Mi adorado abuelo, que quiero tanto y quisiera abrazarlo hasta estrangularlo. Me concedió y a Dorian, asistir a la coronación de mis hijas. Primero alisto a Dorian y luego yo, mi niño se queda quieto mientras que terminan de peinar mi cabello.

—¿Veré a papá? —pregunta mi hijo con la cabeza de su leona guardián en su regazo.

—Así es, y a tus hermanos y tus tíos. Creo que Lou también vendrá con tu tía Lina —digo emocionada, él pone una mueca—. Ya lo hablamos, papá no es malo.

—Igual me da miedo —dice haciendo un puchero—. ¿No me dejarás solo, cierto?

—Jamás, mi niño —le sonrío y él asiente. Su guardiana tiene el mismo humor tristón que mi hijo.

Me terminan de arreglar y nos vamos por un portal hacia el palacio de mi papá. Sólo se puede cruzar un grupo y lo haremos todos desde su palacio. Ya se encuentran mi hermana con sus hijas, Demian con su esposa e hija, noto que ella está en su primer mes de embarazo.

—Muchas felicidades —les digo acercándome a ellos.

—Gracias Luna —dicen ambos, Demian me saluda con un beso en la mejilla y luego se agacha para chocar los cinco con mi hijo.

—¿Estás emocionado? —pregunta Demian a mi hijo. Pero él niega con la cabeza.

—Papá me da miedo —dice aferrándose a mí. Demian me mira extrañado.

—Tuvo un mal sueño con Sol, eso es todo —digo apretujando a mi hijo.

Demian cambia de tema sobre asuntos del reino, hasta que mi señora nos dice que es hora de irnos. Ella se acerca discretamente hacia a mí.

—Te pido que te comportes con Kenan —me amenaza en voz baja.

—Yo sé comportarme —digo serena.

Todos pasamos por el portal hacia un pasillo del palacio de mis hijas, allí nos reciben mis abuelos con Lina y Lou.

—Me da mucho gusto que pudieron venir —nos dice mi abuela Eva. Ellos nos guían hasta que nos reunimos con la familia del lado de la luz.

Sol viene hacia a mí en cuanto me ve. Me toma por la cintura y me besa en los labios.

—Me da tanto gusto verte mi amor —dice con una genuina sonrisa.

—A mí también cariño —digo con una amplia sonrisa—. Dorian saluda a papá —le digo, pero él está con mi papá en sus brazos. Sol y yo nos acercamos hacia a él, que está hablando con su hermano Marte y mi tía Venus—. Dorian, mira a papá.

Le digo y Sol intenta tomarlo, pero él le golpea la mano y se esconde en los brazos de mi papá

—Ya hablamos de esto, por favor —le digo suplicante.

—¿Qué está pasando? —cuestiona mi tío Marte. Mi padre me mira serio y Sol mira dolido a Dorian.

—Fue un accidente en primer lugar —digo y les explico como creé un plano externo del físico y el del Inframundo. Y a través de él pude atravesar el muro fronterizo sin problemas con mis hijos, y vimos a Sol en reunión con su consejo y Dorian tomó esa imagen de su padre como su verdadero ser.

—¿Y qué hiciste qué? —exclama mi señora Laila detrás de mí. Trágame tierra y escúpeme lejos.

—Sólo es posible llegar a través de los sueños, pero yo sólo puedo dejar entrar al que yo quiera. No se puede intervenir en el plano físico y con el Inframundo no lo he intentado —le digo a toda mi familia y ellos me miran entre el asombro y el enojo.

—Entonces ustedes pueden espiarnos y nosotros ni nos enteramos —exclama furiosa la señora Liora—. Y después dices que no tienes favoritos —le recrimina a mi abuelo Kenan que me mira asesino.

—Yo no los espío, sólo lo usé esa vez para ver a mis hijos y esposo —me defiendo al lado de Sol, que sólo tiene ojos para Dorian—. Regúlenlo si quieren, pero y sólo quise ver a mi familia. Y no estoy quebrantando ninguna ley por si acaso, ya que usted me dijo. —señalo a mi abuelo—, que no puedo ver a mi familia en este plano, no dijo nada de otro en particular.

—No vamos a hablar de eso ahora, cunado entremos en sesión, votaremos para ver qué hacer con lo que hizo Luna —dice mi abuelo apaciguando las aguas.

Mis familiares asienten resignados. Mi papá me entrega a mi hijo y Sol me aparta del resto con Dorian en brazos.

—A ver Dorian, tenemos que hablar de lo que viste ¿sí? —le dice Sol en un tono de voz tranquilizador. Mi hijo lo mira aterrado, pero asiente—. ¿Me tienes miedo? —pregunta mi esposo y mi hijo asiente—. ¿Te he hecho daño alguna vez? —Mi hijo niega—. ¿Te he alzado la voz? —Niega—. ¿Te has sentido inseguro conmigo? —Niega—. Yo jamás te haría sentir mal bajo ningún concepto, eres mi hijo y te voy a tratar con amor y respeto. Claro que va a haber momentos que te regañe, pero nunca te lastimaría ¿lo sabes? Lo que viste fue mi versión de rey en funciones, y si puedo ser duro con las personas que trabajen para mí, pero contigo jamás ¿lo entiendes?

Él asiente.

—Te amo tanto porque eres mi hijo. Y también amo a tus hermanos y a tu madre, ustedes son lo más valioso que tengo —dice y estira los brazos para que le dé un abrazo. Mi hijo acepta nervioso y Sol lo apretuja en sus brazos.

Anuncian que la coronación va a iniciar y Sol se queda con Dorian en brazos. Me toca irme con mis familiares oscuros, mi padre me toma del brazo protector. Los centrales salen de primero, luego los seres de la luz y por último nosotros. El salón del trono es majestuoso con los tonos tierras y verdosos de los árboles, y también con el delicioso aroma de las flores. Los animales están colocados con mucho cuidado de separar los depredadores de las presas. Las cortes de los seres de la luz nos miran con una mezcla de temor, confusión y odio. Pobre de ellos si se atreven hacer el más mínimo comentario.

Tomamos asientos cerca de la tarima donde están dos tronos, uno fabricado simulando las gruesas ramas de un árbol, mientras que el otro trono está hecho de roca y huesos. Es fácil distinguir cual es el de Flora y cual es el de Fauna. Mis abuelos Eva y Kenan están en lo alto para proclamar a mis hijas reinas. Estoy orgullosas de ellas por esta nueva etapa, pero en parte me siento desconectada de sus logros. Como madre aplaudiré todo lo que hagan mis hijos, pero al no estar el tiempo necesario con ellas, me siento apartada de todo esto.

Fauna aceptó a venir a mis sueños compartidos, Flora prefiere usar sus horas de sueño para descansar. Ella me dijo que Flora se disculpó con ella por lo que dijo Dorian, Fauna no es la clase de mujer que toma rencores, es relajada. Pero si me dijo que le dolió que no puede tomar las decisiones que les gustaría porque Flora es la "capacitada" para dicha labor. La intento ayudar a través de los sueños para que tome más seguridad, no quiero que me quiten también ver a mis hijos por el plano que creé. Me niego.

Mis hijas aparecen con sus vestidos maravillosos. Flora le hace honor a la naturaleza al usar un vestido verde amplio y el bordado marrón simulando las ramas que tienen sus hojas cubriéndola por toda la falda. El cabello dorado lo tiene recogido en un perfecto moño, se ve tan perfecta mi niña.

Fauna a su lado, usa un vestido no tan voluminoso, pero igualmente magistral con la parte del corpiño tipo halter cubierto de piel en un tono chocolate y la falda es lisa y brillosa de un color ocre. Tiene el cabello suelto y maquillaje al natural. Se ve tan sofisticada, digna reina mi bebé.

Ambas se arrodillan ante sus señores y este da un discurso, mientras que mi abuela Eva tiene a su lado las coronas, capas, cetros y espadas. Mi abuelo les ordena a mis hijas que se levanten y tomen asiento en sus respectivos tronos, mi abuelo toma una corona de rosas y espinas y se la pone a Flora. Luego prosigue en colocar una corona de huesos y plata a Fauna. Mi abuela Eva les entrega los cetros a cada una y las espadas por igual. El cetro simboliza el liderazgo y poder que tienen sobre el reino y la espada sobre la fuerza que deben tener sus ejércitos y ellas al comandarlos. Mi abuelo finaliza proclamándolas a las dos como reinas de Natura.

Tanto personas y animales vitorean el nombre de mis hijas, al igual que la misma familia.

Al terminar la ceremonia, Marcus me pide hablar. Nos apartamos hacia un balcón privado y decorado con flores silvestres. Sol está adentro con Dorian.

—Sólo quería disculparme contigo por la forma grosera en la que me he comportado contigo de los últimos años. Sé que mi comportamiento no ha sido...

No lo dejo terminar porque le doy un fuerte abrazo de oso.

—Eres mi bebé Marcus, jamás me enojaría contigo por nada —le digo afectuosa, él me rodea con sus fornidos brazos. Huele a esas lociones que usa Sol, ese tipo de lociones que, al momento de inhalar ese aroma, dices "huele a hombre." Supongo que dejó de usar sus lociones de niño—. Eres mi mayor fuente de felicidad hijo ¿lo sabes verdad?

—De igual forma, todo lo que dije no estuvo bien. Te traté mal, a Dorian, a papá, sólo quiero hacer bien las cosas, quiero estar bien contigo —dice con la voz entrecortada, aún nos seguimos abrazando. Por mí, podemos hacer esto todo el día y aun así no sería suficiente por todo el tiempo que no estamos juntos.

—Tu papá me dijo lo de tu exnovia, lo siento mucho hijo. ¿Te encuentras bien de eso? —pregunto sobándole la espalda.

—Era una mentirosa, no vale la pena hablar de eso —dice con la voz rota.

—Pero tus sentimientos son reales, el amor, aunque no sea reciproco es igualmente válido. Tu dolor es válido —le digo consolándolo—. Sólo quiero que sepas que conmigo puedes llorar todo lo que quieras, yo te limpiaré tus lágrimas y jamás te juzgaré.

—¿Está mal decir que, a pesar de todo, la extraño? —pregunta llorando.

—No amor, no está mal. Pasaste tiempo con ella, bueno o malo. La amabas y eso es lo único que importa. —Le acaricio su cabellera rubia y lo meso en mis brazos, justo como cuando era un niño. Puede ser un adulto en sus treintas, pero sigue siendo mi hijo, mi pequeño.

—Me siento como un estúpido al caer en sus mentiras —dice con una pizca de odio.

—El amor nos convierte en ingenuos, irracionales y obstinados. La cuestión es, no serlo con cualquiera. —Me encanta esta cercanía, Marcus y yo podíamos pasar horas solo hablando de lo que sea. Simplemente él se había convertido en mi sitio seguro y yo en el suyo—. Yo soy un ejemplo de eso. Peleando para derribar un muro que nos protege a todos solo porque quiero ir a verlos...

—Y ahora creaste un tercer plano ¿por qué no me has ido a visitar? —pregunta recomponiéndose, pero sigue en mis brazos.

—Lo hago siempre, pero la diferencia horaria es el problema. Cuando me voy a dormir, estás trabajando o con tu padre, a veces sales con tus amigos o escuchas música de mi bola. Por cierto, me alegra saber que la usas —digo justificándome.

—Es algo turbio eso ¿sabes? Pero no me quejo, vengo de una familia rarísima y caótica —dice divertido—. Pero supongo que ese es parte del encanto.

—Por supuesto, tienes a tus padres que son dioses. Tíos que lo son y primos más raros, pero asombrosos. Nuestra familia puede ser rara, caótica, complicada de entender, pero es lo que nos tocó. Tal vez haya peleas, pero también hay reconciliaciones, hay amor, lealtad, unidad. —Me separo para verlo, le sostengo el rostro con mis manos y con mis dedos limpiarle sus lágrimas—. Créeme que me mata no poder estar contigo para consolarte cuando más lo necesites. Te pido perdón por no ser la madre que querías, pero quiero que sepas que te amo tanto y que eres mi mayor orgullo y fuente de felicidad. Te amo tanto hijo, por favor no me odies...

Él me vuelve a abrazar con fuerza y llora con más fuerza. Yo no puedo evitar hacer lo mismo. Parecemos un desastre hechos de lágrimas, de dolor, perdida y reconciliación.