11. Adaptarse o morir
GIANNA:
Me despierto y lo último que recuerdo son las manos de Kellan sobre mi espalda y su energía bajándome la fiebre. Parece que ya ha anochecido, por lo que llevo más de medio día durmiendo. Mi estómago ruge.
Me levanto de la cama, arreglo mi ropa y salgo de la habitación. Aún me duele todo el cuerpo y la cabeza parece que va a estallarme pero, por lo menos no tengo tanta fiebre como antes.
Bajo las escaleras y me dirijo a la cocina, entro encontrándome con Kellan, Numeya y Erik. Están de espaldas a mi y inclinados sobre lo que parece ser una cazuela bastante grande. Frunzo el ceño y me acerco a ellos silenciosamente. Cuando estoy detrás suyo hablo.
--- ¿Qué hacéis? --- pregunto con la voz ronca y congestionada.
Se sobresaltan dando un pequeño saltito.
--- Joder --- maldice Erik.
Los tres se giran para verme y hacen una mueca.
Frunzo el ceño.
--- ¿Qué? --- pregunto.
--- Estás... --- empieza a decir Numeya.
--- Horrible --- la interrumpe Erik.
Su hermana le da un codazo en la barriga.
--- Sí, lo cierto es que no me encuentro demasiado bien --- digo sorbiendo mi nariz.
Erik hace una mueca.
--- Deberías estar descansando --- protesta Numeya.
Me encojo de hombros.
--- Me siento una inútil sin hacer nada. Y más ahora que se avecinan problemas --- le digo y me asomo a ver la cazuela que estaban observando antes, hago una mueca de asco --- ¿Qué se supone que es esto y quién es responsable de semejante aberración? --- digo mirándolos a los tres.
Kellan levanta las manos.
--- Yo solo he cortado las verduras, el resto ha sido obra de los hermanos --- dice.
Frunzo el ceño.
--- ¿No se suponía que erais vosotros los que le hacíais la comida? --- pregunto a los hermanos.
Ellos levantan las cejas.
--- Digamos que solo le llevábamos lo que nuestro padre cocinaba o compraba, no sabemos cocinar --- dice Erik rascándose la nuca.
Kellan abre la boca para protestar pero lo interrumpo mientras vuelvo a mirar la cazuela.
--- No sé para quién es esto, pero si es para nosotros, lo más probable es que terminemos con una intoxicación --- digo mirando como burbujea lo que parece ser un intento de caldo demasiado espeso y de un color bastante desagradable.
Aparto la cazuela del fuego y cojo otra.
--- ¿Qué vas a hacer? --- pregunta Numeya asomándose sobre mi hombro mientras corto las verduras.
La miro.
--- Algo que sea comestible y que no nos provoque una indigestión --- le digo con obviedad.
Veo como asiente y junto con los otros dos se separan de mi para dejarme trabajar. Empiezo a cocinar sintiéndome observada, cada movimiento que hago es seguido por tres pares de ojos.
Una hora más tarde he terminado de hacer un delicioso caldo vegetal y le he añadido pasta. Sirvo cuatro platos frente a mi y me giro para encarar a los chicos. Para mi sorpresa solo me reciben los ojos gris tormenta de Kellan, pues los otros dos han caído dormidos sobre la barra.
Ruedo los ojos.
Cojo los platos y los pongo delante de cada uno.
--- ¡Chicos se quema la cocina! --- grito y ellos se despiertan alarmados, Erik se cae del taburete y yo suelto una carcajada igual que Kellan.
Los hermanos me miran cabreados. Me encojo de hombros.
--- La cena ya esta lista --- les digo mientras me siento frente a mi plato y empiezo a comer.
Terminamos de cenar y decido preguntar sobre un tema que no para de rondarme la cabeza.
--- ¿Suzzane está ya en mi cabaña? --- pregunto mirándolos a los tres.
Ellos asienten.
--- Sí, papá la fue a buscar a una de las aldeas hace un par de horas para llevarla allí y que venga aquí mañana --- dice Numeya y frunce el ceño --- ¿Por cierto, por qué has hecho que venga una bruja desde Crylarya? --- pregunta curiosa.
Miro a Kellan de reojo.
--- Ehh... necesito que me ayude a preparar un conjuro que requiere mucho poder y, como estoy enferma, no puedo hacerlo sola --- me invento.
Asiente no muy convencida.
--- Bueno... iré a la cabaña para hablar con ella sobre eso... --- digo levantándome y mirando a Kellan de reojo.
