1
Dicen que todos tenemos escrito un destino, uno con el que algún día te encontraras o que tal vez te encuentre antes.
Todo ocurrió por una persona. Era alguien especial que volví a ver después de muchos años.
Lo recuerdo muy bien era un día de primavera, el clima parecía perfecto, pero sabía que algo así en mi trabajo no existe. Todos los días muere alguien y un día hermoso no hará la diferencia.
Mientras caminaba por Yoojung-ro vi muchas parejas tomándose fotos junto a los árboles de cerezos. Sonreían felices, un grupo de amigos reía y más allá había un hombre haciendo una propuesta de matrimonio.
Para todos era un día encantador. Me pregunte si tal vez vería a alguno de ellos después y desee eliminar ese pensamiento. Antes de que pudiera pensar algo más sonó la alarma de mi celular.
3:17 pm
Me apresuré a sacar mi teléfono y cuando me gire para ir hacia la otra dirección, me choque con alguien que venía en la dirección contraria.
—Disculpe— dijo ella inclinando la cabeza.
Y ahí vi su rostro. No la había olvidado.
Ji Eun.
Sólo que a diferencia de antes, su expresión había cambiado. Se veía más feliz.
La vi alejarse y llegar a dónde una esquina donde había un gran árbol de cerezo. Alzó la mano y vi que apareció un chico. Al instante ella sonrió.
Y lo entendí.
3 años antes
Di un chasquido y aparecí en el ala este del hospital. Y ahí estaba aquel hombre que hasta hace unas horas había visto caminando feliz con su esposa.
Los médicos corrían y gritaban, pero ya no había nada que se pudiera hacer. El hombre se dio cuenta que lo estaba observando y me miro
—¿Qué sucede porque ellos no me pueden ver?— decía
—Su tiempo en la tierra de los vivos ha terminado.
—¿Estoy muerto?
—Mi esposa está embarazada. ¡¡No puedo morir ahora!! NO PUEDO— dijo desmoronándose.
—Se lo suplico... Quiero ver a mi hijo crecer...
Había visto tantas veces esta escena que parecía que me había acostumbrado, hable con la voz normal de siempre y lo mire.
—He venido por usted. Debe acompañarme.
El hombre miro por última vez a su esposa mientras lloraba. El también estaba llorando. Vi que le costó apartar la vista, pero lo hizo.
Se mantuvo callado mientras avanzábamos por el corredor, me detuve en la puerta del ascensor y cuando las puertas se abrieron el hombre dudo al ingresar.
Se volteó, estaba mirando el lugar por el que habíamos venido. Pasaron unas enfermeras que llevaban en una camilla a una anciana y había una chica que lloraba mientras se la llevaban.
El hombre miro la escena—El destino es cruel con todos— susurro.
—Suba por favor.
—Si.
Cuando las puertas se cerraron, chasquee los dedos y aparecimos en la sala de transición.
La mitad del espacio era una pequeña sala de estar que conectaba a las escaleras como le decíamos, los peldaños que iban hacia arriba eran un espacio iluminado y lleno de energía, estaban al lado derecho. Y los peldaños del lado izquierdo parecían ocultos al otro extremo, emanaban una oscuridad inquebrantable. Ambos espacios parecían opuestos, pero a la vez convivían en ese lugar.
Aunque ambas escaleras no podían ser vistas por la misma persona. Y en ese momento la que resaltaba más era la que iba en ascenso, era como una entrada de un rayo de luz colándose en un lugar oscuro.
Apenas lo vio el hombre pregunto —¿ahí es donde iré? —indicó hombre refiriéndose a la escalera del lado derecho. Era evidente que si solo podía ver esos peldaños estaba destinado a ese lugar y por eso las otras escaleras habían permanecido ocultas a su vista.
—Es lo que se ha indicado para usted.
El hombre dirigió su mirada a la otra mitad del lugar.
Era un espacio acondicionado de libros y antigüedades, había unos cuadros detrás y al final del pasillo habían tres puertas.
—Y ¿ que es lo que hay ahí?— pregunto curioso.
—Una oportunidad de cambiar el destino.
—¿Qué pasa si quiero ir ahí?
—No es algo que puede decidir a la ligera.
—¿Qué debo hacer para ir ahí?
—Tendría que renunciar a ir al cielo. Para elegir una de esas puertas.
Renunciar a la eternidad por un deseo humano.
—Si voy ahí ¿podré ver a mi familia de nuevo?
—No están fácil —si elije la puerta equivocada puede que nunca los vuelva a ver. Aun así, ¿está dispuesto a renunciar a su eternidad?
—Si — dijo el hombre sin dudarlo. Debo intentarlo.
—Bien —dije y chasquee los dedos haciendo aparecer el contrato.
Firme aquí le indique al hombre.
El me miro, su expresión aun contenía tristeza y parecía querer ayuda.
—No me debe preguntar si está haciendo lo correcto. Es algo que solo usted puede decidir— le dije.
Al final los humanos deben cargar con el peso de sus decisiones.
El hombre tomo la pluma y comenzó a escribir
—Ya está— dijo—¿qué es lo que sigue?
Guarde el contrato y el vio las escaleras desaparecer. Pero no dijo nada y creo que ahí comenzó a ver el resultado de la elección que había hecho, pero no lo vi dudar.
De un salto nos paramos al frente de las tres puertas.
—Una puerta lo puede llevar a donde desea estar. La otra a donde se supone debería estar y la tercera a donde jamás debería ir— le expliqué.
—Y¿ como sabre cuál es la correcta? —pregunto.
—Eso es algo que solo usted puede saber. Es libre de elegir el camino que quiera tomar.
—Se dónde quiero ir— dijo.
Y así sin más dio un paso al frente y giro el pomo de la puerta del centro.
Y en medio de una luz el hombre desapareció y la puerta se cerró.
Y comenzó a escribirse unas palabras que parecían talladas sobre las puertas, revelando que era cada una de ellas.
La puerta del lado derecho era la que tenía escrito "donde deseas estar"
La puerta del lado izquierdo tenía escrito "donde deberías estar"
Y finalmente la puerta del centro que era la que él había elegido tenía escrito las palabras "a donde jamás deberías
ir "
Después de revelar lo que cada una de ellas escondía.. Las letras se desdibujaron y desaparecieron y las puertas se movieron con violencia, las luces del lugar parpadeaban y se escuchó un ruido fuerte. Después de unos segundos, se detuvieron y las puertas volvieron a quedarse intactas.
Me di la vuelta y comencé a caminar alejándome, y cuando estuve lo suficiente lejos como para verlas me gire y las mire antes de irme, pensando que si al final aquel hombre habría lamentado su decisión
Los humanos son patéticos, se aferran a sus sentimientos como si el destino fuera a darles lo que quieren.
Volví a la sala de estar y termine el café que me quedaba, en ese momento sonó una notificación en mi celular.
11pm
Hospital Haneul. Ala oeste.
Kang Seon Ah
Debía volver al hospital y chasquee los dedos. Llegué en el momento en que los médicos se iban y ahí la vi. Aquella chica que había visto antes.
Abrazaba el cuerpo de una anciana mientras lloraba.
Abuela...
No puede ser... Abuela ... despierta. ¡No me puedes dejar tú también!
Como podre vivir sin ti.
Abuela...
Me quede mirándola. Ella seguía llorando, de pronto se volteo como si pudiera verme, y sentí el peso de su mirada.
Estaba confundido, ningún ser humano podía verme... No podía ser posible que ella me pudiera haber visto.
Cada que escolto un alma, la única que me puede ver es la persona que ha muerto.
Después de esos segundos que me parecieron demasiados ella volteo y sujeto las manos de la anciana con cariño. Y acaricio su rostro.
Te voy a extrañar mucho, abuela.
—¿no puedo despedirme? —pregunto una voz.
Y me di cuenta que la anciana yacía a mi lado. Mirando todo con una expresión triste. Me volvió a preguntar— ¿puedo?
Soy la única familia que tiene.
—Debemos irnos— le dije.
Le indique para que avanzará y aunque tardo un momento en continuar al final siguió el camino hacia el pasillo. Avance detrás de ella y antes de alejarme por completo volví a mirar a aquella chica que aun lloraba sujetando la mano del cuerpo de la anciana.
Las puertas del elevador se abrieron y seguí mi camino
Los ví a ambos sonreír. Él tomó la mano de Ji Eun por un momento y los vi caminar un poco. Luego se detuvieron a ver de cerca las flores de cerezo.
Tae Yoon saco una cámara y empezó a tomar fotografías. Ella le sonreía y posaba junto a las flores.
Luego vi a Ji Eun hablarle a unas personas que pasaban cerca de ellos.
Asintieron y en un momento vi que esos extraños les estaban haciendo de fotógrafos.
Tae Yoon sonreía al lado de Ji Eun. Ella hacia el gesto de un corazón con las manos y el la imito.
Se veían bien juntos. Eran una pareja feliz de esas que ves y te provoca ser como ellos.
Los desconocidos se fueron y Ji Eun les agradeció.
Tae Yoon estaba mirando las fotografías. Y ella se coloco a un lado— escojamos la que salga mejor.
—Me agradan todas.
— Debemos escoger sólo una—la regaño ella.
—Todas son hermosas porque estás tú.
Y ella lo sujeto del brazo riendo ante sus ocurrencias, mientras esperaban para cruzar la avenida.
Escojamos esta— le dijo ella.
Viendo que el semáforo había cambiado a verde, comenzaron a avanzar.
Él se quedó mirando la imagen y se giró para contemplarla por el extremo donde daba aun la luz, sin darse cuenta estaba caminado hacia atrás.
—Creo que esta foto me gusta más — dijo. Tu expresión me recuerda al día que te conocí. Jaja
Ella reía ante ese recuerdo.
Cuando de pronto un auto paso a toda velocidad, atropellando a Tae Yoon frente a sus ojos.
Dejando todas las fotografías tiradas por el lugar junto con un charco de sangre.
—El destino es cruel con todos— me encontré repitiendo.
*
Gracias por leer! ♡
Nota: las imagenes subidas a este cap son dibujos hechos por mi ;)
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