CAPÍTULO CUATRO
Júpniel.
«¿Por qué soy tan torpe?»
Después de devolver a Sólem a su tierra, nos fuimos mi padre y yo rumbo a la nuestra.
El camino se torna un poco silencioso. Mi padre anda en sus pensamientos, mientras que yo solo pienso en una sola cosa.
Lo escucho carraspear su garganta.
—Reconozco que has sido muy valiente, hijo — me brinda una pequeña sonrisa — no cualquiera hubiese salvado a una futura planeta, totalmente solo.
—Gracias, padre. Si hubieras visto esa escena tan repugnante — articulo una mueca — me llenó de rabia ver cómo la tenía agarrada del cuello, ver cómo ella luchaba. Si pudiera tener a ese imbécil de frente, te aseguro que lo disfrutara más el torturarlo de dolor.
Siento cómo mi piel se calienta del enojo nuevamente.
Observo a mi padre, quien tiene un semblante serio, con sus ojos blancos opacos puestos en mí.
—Entiendo que sientas todo eso y quieras ser un buen guerrero como tu padre, pero, ¿hay algo que no me haz querido decir, Júpniel?
Ya siento los nervios en mí. Me rio — estás-estás exagerando un poco, padre.
—Estás tartamudeando.
—Claro que no.
—Claro que lo estás.
—Que no.
—Júpniel, entiendo que estás en una edad muy tambaleante, pero por favor no. No cometas el mismo error que yo.
—¡Pero no he hecho nada! Estás exagerando, pero bastante — me siento frustrado — ¡no seré igual que tú, enamorándose de un planeta solo para sufrir!
Nuestros Celestium hacen un ruido. Es su forma de avisarnos que ya llegamos a nuestro hogar nuevamente.
Aterrizamos, poniendo a los caballos en su lugar. Mi padre no me ha dirigido ni una palabra, manteniendo su postura de seriedad.
Mi madre, Purniel, se acerca a mí con su sonrisa angelical, posando un tierno beso en mi mejilla derecha.
—Mi Júpniel, estoy tan orgullosa de tu valentía, no tuve tiempo de decírtelo en el momento que tu padre me lo contó, porque se fueron de inmediato a llevar a Sólem — ella fija su mirada en mi padre, percatándose seguramente de su actitud — ¿Y a ti qué diamante te picó?
Él la observa por un momento, para luego enderezarse otra vez y comenzar a caminar lentamente — Júpniel te puede contar, si le apetece.
Nos deja solos a mi madre y a mí.
—Antes de que me preguntes, madre, la verdad no me encuentro con ganas de hablar de los acontecimientos ocurridos. Solo quiero entrar a mi habitación y descansar — le doy un beso en la frente, observándola sonreír mientras asiente.
Mi madre, al igual que todas las estrellas de aquí, claro; es belleza pura. Mantiene su cabello por los hombros, tiene su cuerpo un poco esbelto y su sonrisa es una de las más hermosas que he visto, totalmente pura.
Me dispongo a dirigirme a mi habitación con pasos apresurados.
Al adentrarme a ella, cierro la puerta con seguro, sentándome en mi cama mientras dejo salir un suspiro de lo exhausto que me siento.
Pero entonces recuerdo.
Su rostro, su sonrisa, su voz... Es realmente hermosa.
«Sólem es una estrella magnífica».
Me levanto para dirigirme a mi mesita de noche, colocando mi mano detrás de la mesa, presionando el botón secreto.
Se oye un pequeño ruido en una de las losetas de mi piso, dejando que suba la estatua que se suponía nadie puede ver.
Soy un reverendo idiota. Cuando me enteré que en la tierra de Saturno se estaba realizando una batalla, me puse nervioso de inmediato, quise ir a vigilarla de lejos; y al parecer por mis nervios se me olvidó por completo ocultar la estatua que me dediqué a crear yo solo, con mi admiración a ella.
Cuando entramos a la habitación, sentí mi cuerpo desvanecerse, al darme cuenta de que la estatua se mantenía ahí; y me sentí aún peor cuando ella fijó su mirada en la estatua y más horrible aún cuando me dijo que se parecía a ella.
No encontraba qué decir, tartamudeando como de costumbre cuando estoy nervioso o incómodo. Pero por suerte mi inteligencia hizo algo por mí, poniéndole la excusa de que era ilógico que yo supiera de ella cuando apenas nos habíamos conocido, cuando la estatua lleva unos años conmigo.
