pequeña criatura que crece en mi vientre me permite encontrar una explicación a lo que está sucediendo.
—El demonio —murmuro a lo que todos los presentes se giran a verme confundidos.
—¿Qué demonio? —pregunta Numeya extrañada posicionándose a mi lado.
Trato de atar todos los cabos sueltos hasta que por fin lo entiendo.
—Cuando encontré a Kellan había un demonio de posesión, con su garra alrededor de su corazón, estaba controlado por Clary así que me deshice de ella y luego mandé al demonio de regreso al infierno —explico contemplando los rostros de los presentes, sus mentes parecen estar trabajando al máximo para entender lo que les explico—. Supongo que no era solo un demonio de posesión... —termino.
Los ojos de uno de los sanadores se abren como platos.
—¿Crees que era un demonio superior? —pregunta confundido.
Niego con la cabeza.
—No, las gemelas no habrían logrado controlarlo y me habría dado más guerra a la hora de mandarlo de regreso al inferno, a parte de que los demonios Mayores sabrían de sus azañas —respondo.
—¿Entonces? —pregunta una chica confundida.
Tomo aire e intento mentalizarme de lo malo que es esto.
—Era un demonio de la creación —respondo a lo que todos jadean.
-Disculpe mi señora, pero hace siglos que no se sabe de esos demonios, que nadie ha podido convocar uno -me dice un hombre de rostro cansado.
Asiento.
—Lo sé, pero todos sabemos que no es imposible y que ahora mismo tenemos un problema demasiado grande —admito—. Necesito que alguien invoque a mi tío, sea lo que sea lo que ha ido a buscar al Infierno, deberá esperar —le digo a Numeya.
Lo haría yo misma, pero en estas condiciones moriré antes de lograr invocarlo.
—Se lo diré a Erik —informa.
Ahí es cuando caigo. Erik también estaba herido.
—Mierda, con todo esto no me he acordado de tu hermano, lo siento —le digo—. ¿Cómo está? —pregunto preocupada.
Aunque la mayor parte del tiempo sea un grano en el culo ese maldito se ha abierto un pequeño hueco en mi corazón.
Suspira.
—Bien, le dispararon una flecha en el hombro pero ya se ha recuperado —dice con una sonrisa.
Menos mal.
—Me alegro —le digo con sinceridad.
Asiente.
Vuelvo mi mirada a Kellan y un escalofrío me recorre el cuerpo a la vez que se me retuercen las entrañas.
—¿Puedo acercarme? —pregunto al aire.
Todos los presentes asienten abriéndome un espacio entre ellos sin dejar su tarea.
Tomo aire y trato de recuperar el coraje que ahora mismo no tengo. En su lugar, me arden los ojos y me tiembla el labio inferior.
Me acerco despacio hasta llegar a su lado, me siento en la gran cama y tomo su mano fría como el hielo. Las lágrimas caen por mis mejillas sin reparo a la vez que siento las manos de Numeya en mi espalda tratando de consolarme.
—Mi amor —sollozo acariciándole el rostro con manos temblorosas—. Lo siento, lo siento, lo siento mucho —susurro contra su frente antes de dejar un beso e incorporarme de nuevo.
Paso mi mano por encima de su corazón, la dejo ahí tratando de sentirlo en su plenitud, está luchando, se está aferrando a la vida como nadie, cualquier persona en esta situación ya estaría muerta.
—Aguanta un poco más cariño, solo un poco hasta que pueda solucionar esto —le ruego acariciando su mano entre las mías—. No puedes irte, te necesito, nuestra pequeña te necesita —le digo sujetando su mano sobre mi vientre. Siento un ligero apretón y sonrío al notar un pequeño aumento en el ritmo de su corazón. Las lágrimas siguen cayendo por mi rostro pero esta vez con una pequeña sonrisa.
Erik entra a la habitación apresurado. Cuando su mirada se encuentra con la mía suspira.
—Menos mal —dice caminando hacia mi— ¿Un relevo? —le pregunta a su hermana.
Ella asiente.
—Por favor —pide agotada.
Cuando Erik pone sus manos en mi espalda y empieza a enviar energía a mi cuerpo su hermana se desconecta y se pone frente a mí. Su rostro me muestra unas ojeras profundas y unos ojos agotados.
—Muchas gracias Numeya —le digo—. Será mejor que descanses un rato antes de que llegue mi tío, entonces tendremos faena —termino.
Asiente y me da un ligero apretón en el hombro.
—Intenta descansar tú también —me pide antes de irse.
—Saldrá de esta —dice Erik detrás de mi tratando de animarme—. Es fuerte —añade al ver que no digo nada.
Suspiro.
—Sé que es fuerte, y que es una de las pocas personas que puede soportar esto, pero es un demonio de la creación, jamás me he enfrentado a ellos, ni siquiera mi tío tiene la experiencia necesaria para arreglar esto —le digo.
No trato de quitarle la esperanza a nadie, ahora mismo la que más la necesita soy yo, pero lo que digo es tan cierto como que el corazón de Kellan late extremadamente despacio.
Nos quedamos en silencio por un largo rato, pero este es interrumpido por la llegada de mi tío y los demonios Mayores.
—Princesa —saludan al entrar.
Sonrío débilmente cuando llegan a mi lado y mi tío pone su mano en mi mejilla de forma cariñosa.
—Estás horrible —me dice con una sonrisa.
Retiro lo dicho.
—Lo sé —admito aunque aún no me he visto—. Tu tampoco es que tengas muy buen aspecto —digo señalando sus ropas sucias y medio quemadas.
—Cierto —dice poniéndose serio al posar la mirada en Kellan.
—Era un demonio de la creación —le informo.
Suspira.
—No me lo había ni planteado —Niega con la cabeza—. Entonces tenemos un buen problema —admite.
Asiento.
—La única persona capaz de destruirlos, o por lo menos la única que sé que ha destruido uno es tu madre —me hace saber.
Mierda.
—¿Crees qué...? —me interrumpe.
—No lo sé. Pero no puedes arriesgarte —responde a mi pregunta sin necesidad de que la formule.
Niego con la cabeza.
—Si mi madre es la única persona capaz de acabar con uno y mi padre tiene la misma sangre que ellos, las posibilidades de que yo pueda con él son suficientes como para intentarlo —le digo.
—Él no lo querría así, nos matará cuando se entere que te hemos dejado hacer semejante estupidez —dice Erik a mi espalda.
—Me da lo mismo, no pienso quedarme de brazos cruzados el resto de mi vida viendo como nos marchitamos ambos y dependiendo de terceras personas para seguir viviendo si a esto se le puede llamar vivir —rebato señalando a los sanadores.
Ambos suspiran sabiendo que tengo razón.
—Bien, solo hay que encontrarlo y averiguar la manera de matarlo para liberar el corazón de Kellan de su maldición —señala Lucifer.
Asiento.
Hay leyendas que dicen que el toque de una sola garra de un demonio de la creación produce una maldición sobre aquello que ha tocado, que empieza a degenerarse lentamente hasta que finalmente es consumido por la podredumbre más antigua del universo. El hambre de un demonio de la creación es prácticamente insaciable y una vez es liberado no puede ser encarcelado de nuevo, para eso se necesitaría demasiado poder.
Los demonios de la creación fueron el residuo producido por la creación de los mundos y las especies, son tan antiguos como los mismos dioses pero son seres de maldad y odio puro. En parte no me extraña, fueron desterrados del universo por este mismo, se dice que quedaron en otro plano dimensional y que la manera de convocarlos en este es hacer un gran sacrificio.
No quiero ni siquiera pensar qué es lo que han podido hacer las gemelas para invocar a esta criatura.
—Si no nos damos prisa empezará a causar problemas en el infierno —le digo a mi tío.
Asiente con la cabeza y suspira.
—Voy a tener que hablar con tus padres —dice con pesar en su voz.
Frunzo el ceño.
—Puedo hacerlo yo, sé que no compartís opiniones... —le digo.
Niega.
—No vas a hacerlo tú, no en tu estado, quién sabe qué te haría un viaje al otro plano en tus condiciones —me recuerda señalando a Erik a mis espaldas.
Suspiro.
—Está bien, pero si pasa algo ven a buscarme —le pido.
Sé que para él esta es una de las cosas más difíciles de hacer, no tengo ni la más remota idea de porque le tiene tanto rencor a mi padre, pero supongo que es algo que ya se solucionará con el tiempo o simplemente se mantendrá así sin causar problemas a nadie.
Lucifer y los Demonios salen de la habitación dejándome con Erik, los sanadores y Kellan.
Poso mi mano en mi vientre.
—¿Cuántas semanas durará mi embarazo? —pregunto preocupada.
Si me pasa algo a mi quiero que por lo menos mi bebé esté bien.
Los sanadores se miran entre ellos hasta que uno decide hablar.
—No podemos saberlo exactamente puesto que ambos sois híbridos y cada criatura tiene un período de gestación diferente —explica—. Por ahora lo único que sabemos seguro es que sus pulmones y corazón se están desarrollando bien, puede que en un par de semanas ya alcancen el tamaño normal de un recién nacido. Con la poca tecnología que tenemos aquí no podemos decirte mucho más —termina de decir.
Asiento. Algo es algo. Por lo menos el bebé está sano y fuerte dadas las circunstancias.
Me paso el resto del día tumbada al lado de Kellan, sintiendo como su corazón se acelera un poco al sentirme cerca. No me he atrevido a quitar su mano de mi vientre, tengo la sensación de que sentir a nuestro bebé le hace bien.
Cuando cae la noche el sueño me vence y Numeya a mis espaldas me obliga a dormir pese a mis esfuerzos por mantenerme despierta.
Cuando siento los párpados demasiado pesados suspiro.
—Saldremos de esta, necesito que resistas un poco más, hazlo por los tres —susurro en su mejilla antes de cerrar los ojos por completo.
N/A:
¡He vueltooooo!
Antes que nada perdón por desaparecer tanto tiempo🥲, la verdad, era necesario...
¡Eso si vuelvo con las pilas bien cargadas y rebosante de nuevas ideas, así que si todo va bien habrá Neoma para ratoooo!
Ahora sí, cuéntame qué te parece este nuevo capítulo y si te gusta deja tu estrellita⭐. Recuerda que así conseguiremos que la historia llegue a más personas 💕💫.
Parece que regresamos con no muy buenas noticias...😔 y los problemas lejos de terminarse parece que van a más...
¿Logrará Gia salvar a Kellan?
¿Y si no lo logra? ¿Qué será de ellos?
Que Lucifer no sepa como actuar con los demonios de la creación tampoco da muchas esperanzas por desgracia...
¡Pero no está todo perdido aún, quizá Adalia sepa como arreglarlo!
Vamos a alegrar un poco el ambiente...
¿Qué será el bebé, niño (TeamGia) o niña (TeamKellan)? ¡Hagan sus apuestas!
Espero que te guste la historia y te agradecería si pudieses compartirla con tus amigos y amigas para que puedan disfrutarla igual que tu.
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¡¡Disfruta de la lectura y agárrate que vienen curvas!!
•Neoma•
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