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Tristan: Primero Mis Hijos

    Una cosa siempre he tenido claro desde que soy padre, nadie les hace daño a mis hijos. No importa el motivo, no importa si ellos lo merecían o no. ¡Nadie toca a mis hijos!

Como Lina siente el mar y se transforma en él, yo me transformo en el universo. Puedo estar en cualquier sitio, puedo ser cualquier planeta, estrella, nebulosa o agujero negro. Esa cosa es aterradora, salvaje e inhóspita. Nada sobrevive allí, prácticamente es un basurero de todo lo que entra allí. Lo extraño es que hay dos tipos de esas cosas; la primera, te puede llevar a otra galaxia lejana y peligrosa. Y la segunda, es el basurero de la muerte. Con mi transformación puedo distinguir cual es cual y así prevenir a mis naves, llevándolas por el mejor camino.

Aíslo a todas las criaturas que invadieron mi planeta, en el suyo propio. Son una raza desalmada, salvaje y peligrosa. Querían guerra, querían mi lugar y ahora les toca las consecuencias de sus actos. Les retiro la atmosfera primero, espero por lo menos una hora hasta que los habitantes del planeta estén muertos. Es mejor morir asfixiados, que despedazados por un agujero negro. Y la casualidad está de mi lado por haber uno bastante cerca. Muevo el planeta hasta la frontera del agujero y lo dejo libre. Que el espacio haga su trabajo.

Observo como el planeta es consumido y destrozado por el agujero. Puede ser retorcido mi forma de ejercer mi divinidad, pero sí quiero ser respetado y gobernar mi reino, tengo que dar el ejemplo. Tengo que demostrar lo que sucede si no me obedecen, lo que les sucede si me declaran la guerra o me invaden. Su planeta perecerá las consecuencias.

Regreso al último planeta que conquisté a descansar. Las cosas se han vuelto complicadas por movimientos separatistas internos. Mantengo a los hijos del antiguo gobernador y sus ministros encerrados en el palacio. Los muchachos hacen lo mejor que pueden para adaptarse. El mayor lo tengo como ayudante, él me dice como su padre manejaba los asuntos del planeta. Las hembras las tengo con más recelo, sé perfectamente lo que hacen algunos hombres con las mujeres con una conquista y no quiero que les pase nada.

Los muchachos los enlisté en el ejército, y di la orden que los pusieran en misiones complicadas. Si van a morir por el destino que así sea y no por mi mano. Las niñas cuando tengan más edad igual forma.

Llego a mi habitación y me acuesto en la cama rendido. Los dioses no se cansan como las personas mortales, pero el estado en el que estaba si me dejó rendido.

—Eso fue impresionante —dice la voz de mi hija Seraphine saliendo del armario—. La forma en que moviste ese planeta, simplemente sublime.

Ella se acuesta a mi lado y me acuna en sus brazos.

—¿Por qué estás aquí? —pregunto mirando hacia arriba y me encuentro su rostro amable, pero sus ojos rojos como rubíes.

—Vine a apoyarte a tu conquista —dice acariciando mi cabello. Me recuerda cuando ella era una niña y vivíamos aún en mi planeta. Justo así nos poníamos debajo de un árbol, ella acariciando mi rostro y yo ido—. Mis señores me revocaron el castigo siempre y cuando, me mantenga fuera del combate. Haré la pate administrativa de los territorios anexados, así para que tú te concentres en la guerra.

—Deberías estar en tu reino, no aquí —digo intentando salir de su contacto, pero estoy tan cansado que no puedo moverme—. Te agradezco el gesto, pero yo puedo con esto.

—Lo sé padre, pero necesitas a alguien en quien confiar en esta ardua travesía —dice con una voz melodiosa—. Mamá y Lou se encargarán de Breestone, mamá va a poner puntos estratégicos y estrechará alianzas con el océano oscuro y espacial.

—Lou está estudiando, ella me ayudará de otra forma —digo molesto—. Deja de usar tus poderes en mí.

Ella me mira dolida y sus ojos vuelven a ser grises.

—Estás tenso y estresado, necesitas descansar —se excusa y yo me siento en la cama—. Solo quiero ayudarte.

—Cuando quiera tu ayuda, la pediré. Pero ahora no —digo estirándome—. Lo que necesito es tener este planeta controlado, reestablecer mi ejército y seguir expandiéndome.

—Yo puedo poner este planeta en orden padre. Yo puedo ayudarte, me quedo aquí y te resuelvo tus problemas —dice abrazándome desde la espalda y apoya su cabeza en mi hombro.