Por lo menos, gracias al creador, cuando mi padre entró a la habitación en ese momento, solo se fijó en Sólem y no en la estatua, así que por ese lado estoy bien, solo espero que Sólem no mencione ningún tipo de estatua bonita colocada en mi habitación.
Sonrio. El día de la reunión para conocernos, estaba muy ansioso por poder dirigir algunas palabras con ella. Ensayé cientos de veces mi presentación ante su presencia, pero de ese pequeño discurso solo le dije:
—Mucho gusto, Sólem, espero que podamos llevarnos bien como nuevos planetas.
Aparte de decirle mi nombre, eso fue lo único que pude articular delante de Sólem, porque si seguía hablando, hubiese podido estropear todo por mis nervios.
Algo que le agradezco al infeliz secuaz de Tristán que entró a la habitación de Sólem, solo es que por él pude acercarme a ella, pude hablar más tiempo con ella, conocerla, como había deseado desde hace tiempo, ya que antes solo la veía siempre de lejos, admirándola, aún sabiendo que lo que hago está mal, sigo haciéndolo.
Todo comenzó cuando tenía once años. En ese tiempo oía a mis padres hablar mucho sobre la hermosísima Saturno y su hija Sólem, y la verdad de tanto oír esos nombres, me dio mucha curiosidad ir a verlas detenidamente.
Ya había visto a Saturno en ese entonces, pero solo por momentos, y quería ver su tierra. Por eso, un día donde mis padres andaban muy ajetreados, haciendo viajes en la tierra de Marte, me adentré a la oficina de mi padre, buscando y buscando uno de los varios mapas que él tenía de las siete tierras sagradas, hasta que en el momento donde me iba a dar por vencido, encontré uno, que al menos yo entendía a la perfección qué caminos escoger desde los aires, para poder llegar a esa tierra diamantina.
Cogí mi Celestium Jup, rumbo a la tierra de Saturno, que a la misma vez estaba lejos y cerca de mi hogar. Y al llegar, vi un montón de lunas conversando, riendo, jugando, algo que me transmitía mucha felicidad saber que no solo en mi tierra eran así de felices y unidos.
Entonces, después de dar vueltas y vueltas observando, la vi. La vi junto a su madre y su padre, llamándome la atención su belleza, su cabellera larga y brillosa a la misma vez.
Desde ese día, a menudo iba a verla de lejos, admirando su belleza y delicadeza, y cuando cumplí quince años, ya podía tener mi habitación como yo quisiera, pidiéndole a uno de los trabajadores que me creara ese pasadizo, ya que tenía mi idea de la estatua en la cabeza, donde con los pedazos de diamantes de su tierra, empecé a tomar la mayor parte de mi tiempo para mi creación, donde después de meses pude orgullosamente terminarla.
Observo la estatua una vez más, de cerca — no sé si estoy enamorado de ti o simplemente me atrae tu belleza y me causas curiosidad, pero no puedo sacarte de mi mente, no sé si es el efecto de mi padre, que también estuvo profundamente enamorado de Saturno, pero tienes algo que me llama, no sé si es tu brillo; y sé que estoy haciendo mal, porque se supone que no podemos estar juntos, está totalmente prohibido, también sé que llegará el momento donde tendré que obligarme a mí mismo a olvidarte, pero no puedo, lo he intentado, pero no he podido — siento mis lágrimas blanquecinas caer lentamente a mis mejillas.
Oigo un toque en mi puerta.
—Mi Júpnielito, ábreme por favor — es Nielys.
Voy rápido a mi mesita, dándole al botón para poder esconder mi secreto.
—¡Ya voy! — espero que se cierre la loseta por completo, para proseguir a abrirle la puerta a Nielys.
Ella me recibe con un gran abrazo — ahora es que me entero que llegaste. Todas las lunas aquí solo hablan de lo valiente y guerrero que ha sido su futuro planeta Júpniel, al salvar a la futura planeta Sólem — ella se ríe.
«Pero maté a un solo enemigo, no es para tanto».
—Se están emocionando mucho con el tema.
—Es normal, nuestro casi gobernador ha sacrificado su vida por un planeta, no todos hacen eso.
—Es que también debemos pensar en las lunas, necesitan de un buen planeta que los defienda, y Sólem por lo poco que he visto, tiene ese aura de que será buena en su misión.
Nielys se acerca más a mí, tomando mis manos entre las de ella.
