
Decimoséptima vida
—¿Quiénes más conspiraron con ustedes? —interrogó un agente de policía por quinta vez hacia cada uno de los implicados en el delito que se cometió hace dos meses con respecto al secuestro de la familia Jo y aquel infortunado incidente que acabó con la vida de Jong Dae.
La policía consiguió atrapar a cuatro de los ocho implicados aquel día. Los otros cuatro lograron escapar incluso de la persecución que se le hizo al cabecilla. La información que lograron conseguir en estos dos meses seguía siendo la misma; ellos se echaban la culpa de todo. Cuando es muy claro que simplemente son peones en un juego de ajedrez para salvar a su rey.
—¡¡¡Hablen!!! —alzó la voz con enojo otro agente—. ¿Fue él? —Sobre la mesa colocó la foto de un hombre en sus sesenta, con arrugas en los ojos, de nariz pequeña, labios en línea y de mirada desafiante—. ¡¿Lee Jung Su?!
Así fuera intimidante en su interrogatorio, los implicados continuaban corroborando que no conocían a aquella persona. Y ese hecho hacía frustrar al investigador que terminó golpeando la mesa con una patada que propinó tras levantarse bruscamente de su asiento.
—Calma, Woo Hyun —le pidió su compañero sujetándolo del brazo—. Sí sigues así te van a retirar del caso. Mejor déjame que haga el interrogatorio —Woo Hyun resopló con fastidio tras asentir y permanecer callado mirando a cada individuo en el cuarto de interrogatorio—. Entonces, muchachos... De nuevo, volverán a contarme todo lo que sucedió aquel día —manifestó aquel agente con una curiosa sonrisa en lo que se cruzaba de brazos para poder estar atento a lo que tendrían por contarle.
Dejaron el informe recopilado de estos días dentro de un folder azul sobre el despacho de su superior para que pueda ser revisado y obtener la respuesta de siempre con respecto a este caso que por fin iba a tener sentencia.
—Se les ha dado varias semanas para que puedan conseguir más información, pero siguen obteniendo el mismo resultado y ya no se puede atrasar más el proceso de la sentencia de cada uno. Mañana serán llevados a la corte. Eso sería todo a informar, muchachos. Completen todo en un mismo archivo para que pueda ser enviado al abogado que mandó el estado, como apoyó a la otra parte.
A regañadientes, Woo Hyun salió primero de aquella oficina con un fastidio de no poder llegar a capturar al pez gordo del grupo. Era la tercera vez que Lee Jung Su volvía a salir con las suyas. Y eso le hacía mantener una mirada seria con ambos codos apoyados en su cubículo mientras se encontraba pensativo, agarrándose las manos a la altura de su boca.
—Tenga —sobre su mesa, el otro agente colocó un vaso de café—. No te estreses que un día capturaremos a Lee Jung Su —señaló antes de darle un sorbo a la botella de agua que se compró.
Woo Hyun ni se inmutó en agradecer el café amargo que le compro y menos verle a la cara a su compañero. Simplemente, mantenía su vista fija en cualquier punto al hablar.
—No es solo por eso, Tae Jun. Es más que eso. Es por el simple hecho de qu-
Se tuvo que quedar a medias palabras por escucharse la voz de otro guardia interrumpir con un recado urgente que acababa de llegar a la estación. Woo Hyun abrió el sobre crema que le fue entregado para encontrar en su interior diversas fotografías y la dirección exacta de la persona que estaba buscando. Toda esta información de golpe provocó ponerse abruptamente de pie y pedir saber quién fue la persona que dejó el sobre en la estación.
Chan Yeol estaba distraído con respecto a la noche anterior y su encuentro con aquellas personas en aquel restaurante donde cenó que recién al tercer llamado de su madre conectó los cables en su cabeza para volver a la realidad.
—Estás muy extraño, hijo. Incluso con lo sucedido ayer...
—Lo sé, fue una imprudencia. Disculpa, madre —la interrumpió para colocarse de pie y dejar los informes que le pidió revisar en sus manos—. Pienso que Kwon Yu Ri sería perfecta para el papel de la obra que vas a presentar —confesó debido haber comprobado el archivo de cada postulante y quedar pensativo con los datos y mensaje personal de Kwon Yu Ri sobre por qué debería ser escogida para la obra—. Es la más conveniente. Y sí me permites, saldré a tomar aire.
Chan Yeol ni esperó la respuesta de su madre para abrir la puerta y salir de aquella oficina que lo ponía algo confuso por aquel nombre, quedando tan presente como los nombres de aquella familia del restaurante: Lee Seung Woo y Lee Jung Hwan. «Henry», ese nombre junto con el que leyó en el mensaje personal de Kwon Yuri «Ezequiel», en referencia a su gato, por ser su motor de energía, mantenía todavía más su intriga de por qué percibía una extraña conexión. Lo sintió como familiar, pero a la vez algo desconocido por no saber dónde pudo haber escuchado esos nombres con anterioridad.
Estaba tan absorto en sus pensamientos que chocó su cuerpo con el de otra persona al pasar por un pasillo, causando que ambos se vieran al rostro tras escuchar una queja y disculparse, al mismo tiempo que se percató que se trataba de una muchacha muy pequeña y más delgada que él.
—¡Oh! —exclamó con una larga aspiración— ¡Ya puedes verme!
—¿Disculpa? ¿Te conozco?
La muchacha asintió con una sonrisa de alivio que parecía querer abrazar a Chan Yeol cuando se acercó un poco más.
—Tenías razón, aunque no quiera admitirlo. Tenías razón de que empeoraría las cosas —admitir aquello, borró rápidamente la sonrisa que plasmaba en su rostro por mantenerse con cierta seriedad y preocupación—. No queda mucho tiempo —mostrando en su muñeca izquierda un dibujo de un reloj de arena—. He intentado poder comunicarme contigo, pero el hechizo del cual te liberé se había debilitado cuando te recuperaste. Eso imposibilitaba que pudiéramos contactar. Así que hice todo lo posible para que te encuentres con las personas que ayudaste en el pasado y ahora viven su vida de otra manera.
Chan Yeol guardó silencio, pues notó que la muchacha tenía más por decir.
—Sé que estoy rompiendo varias reglas por lo que haré, pero no puedo dejar las cosas como están porque todo empeoró a grados fuera de mi alcance. Tienes que recordar, Chan Yeol. Tienes que hacerlo para poder solucionar todo, aunque tengas que pagar un alto costo. Sé que no tengo derecho a presionarte con tu decisión, pero solo tú puedes hacerlo. Volver a ese día y solucionar el gran error que cometí. Porque lo has visto, ¿verdad? Has visto cómo se encuentra ese muchacho, ese muchacho de la bicicleta.
Dentro del auto que lo conducía hacia su casa comenzó a cerciorarse de la información dicha por esa extraña muchacha y recordar lo que le dijo aquel muchacho de la bicicleta respecto a las noticias de hace dos meses. Encontrando en la web noticias recientes respecto a los sospechosos, mejor dicho, acusados que serán llevados a la corte el día de mañana para recibir su condena. Toda la información que retenía lo dejaba muy pensativo sobre si era un disparate hacerle caso a aquella muchacha.
«Tienes que recordar, Chan Yeol. Tienes que estar mañana en el mismo lugar donde todo sucedió. Habrá truenos mañana. Ya sabes lo que tienes que hacer. No queda mucho tiempo».
Esas palabras solo provocaron mayor confusión sobre lo que tenía que hacer. En primer lugar: ¿Cuál era el sitio? Segundo: ¿Cómo saber si habrá mal clima mañana? Y tercero: ¿Qué tiene que hacer en ese sitio? Pero quedaba una cuestión más... «Tienes que escoger si quedarte como un gato o seguir siendo un humano que eres», fueron las últimas palabras que oyó de su parte antes de creer haber perdido la razón cuando la vio desvanecerse como un acto de magia.
—Después de dos meses, finalmente, los culpables en el secuestro de una familia que culminó en una tragedia recibirán su sentencia. El día de hoy los culpables serán llevados a la corte para ser juzgados y mandados a la cárcel. Con todos los alcances y más, estaremos informando. Soy Hwang I-
Baek Hyun apagó su laptop por no querer seguir oyendo más sobre esa noticia. Había recibido un mensaje de Kyung Soo en su teléfono con respecto al dictamen de la sentencia, sobre poder asistir al juicio como espectadores y por ello quiso verificar si realmente por fin habría una condena para esos malditos.
Una parte de él quería volver a verle las caras a esos infelices y decirles cuanto ansía verlos, pudrirse en la cárcel, aunque no fuera suficiente castigo para pagar por lo que hicieron. Y la otra parte, lo mantenía sumido en la tristeza de recordar aquel fatídico día que vio por última vez la sonrisa de Jong Dae. Estaban tan cerca de abrazarse. Estaba tan contento de verlo a salvo. Y estaba repitiendo una y otra vez su nombre desesperadamente cuando se acercó hacia él para hacer que reaccionara tras haber recibido un disparo en la espalda.
Sus manos se mancharon de sangre, pero era lo de menos por no querer apartarse de su mejor amigo. Seguía aferrado a su cuerpo como si aquello pudiera devolverle la vida y no creer que estaba muerto. Los paramédicos y los oficiales tuvieron que intervenir para liberar el cuerpo de sus brazos. Y cuando lo vio ser cubierto por esa bolsa negra en aquella camilla rompió en llanto. En un llanto tan desgarrador con el corazón encogido que terminó con una honda en el brazo por permanecer en el hospital recibiendo vitaminas por lo débil que se encontraba los días posteriores.
El oficial Woo Hyun no encontró a la persona que dejó mayor evidencia sobre el caso en la estación que lo condujo ahora mismo con dos patrulleros hacia una fábrica abandonada cerca de las estaciones de trenes de carga. Con las indicaciones claras a cada uno de sus colegas que lo acompañaban ingresaron silenciosamente hacia la fábrica, sosteniendo una pistola en ambas manos para estar alerta a cualquier movimiento de los mafiosos. Él y Tae Jun se dispersaron del grupo de cuatro oficiales para recorrer otro pasillo en el primer piso, donde podían oír voces como eco a través de las metálicas paredes que tenían pequeños agujeros y estaban deterioradas.
Tae Jun a través de uno de los agujeros pudo observar a tres sujetos estar conversando en un amplio salón que el interior solo contenía variedad de bidones de metal y plástico. Por sus ropas que vestían reconoció que eran compañeros de los que se encontraban a punto de ser juzgados en la corte.
—¿Entramos? —consultó a Woo Hyun.
—No veo a Lee Jung Su con ellos.
—Tal vez puede que haya escapado, pero podemos arrestar a estos tres. No hay que dejar que escap-
El ruido de dos disparos paralizó a ambos, que se quedaron viendo las caras sin saber qué había ocurrido. Lo que sí era obvio es que no podían permanecer más tiempo sin moverse cuando los tres hombres del salón salieron hacia el exterior y dieron encuentro para empezar a disparar escondiéndose detrás de las paredes que se hacían de huecos por cada impacto que recibían.
Mayormente, Chan Yeol no solía vestir con ropa informal debido a su agenda de actividades que solía tener desde la primera hora, pero hoy iba a hacer diferente cuando no había cogido buen sueño durante la madrugada que lo tuvo pensando en esa extraña muchacha, en el muchacho de la bicicleta y en que quedaban pocos días para su viaje a Suecia.
—¡Oh! ¡Señorito Park! —expresó con asombro una de las sirvientas que atendían en la casa—. Creí que ya había salido de su habitación. Disculpe las molestias.
La mujer se encontraba a punto de salir si no fuera por la gruesa voz de Chan Yeol hacer que se detenga en el pasillo. La diferencia de alturas y contexturas era muy resaltante a simple vista, así como sus edades. La sirvienta tenía la misma edad que su hermano Jae Su, por lo que no era extraño notarla sonrojada y nerviosa por desviar la mirada al suelo con tal de no encontrarse con el atractivo rostro de Chan Yeol.
—¿Puedes hacerme un favor? —esa pregunta provocó en la muchacha verlo enseguida al rostro por quedar sorprendida de lo que solicitaba.
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