--- Te llevo --- dice.
Asiento con la cabeza.
--- ¿Por qué no esperas a que mi padre la traiga mañana? Digo, ahora ya es muy tarde y debes descansar --- añade Numeya.
Joder.
--- Ehh... necesito aclarar un par de cosas con ella antes de mañana para que lo tenga todo preparado --- digo esperando a que no me ponga más pegas.
Me mira con los ojos entrecerrados pero asiente y lo deja estar.
Salgo de la cocina y voy a la habitación a buscar mi teléfono. Vuelvo a bajar y veo a Kellan esperándome en la puerta. Salimos y subimos al coche.
Me acomodo en el asiento y cierro mis ojos unos segundos. La fiebre me está matando. Hago un esfuerzo por mantener los ojos abiertos y miro a Kellan. Cuando nota la mirada sobre él se gira a verme unos segundos antes de volver a centrar la vista en el camino.
--- ¿Qué sucede? --- pregunta.
Resoplo.
--- ¿A parte de que tengo mucha fiebre y que puede que seamos pareja eternamente? Nada --- digo fingiendo una sonrisa.
Veo como rueda los ojos.
--- Sabes que lo más seguro es que no sea nada, solo nuestra imaginación. Y respecto a la fiebre... si ayer hubieses subido a la moto cuando te dije, en lugar de empaparte bajo la lluvia, posiblemente hoy no tendrías fiebre. Pero déjame decirte que te lo mereces, por tozuda --- dice orgulloso.
Gruño, pero no sale como planeaba y me entra un ataque de tos, Kellan se ríe de mi y le pego un puñetazo en el brazo, se queja y a mi se me escapa una risita.
Media hora más tarde aparca el coche frente a mi cabaña. Frunzo el ceño al no ver el coche de Ozak.
--- ¿No se suponía que Ozak estaba aquí? --- pregunto extrañada mientras bajamos del coche.
--- Eso me dijo --- me responde Kellan llegando a mi lado.
Antes de entrar miro detalladamente el exterior de la cabaña asegurándome de que todo está tal y como lo dejé. Al ver que no hay nada extraño decido entrar.
Cruzo la puerta y me recibe el olor característico de Suzzane, jazmín y canela.
Estoy por llamarla cuando de repente sale de la cocina y, como no, lleva su serpiente al cuello.
--- ¡Gia, es un placer volver a verte querida amiga! --- dice acercándose a mi.
--- Seguro que sí --- digo rodando los ojos --- ¿Dónde están Gianna y Lucie? --- le pregunto extrañada por el silencio que hay en la cabaña.
Ella frunce el ceño y lleva una mano debajo de su mentón, pensando.
--- Se fueron al lago hace media hora o así, la chiquilla me dijo que volverían tarde --- explica.
Asiento con la cabeza y me siento en un sillón, la cabeza me está matando y pensar en lo que podemos descubrir o no, me inquieta demasiado. Kellan carraspea.
--- Ah, Suzzane este es Kellan, Kellan ella es Suzzane una vieja conocida --- digo.
Kellan asiente hacia Suzzane a modo de saludo y ella hace lo mismo.
--- ¿Y dime, para qué me necesitas con tanta urgencia? --- pregunta tomando asiento frente a mi.
Suspiro pasándome las manos por la cabeza.
--- Necesitamos tu ayuda, para que nos digas el destino de nuestras almas --- digo.
Suzzane abre los ojos como platos. Normal, nunca la he dejado entrar en mi cabeza y ahora le estoy pidiendo que lo haga, y no solo eso, le estoy pidiendo que vea mi destino.
--- ¿El destino de vuestras almas? --- pregunta saliendo del shock --- ¿queréis saber si estáis destinados a estar el uno con el otro eternamente? --- vuelve a preguntar pasando su mirada de mi a Kellan.
Kellan asiente.
--- ¿Y por qué no mostráis vuestros olores y lo averiguáis vosotros? --- pregunta con el ceño fruncido.
Gruño.
--- Suzzane, tu solo hazlo y tan pronto como te pague te vas y te olvidas de todo --- digo cansada de sus preguntas.
Levanta las manos a modo de rendición y asiente. Le indica a Kellan que tome asiento a mi lado y este obedece. Le miro. En sus ojos veo temor y esperanza.
