Lou termina y yo me levanto con dificultad. Tengo la mirada de todos puesta en mí y me pongo nerviosa.

—Me gustaría pedirte perdón por todo lo que te dije. No estuvo bien bajo ningún concepto y nada me justifica —digo apenada—. Sé que me des tu perdón ahora es difícil, pero me gustaría dejar esa posibilidad abierta.

—¿Louisa, tienes algo que decirle a tu hermana? —pregunta mi tía Estrella.

—No, no me siento cómoda en decirle algo —responde incomoda desde el sofá.

—Bueno, si en algún momento quisieras acercarte a ella y tener una relación con ella. Lo puedes hacer y solo sí tú quieres y nadie de esta sala o afuera de ella, te puede obligar ¿sí? —le dice mi tía Estrella—. Gracias Seraphine por disculparte, significa mucho.

—Gracias por escuchar —digo sentándome y mi mamá se levanta.

—¿Lina, quieres decir algo? —pregunta mi tía Estrella.

—No lo sé —se encoge de hombros—. No he sido una madre para mis hijos. Y me resulta difícil afrontarlo, no era mi intención no estar. Desde que tengo uso de razón, siempre me han dicho que debo ser primordialmente una reina y lo demás no debe interponerse o destruiría la paz del universo. Supongo que me abracé a esas palabras que descuidé a mi familia. No planeé tener hijos para abandonarlos, y yo los amo a los tres los amo por igual sin importar de que naturaleza sean. Quisiera que mis palabras fueran en sintonía con mis acciones, quisiera quedarme por largos meses con ustedes, pero se me dificulta por mi posición. Estuve con Tristan y Seraphine al inicio de su gobierno y eso me costó serios problemas con mi reino. Estoy manejando todo para poder estar con ustedes, Lucian me ayuda con eso.

Ella se limpia las lágrimas con un pañuelo que le entrega mi padre. Y se vuelve a sentar. Mi padre se levanta y se limpia las manos en los pantalones, señal de nerviosismo.

—Seré honesto, supongo que es lo mejor. —Mi padre se suena el cuello—. Estos cambios han sido para bien en unos aspectos y malos para el otro. No me gustó enterarme de sus peleas por alguien más. Sé que no querían preocuparme, pero no importa porque son mi familia. Yo me he encargado de criar y cuidar de las dos lo mejor que pude, intenté que nunca les faltara nada. Estuve con Seraphine desde que nació hasta que se fue a la universidad, e incluso la visitaba de vez en cuando. Al igual con Lou, estuve desde que naciste hasta que me fui. Te dejé con tu madre y con tu hermana confiando que te cuidarían como yo lo hacía. Ya quedó demostrado que no me puedo ausentar y dejar mi responsabilidad en manos de terceros. Admito que actué mal en llevarme a Louisa de la forma que lo hice y les pido perdón a mi hija y a mi hermana. Sé de tu cuestión con las sombras de primera mano y no era mi intención en devolver todo ese asunto ahora, y más cuando estamos mejor que hace varios años. —Él traga fuerte—. Lamento haberte llevado de la forma en como lo hice. Y lamento no haberte cuidado mejor en estos cinco años. Reestructuraré mis misiones para dejar más tiempo de margen para cuidarte y terminar de cumplir con mi rol de padre. Y quiero que sepas que tus hermanos, tu madre y tú son mi prioridad y trabajaré para que lo vuelvas a sentir.

Mi padre se vuelve a sentar.

—¿Lucian, quieres decir algo? —pregunta mi tía Estrella.

—No lo sé, no tengo problemas con mis padres o hermanas —responde encogiéndose de hombros—. Solo puedo decir que entiendo ambas posturas. Estoy con mi madre, pero más en calidad de asistente que como hijo, supongo que así será con Seraphine y mi padre. Trabajo con ella y sé que no es fácil desprenderse, aunque sea para dormir. Ella intenta ir a verlas, pero cuando se dispone a ir, surge un conflicto que la mantiene allí.

—¿Te gusta trabajar para ella? —pregunta mi tía Estrella.

—Sí, me gusta el océano por muy estresante se ponga a veces. Me gusta también tener poder, pero hasta cierto punto —responde tranquilo.

—¿Quisieras decirle algo a tus padres y hermanas? —cuestiona mi tía mirándolo amable.

—Que los quiero y entiendo todo por lo que pasan —dice mi hermano tranquilo—. Solo no quiero más conflictos, y que Seraphine modere su forma de hablar con los demás.

—Me parece bien —dice mi tía Estrella levantándose—. Por favor levántense y dense un abrazo familiar. Y prométanse unos al otro que si están enojados o disgustados con alguna situación se lo harán saber de buena forma y que no se ofenderán como lo hicieron ayer.

Todos nos abrazamos como familia, y nos disculpamos unos con el otro con la promesa de no volver a hacerlo. Atlas llega y se une al abrazo y se disculpa con los demás.