Nielys es una excelente estrella, que desde pequeños siempre ha tenido un cierto de enamoramiento hacia mí, pero yo nunca le he correspondido, tampoco quiero hacerlo, porque ella se merece a alguien que la ame de verdad, que la tenga presente en su mente y corazón siempre, y yo no puedo brindarle eso, al menos no ahora. Pero ella no lo entiende, no sabe el cierto amor prohibido que tengo hacia Sólem y tampoco nunca podrá saberlo.
—Tienes las manos muy suaves, Júpniel — ella ríe suavemente, observándome a los ojos — siempre me han gustado la suavidad de ellas.
Trago seco, carraspeando mi garganta — De-debo irme, hay algo que tengo que hacer con urgencia.
Quito mis manos de las suyas, corriendo apresurado a la oficina de mi padre.
No era algo que tenía planeado hacer en este preciso instante, pero la situación lo ameritaba.
Me paro frente a la puerta de su oficina, la cual está cerrada, pero sé perfectamente que él se encuentra allí, porque es su lugar favorito de estar cuando quiere pensar y descansar.
Me armo del valor que no tengo en este momento y toco su puerta dos veces, sintiendo los nervios entrar en mí, porque ni siquiera tuve tiempo de preparar un mini discurso para él.
—Adelante — oigo su voz más fría que lo normal.
«Por el creador, ¿qué hice?»
Tomo la perilla de la puerta con temblor en mi mano, abriendo la puerta con cuidado, encontrándome a un Júpiter con su mirada en mí, jugando con un lapicero en su mano izquierda y los pies puestos en su escritorio.
—¿Puedo sentarme?
—De eso sí tienes todo el derecho, hijo — siento cómo dice eso para recordarme que soy su hijo, por lo tanto, no tenía el derecho de haberle hablado así.
Me siento frente a él, con mi postura derecha.
—Sé que estuve mal al haberte hablado de esa manera — suspiro — me estabas dando solo un consejo de lo que viviste en carne propia y me dejé llevar de mi enojo en vez de escucharte. Estoy consciente de que es la primera vez que te lastimo de esa forma con mis palabras, y me arrepiento.
Termino de hablar, esperando que me diga algo al respecto, pero solo se queda mirándome con seriedad, mientras que yo agarro los antebrazos del sillón con mis manos, para controlar mis nervios mejor.
—Me alegra saber que reconoces tu terrible error conmigo, eso me da entendimiento de que te estás convirtiendo en el meteoro que siempre quise tener, me deja saber que mis enseñanzas hacia ti no fueron en vano — él sonríe levemente — estás perdonado.
Salto del sillón con emoción y riendo, dirigiéndome hacia mi padre para darle un fuerte abrazo lleno de amor.
—Retomaré mi camino hacia mi habitación, quiero dormir un rato.
—Hazlo, yo me quedaré un rato más en mi oficina — me doy la vuelta para salir — Oye, hijo — lo observo de nuevo — ¿de verdad no sientes nada por ella?
—No, claro que no, así que no te preocupes por ese tema, padre — le brindo una sonrisa fingida, para disponerme a salir con rapidez del sitio.
«Ojalá pudiera creerme esas palabras ».
Camino lentamente hacia mi cómoda habitación. Siento un poco de sueño y necesito dormir al menos por dos horas para retomar energía y entrenar un poco.
Entro finalmente, cerrando la puerta con seguro, llevándome un tremendo susto al ver a Nielys recostada de mi cama y... Con poca ropa.
—¿Qué-qué haces Nielys? — siento cómo pierdo el tono de mi voz.
—Siento que hemos perdido mucho tiempo, creyéndonos que solo podemos estar en la burbuja de la amistad, cuando evidentemente se nota esa tensión de que hay algo más — me sonríe con sensualidad — me di cuenta de tu miedo a lanzarte, y por eso quise dar el primer paso yo — se acerca a mí — no tengas miedo del amor, que es lo más hermoso que puede haber.
Siento mi cuerpo extraño y acalorado. Ni siquiera puedo respirar con normalidad.
Me he pasado años evitando esta conversación, porque no quiero lastimarla. Pero viéndola frente a mí, así, no logro pensar con claridad total y tampoco no puedo desaprovechar su amor, ya que de todos modos, Sólem y yo nunca vamos a estar juntos.
Con dudas, pongo mi mano en su mejilla, con suavidad, acercándome a su cuello.
«Huele delicioso».
Dejo su cuello para mirarla a los ojos, armándome de valor, posando mis labios en los de ella.
--------------------------------------
¡Hola!
Este capítulo ha sido uno de mis favoritos, espero que también para el que pase a leerla.
Nos veremos de nuevo en otro capítulo más de LSTS, ಥ⌣ಥ
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro