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Capítulo Único


            Llegó aquella propuesta del pirata, aquella propuesta que aún no encontraba respuesta de porque aceptó, pero su propio subconsciente le daba la respuesta que él se negaba. Ya no estaría solo, ya no sería solamente Pepper, El coronel James Rhodes y el querido Happy, ahora los tendría a ellos, al menos eso pensó con cierto ápice de ilusión, pero no fue así.

Podía observar en sus miradas, una admiración genuina hacía ese rubio, en cambio las miradas dedicadas a él eran llenas de reproches, lástima, hasta cierto punto repudio.

El castaño trataba de buscar el porqué, pero más interrogantes llegaban a él...

¿Por qué les molesta lo que  haga con MI DINERO?, ¿por qué solo mis errores son criticados?, ¿por qué no podía presumir de mi capacidad e inteligencia?, ¿por qué no podía disfrutar de mi sexualidad sin recibir comentarios despectivos?

Parecía que era el único que no podía hacer lo que él quisiese con su vida. Siempre lo juzgarían. Dichas interrogantes nunca fueron respondidas de manera clara para entender la actitud de los demás.

"He visto los videos...Valen más que tú". A pesar de que el rubio también dijo palabras hirientes solo a él se le exhibía como el prepotente, solo él era el arrogante, el narcisista, él siempre era "el maldito Stark". El rubio siempre tenía la razón. Todos tenían una vida impoluta a la hora de criticar y despotricar contra el castaño.

Hubo cierta sorpresa o intriga cuando el castaño dejó de salir con tanta frecuencia y además de regresar medianamente temprano, solía vestirse de forma deslumbrante y pequeños matices de ansiedad se vislumbraban en su actuar antes de marcharse.

El genio tal vez nunca podría identificar cuando pasó, pero llegó ese día que fue consciente y no se refiere a la actitud de ellos para con él, sino esas nuevas especulaciones. ¿Por qué pensaban eso?, ¿cómo podría gustarme?, ¿cómo podría estar enamorado de él? Sinceramente no entendía, desde su razonamiento era absurdo, pero para los demás no era así.

_Eres demasiado obvio_ pronunció el tipo del arco.

No le tomó importancia. Visualizó el momento justo donde una sonrisa presumida se alzaba en el rostro del rubio. ¿Qué carajos fue eso?, pensó el genio. Yéndose mientras los demás seguían con su conversación.

_Debería de mover sus cartas_ dijo la pelirroja.

El castaño logró escuchar antes de alejarse totalmente de ellos mientras las risas se oían un poco más. En ocasiones Tony, pensaba en marcharse del complejo, pero no era un cobarde o realmente era un cobarde por temerle aquella soledad que implícitamente siempre estaba con él, aunque en dicho lugar se sintiese peor, pero al menos sentía algo. Más horas se juntaron en aquel taller, pero aquellas esporádicas salidas nunca cesaron.

_La señorita Romanoff solicita el acceso señor_ pronunció aquella delicada voz de la IA.

_Adelante_ fue la escueta respuesta del castaño.

La chica se movió con elegancia hasta llegar donde él.

_Sería mucho más fácil si lo aceptas y sales de este lugar_ fue lo primero que dijo la espía al estar cerca del genio.

_Para ser una espía de alto nivel, a veces me desconciertas, Romanoff_ contestó el castaño sin quitar la vista del holograma de un nuevo proyecto.

_A veces siento pena por ti, Tony, no eres ese hombre fuerte que quieres trasmitir, solo eres un niño con miedo de aceptar lo que ocurre en tu vida_ finalizó la chica marchándose con una pequeña pero triunfadora sonrisa.

Detuvo su trabajo. Simplemente eso le parecía absurdo, ella no tenía ningún motivo para venir donde él y decirle todas esas cosas ni mucho menos hacer afirmaciones que no tienen base alguna, cuando hace algunos meses él había cambiado pero no por ellos sino por alguien especial.

