Capítulo cuarenta y dos
Los días siguientes fueron casi tan duros como la propia batalla. La guerra deja un gran desorden que no se puede arreglar simplemente con un trapeador y una cubeta.
Despejamos los escombros y apuntalamos los edificios que quedaron en un estado más precario. Apagamos incendios, tanto literales como figurativos. Término había sobrevivido a la batalla, aunque estaba débil y afectado. Lo primero que anuncio fue que adoptaba formalmente a la pequeña Julia. La Niña parecía encantada, aunque yo no estaba segura de si el derecho Romano contemplaría una adopción por parte de una estatua. Tyson y Ella parecían a salvo. Una vez que Ella se enteró de que al final no había estropeado la invocación, anunció que ella y Tyson volverían a la librería para limpiarlo todo, terminar los libros sibilinos y darle de comer al gato, no necesariamente en ese orden. Ah, y también le complacía que Frank estuviera vivo. En cuando a mí, me daba la impresión de que ella todavía estaba decidiéndose.
Melocotones nos dejó para ir a ayudar a las dríades y los faunos de la zona, pero nos prometio: "Melocotones", que interpreté como que iría de regreso con Meg y le contaría lo que sucedió aquí.
Con la ayuda de Thalia y Percy, Reyna logró encontrar a los pegasos torturados por los emperadores (Tuerto y Orejitas). Hablaron con ellos en un tono tranquilizador, les prometieron que los curarían y Reyna los convenció para que volvieran con ellos al campamento, donde ella misma se pasó la mayor parte de su tiempo vendándoles las heridas y proporcionándoles comida saludable y mucho aire libre. Los animales parecían reconocer a Reyna como una amiga de su inmortal antepasado, el gran Pegaso. Y desde luego, estaban eufóricos por la presencia de Percy.
No contamos a los muertos. No eran numerosos. Eran personas que habíamos conocido, amigos con los que habíamos luchado.
Encendimos todas las piras funerarias en una noche, al pie del templo de Júpiter, y compartimos el tradicional banquete dedicado a los muertos para mandar a nuestros compañeros caídos al inframundo. Los lares acudieron en masa hasta que la ladera se convirtió en un brillante campo morado donde había más fantasmas que vivos.
Me finé en que Reyna se retiró al fondo y dejó que Frank oficiara. El pretor Zhang había recuperado rápido las fuerzas. Vestido con su armadura y su capa morada, pronunció el panegírico mientras los legionarios escuchaban con sobrecogimiento y reverencia, cómo se escuchaba cuando el orador se ha sacrificado hace poco en una explosión y luego ha logrado escapar vivo con los calzoncillos y la capa intactos.
Hazel también ayudó recorriendo las filas y consolando a los que lloraban o parecían conmocionados. Reyna se quedó mirando en la periferia, apoyada en sus muletas, mirando tristemente a los legionarios como si fueran seres queridos a los que hacía una década que no veía y a quienes apenas reconocía.
Mientras Frank terminaba su discurso, una voz a mi lado dijo:
—Mi señora...
Thalia Grace iba vestida con su combinación habitual de negro y plateado. A la luz de las piras funerarias, sus ojos azul eléctrico se volvían de un violeta penetrante. Durante los últimos días, habíamos hablado unas cuantas veces, pero todas habían sido conversaciones superficiales: adónde llevar provisiones o cómo ayudar a los heridos. Habíamos evitado "el tema"
—Thalia—dije com voz ronca.
—Cara de pino—saludó Percy con tristeza.
Ambos compartieron un breve abrazo tembloroso.
—No los culpó, de verdad. Mi hermano...—titubeó, controlando la respiración—. Jason tomó sus propias decisiones. Los héroes tienen que hacer eso.
De algún modo, que ella no me culpara logró hacerme sentir más culpable y más indigna.
—Lo siento mucho—dije finalmente.
—Ya. Lo sé—ella cerró los ojos como si escuchara un sonido lejano: un aullido de lobo en el bosque, quizá—. La carta de Reyna me llegó unas horas antes de que Apolo recibiera la invocación. Un aura (Ninfa de la brisa) que él sacó del correo y me mandó volando personalmente. Corría un gran peligro, pero lo hizo igualmente—Thalia toqueteó una de las placas que traía en la solapa—. Entonces Apolo se apareció en el campamento con las cazadoras diciendo:
"¡Thaliamihermananecesitaayudaysuinvocaciónfueexitosaasíquepuedoirventambiennecesitashablarconella!"
