Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Lina: Contratos ilícitos

    Ayudo a Meghan a recuperarse de su ataque.

—Voy otra vez —digo sosteniendo su pie—. Uno, dos... —digo mientras que lo giro lentamente. Meghan chilla, pero igual seguimos con su tratamiento—. Muy bien, ahora vamos con las piernas.

—¿Podemos tener un descanso? —pregunta sentándose con dificultad. Le entrego un vaso con agua para que se refresque—. Me sorprende que sea kinesióloga.

—Saqué la carrera en mi adolescencia, podía especializarme en lo que quisiera aparte de los estudios de mi reino —digo sentándome al frente de ella—. Escogí la carrera por los calambres que sentía cada vez que me transformaba en sirena.

—Y ahora conmigo —dice dejando el vaso a un lado—. Vamos a seguir.

La ayudo con otros cuatro ejercicios más, ella quedó tan adolorida que cuando se despertó no podía mover las piernas. Tuve que sumergirla por tres horas en agua curativa mientras que movía sus piernas lentamente en el agua. Ahora estamos haciendo que vuelva a caminar sin el dolor agonizante. Ella se mantiene en cama y trabaja desde allí, Demian se queda con ella lo más que puede.

—Gracias —dice Demian mientras que caminamos por los jardines del castillo—. Me alegra que estés aquí.

—No hay de qué —digo observando las flores—. Me ausentaré por una semana, voy a visitar a Lou y a Tristan.

—No necesitas mi permiso, yo me puedo encargar de Meghan —dice Demian educado—. Y del reino no te preocupes, yo me ocupo.

—Cualquier cosa, llámame. Te puedo ayudar con lo que quieras —digo honesta.

—Lo sé —dice con una sonrisa y seguimos caminando.

Después de la caminata, me transporto hacia el cielo como el viento y las nubes. Viajo así hasta llegar al planeta donde se encuentra Tristan, es bastante bonito y mejor acomodado que la capital sombría. Recorro todo el planeta observando lo que ha hecho Tristan. Ya no falta mucho para que se vayan a la conquista de los demás planetas y, con eso sería que no lo vería por un buen tiempo.

No he hablado con él desde nuestra pelea. Tristan cuando se lo propone puede ser de las personas más hirientes. Él es tan orgulloso como yo al no disculparse. Tal vez me pueda disculpar, pero es que es frustrante, me ausenté porque tenía que arreglar las relacione diplomáticas con el reino de la luz y encima arreglar problemas internos en mi propio gobierno. Los únicos momentos que tenía libre eran para comer y no siempre. Dormir era opcional. Era evidente que no podía tener a Lou y Luna se ofreció a cuidarla. Entiendo el enojo de Tristan, pero no perdono sus palabras

Aterrizo en el jardín de la mansión donde vive mi esposo y mi hija. No tardo mucho para ser rodeada por una abrumadora cantidad de guardias. Sus uniformes no son los del ejército de sombrío, estos son azules y amarillos.

—No es necesario esto caballeros, solo vengo a ver a mi esposo —digo con una sonrisa, pero siguen sin moverse—. Me presento ante ustedes como Lina Godness, diosa del océano universal y el clima. Así que, si no quieren ser electrocutados, bajen las armas y llévenme con mi marido, Tristan Godness.

—Acompáñenos adentro, ustedes informen al rey —dice un hombretón acercándose—. Su alteza, es bueno verla por estas tierras —dice Cedric, el capitán y mano derecha de Tristan desde que le asignaron a gobernar el planeta Egil.

—Es un placer verlo señor Blackwood —digo caminando hacia dentro del palacio de Tristan. En serio que es un palacio hermoso, me recuerda a los palacios del reino de la luz—. ¿Cómo está su familia?

—Excelente, mi esposa está maravillada con este planeta y mis hijos igual. El mayor sirve en el ejército de mi señor y las dos jovencitas trabajan en el gobierno como emisarias de mi señor —responde guiándome hacia la oficina de Tristan—. Hasta aquí la dejo ¿quiere que ponga protección en algún caso de conflicto?

—Usted sabe que sí —digo entrando en el despacho de mi esposo.

—La verdad me sorprende que llegaras —dice Tristan levantándose de su asiento. La oficina de ese sabandija es tan elegante y lujosa que deja la mía como simple. Aunque bueno, es bueno que al fin Tristan se dé el trato de rey que siempre se mereció—. ¿Te gusta? compré el palacio cuando llegué, este planeta funciona por junta administrativa y no por gobernadores. Las remodelaciones no tomaron mucho tiempo.

—Me alegro que te sientas cómodo en tu residencia —digo educada—. ¿Nuestra hija se siente igualmente cómoda?

—Se está adaptando, pero me atrevo a ser optimista y decir que sí. Cuando vives en un planeta, te acostumbras tanto al movimiento del clima, de la misma masa, de la redondez de los mapas. Es algo que no se puede igualar y eso Lou lo siente —dice con una sonrisa—. Me alegro que estés aquí, en serio lo hago. Y quiero disculparme por la forma en la que te reclamé, dije cosas sumamente hirientes y fuera de lugar. Me dejé llevar por la rabia por la forma en la que abandonaste a Louisa.

—Ibas tan bien, pedazo de mierda —digo con rabia—. Yo no abandoné a nuestra hija, la dejé con tu hermana. Pero eso es algo que no voy a seguir discutiendo contigo, vine porque di mi palabra que estaré para Lou.

—Como quieras, amor —dice con una sonrisa—. Nuestra hija está en la universidad, por la hora debe estar recibiendo sus clases de política planetaria. —Lo miro alzando una ceja—. Es un diplomado de tres meses. Ella tiene que saber lo básico en un caso mío de ausencia, ella sepa qué hacer.

—Pensé que sería más adecuado uno de administración empresarial, considerando que está estudiando ingeniería, eso la podría ayudar al momento de embarcarse en la creación de alguna empresa por sus inventos —digo cruzándome de brazos, la idea de Tristan no está mal. Para nada, me encanta, pero puedo usar eso a mi favor. Él la obliga a hacer lo que él quiere, mientras que yo soy la que impulsa sus sueños.

—Es una buena idea, pero primero dejémosla que termine el diplomado y luego el diplomado de administración empresarial —concluye Tristan. Dejando de lado que lo quiero ahogar en lo más profundo del océano, le cuento todo lo que hice y escuché en la capital sombría.

—Lo que me faltaba —exclama molesto mi esposo—. Le envío casi todo lo que genero de las conquistas a la capital, ¿cómo es que todavía no hay manera de pagar lo que se debe?

—Lo que pasa Tristan, es que Demian está pagando las deudas que dejó Robert. Ya que si no paga, nadie comercia con él. El reino del Oeste está tan mal visto con los demás reinos, incluso internamente que es casi imposible que se genere ingresos notables. También está el hecho que la inflación se está comiendo los ingresos de los ciudadanos. Demian trabaja arduamente para hacer crecer ese reino, sólo necesita tiempo, dinero y confianza —digo abogando por ese joven.

—Entiendo, en serio lo hago —dice pasándose las manos por el rostro—. Lo que me preocupa es deberle a Seth. Él no le va a cobrar a su hijo, me va a cobrar a mí con la excusa del dinero prestado y se va a querer agarrar una buena parte del territorio que he conquistado. Y no pienso darle nada, dinero porque bueno, había que pagarle a Laila, pero territorio jamás.

—Hay que crear en conjunto con Demian un plan de pago, donde no afecte tan significativamente la economía del reino —digo sentada en el sofá de Tristan, él está sentado a mi lado. Su cercanía es tentadora, pero aún sigo enojada con él.

—Sí, tengo que hablar con él. —Tristan invoca a una sombra y le ordena buscar a Demian para cenar—. ¿Quieres que ordene que busquen tus cosas?

—Sí, dile a tus sombras que tengo mi baúl listo en mi palacio —digo recostándome del sofá. Tristan hace lo que le digo—. ¿Cuándo llega Lou? Quiero hablar con ella.

Tristan mira su reloj en la muñeca.

—Ya salió, debe estar aquí en treinta minutos —dice Tristan estirando su cuello y piernas—. ¿Dormirás conmigo está noche?

—Tal vez —digo tranquila, si quiero dormir con él. Quiero sus tonificados brazos rodeándome mientras que sus caderas se mueven buscando sacarme oleadas de placer. Tristan a un ritmo lento desde los veintitantos ha empezado a ponerse en forma. Cuando empezamos nuestra relación, él era un joven larguirucho, con poco musculo, pero con el paso de los años ha empezado a tener más masa muscular, que ahora parece tener el cuerpo de su padre. No tan musculoso como el señor Cosmo, pero si casi cerca.

—He estado cinco años sin la compañía de mi fiel esposa, añorando sus suaves senos y terso culo —dice mirando al techo y suspira melancólico.

—Pues decirme cosas hirientes tiene sus consecuencias señor Godness —digo complacida. Eso es, quiero que me ruegue, que se arrodille y me pida clemencia.

—Pero al parecer no para ti —dice mirándome sin emoción. Lo miro asesina—. Sólo dilo y podemos dejar ir el tema, trabajar en eso y ya.

—Soy una buena madre —le digo dándole un puñetazo en el estómago, él no parece inmutarse—. Soy una mujer que tiene el peso del universo en sus hombros Tristan, no me presiones tú también. Quiero que Lou me quiera y se sienta orgullosa de mí, que me mire con amor y no con desprecio.

—Confío que Lou se dará cuenta de eso —dice y me pide que me acueste en su regazo. Lo hago y él me acaricia el cabello hasta que las puertas de la oficina se abren y entra Lou con Demian a su lado.

Me levanto del sofá al igual que Tristan, él le estrecha la mano a Demian y lo invita a sentarse en uno de los sofás.

—Lou, quédate —le dice Tristan a nuestra hija. Ella suspira y se sienta a mi lado.

—Supongo que ya Lina te dio las noticias —dice Demian serio. Su mirada se centra solo en Tristan sentado en una silla elegante.

—Primero, espero que Meghan se encuentre bien —dice Tristan sincero—. Y segundo, no quiero deberle a tu padre de ningún modo. Ni dinero y mucho menos territorio.

—Mis padres acordaron un pago por doscientos años, desconozco el trato que hicieron. Pero es innegable que a mi padre hay que mantener contento, y es casi imposible que él no quiera territorio planetario. —Demian suspira resignado—. Lo mejor que podemos hacer es pagarle el setenta por ciento en dinero y el treinta en territorio.

—Tu padre y yo acordamos que el continente es para ti y tu descendencia, mientras que el dominio planetario es mío —dice Tristan sin inmutarse—. Y eso no está a discusión.

—Claro que no lo está, lo que digo es darle a mi padre su pago más alguna cuota de interés. Él no dio esa cantidad porque es bueno y gentil, quiere algo y algo bastante grande como forma de pago. —Demian juega con su anillo de bodas—. Tú estás en las reconquistas de los planetas insurgentes y de los que aún no están alineados a este reino. Y ahí hay varias oportunidades de negocios, que serían beneficiosos para empezar a reunir el dinero que se le debería pagar a mi padre.

—Con el pago de Seth ¿Cuánto se aliviaría la economía en el continente? —pregunta Tristan intrigado.

—Mi padre pagó las deudas con el reino del Norte de los últimos cien años y doscientos años más. Eso incluye el pago de impuestos de todo tipo, con las empresas privadas aún están —dice Demian haciendo cálculos—. Con eso saldado, he planificado el pago dichas empresas, para un periodo de diez años. Con las deudas del reino del Este, pienso pagarles dentro de veinte años, en pagos graduales dando la oportunidad de activar el sector industrial a un ochenta por ciento. Y los gatos internos, ya están casi saldados. La recolección de impuestos ha aumentado un cuarenta por ciento.

—Entiendo ¿qué propones para reunir el dinero de tu padre? —cuestiona Tristan y Demian cuenta su plan.

El cual consiste que buena parte de los contratos armamentísticos recaigan en empresas privadas, pero que dichas empresas sean manejadas por un testaferro, ya que si fuesen empresas propiamente de los Godness estarían sujetas a muchas regulaciones y la opinión publica estaría aún más alterada. Ya de por sí que Tristan conquiste los planetas no es el agrado de muchos.

Tristan le parece bien la idea, pero también por parte de él hará recortes para reunir la mayor cantidad de dinero posible. Demian da un estimado de la deuda con Seth, es de unos doscientos millones de coronas. Mi fortuna más o menos llega a ese número, pero eso sería vendiendo casi todos los palacios que tengo, más joyas, cuadros, vestimenta, todo. Es quedarme sin nada, sólo yo y mis pensamientos. Ellos dos acuerdan una nueva hoja de ruta, adueñarse de casi todo el mercado de armas del continente y planetario, con los futuros saqueos a los planetas no alineados, usarán el botín para recaudar el pago de Seth y poner una parte para las empresas adquiridas. Ambos se comprometen a reunir cada diez años unos veinte millones de coronas.

Demian estrecha contento la mano de Tristan y se regresa con Meghan y Alía.

—Bueno, ¿vamos a cenar? —propone Tristan con las manos en la cintura y con una sonrisa agitada.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro