03. Suerte torpe
03
Suerte torpe
Hope Harmont.
Las luces de los postes alumbraban intermitentemente el interior de la camioneta. Miré al retrovisor y pude ver a Graham dormir en los asientos traseros de la camioneta; su cabello desordenado tapando su rostro, a veces se le escuchaba un liguero ronquido. Por otro lado, en el asiento a mi par, estaba James; sus brazos estaba con pequeños rayones que se hizo al chocar con el arbusto. Dio un largo bostezo, sin embargo, no se dormía.
—Si quieres puedes dormir —Le insistí como por quinta vez en la madrugada.
—No, te dije que estoy bien —Volvió a rechazar mi oferta—. Me hace falta un poco de música.
Estiró su mano para encender la radio. Out of my league empezó a sonar por los parlantes del vehículo. Moví la cabeza al ritmo de la música. James golpeaba sus piernas haciendo el sonido como si fuera de la batería. Al parecer si despertó un poco.
El plan era que yo conduciría hasta un lugar donde voy a pasar la noche hasta que Dana de señales de vida y luego ellos se irían.
—¿De verdad es seguro dónde vas a quedarte? —Ahora es él quien insiste.
—Sí, es en casa de mi amigo. Literalmente un amigo de toda la vida.
Con si dedo índice quita un mechón que obstruye su vista de mi rostro. Lo miro por unos segundos y le sonrió. Él me corresponde el gesto, pero rápido baja la vista y aparta su mano de mí. Intenté verlo de nuevo, sentí un leve sonrojo en sus mejillas y las mías se pusieron igual.
James era reconfortable. El ambiente a su lado era tranquilo, mientras movía la cabeza al ritmo de la música. Esa tímida sonrisita que se le hacía mientras cantaba muy por lo bajo la letra de la canción. Yo cante un poco más alto. No me importo no cantar precisamente bien. Quería darle pie a la invitación de confiar en mí. Y así fue. Solo bastaron segundos para que ambos estuviésemos cantando a todo pulmón. Cantaba con una sonrisa, mientras sus pupilas brillaban.
Terminó la canción y una pequeña risa se emitió en su boca.
—¿Por qué te ríes? —Le pregunté. Fugazmente lo miré. Esa sonrisa seguía ahí y me estaba empezando a calentar le cara.
—¿Has escuchado que los extrovertidos "adoptan" a un introvertido?
Fruncí el ceño. Volví a verlo rápido confirmando de que estuviera hablando enserio.
—¿Crees que soy extrovertida? El chico de allá atrás es que me adoptó hace algunas horas en la fiesta.
Ahora fue el turno de James en fruncir el ceño.
—¿Graham? Graham es una tortuga, casi nunca sale del caparazón.
—Pues tu tortuga ninja llegó a la cocina, me vio metida en el celular, me invitó con sus "súper amigos" y listo; Acabamos aquí.
—Quizás le diste buena espina. Graham y yo no tenemos una buena experiencia con las personas. Probablemente no te reconoció entre tantas personas y pensó que eras diferente.
—¿Diferente?
—Sí. No pareces una de esas caprichosas chicas que se burlan de nosotros. Pareces amable y buena onda. Quizás pensó que estabas sola.
Me acomodé mejor al frente del votante. Era medio extraña la manera en la que James estaba hablando. Mire a Graham por el retrovisor. La paz de su respiración y la inocencia en su rostro me parecían tiernas. Luego mire discretamente a James, tenía un semblante amable e incluso hasta tímido. No encuentro una razón coherente para que alguien se burlara de ellos.
Iba a volver a hablar. Pero él me detuvo.
—No preguntes. La noche ha sido perfecta y aún quiero que me adoptes como tú introvertido. No quiero hablar de eso ahora.
Hice caso y seguí conduciendo. James tomo mi mano. Los vellos en mi brazo y nunca se erizaron por completo. Tragué grueso e intenté calmar los estúpidos latidos de mi corazón que ahora estaban en mi garganta. Lo miré de reojo y él sonrió.
—¿Te gusta Surf Curse?
Asentí. Puso la música e hicimos que no hubiera pasado nada. Pasaron los minutos y las calles, hasta que estacionamos frente a un Seven eleven. Baje del auto, James hizo lo mismo. Nos quedamos frente a la camioneta.
—¿Aquí vas a quedarte? —Me pregunto dudosos ante la tienda de conveniencia.
—Sí, el chico que entiende el turno nocturno es mi amigo.
—¿Segura que estarás... ¿Ya sabes, "segura" aquí? —Se me acercó más—. No podría perdonarme si algo malo te pasa.
—Sí, James, estaré bien —Le sonreí para no preocuparlo.
Me ofreció un Sharpie negro que sacó de su bolsillo.
—Planeó hacerle un bigote a Graham con esto más tarde. Pero ahora, quiero que pedirte tu número de teléfono o tú usuario de Instagram —Miro hacia arriba pensando en lo que dijo—. Bueno, no tengo Instagram, pero podría crearme uno.
Reí por lo bajo y acepté el plumón. Me extendió su brazo y yo empecé a marcarlo, pero su brazo estaba algo sudado y la tinta no se quedaba.
—Escríbelo en el parabrisas —Me sugiere apuntando al auto.
—¿Seguro?
—Todo por no olvidarnos.
Volví a sonreírle, pero en mi cabeza estaba haciendo un largo 'awwww'. Escribí mi número de teléfono y abajo mi usuario de Instagram. Nos despedimos en un corto apretón de manos, mientras sus labios decían un pequeño «Adiós, Hoppy». Lo vi perderse entre los demás autos, esperando que ambos lleguen bien a su destino. Me estire y camine al establecimiento.
En la caja estaba Luka, con su característica gorra hacia atrás de mezclilla desgastada y su comic de Deadpool entre las manos. Me apoye en el mostrador para captar su atención. Lo único que recibí de él fue una breve mirada de sus ojos cafés. Dirigió su mirada al reloj frente a la pared que marcaban las 3.
—Bonita la fiesta —Cruzó lo brazos, viéndome severo.
—Llego la policía —Comencé a contarle—. Pudo haber estado peor.
—¿Y Dana?
Mierda, me olvidé de Danaly.
Tomé mi teléfono y busqué su contacto para llamarla. En el peor de los casos un policía me atendería la llamada.
—Ella está bien, quedó en la fiesta con su nueva víctima.
—Nunca cambian.
—Y tú nunca saliste del closet. —Contraataque, de una manera muy infantil.
Luka se alzó de hombros.
—Estoy esperando que Louis también salga, diga que Larry es real y que los One Direction ya van a volver.
—One Direction no va a volver nunca, Luka.
—Fifth Harmony tampoco.
Solté un jadeo, altamente ofendida.
—Cierra el ocico, rata.
Luka frunce la cejas.
—¿Las ratas tiene ocico?
Di media vuelta y busque en la sección de papas fritas. Buscaba algo saldo, pero realmente no tenía hambre, creo que a veces solo como por ansiedad.
—No lo sé —Tome unas con sabor a cebolla y crema—. ¿Tengo cara de bióloga?
—No, pero si cara de culo.
Rodé los ojos mentalmente.
Fui a una de las neveras y me pregunte a mí misma que tan sano sería beber un Monster a esta hora. Espera, tome cerveza. Mierda. Tome una coca-cola y dirigí mis pasos para volver con Luka.
O eso hubiera hecho. Si no hubiera chocado con Lake.
Lake era... La versión guapa de Luka
Muy guapa.
Su cabello castaño, pero con las puntas levemente pintadas de rojo, caía como cascada a los lados de su cara, sus ojos cafés eran un poco más claros que los de su mellizo, pero ya de ahí era un réplica mejorada de Luka. Mandíbula definida, nariz recta, cejas pobladas, cara de culo y un gusto particular por las gorras.
Traía puesta una camiseta negra de The Killers, sobre ella una sudadera de cremallera que le quedaba tipo overside, unos shorts cortos negros, sus típicos Vans y su infaltable gorra de mezclilla desgastada.
—¿Empeoraste más de la miopía? —espetó—. Fíjate por dónde caminas, idiota.
Bufé y, a pesar de estar embobada por su belleza, seguí mi camino rozando su hombro. Me senté al lado de Luka, quien ahora venía Euphoria por sexta vez, sin despegarle los ojos a su hermana.
—¿Te está gustando mi hermana o qué? —Dijo, en tono burlón.
—¿Tomaste aceite de carro? —hice una mueca de asco—. Sabes que no me gustan las chicas, Luka.
—Ugh, que hetero. Sal de mi establecimiento, esta es casa de Lady Gaga, aquí no apoyamos la heterosexualidad.
Me pegue a su lado, comiendo mis papitas y bebiendo de mi soda. Luego de unos segundos bostece y fue como si me hubiera salido un mensaje de batería baja o algo.
—Quiero dormir. Llévame a tu casa.
—Hoy tengo turno completo. Además, tendrás que dormir en el sofá, tengo un montón de ropa sobre la cama y te mataré su llegas a ponerla en el suelo.
—Luka, tienes lavadora. No te tomara más de dos horas.
—Pero me costará de dos a tres días hábiles poderla doblar.
Dios, estoy sola contra el mundo.
Aplaste mi cabeza contra el mostrador, derrotada, cansada y con mucho sueño.
—¡Oye, Lake! ¿Llevarías a Hope a casa por mí?
Levanté la cabeza, me quedé viendo su reacción.
—Muévete.
━━━━━━🏁━━━━━━
¿Hope, estás segura que no te gustan las chicas?
Por qué yo no te creo.
Tenía un poco abandonada está historia (como todas las demás) pero nada que un poco de inspiración no pueda resolver
—K.
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