El fulminamanzanas:
Percy y yo nos sentamos juntos, y Will lo hizo al lado de Nico, poniendo una manzana en al plato vacío del hijo de Hades.
—Come algo.
—Bah—dijo Nico, aunque se apoyó ligerísimamente en Will.
—Bueno.—Dioniso mostró un trozo de papel de carta color crema entre los dedos, como un mago que hace aparecer un naipe—. Eso me llegó anoche a través de una mensajera arpía.
Lo deslizó sobre la mesa para que pudiese leer la elegante carta.
Nerón Claudio César Augusto Germánico
solicita el placer de su compañía
en el incendio del
área metropolitana de Nueva York
cuarenta y ocho horas después de recibir esta invitación
A MENOS
que la antigua diosa Artemisa, actualmente conocida como
Diana Artemisa,
se entregue a la justicia imperial antes de ese momento
en la torre de Nerón
EN CUYO CASO
comeremos pastel.
REGALOS:
Solo caros, por favor
SE RUEGA CONFIRMAR ASISTENCIA
No te preocupes. Si no aparecer, lo sabremos.
Aparté mi desayuno. Había perdido el apetito. Una cosa era enterarme de los diabólicos planes de Nerón en mis pesadillas. Y otra verlos explicados a detalle con caligrafía en negro sobre blanco acompañados de una invitación a pastel.
—Cuarenta y ocho horas desde anoche—dije.
—Sí—asintió Dioniso pensativo—. Siempre me ha caído bien Nerón. Tiene salero.
Percy bufó, pero decidió no decir nada, probablemente ya sabía que intentar razonar con Dioniso sería inútil.
Nico nos llamó la atención desde el otro lado de la mesa. Sus ojos oscuros rebosaban de ira y preocupación. En su plato, la manzana empezó a marchitarse.
Retrocedí instintivamente.
Will le apretó la mano.
—Oye, para.
La expresión de Nico se suavizó un poco. La manzana interrumpió su envejecimiento prematuro.
—Perdón. Es que... estoy harto de hablar de problemas que no puedo solucionar. Quiero ayudar.
Dijo "ayudar" como si quisiese decir "picar a nuestros enemigos en trocitos"
Nico di Angelo no era imponente desde el punto de vista físico como Frank. No tenía el aire de autoridad de Reyna, ni la presencia temible de Hazel cuando entraba en combate a caballo. Pero Nico era alguien a quien jamás querrías tener como enemigo.
Era engañosamente tranquilo. Parecía anémico y frágil. Se mantenía en la periferia. Pero Will tenía razón com respecto a lo mucho que Nico había sufrido. Había nacido en la Italia de Mussolini. Había sobrevivido durante décadas en la realidad estancada del casino Lotus. Había aparecido en la época moderna desorientado y víctima del choque cultural, había llegado al Campamento Mestizo, y había perdido de inmediato (y, en parte por mi culpa) a su hermana Bianca en una peligrosa misión (para salvarme a mi ademas). Había vagado por el Laberinto en un exilio voluntario y había sido torturado y sometido a un lavado de cerebro por un espíritu malévolo. Había vencido la desconfianza de todo el mundo y había salido de la Batalla de Manhattan convertido en un héroe. Había sido atrapado por los gigantes durante el ascenso de Gaia. Había deambulado por el Tártaro solo y había logrado salir con vida. Y a pesar de todo, había luchado contra su educación de italiano católico conservador de los años treinta y por fin había aprendido a respetarse como un joven gay.
Cualquiera capaz de sobrevivir a todo eso tenía más resistencia que el Hierro Estigio. El problema era que el hierro estigio era capaz de absorber almas, era oscuro como la noche y se alimentaba de la venganza.
—Definitivamente necesitamos tu ayuda—dije con calma y tratando de no mostrarme dura o hostil de ninguna manera—. ¿Percy ya les habló de los versos proféticos.
—No pregunte—dijo Nico—. Pero Will sí, y él me contó a mi. Una Treza rima, me parece. Como la obra de Dante. En Italia teníamos que estudiarla en primaria. Reconozco que nunca pensé que me sería útil.
Will hurgó en su magdalena integral.
—A ver si me aclaro... ¿La primera estrofa la sacaron del sobaco de un cíclope; la segunda de una serpiente bien vestida de dos cabezas y la tercera, de tres viejas que conducen un taxi?
—Básicamente, sí—asintió Percy.
—¿Tiene fin el poema?—preguntó Will—. Si la rima se entrelaza de estrofa en estrofa, ¿no podría seguir eternamente?
Me estremecí.
—Espero que no.
—Lo normal es que la última estrofa tenga un pareado final—dijo Nico—. ¿Todavía no han oído alguno?
—No lo sé—dijo Percy—. No creo.
—Bueno—dijo Will con alegría forzada—, pues hablemos de las estrofas que tenemos. ¿Cómo era...? ¿"A la torre de Nerón solo dos ascienden"? Esa parte es bastante obvia. Se refiera a Artemisa y a Percy, ¿no?
—Según Luguselva, el plan es entregarnos—explicó Percy.
Dioniso resopló.
—Artemisa, dime que no vas a fiarte de una gala, por favor. No eres tan descerebrada, ¿verdad?
—La tiré de una azotea, más le vale decir la verdad—resoplé.
Dioniso entrecerró los ojos.
—¿Sobrevivió?
Percy me miró y se encogió de hombros.
—Sí—dije—. Sobrevivió.
Les conté lo que había visto en sueños: Meg y la gala lesionada llevadas ante el trono de Nerón, el ultimátum del emperador, y luego mi descenso a las cuevas debajo de Delfos, donde Pitón había decidió insultarme de a gratis.
Dioniso asintió con aire pensativo.
—Ah, sí, Pitón. Si sobrevives a Nerón, todavía te espera eso.
No agradecí que me lo recordase. Impedir que un emperador sediento de poder conquistase el mundo y destruyese una ciudad era una cosa. Pitón representaba una amenaza más vaga, más difícil de cuantificar, pero probablemente mil veces más peligrosa.
Percy y yo habíamos liberado cuatro Oráculos de las garras del triunvirato, pero el de Delfos seguía dominando com firmeza por Pitón. Eso quería decir que la principal fuente de profecías del mundo estaba empezando a apagarse, envenenada y manipulada. En la antigüedad, Delfos había sido el omphalos, el ombligo del mundo. A menos que lograse vencer a Pitón y volver a tomar el Oráculo, el destino de la humanidad estaba en peligro. Las profecías délficas eran más que simples vislumbres del futuro, en realidad le daban forma al destino. Y no era conveniente que un enorme monstruo malévolo controlase una fuente de poder como esa y estuviese al mando de toda la civilización humana.
Miré a Dioniso con el entrecejo fruncido.
—Siempre podrías, no sé, decidir ayudarnos.
Él se mofó.
—Nah, este tipo de misiones es cosa de semidioses, siempre has sido una cabeza dura para entenderlo. En cuanto a dar consejos, orientar, ayudar... eso es más bien trabajo de Quirón. Volverá de su reunión... vaya, mañana por la noche, pero ya será demasiado tarde para ti.
Ojalá no lo hubiese expuesto así: "demasiado tarde para ti"
—Exactamente, ¿qué reunión?—preguntó Percy.
Dioniso rechazó la pregunta com un gesto de la mano.
—Un... ¿cuerpo especial conjunto, dijo? En el mundo a menudo hay más de una crisis a la vez. Puede que ya te hayas dado cuenta. Dijo que tenía una reunión de emergencia con una gata y una cabeza cortada, signifique lo que signifique.
Percy y yo nos miramos alarmados.
Sin duda era algo preocupante, una cabeza cortada sin duda sonaba al dios nórdico Mimir, guardián del pozo de la sabiduría. Según nos había explicado Magnus Chase antes de salir de misión, Mimir había estado muy activo al momento de prevenir el Ragnarok. Con el fin del mundo nórdico a las puertas, me era preocupante que Quirón se reuniera con él.
Por el otro lado, "una gata" podría responder a Bastet, la diosa felina del antiguo Egipto. No habíamos contactado con los hermanos Kane en casi seis meses, pero hasta donde sabía no estaban enfrentando ninguna crisis actualmente. Aún así sería lo mejor preguntar en caso de emergencia.
—En fin—Percy mordió una de las galletas azules que le dio Sally antes de irnos de su apartamento—. Un verso de la profecía dice que nuestras vidas dependen de los de Nerón. Eso tiene que referirse a Meg y Lu.
Nico ladeó la cabeza.
—Aunque se entreguen, ¿qué te hace pensar que Nerón cumplirá su palabra? Si se ha tomado las molestias de acumular suficiente fuego griego para incendiar Nueva York, ¿por qué no iba a hacerlo igualmente?
—Lo haría—dije—. Sin duda.
Dioniso pareció considerar mis palabras.
—Pero el fuego no se propagará hasta, digamos, el Campamento Mestizo.
—Colega—dijo Will.
—¿Qué?—preguntó el dios—. Yo solo me encargo de la seguridad de este campamento.
—Meg tiene un plan—dije—. Cuando nos capturen, Nerón bajara su guardia. Luguselva y ella nos liberarán. Destruiremos las fasces. Entonces el emperador estará débil. Podemos vencerlo antes de que queme la ciudad.
En las otras mesas, los campistas seguían desayunando, dándose empujones cordialmente, charlando sobre las actividades programadas para el día.
Ninguno consciente del peligro que corría la ciudad, y probablemente eso era lo mejor. A nadie le importaba nuestra conversación en la mesa principal, ¿por qué habría de hacerlo? Eran una nueva generación de semidioses que acababan de ingresar al campamento. Para ellos, Percy y yo no éramos más que otro elemento del paisaje, como el señor D, los sátiros y la quema ritual de yogur. "¿Artemisa? Ah, sí. Antes era una diosa o algo así. ¿Percy Jackson? Creo que es algún tipo de héroe como Aquaman"
—Si Lu dice la verdad—estaba diciendo Will— y si Nerón sigue confiando en ella...
—Puede liberarlos—añadió Nico— y si pueden destruir las fasces antes de que Nerón incendie la ciudad... Son muchas suposiciones. No me gustan las situaciones con más de un "si"
—Como que yo podría invitarte a comer pizza este fin de semana—propuso Will— si no fueses tan pesado.
—Exacto.—La sonrisa de Nico debía de considerarse un espécimen exótico en el mundillo de las sonrisas—. Entonces, suponiendo que lleven a cabo ese plan absurdo, ¿qué se supone que tenemos que hacer nosotros?
Percy miró a su primo.
—Bueno, la profecía habla sobre algo que tiene que hacer "el hijo de Hades"
El rostro de Nico se ensombreció.
— ¿"algo que tiene que hacer el Hijo de Hades"?
Will adquirió un interés repentino por el envoltorio de su magdalena integral. Nico pareció percatarse al mismo tiempo que yo de que Will no le había rebelado todos los versos de la profecía.
—William Andrew Solace—dijo Nico—, ¿tienes algo que confesar?
—Iba a decírtelo.—Will me lanzó una mirada suplicante, como si no se si tiene con valor para pronunciar los versos.
—"El hijo de Hades, amigo de los que cuevas hienden, debe llevar al trono por un sendero arcano"—recité—. Eso es lo que dijo la anfisbena, ¿no?
Percy asintió con la cabeza.
Nico frunció el ceño con tal intensidad que temí que fuese a marchitar a Will como a la manzana.
—¿No crees que habría estado bien decirlo antes?
—Un momento—intervine, en parte para evitarle a Will la ira de Nico, y en parte porque porque había estado devanándome los sesos pensando en quiénes podían ser "los que cuevas hienden", y seguía sin tener ni idea—. Nico, ¿sabes lo que quieren decir esos versos?
Nico asintió con la cabeza.
—Los que cuevas hienden son... unos nuevos amigos míos.
—Nunca han sido amigos—murmuró Will.
—Son expertos en geografía subterránea—explicó Nico—. He estado hablando con ellos de... otro asunto.
—Que no es bueno para tu salud mental—añadió Dioniso en tono cantarín.
Nico le lanzó una mirada fulminamanzanas.
Percy alzó una ceja, pero no hizo más preguntas.
—Si la torre de Nerón tiene una entrada secreta, ellos podrían conocerla.
Will negó con la cabeza.
—Cada vez que los visitas...
Dejó la frase en el aire, pero la preocupación de su voz era cortante como un cristal roto.
—Entonces ven conmigo esta vez—dijo Nico—. Ayúdame.
Will tenía una expresión triste. Yo notaba que deseaba proteger a Nico más que nada en el mundo y ayudarle como fuese. Y también que no deseaba visitar a esos que hendían cuevas más que nada en el mundo.
—¿Quiénes son?—preguntó Percy—. ¿Tan mal están?
—Sí—contestó Will.
—No—dijo Nico.
—Bueno, entonces está decidido—terció Dioniso—. Como el señor Di Angelo parece empeñado en desoír mis consejos sobre su salud mental y emprender la misión...
—No es Justo—protestó Nico—. Ya has oído la profecía. Tengo que hacerlo.
—No estoy familiarizado con el concepto de "tener que hacer algo"—dijo Dioniso—, pero si estás decidido, más vale que se pongan en marcha. Artemisa solo tiene hasta mañana por la noche para entregarse, o fingir que se entrega, o como quieran llamarlo.
—¿Deseando librarte de nosotros?—rodó los ojos Percy.
Dioniso rio.
—Y la gente dice que no existen las preguntas tontas. Pero si se fían de esa Luluseta...
—Luguselva—corregí.
—Como se llamé. ¿No deberían volver corriendo con ella?
Nico se cruzó de brazos.
—Necesito algo de tiempo antes de que salgamos. Si tengo que pedirles a mis nuevos amigos un favor, no puedo presentarme con las manos vacías.
—Puaj, qué asco—dijo Will—. ¿No irás a...?
Nico lo miró arqueando una ceja como diciendo "¿En serio, ya estás con eso?"
Will suspiró.
—Está bien. Iré contigo a... reunir provisiones.
Nico asintió con la cabeza.
—Nos llevará casi todo el día. Percy, Artemisa, ¿qué tal si ustedes se quedan en el campamento y descansan de momento? Mañana a primera hora de la mañana los cuatro partiremos a la ciudad. Tendremos tiempo suficiente.
—Momento—pedí—. Cuando encontremos ese sendero arcano, ¿qué hacemos con él? ¿Por dónde empezamos?
—Empezamos por Rachel—dijo Will, que seguía hurgando en su magdalena con aire taciturno
—Rachel Elizabeth Dare—murmuré—. La sacerdotisa délfica.
—"La del desafío revela un camino ignorado"—siguió Will—. Ella debe de estar en su casa en Brooklyn empezando las vacaciones.
Entonces lo entendí. Por supuesto, la interpretación de Will tenía todo el sentido del mundo. Dare, el apellido de Rachel, significaba "desafío" en inglés.
—Magnífico—comentó Dioniso—. Ahora que ya descifraron su misión suicida, ¿podemos acabar de desayunar por favor?
...
Ya volví, seriamente, perdón, los dejé dos días seguidos sin actualizar.
Digo, sé qué hay historias que tardan meses en hacerlo, pero no es mi forma de actuar, así que lo siento.
Recuerden comentar cosas que les gustaría ver a futuro y demás.
Y por cierto, el siguiente del siguiente capítulo les tengo un "capítulo especial" si es que me entienden 7w7. Xd. Bueno, ya hablando seriamente, sí, estoy preparando algo un poco fuera de tono con el resto del libro, pero ya que, hay que experimentar un poco.
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