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01. Comienzo catástrofe


— HOPE —
— HARMONT —

El agua de la lluvia caía como una tempestad. Esa misma agua había convertido la calle de enfrente en un río.

Río en el que pagaría por ser ahogada.

Los rayos iluminaban nuestro horizonte, dejando visible algunos arboles a la redonda, al igual que algunas casas que lucían imperceptibles ante tanta agua y neblina.

Éste día ha Sido un completo desastre. Todo lo que iba bien hace 24 horas se había desmoronando como una casita de naipes.

Ahora estabamos aquí, en el viejo Macdonald's del pueblo, comiendo una hamburguesa con queso, papás con Ketchup y una Coca-Cola. Empapadas de la congelada agua, temblando del frío y recargando todo lo que nos había pasado; analizando en todo lo que habíamos fallado está semana.

O en esta vida.

—Somos unas idiotas —Danaly golpeó la mesa, apretó sus labios de rabia.

Yo salgo del trance en el que la lluvia me tiene sumergida. La veo, y ella me ve.

Tomo una papa, la hundo en la salsa agridulce y me la llevo a la boca.

—Supongo que fallamos en algo.

Ella me ve con cara de 'Me estás jodiendo'.

—Oh, no me digas, Hope. ¿En qué fallamos? ¿Será por el hecho de que nos metimos con personas con autoestima dudosa? ¿Gente que no sabía lo que quería? O ¿Putos bipolares? —Descarga ella, con todo el odio que lleva dentro.

Yo levantó las manos para que se tranquilicé.

—Hey, calma, Dana. No es tu culpa.

Suspira con rencor.

—¡Claro que no! ¡Es tu culpa!

—¿Mi culpa? —Hablo indignada.

—¡Sí! ¡Tu culpa! —Me tira una papa—. Tu eres la culpable de que haya dejado mi dignidad por esa imbécil.

—No, no, no, yo nunca la acepte para ti, tu fuiste la que insistió.—Me defendí.

Dana se quedó callada, cruzo los brazo y arrugó la cara. Yo suspiré, mirando nuevamente la ventana ser empapada por la lluvia.

La verdad estaba peor que ella, pero entre las dos, yo soy la voz de la razón y no puedo el lujo de alarmarme.

Aunque no lo pareciera, estaba rompiéndome la cabeza para encontrar una explicación a todo lo que nos pasó. Con una explicación razonable, podríamos buscar una solución.

Pero en ésta vida, algunas cosas no tienen solución.

—Las mujeres son diferentes, decían.—Se queja mi amiga.—Una mujer jamás te haría daño, decían.

Yo ahogo una risa, pero ella lo nota.

—Deja de reírte, señorita "Puedo controlarlo".

—¡Hey! Yo podía controlarlo.

Dana arquea una ceja, me mira retadora.

—¿Y como te salió eso, Hope?

Lo he de aceptar, me salió de la mierda.

—No salió de lo mejor.—Le digo, encoguiendo mis hombros.

Ella rueda los ojos.

—Sí, sí, lo que tú digas, "celeste, 12 corazones".

Le tiro una patada por debajo de la mesa.

—Cállate, media lesbiana.

Ella vuelve a patearme.

—¡Auch, controla esas patas, Chan!

Quizás se preguntaran, ¿De qué estan hablado estas dos pendejas? Bueno, para que entiendan mejor nuestra conversación, debemos regresar algunos días, o semanas, atrás.

-

Era un hermoso día soleado de vacaciones de verano, pronto entraríamos a la escuela, así que debía aprovechar el verano lo más que pudiera, o tratar de hacerlo y no morir en el intento.

Ahora me dirigía a la casa de mi abuela, a unas calles de mi casa. Escuchando música de los 80's por mi teléfono y pareciendo una lunática por sentir la vibra de la canción en mi interior.

Saludé con la cabeza a algunos vecinos de mi abuela que yo conocía, nada fuera de lo normal por el vecindario. Creo que lo más raro en el vecindario era la chica que se vestía con ropa negra en pleno verano, usaba unas gafas de sol y que se paseaba en su bicicleta clásica por toda la calle.

Oh, esa chica soy yo.

Nah, ser extraño es quivalente a ser único, o algo así.

Estacioné mi bici en el patio delantero de la abuela. Como era habitual en ella, estaba en su porche, sentada en su silla mesedora de madera, tejiendo un bonito mantel, mientras veía las instrucciones en su tablet.

—¡Hola, abuelita!—Salude, amablemente.

—¡Hola, Hope!—Me saluda, extendiendo los brazos para que yo la abrazara.—Tanto tiempo sin verte, mi niña.

Yo la miro extrañada.—Ayer vine a verte.

Ella ríe.—Estoy bromeando, pequeña. Aún no estoy tan vieja.

Yo río nerviosa.—Oh, que buenas bromas, abue.

—Pasa, adentro está Danaly.

Entre a la hermosa casa, dejando mi mochila en uno de los ganchos en la pared. Subí las escaleras hasta llegar a la puerta de mi mejor amiga.

Danaly Harmont, la hermosa y distinguida chica de ojos verdes y cabello castaño caramelo. Ella era mi mejor amiga desde los 10, pero se sinte como toda una vida.

Dana era como la hija adoptiva de mi abuela. Por temas familiares, mi abuela se quedó con Danaly prácticamente desde que nació. Pero ese es otro tema.

Entre a su habitación como si fuera la mía. El bonito color azul cielo del lugar hacia que todo se viera muy iluminado, el lugar era un desastre, pero nada del otro mundo sabiendo como era mi mejor amiga. La busque con la mirada hasta encontrarla. Estaba probandose atuendos sobre su pijama, algo que me parecía raro ya que eran las 4 de la tarde.

—Hola, tonta.—La saludo, quedándome en la puerta.

—Hola, babosa.—Me responde, sin verme.

La curiosidad me atrapa.—¿Que estás haciendo?

Ella rueda los ojos.—Pan de molde.

—Ah, ya.—Digo, con desinterés.

Dana sigue viéndose al espejo.—Estoy probandome algunos oufits para la salida de hoy.

Yo frunzo el celo.—¿Salida de hoy?

Danaly es muy antisocial con las demás personas, ¿Por qué saldría a una "salida"?

—Sí, Aura hará un fiesta en su casa hoy. Es un obvio que iré,—Se gira a mí y me apunta.—Y obviamente, tú me acompañarás.

Volví a fruncir el ceño.—¿Yo? ¿Por qué yo?

—Por que mientras yo sea soltera, usted, señorita Harmont, es mi novia.

Oh, claro. Lo había olvidado.

—¿Acaso lo olvidaste?—Me pregunta incrédula.

Yo levantó los brazos, calmandola.—No, ¿Cómo olvidar que el universo no nos da una pareja porque ya nos tenemos la una a la otra?

Se acerca a mí y aprieta mis mejillas.—Esa es mi chica.

Está vez yo rodé los ojos.—Sí, sí, como sea.—Aparte sus manos de mis mejillas.—¿A qué hora es la "salida"?

—A las 7. Pero conociéndonos, saldremos de aquí a las 8.—Dice, con un largo suspiro.

La mire con confusión.—¿Porqué a las 8?

—Por que necesitamos ropa y maquillaje.

—¿Ropa y maquillaje?

Dana bufa.—Hope, si sigues cuestionando cada cosa que digo nos terminaremos llendo a las 9.

—Bien, está bien.—La tranquilice.—¿Que te pondrás tú?

—El problema no soy yo, eres tú.—Me mira de pies a cabeza, juzgando mi atuendo.—¿A qué pobre vagabundo dejaste sin ropa, Hope?

—¡Hey!—Protesté.

—Como quieras, tienes que cambiarte y ponerte algo menos desastroso.

La mire cansada.—¿Tienes algo para mí?

—Simpre tengo algo para tí.

Pasamos horas buscando que ponernos ambas, para al final decidirnos por un pantalón de mezclilla rasgado y camisetas, blanca para ella y negra para mí. No pudimos unos Vans clásicos y ya estaba lista todas nuestras vestimenta.

Ahora era tiempo del maquillaje. Yo la verdad no era muy buena con eso del maquillaje, lo más que me podía hacer eran las cejas; y eso que no quedaban como yo lo esperaba. Lo bueno es que Dana si sabía más que yo, y eso en este momento, era un bendición.

—¡Auch!—Me quejé.

—¡Es que tienes un millón de nudos en el nido de pájaros que llamas cabello!—Es ella la que se queja.

—¡Igual! Podrías tratarme con delicadeza, ¿No crees?

Me da un golpe en la cabeza.—Calla y mira para enfrente.

—Como esteticista te moririas de hambre.—Murmuré, entre dientes.

Recibe otro manotazo de su parte.—Te escuché, Hope.

Nos veíamos al espejo, admirando el gran esfuerzo que habiamos hecho al "arreglarnos" de manera decente. Después de todo, si parecemos mujeres decentes de sociedad.

Solo pasamos lista de las cosas que íbamos a llevar en nuestras bolsas. Algunas toallitas para la cara, las llaves se la casa, los teléfonos, etcétera.

—¿En qué vamos?—Le pregunté, mientas la esperaba fuera del baño.

Ella abre la puerta.—En el auto. Pero tú manejas, por ende, no bebes.

Yo bufó.—¿Me llevas para ser tu niñera?

—Pues claro, Hope.

—Pero tu eres la mayor.—Me sigo quejando.

—Solo son unos meses de diferencia. No me trates como si nos lleváramos un siglo de diferencia.

Yo decía ya no pelear, así que solo caminamos hasta afuera.

¿Recuerdan a la abue? Pues ella está dormida, totalmente noqueada del sueño en su habitación. Según ella estaremos ambas en la habitación de Danaly, pero, ¡Oh, sorpresa! Estaremos en una fiesta quien sabe dónde. Antes de salir de la casa, nos aseguramos que la abuela estuviera dormida por completa.

Mientras tanto, yo le mandé un pequeño mensaje a mi madre para decirle que dormiré en casa de la abuela para evitarme problemas, a lo que ella respondió con un simple "Ok".

Cero preguntas, cero obstáculos. Pero ahora esperamos tener cero testigos.

Los vecinos de esta cuadra son muy "atentos" hacia los demás. Una aguja podía caer en medio de la calle y ellos lo escucharán como si fuera un maldito meteorito. Sacar un auto en esas condiciones es algo forzoso, y para concluir, totalmente complicado.

Nos metimos al garaje, abrimos su puerta automática y salimos sigilosamente con todo y auto. Al salir la puerta se apagó.

Dios, cada vez que me subo a éste auto siento que los de rápidos y furiosos me deben de contratar.

Dana y yo compartimos un high five.

—Bien, ¿Dirección de dónde vamos?—Le pregunto, sin apartar la vista del camino.

—Dejame ponerlo en el GPS.—Hace lo que dice. Pero, algo no me cuadra.

—Dana...—llamo, sería.

—Sí, Hope.—Dice temerosa, sabe lo que le voy a decir.

—¿Por que el GPS nos lleva a las afueras de aquí?—Pregunto, severa pero tratando de guardar mi alarma.

Ella ríe nerviosa.—No sé si lo recuerdas... Pero, Aura no vive aquí.

Yo respiró mentalmente.—¿Dónde carajos vive Aura, Danaly?

—¿Fuera de la ciudad?—Finaliza, con otra risa nerviosa y inseguridad.

Yo freno el carro de golpe.—Ni loca iré, Danaly.

—Vamos, Hope, sabes que me lo debes.—Dice autoritaria.

La miro indignada.—¿Yo te debo algo? ¡Tú me debes más!

Ella bufá.—¡Bien! No me debes nada, pero ayúdame, te lo ruego.

Yo chasqueo la lengua, suspiró pesado, de todos modos, ya me subí al auto.—Bien, bien. Voy a ir.

—Te daría un abrazo, pero odio el contactó físico, lo sabes.—Me dice, sincera.

—Lo sé, tonta.

—Aura va caer a mis pies, ya la tengo en la palma de mi mano.—Dice segura.—Donde pongo el ojo, pongo la bala.

Yo me reí por lo bajo.

No sé si hace falta mencionarlo, pero Dana está pasando por una fase de conocer sus gustos amorosos y, al parecer, sexuales. Ella y la tal "Aura" se conocieron por la red social más extraña para encontrar pareja. El santísimo Instagram. Desde hace unos meses han hablado, y hasta ahora van bien

Hoy sería una larga noche. Danaly con su hermoso amor de Instagram me dejarían sola en una fiesta repleta de gente que quizás no conozca. Así que seré yo y mi serie en Netflix por un largo rato de la noche.

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HOLAAAA GENTEEEE.

¿Me han extrañado? Espero que sí. Por qué yo sí les he extrañado muchísimo.

Espero que esté nuevo libro les vaya a gustar, porque a mí sí me está encantando.

Nos vemos en un próximo capítulo!

—K.

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