Nuevos miembros llegaban al grupo, con cierta ingenuidad el castaño se impulsaba a creer que esa extraña soledad se marcharía, pero no fue así. Nuevas miradas de admiración fueron dirigidas hacia el gran Capitán Rogers. Una pequeña parte del castaño deseaba unas cuantas palabras aunque sea de agradecimiento, un "gracias ", hubiera bastado, pero ellos no tenían nada que agradecer, al aparecer solo él tenía la obligación. Para él solo estaban esas miradas duras, reproches, culpas... nunca haría nada bien, nunca sería suficiente. Tal vez algunos pensaban que tenía cierta envidia, pero él solo deseaba que los demás vieran lo que ese pequeño adolescente miraba en él, aunque él no fuese capaz de verlo en sí mismo. Ese adolescente era el único y con eso bastó. Esa extraña soledad se empezaba a marchar. Amaba la compañía del otro castaño.

Llegó ese año, 2016. Maldito año. Las salidas esporádicas se detuvieron. La tristeza del castaño casi era palpable para los demás, aunque simplemente pensaron que era la forma de Stark de "victimizarse" y hacer a los demás estar conformes con aquellos acuerdos. Casi todas las noches salía, pero regresaba con una mirada triste, totalmente rota, el castaño se quedaba hasta el amanecer como si estuviera esperando algo. Las lágrimas siempre se acumulaban en sus ojos, sentía que estaba perdiendo todo y fue así cuando aquellas palabras salieron de esos labios que de manera paulatina empezaba amar.

Y luego estaban los acuerdos...

Los acuerdos. Malditos acuerdos. Todos estaban sobre él, pero nunca olvidara aquella mujer, nunca olvidara aquel reclamo, siempre permanecería en su mente. Al parecer todo aquel desastre dejado en aquella batalla a causa de su creación recaía con mayor fuerza sobre él, y la culpa se ahondó mucho más en él y la soledad se perpetró en su ser.

Cuando pasó lo del búnker, ahí la realidad golpeó fuertemente al castaño. Ellos nunca lo consideraron familia, ni siquiera amigos, aquella estúpida imagen que siempre proyectaban en los medios y en las batallas no era real, bueno al menos él no estaba incluido. Se quedaron los de siempre, Pepper, el coronel, el adolescente, hasta Visión decidió marcharse. Sinceramente dolió pero no de la manera que él esperaba, quizás fue algo que siempre supo que pasaría. Ellos no fueron, no eran y no serían su familia. Ellos eran la familia del rubio, lo que él dijera, era lo correcto, lo que ellos harían y él siempre sería el "maldito Stark".

Aquellos golpes realmente no dolieron tanto como aquella mentira, lo hubiese esperado de cualquiera, no del "símbolo de todo lo bueno que pudiera representar un ser humano", pero él lo hizo, el rubio lo hizo. Aquella mirada no mostraba ni siquiera una pizca de aquel cariño fraternal que el castaño pensó que forjaron durante ese tiempo. Él nunca lo consideró su amigo y aquel fuerte golpe en su pecho lo confirmó y daño más que aquella armadura, dañó la confianza que pudo tener en él y en los demás. Ya no quedaba nada para esa "familia" que nunca sería suya. El castaño recogió lo que siempre quedaba de él...Los pedazos de sí mismo y se refugió, aunque deseaba otro refugio, deseaba que esos elegantes brazos lo sostuvieran y esa mirada profunda le dijera que todo estaría bien, pero ya no estaba, ya no lo quería a su lado. Su persona especial se había marchado. 

Leyó aquella carta y aunque hubo cierto dolor, la desechó junto con aquel dispositivo. Pasaron algunos meses. Las salidas esporádicas no volvieron a darse, aunque algunas noches solía salir, pero ya no había aquella elegancia, solo tomaba su armadura y se marchaba para regresar hasta el amanecer. Algunas noches se quedaba en su taller observando con una orgullosa sonrisa aquellas imágenes que le transmitía la AI. No todo iba tan mal al menos para alguien más. Peter lo visitaba y pasaban horas y horas en el taller trabajando en nuevos proyectos y en magníficas ideas que al chico se le ocurrían y aunque el chico se marchase la calidez se quedaba ahí. Muchos esperaban verlo hundido, pero eso no era suficiente para acabar con Anthony Edward Stark aunque hubo una que otra pesadilla, pero la relación con su pequeña y amorosa familia lo fortalecía.

Ahora él comprendía muchas cosas, que antes se negaba a ver. Él no necesitaba la aprobación de nadie, era suficiente su verdadera familia, la que siempre estaría ahí, la que siempre miraría más allá de aquel "presuntuoso genio".

Algunos meses transcurrieron con esa misma rutina, pero hubo un cambio. Todos los días llegaba un pequeño paquete con una deliciosa dona. La sonrisa de Tony era deslumbrante cada vez que recogía ese pequeño paquete y las salidas volvieron, pero ya no eran esporádicas, ahora eran casi frecuentes y el castaño volvía a sentir esa calidez en su pecho.

Más héroes salieron a la luz para proteger a las personas. En aquella reunión se presentaron nuevos prospectos. Algunos de los héroes de la reunión se mostraban reacios o hasta molestos con Stark, pero esas opiniones ya no importaban, el castaño sabía quien era él.

Después de quizás dos años, cuando el Capitán y la familia de este regresó al Complejo, hubo algunos cambios, pero el genio decidió quedarse en la Torre, donde podía moverse con facilidad sin escuchar aquellas estúpidas especulaciones. Algunos héroes del Complejo opinaban acerca de la supuesta actitud inmadura del castaño, pero no había razón para volver, ya que, por qué te verías en la obligación de convivir con aquellos que no deseas ni te desean, con aquellos que te lastimaron, con aquellos que no les importas? Ni siquiera el psicólogo más inexperto lo recomendaría, pero más allá de lo que los demás quisieran estaba su bienestar, seguiría salvando el mundo, pero al mismo tiempo se cuidaría asimismo.

_El Capitán Roger, solicita acceso, señor.

El castaño hasta cierto punto estaba sorprendido, realmente no esperaba que llegase, estaba un poco nervioso, pero igualmente lo dejó pasar.

_Tony_ fue lo único que dijo el Capitán seguido por varios miembros del equipo hasta por Barnes, el cual se mostraba incómodo y muy distante.

_Los escucho_ fue lo único que respondió Tony, esperando escuchar el motivo de la visita.

_Tienes que volver al Complejo_ dijo de forma autoritaria el rubio

Ahí estaba nuevamente ese tono. Ni siquiera un "¿cómo has estado?", un "gracias", no hubo nada de eso, solo un maldito mandato. ¿Quién se creía que era este tipo para ordenarle lo que tenía que hacer? El genio permaneció en silencio unos segundos y una pequeña, pero deslumbrante sonrisa se perfiló en su rostro. Los visitantes se mostraban de cierta manera complacidos, ya se imaginaban a Stark en el complejo.

_ Espero que sea una broma_ pronunció con cierto atisbo de burla en esas palabras.

_Por favor, Stark, todos sabemos que te mueres por estar allá_ respondió con burla Clint.

_Solo estás afirmando lo que siempre hemos pensado que eres un inmaduro, supera tus malditos traumas infantiles_ profirió de manera brusca la espía rusa.

_Stark, solo vuelve al Complejo y deja de actuar de esta manera_ sentenció Steve.

James simplemente se encogió en su lugar, él no quería ir, pero ante la insistencia de Rogers, tuvo que acceder.

_Es más que claro que por tu absurdo enamoramiento hiciste todo lo posible para que volviéramos y ahora te encierras aquí_ soltó con reproche Clint.

A pesar del tiempo y el conflicto que había pasado aún ellos continuaban con esas absurdas afirmaciones sin sentido. Él solo deseaba proteger el mundo y el mundo necesitaba de todo el equipo, pero ¿por qué insistían en esas afirmaciones?

¿Cómo puedes amar a una persona que te hace sentir inferior, que te lastima con sus palabras, que no es capaz de perdonar tus equivocaciones y las utiliza para juzgarte sacando a relucirlas para su conveniencia, que se usa asimismo para medirte, que te miente y no le importa dejarte abandonado, que es capaz de dañarte físicamente, que siempre antepondrá a los demás antes que a ti?, ¿cómo ellos son capaces de pensar que pueda amar a alguien que te hace sentir así?, ¿cómo puedo sentir algo por él?, ¿Cómo?

Todos esperaban que aquella sonrisa titubeara, pero el dueño del lugar simplemente negó con su cabeza, realmente todo esto hasta cierto punto era divertido.

_Jefe, el Doctor vendrá dentro de unos minutos_ anunció la IA.

_Muchas gracias, linda, no tengo nada que decir ante dicha petición, así que les pido que se retiren_ ordenó el genio con gran seguridad.

Rogers avanzó con gran rapidez, tomando el brazo de Tony fuertemente. Cuando un grave carraspeo de garganta se hizo escuchar.

_Como dijo Tony, Capitán Rogers, les voy a pedir que se retiren_ sentenció aquel hombre alto de ropajes extraños con su grave e increíble voz.

_¿Y tú quién eres?_ interrogó la espía con muchas dudas en su rostro.

_No veo la importancia de dicha pregunta_ se acercó a Tony y justo en ese momento todos fueron consciente de la hermosa sortija que se postraba con gran orgullo en el dedo del más bajo.

_¿Te vas a casar?_ preguntó incrédulo, nuestro querido Capitán.

El silencio que se formó ante la pregunta realizada, todos observaron la mirada que Tony le dirigía al extraño hombre. Era una mirada cargada de calidez, dulce y hasta cierto punto admiración. Sus amielados ojos se iluminaban con cada paso que daba el sujeto. El hombre se postraba a pesar de estar al lado de Tony, de forma protectora con el castaño y se podía observar toda la seguridad que le transmitía al castaño. Nunca ellos observaron esa mirada ni ese tierno nerviosismo de Stark aunque ahora muchas piezas encajaban con aquellas salidas de Stark.

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No era una mañana ni un hermoso atardecer, como muchos suelen empezar sus relatos de amor, solo era un maldito día para Stark, una maldita junta había echado a perder su día. Solo deseaba volver al Complejo, darse un maldito baño y encerrarse en su taller y no saber nada del maldito mundo, pero tenía que ir al hospital por Happy que se había lesionado practicando con él en el cuadrilátero.

Happy ya estaba en la salida del hospital con su brazo en un cabestrillo. Vio a un elegante hombre salir del hospital, pero lo que más le llamó la atención fueron esos hermosos ojos de un color indescifrable. El hombre ni le dirigió una mirada, solo estaba enfocado en marcharse. La respiración por un momento se detuvo mientras miraba como el tipo se marchaba.

_¿Ya terminaste?_ preguntó de forma divertida Happy.

Stark simplemente negó marchándose al auto, dejando a Happy atrás. Ese día aunque sí permaneció en su taller, pero sin hacer nada solo pensando en aquellos hermosos ojos. Negó varias veces dejando de lado ese pensamiento hasta cierto punto se sentía avergonzado por estar pensando en alguien que quizás nunca volvería ver.

Pasaron algunos meses y ahí estaba ese tipo con su elegante caminar y un hermoso traje que resaltaba aquellos irreales ojos. Pudo percibir cierta arrogancia y presunción mientras se desenvolvía en la fiesta. Stark no se acercó en ningún momento, solo se mantuvo observando de vez en cuando al hermoso hombre. No quiso averiguar nada de él, no entendía por qué, pero no deseaba acercarse a ese hombre, tal vez de forma inconsciente tenía miedo. Anthony Edward Stark tenía miedo.

Entrando la madrugada Anthony observó como el hombre se marchó con su atractiva acompañante. Sin voltear, seguro de sí mismo. Stark lo vio hasta que su silueta se perdió. Dejó su trago y procedió hacer lo mismo. Estaba muy confundido.

Los días transcurrieron y nuevamente ese tipo apareció en su vida. Stark intentó salir del lugar, en primer lugar no deseaba lidiar con todas esas personas en esa convención y tampoco deseaba ver al tipo. Se sentía como un estúpido ante su actuar.

_Siento como si en cualquier momento quisieras correr_ dijo una grave pero segura voz a sus espaldas.

_Tal vez_ contestó Stark, sin inmutarse, sin demostrar aquel nerviosismo que ni él mismo esperaba que se diera. Caminó hacia la salida, marchándose, dejando a un confundido doctor.

Ingresó al complejo aún con cierto nerviosismo.

_Tony_ llamó el rubio.

_¿Sí?_ preguntó el castaño.

Los demás integrantes del equipo observaron la interacción de ambos. Una sonrisa burlona se dibujó en el rostro de la espía, haciendo ciertos comentarios al arquero que estaba a su lado.

_Como quieras, Rogers_ finalizó para marcharse, mientras trataba de calmar su nerviosismo por el encuentro con aquel hombre.

Se sentía estúpido por su actuar. Era un hombre adulto. No podía tomar esa actitud cada vez que se le acercará ese hombre. Una sonrisa se dibujó en su rostro.

_Oh, soy un idiota_ una fuerte carcajada se escuchó en el pasillo.

_Pareces contento, Stark_ señaló la pelirroja.

_La convención no fue tan mala_ prosiguió su camino.

La pelirroja se quedó confundida ante la respuesta del castaño, pero Stark era demasiado ingenuo para creer que ella se tragaría esa respuesta. Era más que obvio la creciente atracción del castaño hacia el gran Capitán América, hasta cierto punto sintió pena del genio. Él no era suficiente ni digno de Capitán América. Rápidamente estos pensamientos se propagaron entre los héroes del complejo y las especulaciones no se hicieron esperar, pero el castaño parecía ajeno a lo que estaba ocurriendo.

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Ahí se encontraba el prestigioso cirujano, esperando la llegada de aquel hombre, el cual había actuado de forma extraña ante su presencia, pero sin duda deseaba conocer a fondo esa hermosa mirada castaña. Ahí estaba el atractivo hombre. Moviéndose con tanta seguridad. Lo observó detenidamente hasta que esa mirada se posó en él. El castaño se dirigió con paso seguro hacia él.

_Hola_ fue el simple saludo de Stark.

_Stark_ dijo el hombre de hermosos ojos.

Las horas pasaron y aquellos dos hombres se encerraron en su burbuja, cargada de sarcasmo y arrogancia, pero más allá de eso, estaba ese sentimiento implícito que provocaba sinceras sonrisas, calidez, un tacto suave y cariñoso. La noche llegó a su fin, pero la promesa de otro encuentro permaneció en el pensamiento de ambos hombres.

Al ser hombres tan ocupados, las salidas eran muy distantes, pero cada salida, cada cita, provocaba un acercamiento peligroso para ambos. Aquellas armaduras poco a poco se fueron cayendo, dando paso a ese fuerte sentimiento. Con aquel miedo implícito pero estaban dispuestos.

Todo marchaba perfectamente, dejando de lado la actitud y comentarios de los demás vengadores, todo estaba bien, pero siempre la vida tenía otros planes para Tony, la vida no podía dejar que Tony fuera feliz tan fácilmente, debía ser probado y como sabemos el metal siempre se moldea con fuego y así nuestro héroe en inicios de febrero recibió aquel llamado.

El Doctor Stephen Vincent Strange tuvo un accidente. Y así fue como su mundo poco a poco se desmoronó. Él intentó mantenerse cerca de aquel hombre de profunda mirada, pero este simplemente no lo quería cerca.

_Como tú_ contestó de manera tosca el pelinegro

_Esta es la parte cuando te disculpas_ pronunció Tony, ante la forma tan desesperada que Stephen se aferraba en sus deseos de curación

_Esta es la parte cuando te vas_ finalizó el Doctor. Y así fue como se dio por terminada aquella relación aunque ninguno de los dos podía afirmar que era una relación como tal

Ambos corazones dolieron. Stephen realmente no quería tratar así al castaño, pero se sentía tan desesperado, tan insuficiente. Pudo observar como esa mirada se rompía, pero no había marcha atrás, todo lo que conocía, todo de lo que se jactaba se fue a la misma mierda, ¿cómo podría estar al lado del castaño sintiéndose tan miserable? Así Stephen realizó su último intento para curar sus manos, yéndose a ese lugar cargando muchas esperanzas, pero dejando a un castaño que pronto sería azotado por su pasado y un presente que se tejió en frágiles sentimientos de amistad, pero en una colosal mentira que fue capaz de aplastar todo aquello a lo que se deseaba aferrar.

Muchas noches Stark, observó como aquel hombre avanzaba más allá de curar sus manos, se estaba curando asimismo, pero al parecer él no estaba incluido en la vida del nuevo Stephen Vincent Strange. Y eso realmente dolió, le estrujó tan fuerte el corazón que muchas noches no pudo dormir, simplemente se quedaba ahí esperando que llegará un nuevo día, pero al mismo tiempo no lo deseaba, pero él era Anthony Stark, él siempre saldría adelante, no estaba solo, estaban ellos, estaba su familia, Pepper, James Rhodes y Peter Parker.

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Cuando Stephen volvió a ponerse al día con lo que pasaba en el mundo una fuerte opresión en su pecho se hizo presente. Su Tony, su Tony estaba solo. Su Tony lo necesitó, pero él no estuvo ahí para él como el castaño estuvo dispuesto a estar con él. Permaneció sentado con su mente dando vueltas y con vehemencia deseaba ver al castaño, saber cómo estaba realmente.

La duda era palpable en la mirada del hombre. Esas donas en la vitrina, lo impulsaba más allá de recordar aquella preciosa mirada, más allá de traer a su ser aquel deseo que siempre se mantuvo ahí, pero cómo podría hacerlo. Aún recuerda como esa mirada se apagó hasta el punto de quebrarse frente a sus ojos, pero estaba tan perdido que no fue capaz de ver ese sentimiento tan genuino que el castaño le mostraba, pero no se sentía digno.

Alejando aquellos pensamientos negativos ingresó en aquel creativo local. Pasó varios minutos eligiendo. Quería encontrar la dona perfecta. Cuando la tuvo en sus manos, se sintió tan tonto. ¿Cómo podría darle únicamente una dona, después de haber actuado como un completo imbécil con aquel hombre que estaba dispuesto a permanecer a su lado a pesar de todo? Botó la dona y se marchó al Santuario con un huracán de pensamientos en su mente.

La culpabilidad y el deseo de ver al castaño le hizo volver nuevamente a esa tienda, dispuesto a comprar esa dona. Esta vez no dejaría su hermoso castaño solo.

_Pensé que no eres un hombre de postres_ escuchó aquella suave voz con una ligera sonrisa.

_No diría que es para mí_ dijo volteándose a ver aquel atractivo hombre.

_Pues me parece un lindo detalle_ finalizó, retirándose del lugar con su paquete.

Al parecer era un cliente frecuente, ya que con una sutil señal el cajero dio por finalizada aquella compra.

Stephen se quedó con muchas dudas dentro de sí, ¿no estaba molesto?, ¿le estaba coqueteando?, ¿Tony era feliz? Esta última pregunta, aunque le produjo felicidad, la duda de que Tony ya no lo quería en su vida caló en lo profundo de su ser. Igualmente pidió que la dona fuese envuelta en un hermoso papel.

Y así fue como empezaron a llegar esos pequeños paquetes con mayor frecuencia a la Torre del genio, pero aún necesitaban esa conversación.

_Yo lo siento, Anthony_ comenzó el Doctor. El nerviosismo en sus manos.

_Lo entiendo, Stephen, no sé cómo reaccionaría si perdiera aquello que tanto amo hacer, Steph, en serio, lo entiendo, no tienes que disculparte_ finalizó Tony, acariciando su mejilla de forma dulce_ además estuve pendiente de ti, eres un excelente alumno_ volvió a hablar Tony. Tomando las manos del doctor, haciendo sutiles círculos en las manos del contrario. El hechicero realmente se sorprendió ante tal aclaración, Tony siempre estuvo ahí, siempre.

Una sutil lágrima se deslizó en la mejilla del Doctor.

_No estuve para ti, Tony, cuando pasó lo de los acuerdos_ realmente el Doctor se sentía culpable.

_No te preocupes, tú necesitabas ese tiempo y creo que encontraste más de lo que pensaste_ dijo el genio mientras señala la vestimenta del genio_ además, tenía a Pepper, Rhodes y a un adolescente que habla demasiado, pero es muy agradable_ la mirada de Tony se iluminó al hablar de su pequeña familia.

Una pequeña sonrisa se dibujó en el rostro del Doctor. Con cierta inseguridad dirigió sus temblorosas manos a las mejillas del genio y sus labios por fin tuvieron la satisfacción de sentir aquellos dulces labios, fue un beso suave, sincero, lleno de sentimientos, tratando de recuperar el tiempo, entregando algo más que un beso, en ese beso se entregaron así mismos. Era el inicio de su propia inefable eternidad.

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Tal vez muchos pensaron que aquella propuesta llegó de forma increíble o con un gran preludio, pero no fue así.

_Me gustaría algo así en un futuro_ dijo el doctor de forma distraída mientras observaban una película donde ambos protagonistas, esposos, a pesar de tener una vida sumamente agitada, tenían pequeños momentos para su familia._ ¿Tú que opinas?_ al no recibir respuesta del castaño, dirigió su mirada a este, pero este yacía dormido.

Stephen sonrió. Cargó al castaño hacia la habitación de este. Cubrió su cuerpo, pero antes colocó una hermosa sortija en el dedo del genio, marchándose al Santuario.

El genio se despertó ante la insistencia de su IA.

La esbelta mujer lo esperaba y cuando estuvo frente a ella, escuchó un fuerte grito por parte de la mujer.

_No lo puedo creer, Tony, te vas a casar_ la mujer se acercó rápidamente abrazándolo fuertemente.

La mujer realmente estaba feliz por su amigo, sinceramente no se lo esperaba, pero era una gran noticia. Tony aún no salía de su shock, no todos los días te despiertas y te enteras de que te vas a casar.

_Me voy a casar, Pepper_ dijo el castaño cuando fue consciente de lo que pasaba_ Maldito sea, me voy a casar, me voy a casar_ una sonrisa hermosa se plantó en el rostro del genio.

Ni siquiera el regreso del resto del equipo pudo borrar esa sonrisa y alegría de Tony. Una pequeña celebración se realizó en la Torre, donde Pepper no dejaba de sonreír, contagiando a los demás. Tony abrazó a cada uno de ellos, realmente agradecía de tenerlos en su vida.

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_Sí_ contestó Tony, ante la interrogante del Capitán

_¿Qué pretendes con esto Tony?_ preguntó la pelirroja.

_Hacer lo que yo quiera con quien yo quiero_ finalizó Anthony ante las miradas cargadas de sorpresa, pero siempre viéndole con reproche, como si cada acción hasta su casamiento estuviera mal.

_Esta invitación es para usted, Sargento Barnes, a mi prometido le encantaría verlo ahí_ dijo el hechicero entregándole una hermosa y pulcra invitación al soldado.

El soldado la tomó con cierta duda, sinceramente esperaba una humillación, él creía merecérsela, pero al observar la mirada de ambos hombres pudo ver la sinceridad y el verdadero interés en él. Anthony no lo odiaba.

_Gracias_ pronunció tomando la invitación.

_Ahora, como ya he dicho, les pido que se retiren_ sentenció el hechicero.

El resto del Equipo era consciente que ya no lograrían nada. Anthony no los quería, no los necesitaba, de hecho nunca los necesitó al contrario.

El rubio en el fondo de sí mismo, deseaba ver a Anthony, deseaba que volviera con ellos, deseaba tener a Anthony para él, tenerlo ahí como siempre, pero quizás la espía rusa se había equivocado con aquellas persuasiones y el castaño nunca sintió nada por él, en el corazón del castaño siempre estuvo aquel hombre de profunda mirada. En cambio él, se ilusionaba poco a poco, pero siempre creyó tener a Tony para él, pero Tony nunca fue de nadie, Tony solo buscaba una familia, pero recibió desprecio, reproches, juzgamientos, repudio, miradas llenas de superioridad y una cruel traición adornada de una gran mentira.

Cuando el castaño le dirigió esa mirada a su mejor amigo, fue consciente de la verdad. Tony no culpaba a Barnes, porque sabía que el soldado no tenía voluntad propia, pero en cambio él le había ocultado algo de suma importancia, que había afectado gran parte de su vida, pero ahora solo quedaba esperar un perdón por parte del genio, que estaba casi seguro de que lo perdonaría porque ahora era capaz de ver al verdadero Anthony Edward Stark, más allá de esa reluciente armadura, lamentaba ver la realidad tan tarde.

Observó como su amigo se vestía con un hermoso traje, que el mismo castaño le había obsequiado. Su amigo realmente se miraba feliz, el hecho que Tony lo hubiese perdonado quitaba esa mirada triste, ahora solía ir a la Torre y pasaba tiempo con ellos y principalmente con el castaño menor,  se miraba feliz.

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Los novios bailaban de forma cómplice mientras el soldado los observaba.

_Me alegra de que haya venido, soldado_ dijo el chico mientras su mano era dirigida en una clara invitación a bailar, aún el soldado recordaba aquel encuentro en el aeropuerto. El soldado sonrió tímido, tomando la mano del sonriente chico. 

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