—Son mis problemas, no tuyos. Ya tienes un reino en cual encargarte —digo poniendo una mano en su cabeza—. Y no te quiero a ti y mucho menos a Louisa metidos en él. Tu hermana no tiene nada que hacer en esto, no la quiero en el medio de una guerra y tú tampoco.

—Ella se quedará con mamá a salvo en el planeta. Atlas es maravilloso como rey y yo soy buena en administrar y manejar un gobierno en caos —dice suplicante—. Por favor padre déjame ayudarte, así terminarás más temprano.

—Deberías estar con tu familia. Tienes hijos pequeños, ellos necesitan una madre —exclamo cansado—. Te convertirás en lo que odiabas de niña y lo sabes.

—Visitaré a mis hijos con más frecuencia a diferencia de mamá —dice estrujándome—. ¿A caso no te da felicidad en tenerme contigo?

—La última vez que viniste conmigo, destrozaste medio reino. —La miro serio.

—Y tú destrozaste un planeta con más personas de las que maté yo —dice como si nada—. Ambos somos destructores padre, pero también podemos ser constructores. Podemos moldear el universo como se debe.

—Quiero dormir hija, por favor no empieces otra guerra sin acabar esta —hablo cansado y ella asiente feliz.

—No te defraudaré padre —exclama feliz. Me besa en la mejilla y se va encantada de la habitación. Me recuerda cuando era una niña y se ponía igual, pero la diferencia es que le daba permiso para ir a casa de una amiga, no de controlar un planeta y probablemente de cometer crímenes de guerra. Pero eso es un problema que lidiaré mañana.

Algunos de mis consejeros y personal a mi mando no duerme y se desvelan creyendo que rendirán mejor. Pero el secreto de rendir bien en tus labores es dormir y descansar la mente y el cuerpo. Descansé mis buenas ocho horas y me siento tan lleno de energía, agradezco a mi hermana por ayudarme a dormir. Me gusta estar bien con ella.

Me levanto de mi cama y me voy hacia la ventana. Honestamente tenía la espina de que Seraphine haría un caos total en la ciudad. No dudo de sus capacidades intelectuales, sé que es una gran líder. Pero con la magia del caos no se sabe cuándo pueda perder el control. Pero resulta que la ciudad y una buena parte del planeta está tranquilo. Incluso hay varios locales trabajando como si nada. Granjeros en sus tierras trabajando. Soldados cuidando las posiciones y estableciendo el orden de manera calmada. Voy más allá, con las provincias igual. Todo en total calma. Voy mucho más al sur y ahora si me encuentro tranquilo. Seraphine está con un ejército relativamente mediano de todo tipo de personas, soldados de este planeta, mujeres, algunos niños, hombres. Todos con una característica notable. Cada uno forma parte del movimiento independentista de este planeta.

Las personas tienen los ojos rojos y están alineados en cuatro filas. Seraphine se pasea examinando las mentes de cada uno. Lo más probable que los ejecutará. No me importa ahora, tengo otros planes ahora. Tomo un baño y me visto para ir a mi reunión diaria. Trazar los pactos de paz y estrechar lazos con el emperador de las galaxias orientales es mi prioridad actual. Tengo claro que puedo ceder, y que no.

—Mi señor, ya han sido aceptadas la invitación del emperador Crown. La reunión se debe realizar en su planeta el próximo mes —dice el secretario White.

—Excelente, hay que preparar los barcos. Preferiblemente tener un barco con buenos soldados y otros en las cercanías por precaución —digo sereno—. Tenemos que reforzar los planetas conquistados, lo que sucedió con Breestone no puede volver a ocurrir.

—Así es mi señor —habla mi ministro de defensa—. Pero proteger a todos los planetas conquistados, nos retrasaría en las próximas conquistas al menos un siglo.

Se hace un silencio incomodo en la habitación.

—¿Ya hizo los cálculos señor Killian? —le pregunto a mi ministro de defensa.

—Así es mi señor, proteger a los planetas y proveer a las tropas está agotando las arcas reales del planeta. —Él traga fuerte—. Estimo el siglo porque las arcas se pueden llenar y las tropas crecerán al menos el doble. Con eso podemos conquistar el cuadrante próximo apropiadamente.

—Y también podemos hacer labores diplomáticas y estabilizadoras con los planetas conquistados y crear alianzas en ese tiempo —comenta otro concejal.

—Me parece razonable lo que dicen —digo meditando las noticias—. Vamos a concentrarnos en lo conquistado y reforzar lo que dijo el ministro Killian. —Todos asienten y pasamos a las labores de los nuevos gobernadores.

La reunión acaba a las diez de la mañana, es raro volver a ajustarme a las zonas horarias planetarias. Pero todo cambia a medida que nos adentramos aún más, hay días que pueden durar el doble o el triple al que usamos normalmente. Como hay días que pueden durar años o segundos. En conclusión, son planetas que no pienso visitar por los momentos. El tiempo es confuso en el espacio.

Me traen el desayuno y con él, entra mi hija. También se pide el desayuno.

—Estuviste ocupada —digo recostándome en mi asiento.

—Por supuesto padre, estabas exhausto y yo como la buena hija que soy. —Ella espera que los sirvientes terminen de poner la mesa y se vayan para poder hablar—. Hice una exhaustiva investigación de los últimos tres planetas conquistados, contando este; los otros planetas que están alineados, e incluso al emperador Crown...

—Y todo en siete horas —digo atacando los huevos y el tocino.

—Hasta la duda ofende —exclama dramática—. Como sea, la cuestión aquí es que tienes puntos fuertes y débiles —dice tomando un pan y lo unta con mantequilla—. Los fuertes son el increíble pánico que te tienen los gobernadores. Como has llevado las cosas, ha servido de ejemplo de cómo debe ser un verdadero emperador. —Le da una mordida a su pan—. Esto está rico. —Coge la cuchara y se come una buena cantidad de huevos revueltos—. Pero, tienes un problema. Mucho miedo puede causar un derrocamiento a futuro. Tener mano dura es bueno, pero no en exceso. La otra cosa aquí es viendo la mente del emperador Crown, él está buscando a su esposa que fue prometida cuando ascendió al trono —dice y la miro confundido.

»Para no hacerte la historia larga. La raza en la que pertenece el señor Crown, es capaz de ver el futuro; no tan certero, pero si lo pueden ver. El señor Crown, cuando fue coronado vio en la visión que una fuerza divina se metería en su camino y si desobedecía a dicha fuerza, este destrozaría su imperio. Y también vi que en la visión se veía a una mujer pelirroja que estaba unida a la fuerza superior, dicha mujer se convertiría en su amada esposa, emperatriz y madre de sus cuatro retoños.

Suelto de forma ruidosa el cubierto. Ella me mira encogiéndose de hombros.

—Tal vez sea verdad o mentira. El caso es que el señor Crown se mueve en base a eso. Tú eres la fuerza superior y Lou es...

—Ni te atrevas a decirlo —gruño enojado.

—Puedes hablar con el señor Kenan para que te confirme o desmienta esto. Pero si te soy honesta, estás en una situación complicada. —Ella busca mi mano—. Tienes el miedo de la gente, pero tus fuerzas están débiles, con el trato del emperador Crown, podrías fortalecerte sin tocar a Lou. Porque él te necesita, mantén a Lou lejos de esto hasta tantear la zona. Ella no puede aparecer en esto por ahora ¿de acuerdo?

Asiento resignado.

—No quiero involucrar a tu hermana en esto. Por favor mantenla lejos de todo, te lo pido —le ruego a mi hija mayor y ella asiente.

—Puedes contar con eso papi —dice con una sonrisa y sigue comiendo. Yo acabo mi plato, pero no me puedo sacar lo que dijo Seraphine. Mis hijos son mi mayor orgullo felicidad y tesoro. Usarlos para escalar políticamente me parece espantoso. Seraphine se metió sola en este embrollo divino-político. Lucian es el brazo derecho de su madre y yo no tengo la misma autoridad que tiene Lina sobre él. Y Lou es mi niñita, ella es mi princesita, nadie puede tocar a mi princesa.

—Me imagino que viste las mentes de los niños del castillo —digo cambiando el tema Me recuesto en el asiento y la miro fijo.

—Fue lo primero que hice —responde imitando mis movimientos—. Dejarlos vivir fue un error, pero eso supongo que ya lo sabes.

—¿Qué viste? —pregunto serio.

—Los más chicos están aterrados, los mayores están confundidos en cuanto en obedecerte o rebelarse. Piensan que tienen aliados en otros planetas, pero dichos aliados no piensan en involucrarse. Uno quiere venganza por su padre, otro no sabe que sentir al respecto. En fin, niños confundidos con sed de venganza e ingenuos —responde tranquila.

—Bien, quiero que los neutralices. No quiero mancharme más las manos de sangre, tengo sombras vigilándolos —digo serio—. Los dejaré en este planeta, pero al momento de traición, los ejecutaré.

—Yo tú lo haría ya, pero de forma discreta. Cada día que pasen, se vuelven mártires —dice dejando los cubiertos en el plato y se bebe su jugo.

Ella y yo cuadramos los siguientes pasos, la quiero conmigo cuando vaya a ver al emperador Crown. Entre más cerca podré ver lo que planea. Ella estará conmigo en el viaje y luego se regresará a su reino, con que me ayude a mantener el orden, es suficiente para mí.

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