—Vinimos lo más rápido que pudimos, pero aún así... tuve tiempo para gritar y chillar y tirar cosas.
Se tomó un tiempo para tomar aire.
—Me parece tan cruel...—continuó—. Perdemos a alguien y, cuando por fin lo recuperamos, volvemos a perderlo.
Pensé en lo que dijo Apolo en la librería, cuando estábamos llorando abrazados a moco tendido, que él hubiera preferido ser el que cayera a la tierra como humano. Que entonces sería yo quien aparecería para salvarlo.
Me preguntaba como reaccionaría yo en ese caso, no quería admitirlo, pero seguramente estaría fuera de mi misma. De sentido literal, seguramente estaría tan preocupada que yo (Diana) y Artemisa terminaríamos manifestándonos al mismo tiempo, en diferentes cuerpos. Sin importar lo que él dijera, estaba feliz de haber sido yo quien tomó el castigo, no sé si hubiera podido soportar la presión de que a mi hermano le pasara algo como eso, sería como... cómo Thalia tras la muerte de Jason.
—Apolo no quería irse del campamento tan rápido—continuó Thalia—. Pero ya sabes cómo son las cosas. Los dioses no pueden quedarse más tiempo de lo que exigen las invocaciones... Júpiter... Papá no estaría de acuerdo.
No lo había pensado realmente, pero Thalia y yo no nos habíamos referido cómo hermanas desde el día en que ella se unió a la caza. Todo el tiempo desde entonces estuve cazando y viajando con mi hermana y nunca me paré a pensar en ello. Ahora que era mortal, había aprendido a apreciar algo tan pequeño, pero a la vez que ahora me resultaba tan molesto, y era que mi propia hermana siempre se tenía que dirigir a mi como "mi señora".
—Somos hermanas Thalia—dije—. Y aunque siempre lo supe, es como si apenas ahora tomara conciencia de ello...
Thalia sonrió levemente.
—Ahora que lo dices, me pasa lo mismo, todo este tiempo estuve con mi hermana y nunca lo tuve en cuenta.
Percy se quedó en silencio incómodo cerca de allí sin saber que decir, pero yo sé exactamente lo que estaba pensando: "dioses, estoy saliendo y me beso con mi prima"
Bendito icor dorado que no tiene genes.
Poco a poco, la merienda fúnebre empezó a disolverse. Los romanos se iban de dos en dos y de tres en tres en dirección a la Nueva Roma, donde iba a celebrarse una cesión nocturna especial en el Senado. Lamentablemente, la población del valle se había reducido tanto que la legión entera y los ciudadanos de la Nueva Roma ahora cabían todos dentro de un solo edificio.
Reyna se nos acercó cojeando.
Thalia le sonrió.
—Bueno, pretora Ramírez-Arellano, ¿estás lista?
—Sí—Reyna contestó sin vacilar—. Creo qué tal vez debería...—me señaló con la cabeza.
Thalia agarró a su amiga por el hombro.
—Sí, será lo mejor. Los veré en el cenado—se internó en la oscuridad con paso resuelto.
—Diana, quisiera hablar contigo sobre algo.
Percy señaló con las manos por donde se había ido Thalia:
—Saben, creo que voy a...—y se fue.
Recorrimos despacio el camino de la Colina de los Templos hasta la Nueva Roma. Los demás legionarios evitaban encontrarse con nosotras, intuyendo que teníamos asuntos privados que tratar.
Reyna se mantuvo en silencio hasta que llegamos al puente que cruzaba el Pequeño Tíber.
—Voy a hacerlo—dijo.
Yo ya tenía una teoría de a que se refería, pero quería dejarla terminar de hablar, esperando que mis sospechas fueran confirmadas.
—¿Qué cosa, exactamente?
—Unirme a la caza... claro, si me aceptas.
Nos quedamos viendo el río oscuro, cuyas ondas formaban espirales plateadas a la luz de la luna.
—Por supuesto que estaré feliz de tenerte adentro—dije sinceramente—. Pero quiero saber, ¿qué te llevo a esa decisión?
—Yo...—respiró profundamente—. No sé si podré explicarlo. Toda mi vida he tenido que vivir de acuerdo con las expectativas que otras personas tenían de lo que se supone que soy. "Sé esto." "Sé lo otro". ¿Sabes a lo que me refiero?
—Definitivamente, como antigua diosa. Lidiar con las expectativas de la gente era el día a día en la antigua Grecia o Roma.
Reyna sintió con la cabeza.
—Durante años, se suponía que tenía que ser una buena hermana pequeña para Hylla en una delicada situación familiar. Luego en la isla de Circe, se suponía que tenía que ser una servidora obediente. Luego fui pirata por un tiempo. Luego legionaria. Luego pretora.
—Desde luego tienes un currículum impresionante—recordé.
—Pero durante todo ese tiempo que he sido líder aquí—continuó—he estado buscando a un compañero. Los pretores suelen asociarse. Pero también románticamente. Pensé en Jason. Luego, por MUY POCO TIEMPO, en Percy...—se encogió ante la mirada amenazante que le mandé.
Realmente yo no estaba molesta, sólo estaba bromeando un poco por ella, pero como la depredadora que soy, conozco la importancia de marcar y delimitar claramente tu territorio tiene que ser un mensaje claro y simple: "entra aquí y morirás"
—Ejem, dioses míos, incluso considere a Octavio—se estremeció—. Todo el mundo quería emparejarme con alguien. Thalia. Jason. Gwen. Hasta Frank. "¡Oh, formarían una pareja perfecta!", "¡Es justo a quien necesitas!". Pero yo nunca estuve segura de quererlo, ni de si simplemente pensaba que era lo que tenía que querer. La gente, llena de buenas intenciones decía: "Oh, pobrecita", "Te mereces a alguien en tu vida", "Sal con él", "Sal con ella", "Sal con quien sea", "Busca tu media naranja"
Mi miró para ver si la seguía. Sus palabras brotaban furiosas y atropelladas, como si las hubiera estado conteniendo mucho tiempo.
Pero definitivamente la entendía, probablemente mejor que nadie.
—Te comprendo—dije—. Toda mi vida inmortal fue eso mismo, mi padre y Apolo siempre me apoyaron y respetaron en ese sentido. Pero el resto del mundo—negué con la cabeza—. Dejé de ir a toda reunión que no fuera absolutamente necesaria para ahórrame los parloteos de Venus y Juno, acoso de toda clase de dioses repulsivos, inclusive deidades de otros panteones, incluso entre las diosas doncellas yo era la única que odiaba el amor romántico, Minerva tiene hijos semidioses por su parto cerebral en su forma de Atenea constantemente, por ejemplo. Sólo yo me mantuve firme en que el amor era una plaga (y lo sigo creyendo, que me haya contagiado de la enfermedad ya es otra cosa)
Reyna rio en voz baja.
—Definitivamente me entidades, y como tú, ¡ya estoy harta...!—respiró profundamente—. No necesito a otra persona que cure mi corazón. No necesito un compañero... al menos hasta que esté lista y ponga mis propias condiciones. No necesito que me emparejen a la fuerza con nadie ni llevar la etiqueta de nadie más. Quiero quitarme ese peso de los hombros y ser libre.
Asentí con la cabeza.
—Definitivamente serás una increíble cazadora, pero te advierto, nada de faltar al juramento, sí eventualmente encuentras lo que buscas... bueno, ya hablaremos de eso después, pero hasta entonces, cualquier deshonra hacia las cazadoras será penalizada muy duramente. Y no lo digo para asustarte, es el protocolo estándar.
Reyna asintió con determinación.
—Vallamos al Senado—dijo ella—. Ya tendremos tiempo para los trámites legales, o lo que le pidas a tus nuevas reclutas.
...
Bueno, realmente no tengo mucho que hacer por ahora, ya acabé la mini historia que subiré el 31, no sé exactamente cómo calificarla, ya me dirán ustedes cuando salga.
Por el otro lado, mañana subiré otro capítulo de "el héroe más grande que a habido" (sí, dos capítulos en una semana). También ya estoy empezando con el capítulo de Jack el Destripador vs Hercules en "reaccionando a Record of Ragnarok"
Finalmente, les quería pedir su opinión sobre algo:
Sé que no es precisamente de lo mejor, donde yo soy verdaderamente bueno dibujando es en las caras y en los monstruos gigantes estilo kaiju, pero pues he estado practicando lo que es la anatomía humana, y aunque aún le batallo mucho con las proporciones y ángulos por algún lado hay que iniciar:
Apollousa, Bow of The Goddess
Por: Darth Revan6009
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