--- Quiero que os cojáis las manos --- dice, le cojo las manos a Kellan y noto una corriente por todo mi cuerpo, él se estremece, Suzzane entrecierra los ojos --- voy a necesitar que me deis acceso a vuestra mente, a vuestro corazón y a vuestra alma. Veré cosas que seguramente no queréis que nadie sepa, pero todo eso no voy a rebelarlo a nadie, el pacto con la bruja madre me prohíbe hablar de ello, si lo intentase moriría --- nos hace saber, suspiro un poco más tranquila.
Asentimos.
--- Bien, ojos cerrados --- nos indica y obedecemos --- quiero que os imaginéis el vacío, negro, frío y solitario --- empieza a hablar, noto como pone una de sus manos en mi frente, el vacío llega a mi mente --- la oscuridad empieza a rodearos pero vuestro cuerpo se defiende, de el emana una luz, vuestra alma, quiero que me mostréis el color de esta --- frente a mi aparece una luz azul y dorada, parece una llama ardiente y se mueve sin control --- bien, ahora quiero que centréis vuestra atención en esa luz y en vuestras manos --- siento como las manos de Kellan cubren las mias y su calor se esparce por todo mi cuerpo, frente a la luz azul y dorada aparece otra naranja y plateada, muy bonita --- no perdáis la atención, concentraros en el vacío y las luces.
Ambas luces se acercan y empiezan a girar la una entorno a la otra, acercándose cada vez más, se rozan y mi cuerpo recibe una descarga de energía, noto como las manos de Kellan se aferran más a las mías, me tranquilizo. De un momento a otro ambas luces empiezan a fusionarse y cuando lo hacen completamente el vacío se vuelve blanco y abro mis ojos sobresaltada.
Miro a Kellan a mi lado, respira de manera agitada y parece estar tan en shock como yo. Miro a Suzzane. Tiene los ojos abiertos como platos y también respira agitada.
--- Madre mía --- susurra.
--- ¿Suzzane, qué has visto? --- le pregunto.
No me responde, sigue igual de sorprendida
--- ¿Qué mierdas has visto Suzzane? --- vuelvo a preguntar.
Pestañea un par de veces y me mira a los ojos, después a Kellan.
--- Jamás había visto algo así --- dice y frunce el ceño --- vuestras almas no solo se atraen, se buscan la una a la otra aún sin haber mostrado vuestra esencia, y el poder que tienen juntas... es inimaginable... --- dice.
Se me cae el mundo a los pies, miro a Kellan, está igual que yo.
--- ¿Qué? --- susurro.
--- Vuestras almas se necesitan la una a la otra para poder seguir viviendo, ahora que se han encontrado, separarlas podría mataros aunque no os hayáis marcado. Es como si vuestras almas hubiesen estado unidas hace mucho tiempo y ahora volviesen a encontrarse. --- nos explica.
Se hace un silencio demasiado tenso que nadie se atreve a romper. Dejo caer mi cabeza sobre mis manos y resoplo frustrada.
--- ¿Eso quiere decir que de aquí unos días no vamos a poder estar lejos el uno del otro? --- pregunta Kellan pasando saliva.
Joder.
--- Sí, hasta que no os marquéis, vuestros cuerpos van a atraerse el uno al otro, si os separáis el uno del otro por mucho tiempo sin estar marcados podríais morir, por lo visto esa es la única manera de mataros --- nos dice.
Frunzo el ceño.
--- ¿Y si eso es verdad, por qué hemos podido vivir tanto tiempo el uno sin el otro? --- pregunto confundida.
Suzzane me mira.
--- Vuestras almas no habían coincidido en todo este tiempo, y al estar separados y ocultando vuestra esencia, en la distancia no se atraían de tal manera, pero al coincidir los dos en el mismo espacio, todas esas emociones y necesidades retenidas se han escapado sin control --- me explica.
Mierda.
--- ¿Podemos hacer algo para cambiar esto? --- pregunta Kellan.
Ya se la respuesta.
--- No, el destino de las almas no pueden cambiarlo ni siquiera los dioses --- dice, nos mira con compasión, jamás me había mirado así --- debéis hacerle frente a esto, puede que ahora no os guste la idea, pero la realidad es esta, y vosotros ya lo sentís por mucho que no hayáis podido percibir la esencia del otro, vuestros cuerpos se atraen como imanes y separarlos desatraía el caos, tanto en vosotros como en el mundo entero. Sois los seres más poderosos que han pisado la tierra, Gia, ni siquiera tus padres tenían semejante poder, tus padres eran pareja eterna pero su unión no era tan fuerte como la que percibo en vosotros --- dice.
--- Joder --- murmuro y me levanto de golpe, me mareo pero me quedo de pie --- necesito pensar --- digo con un nudo en la garganta.
Salgo de la cabaña corriendo. Intento que entre aire a mis pulmones, lo que menos necesito ahora es que me de un ataque. Camino por el bosque.
Lágrimas empiezan a caer de mis ojos, sollozo. No puede ser, no puedo, no puedo ser su pareja eternamente, me niego a amarlo por un estúpido vínculo. Yo amaba a Mac, no puedo amar a nadie más y menos a un capullo como él. Caigo de rodillas y miro al cielo.
--- Mi amor, no puedo --- susurro.
Una brisa recorre mi espalda, me estremezco.
--- Sí puedes cariño, siempre has estado destinada a él --- escucho su voz, debo estar alucinando --- cuando estábamos juntas ya lo sabía, sabía que tenías un vínculo muy fuerte con alguien que no era yo.
Sollozo mientras más lágrimas caen por mis mejillas.
--- Perdóname, perdóname, por favor --- le pido --- perdóname por no haberte amado como lo amaré a él, perdóname por no haberte salvado, por no haber luchado por ti --- le ruego.
Noto como una ligera brisa acaricia mi cara. Sollozo.
--- No hay nada que perdonar Gianna --- me estremezco al volver a oír mi nombre con su voz --- yo lo sabía y tú, en el fondo, también, eso no quita que nos hayamos querido. Yo te amé con todo mi corazón, y sé que tú a mi también, pero ha llegado tu momento, y, por fin dejarás de culparte por lo que me pasó y empezarás a vivir de nuevo. --- termina --- Kaleya, eket omai (cariño, te amo).
Vuelvo a sentir una suave brisa y me seco las lágrimas, siento alivio.
--- Yo también te amo --- digo al aire.
Respiro profundo y me levanto, me limpio la ropa de los restos de tierra y hojas y miro a mi alrededor. Frunzo el ceño. Estoy en el lago, pero no hay ni rastro de Gianna ni de Lucie. Me extraño.
Puede que hayan vuelto hace un rato... intento convencerme.
Vuelvo a la cabaña caminando, pensando en todo lo que ha sucedido hoy, en los representantes, en las gemelas, en Kellan, en mi...
No puedo creer que estemos destinados a pasar la vida juntos, aunque puede que cada vez que lo piense mejor me suene, pero solo puede.
Suspiro.
Antes de entrar a la cabaña paso mis manos por mi rostro varias veces para borrar todo rastro que haya quedado de mis lágrimas. Tomo aire profundamente y entro.
El salón está a oscuras y la luz de la cocina está encendida, entro pero me arrepiento en cuanto veo el gris tormenta de la mirada de Kellan teñido de rojo. Suelto aire sorprendida. Ha estado llorando. Se me encoje el corazón.
Mierda.
Su mirada se posa sobre la mía que supongo está igual de roja que la suya. Paso por su lado hasta llegar al frigorífico, agarro un par de cervezas y le paso una a él. Me siento a su lado mientras bebemos, me sigue doliendo la cabeza pero necesito despejarme.
Ninguno de los dos dice nada, pero aún así nos entendemos. Estamos jodidos, muy jodidos.
Cuando termino mi cerveza me levanto y me voy pero, antes de salir por la puerta, Kellan coge mi brazo y me obliga a mirarlo, está nervioso.
--- Esto... a mi me ha pillado por sorpresa, igual que a ti. Pero te aseguro una cosa, vamos a llevarlo bien, no te estoy pidiendo que me digas ahora que me quieres ni que me amas, porque yo tampoco voy a hacerlo, pero las cosas se nos han presentado así, o estar juntos o morir... espero que seamos capaces de entendernos y llevarnos medianamente bien, sino estaremos destinados a morir --- dice sin dejar de mirarme a los ojos.
Asiento, pues tiene razón, adaptarse o morir, así son las cosas en este mundo.
--- Está bien --- le digo --- tiempo al tiempo.
Nos miramos unos segundos más hasta que una punzada en mi cabeza me hace cerrar los ojos y llevar mi mano a mi frente. Kellan me mira frunciendo el ceño.
--- ¿Aún te sientes mal? --- pregunta.
Asiento un poco desubicada por culpa del dolor que recorre todo mi cuerpo. Me ha vuelto a subir la fiebre.
La mano de Kellan se posa en mi frente y él frunce el ceño.
--- Tienes fiebre otra vez --- me dice.
--- Estoy... bien --- le digo tratando de separarme de él pero un leve mareo me obliga a agarrarme a sus brazos.
Con uno de sus brazos rodea mi cintura mientras con el otro impulsa mis piernas haciendo que le rodee la cintura con ellas. Sus manos pasan a mis muslos y mi cabeza se esconde en el hueco de su cuello, aspirando su perfume y relajándome inmediatamente.
Kellan empieza a andar escaleras arriba conmigo en brazos. Entra en mi habitación y me deja sobre la cama, en cuanto se aleja de mi empiezo a temblar de frío.
--- Ahora vuelvo, voy a buscarte algo que te abrigue un poco más --- dice y lo veo desaparecer en el armario.
Unos minutos más tarde vuelve con un pijama de invierno en sus manos, lo deja en la cama.
Me tiende la mano para que me incorpore y lo hago. Mis ojos insisten en cerrarse ante el cansancio.
--- Gia no te duermas, tienes que ponerte el pijama primero --- escucho su voz.
Murmuro un asentimiento inentendible y él resopla.
--- Bien, te lo pondré yo --- dice.
Siento como sus manos bajan hasta el borde de mi top, lo agarra y empieza a subirlo acariciando la piel de mi torso en el proceso, me estremezco, pasa el top por mi cabeza y lo deja caer en la cama, con sus manos hace a un lado mi pelo.
--- ¿Vas a quitártelo o... --- empieza a preguntar.
Abro mis ojos ligeramente para mirarlo.
--- Puedes quitármelo --- le digo dándole vía libre.
Sus manos bajan por mi espalda hasta llegar al broche de mi sujetador, lo desabrocha y baja las tiras por mis brazos rozándolos con las yemas de sus dedos, suspiro. Siento como traga saliva y agarra la camiseta del pijama que ha cogido, me la pone y aparta mi pelo de nuevo.
Dirige sus manos hasta el cierre de mi pantalón y lo desabrocha bajándome los pantalones con delicadeza, termina de sacarlos y cubre mis piernas con el pantalón del pijama.
Me vuelve a acomodar sobre el colchón pero intento levantarme de nuevo.
--- Gia estate quieta --- gruñe forzándome a quedarme sobre la cama.
--- Tengo que desmaquillarme simio --- digo abriendo los ojos y mirándolo.
En sus ojos veo una chispa de diversión. Niega con la cabeza.
--- Espera aquí --- dice y desaparece en el baño.
Vuelvo a recostarme sobre el colchón y cierro mis ojos de nuevo. Segundos más tarde siento como el colchón se hunde a mi lado y como pasa algo húmedo por mi cara.
Abro ligeramente un ojo y veo a Kellan pasar un algodón por mi cara, está concentrado, mordiéndose la lengua. Sonrío ligeramente y entonces para.
--- ¿Qué? --- pregunta.
Niego.
--- Nada --- digo volviendo a cerrar los ojos.
Sigue unos minutos más hasta que termina. Vuelve a poner la mano en mi frente y esta vez utiliza su energía para bajar la temperatura de mi cuerpo.
--- Intenta dormir un poco ahora que te ha bajado la fiebre --- me dice antes de levantarse de la cama.
Lo cojo por el brazo deteniéndolo.
--- ¿Puedes quedarte? --- le pregunto mirando a otro lado.
Con él duermo mejor, no tengo pesadillas y si me sube la fiebre su cuerpo me ayudará a estabilizar mi temperatura.
Se lo piensa.
--- Sí --- dice y se quita la camiseta y los zapatos quedándose con un pantalon de chándal.
Antes de subirse a la cama mueve las sábanas para que me meta dentro y luego entra él por el otro lado.
Me pongo mirando hacia su lado y él hacia mi, miro sus ojos gris tormenta que parecen tener más que decir que su boca, poco a poco mis párpados van pesando más hasta caer completamente dormida.
N/A:
¡Holiis!
Hasta aquí el undécimo capítulo, cuéntame qué te parece en los comentarios y si te gusta deja tu estrellita⭐.
¡Acabamos de descubrir lo que sucede con Gia y Kellan!
¿Qué te ha parecido, te lo esperabas?
Parece que finalmente Gia está en paz con Mackenzie...
¿Qué crees que sucederá a partir de ahora?
Espero que te guste la historia y te agradecería si pudieses compartirla con tus amigos y amigas para que puedan disfrutarla igual que tu. ¡Recuerda que puedes seguirme en wattpad e instagram para enterarte de todas las novedades!
¡¡Disfruta de la lectura!!
•Neoma•
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro