Me gusta ser distinta, sacar de quicio a la gente porque no hago lo que ellos quieren, y sí, sé que suena raro que exponga públicamente mi alegría al ver que soy yo y solamente yo, no un copia y pega de la sociedad. Pero siento que es ahora cuando debo abrirme un poco más, estoy harta de aparentar algo que no soy, de ir por la calle y no levantar la mirada del suelo o no poner una prenda de vestir por el qué dirán. Me ha costado mucho darme cuenta de que por mucho que ponga todas mis fuerzas en encajar en la sociedad, no lo conseguiré, y no es cuestión de negatividad, sino de evidencia.
A lo largo de mi adolescencia he experimentado multitud de cambios, hoy defiendo cosas que hace 3 años no toleraba, cosas que me han hecho reflexionar sobre mí y sobre mi esencia. Precisamente es eso lo que quiero perseverar, mi esencia, esa que logra que me plantee las cosas a todas horas, que mantiene mi curiosidad viva, que me recuerda quién soy y cuál es mi propósito, cuando ni siquiera tengo ganas de ser yo.
Si alguna vez dudas de ti y de tus capacidades, cierra los ojos y enciérrate en ti, recuerda que por muy negro que lo veas siempre habrá un rayo de luz. Así que síguelo, corre tras él, alcánzalo, utilízalo, y cuando hayas dejado atrás la oscuridad no te olvides de compartirlo con otras personas, porque todos necesitamos un rayo de luz en nuestras vidas.