El banquete de la lagartija:
Nos sentamos sobre unos cojines alrededor del foso de setas común, acompañados de cien trogloditas más o menos. Como los huéspedes bárbaros que éramos, nos dieron a cada uno una prenda para la cabeza, a fin de no herir la sensibilidad de nuestros anfitriones. Percy llevaba una gorra de marinero. A Rachel le tocó un salacot. A mí m dieron una gorra de los Mets de Nueva York porque, me dijeron, nadie mas la quería. Me pareció insultante tanto para mí como para el equipo.
Nico y Will estaban sentados a la derecha de Criii-Bling. Nico lucia un sombrero de copa, que quedaba con su estética blanco y negro, supongo. A Will, el pobre, le habían dado la pantalla de una lámpara. Qué poco respeto por los que traían luz al mundo.
A mi derecha estaba sentado el cocinero, que se presentó como Clic-Mal. Su nombre me hizo preguntarme si había sido una compra impulsiva de sus padres en un ciberlunes, pero me pareció de mala educación preguntar.
A los niños troglos les correspondía servir. Un niño pequeño con una gorra de hélice me ofreció una copa de piedra negra llena hasta el borde y acto seguido se fue corriendo entre risas. La sopa borboteaba con un intenso marrón dorado.
—El secreto está en ponerle mucha cúrcuma—confeso Clic-Mal.
Asentí con la cabeza respetuosamente.
—Entiendo...
Alcé la cabeza como los demás. Los troglos empezaron a sorber con expresiones de felicidad y muchos clic, grrr y sonidos de aprobación.
No olía mal: recordaba el caldo de pollo fuerte. Entonces vi una pata de lagarto entre la espuma.
Me imagino que solo esto ya bastaría para acobardar a más de uno, pero les seré sincera, tenia hambre y ya había probado cosas mucho peores que una sopa de lagarto muerto (y sí, lo digo porque he comido lagartos vivos, cosas de diosa de la caza, supongo)
Sabía bien, mucho más de lo que me esperaba, ni siquiera me di cuenta de que ya había terminado hasta que me sorprendí dando golpecitos a la copa en un intento de extraer el poco líquido que quedaba en el fondo.
Percy me miró con una extraña mezcla entre asombro, horror, asco y admiración.
—¿Te lo has...?
Lo miré fijamente, intentando parecer lo más misteriosa posible, pero por dentro me estaba muriendo de la risa.
—Nada...—él se volvió como si no hubiera pasado nada, ni siquiera había tocado su copa.
Clic-Mal le dio una palmadita a Percy en el hombro con comprensión.
—Recuerdo mi primer escinco. ¡Es una sopa contundente! La próxima vez la aguantarás mejor—el troglo se volvió hacia mi—. Pero usted, señorita, tiene muy buen paladar.
Incliné un poco la cabeza.
—Le agradesco, sus dotes culinarios son exquisitos.
Percy se removió incómodo.
—Tal vez lo mejor sea que...—deslizó su copa un poco en mi dirección.
Y bueno, no me quejo, tenía hambre.
Criii-Bling levantó las manos y solicitó atención haciendo clic, clic, clic.
—¡Amigos! ¡Accionistas! ¡Os veo a todos!
Los trogloditas se pusieron a dar golpecitos con las cucharas contra las copas de piedra e hicieron un ruido equivalente al de mil huesos retumbando.
—En deferencia a nuestros huéspedes incivilizados—continuó Criii-Bling—, hablaré en el idioma bárbaro de los moradores de la corteza.
Nico hizo un gesto inclinando su elegante sombrero de copa.
—Veo el honor que nos concedéis. Gracias, director general Criii-Bling, por no comernos y también por hablar en nuestro idioma.
Criii-Bling asintió con la cabeza adoptando una expresión de suficiencia que decía: "De nada, chaval. Así de manos somos"
—¡La lagartija italiana nos ha contado muchas cosas!
Un miembro de la junta situado de pie detrás de él, el del sombrero baquero, le susurró al oído.
—¡O sea, el hijo italiano de Hades!—se corrigió Criii-Bling—. ¡Nos ha explicado los diabólicos planes del emperador Nerón!
Los troglos murmuraron y susurraron. Por lo visto, la infamia de Nerón había llegado hasta las más profundas corporaciones de portadores de sombreros. Criii-Bling pronunciaba el nombre "Ni-JJJ-o", con un sonido intermedio como si un gato se estuviese ahogando, detalle que resultaba bastante pertinente.
—¡El hijo de Hades desea nuestra ayuda!—dijo Criii-Bling—. El emperador tiene tanques de fuego líquido. Muchos de vosotros sabéis a los que me refiero. Ruidosa y torpe fue la excavación cuando instalaron esos tanques. ¡Chapucera, la obra!
—¡Chapucera!—convinieron muchos troglos—. Ni-JJJ-o desatará la muerte ardiente por la Corteza Costrosa. ¡El hijo de Hades nos ha pedido ayuda para excavar hasta esos tanques y comérnoslos!
—Querrá decir inutilizarlos—propuso Nico.
—¡Sí, eso!—asintió Criii-Bling—. ¡Tu idioma es burdo y difícil!
Al otro lado del corro, el miembro de la junta de la gorra de policía emitió una especie de gruñido leve como para llamar la atención.
—Oh, Criii-Bling, ese fuego no nos alcanzará. ¡Estamos a mucha profundidad! ¿No deberíamos dejar que la Corteza Costrosa ardiese?
—¡Eh!—Will habló por primera vez, todo lo serio que podía parecer con una pantalla de lámpara en la cabeza—. Estamos hablando de millones de vidas inocentes.
Gorra de Policía gruñó.
—Los troglos somos unos cientos. No procreamos sin parar e invadimos el mundo con nuestros desechos. Nuestras vidas son excepcionales y valiosas. Los moradores de la corteza no lo sois. Además, ignoráis nuestra existencia. Vosotros no nos ayudaríais.
—Grrr-Fred dice la verdad—opinó Sombrero Vaquero—. Sin ánimo de ofender a nuestros invitados.
El niño de la gorra de hélice eligió ese momento para aparecer a mi lado, sonreír y ofrecerme una cesta de mimbre tapada con una servilleta.
—¿Palitos de pan?
Decliné la oferta, Percy por su lado... no tanto.
—... asegurar a nuestros invitados—estaba diciendo Criii-Bling—. Os hemos recibido en nuestra mesa. Vemos que sois seres inteligentes. No debéis pensar que estamos en contra de vuestra especie. ¡No tenemos mala voluntad! Simplemente nos da igual si vivía o morís.
Hubo un murmullo general de asentimiento. Clic-Mal me lanzó una mirada que insinuaba: "¡Esa lógica es irrefutable!"
Lo más terrible de todo era que, cuando yo era una diosa, podría haber coincidido con los troglos. En la antigüedad había destruido unas cuantas ciudades, condenando pueblos y masacrado familias. Los humanos siempre volvían a aparecer como malas hierbas. ¿Por qué preocuparse por un pequeño apocalipsis de fuego en Nueva York?
Sin embargo, ahora una de esas vidas "no tan excepcionales" era la de Estelle Blofis, risitas y futura gobernante de la Corteza Costrosa. Y sus padres, Sally y Paul... En realidad, a pesar de conocer bien la escoria que habitaba en la superficie, no era justo que todos pagaran por unos pocos. Y definitivamente nadie merecía que su vida se apagase por culpa de la crueldad de Nerón.
—No solo se trata de los moradores de la superficie—estaba diciendo Nico, en un tono extraordinariamente sereno—. Lagartos, escincos, ranas, serpientes... Sus reservas de alimentos arderán.
Esto provocó susurros de incomodidad, pero me di cuenta de que los troglos todavía no estaban convencidos. Puede que tuviesen que llegar hasta New Jersey o Long Island para cazar sus reptiles. Puede que tuviesen que vivir a base de palitos de pan durante una temporada. ¿Y qué? La amenaza no era crítica para sus vidas ni para el precio de sus acciones.
—¿Y los sombreros?—preguntó Will—. ¿Cuántas tiendas de artículos de moda para caballeros se quemarán si no detenemos a Nerón? Los sastres muertos no pueden confeccionar ropa para troglos.
Más susurros, pero ese argumento tampoco bastó para persuadirlos.
Con una sensación de impotencia cada vez mayor, me di cuenta de que no podríamos convencer a los trogloditas apelando a su interés propio. Si solo existían unos pocos cientos de ellos, ¿por qué iban a jugarse la vida excavando hasta el funesto depósito de Nerón? Ningún dios ni empresa aceptaría semejante grado de riesgo.
Entonces miré a un lado, Percy se puso de pie.
—Por favor, escúchenme—pidió.
La multitud se quedó en un silencio inquietante. Cientos de ojos marrones se clavaron en él.
—¿Quién es ese?—susurró un troglo.
—No lo sé, ni idea.
Nico le lanzó una mirada urgente en plan: "Siéntate antes de que consigas que nos maten"
Yo le contrarreste con una mirada de aliento, tal vez Percy no fuera el mejor orador, pero era un líder por naturaleza, sí logró ganarse a los romanos siendo griego, confiaba en que se ganara a los trogloditas de alguna forma.
—Escuchen—volvió a decir Percy—. Como ustedes sabrán, Nico no es solo un habitante de la super... la Corteza Costrosa, sino que también viene del inframundo, de las profundidades.
Los troglos asintieron con la cabeza, esperando que Percy llegara al punto.
—Pues bien, yo también vengo de las profundidades, un tipo diferente de profundidades—explicó—. No solo soy de la Corteza Costrosa, también soy parte del reino de las profundidades del mar. ¿Me imagino que sí ubican el gigantesco foso de agua que cubre... prácticamente todo el planeta?
Los trogloditas asintieron nuevamente.
—Hace poco, un terrible mal azotó a la Corteza Costrosa, un monstruo gigantesco, más fuerte que cualquier dios, Tifón—siguió Percy—. Al mismo tiempo, en las profundidades del océano, mi padre Poseidón, el soberano de los mares, enfrentaba una guerra contra las fuerzas de un titán conocido como Océano. Yo lo vi con mis propios ojos, cientos de heridos, aún más muertos, los palacios y jardines ardían en llamas, incluso bajo el agua, los escombros golpeaban el suelo y mi padre... no se veía nada bien.
Nico se quedó viendo fijamente a Percy, tal ves esperando a saber si debía entrar en pánico o relajarse.
—Pero aún así, viendo que el Tifón estaba por llegar al gran Monte Olimpo y destruir a la Corteza Costrosa, le rogué a mi padre que viniera en auxilio de los habitantes de la superficie, y el accedió. Dejó su reino de las profundidades y se dirigió el y su ejército a donde el Tifón y ayudaron a los otros dioses a derrotarlo. Fue gracias a él que el monstruo fue detenido, y a cambio todos los dioses le mostraron gratitud a mi padre e incluso algo de ayuda para reconstruir su reino destruido. ¿No es así?
Se volvió a verme.
Entonces recordé que yo había sido una de esos dioses de los que hablaba.
—En efecto—dije—. La ayuda de Lord Poseidón fue la clave para la victoria contra ese monstruo.
—Eso no es todo—dijo Nico, entendiendo por donde iba la cosa—. Mi padre, Hades también estaba resguardado en su reino, en las profundidades. Aún con eso, en el momento crítico decidió ayudar en esa misma guerra, liderando a su ejército contra las fuerzas de los titanes y enfrentándose a ellas. Después de eso, los demás dioses le agradecieron de verdad, a mi padre, el dios siempre rechazado por el resto. Yo mismo fui aceptado entre los semidioses después de eso, todo por un acto de compañerismo hacia con los de la superficie.
Allí fue cuando yo tomé la palabra.
—Cuando pedimos su ayuda, no estamos hablando de solamente pedirles que se arriesguen por nosotros—expliqué—. Estamos hablando de que les podría convenir a futuro, si algún día ustedes enfrentarán alguna amenaza, no tendrían que dudar ni un solo segundo en buscar a Nico, a Will o a cualquiera de nosotros para que vengamos a asistirlos. Estamos hablando de una alianza.
—Y...—agregó Percy—. Sí logramos derrotar a Nerón, y sus bienes quedan sin propietario, recuerdo que Calígula tenía una impresionante colección de sombreros. Nerón tiene aún más recursos que él, es posible que tenga más sombreros de los que todos los troglos puedan imaginar juntos. Eso sería muy bueno para sus acciones.
Los trogloditas murmuraron, ahora sí estábamos hablando de negocios.
Empecé a relatarles sobre las atrocidades de Nerón y el resto de emperadores, les hable sobre mis viajes con Percy y sobre el peligro que representaba Pitón.
—He notado que para ustedes, la forma de saludar respetuosamente es decir "te veo" ¿no es así?—dije—. Tiene todo el sentido del mundo, "ver" las cosas como realmente son es lo que define a una especie "civilizada"
Los troglos volvieron a asentir entre chirridos y chasquidos.
—Bien, mi amiga Rachel aquí presente tiene el don de la vista clara—expliqué—. Ella puede ver todo exactamente tal cual es. De la misma forma qué hay cosas que pueden ser más hermosas de lo que nosotros podemos apreciar, también hay cosas que deben de ser terribles. Y ella carga con eso y ha mantenido su cordura a pesar de llevar eso encima.
Rachel saludó con la mano, su expresión oculta bajo la sombra de su salacot.
—Si no detenemos a Nerón—dijo—, no solo llevará la destrucción al mun... Corteza Costrosa. También acabará viniendo por vosotros, los troglos. Y aún peor, si no detenemos a Nerón, jamás podremos detener a Pitón. Ella nos robará el futuro. No pasará nada a menos que ella lo deseé.
Empezando por Rachel—añadió Nico—, le robara el futuro a la persona que puede ver las cosas mejor que nadie.
Rachel asintió
—El destino será controlado por un reptil gigante.
Ese último comentario dio justo en el clavo. Las madres abrazaron a sus niños. Los niños abrazaron a sus cestas de palitos de pan. Montones de sombreros temblaron en la cabeza de todos los trogloditas. Supuse que como se alimentaban de reptiles, los troglos se imaginaban perfectamente lo que un reptil podía hacerles.
—Ese no es el único motivo para ayudarnos unos a otros—terminé—. No solo porque nos beneficie, sino porque el ayudarnos es la única forma de ser civilizados. Debemos... debemos "ver" el camino correcto y seguirlo.
Nico cerró los ojos y espero pacientemente el veredicto final de los troglos. Will brillaba tenuemente bajó su pantalla. Percy me hizo un gesto furtivo de aprobación con el dedo, que me era bastante alentador.
Los troglos esperaron a que Criii-Bling decidiese si nos añadirán o no al menú de la cena.
Yo no sabía que esperar, me sentía extrañamente tranquila. Habíamos mostrado nuestros argumentos de la mejor forma posible, solo nos quedaba esperar.
Criii-Bling nos estudio a todos en la mesa.
—¿Qué querrían que hiciese yo?—preguntó.
—¿Podrían excavar bajo la torre del emperador sin que los descubriesen?—pregunté—. ¿Y permitir a mis amigos utilizar los tanques de fuego griego?
Él asintió bruscamente con la cabeza.
—Se podría hacer.
—Entonces, les pediría que llevasen a Will, Nico y Rachel. Mientras tanto, Percy y yo debemos presentarnos en la puerta del emperador para poder entregarnos.
Los troglos se removieron nuevamente inquietos. O no les gustó lo que yo dije o la sopa de escinco había empezado a llegarles a los intestinos.
Grrr-Fred me lanzó una mirada fulminante por debajo de su gorra de policía.
—Sigo sin fiarme de vosotros. ¿Por qué ibais a entregaros a Nerón?
—¡Os veo, oh, Grrr-Fred—dijo Nico—, poderoso de los sombreros, jefe de seguridad empresarial! Hacéis bien en desconfiar, pero la rendición de Artemisa es una distracción, una treta. Ella desviará la atención del emperador mientras nosotros excavamos un túnel. Si conseguimos engañar al emperador para que baje la guardia...
Se le fue apagando la voz. Miró al techo como si hubiese oído algo muy por encima.
Un instante muy tarde, los troglos se agitaron. Se levantaron de golpe y volcaron platos soperos y cestas de pan. Muchos agarraron puñales y lanzas de obsidiana.
Criii-Bling gruñó a Nico.
—¡Se acercan tauri silvestres! ¿Qué has hecho, hijo de Hades?
Nico se quedó mudo de asombro.
—¡Nada! Lu-luchamos contra una manada en la superficie. Pero viajamos por las sombras. Es imposible que hayan...
—¡Insensatos moradores de la corteza!—gritó Grrr-Fred—. ¡Los tauri silvestres pueden seguir el rastro de sus presas a cualquier parte! Habéis traído a nuestros enemigos a nuestra central. ¡Cric-Morris, encárgate de los tuneleritos! ¡Ponlos a salvo!
Cric-Morris empezó a reunir a los niños. Otros adultos comenzaron a desmontar tiendas, recoger sus mejores rocas, sombreros y otras provisiones.
—Tenéis suerte de que seamos los corredores más rápidos que existen—gruñó Clic-Mal, con el gorro de cocinero temblándole de la rabia—. ¡Nos habéis puesto a todos en peligro!—Levantó su caldero de sopa vacío, saltó a la calzada y desapareció con un zuuum con aroma a escinco.
—¿Y los moradores de la corteza?—preguntó Grrr-Fred a su director general—. ¿Los matamos o se los dejamos a los toros?
Criii-Bling me lanzó una mirada furibunda.
—Grrr-Fred, lleva a estos dos a la torre de Nerón, si desean entregarse, no se los impidas. En cuanto a los otros tres, yo me...
El andén tembló, el techo se agrietó, y cayeron vacas sobre el campamento.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro