Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Dioses de Egipto:


—¿Dónde rayos estamos?—murmuró Nico.

Estábamos los tres a las puertas de una gran mansión en el área del muelle que juraría que no estaba allí un segundo antes.

—Mierda...—murmuró Percy—. Supongo que mi magia egipcia interfirió con tu viaje de las sombras o algo así.

Nico parpadeo dos veces.

—Así que, ¿está es la gran mansión de la que tú y Rachel tanto hablaban?

Percy ladeó la cabeza.

—No tengo idea, nunca he estado aquí. Pero eso creo...

La puerta del lugar se abrió, un báculo egipcio se asomó por la entrada con una flama encendida en la punta.

—¿Quiénes son y qué quieren?

Era una chica de aspecto árabe, vestida con la típica pijama de lino de la Casa de la Vida. No se, creí que actualizarían su uniforme con el pasar de los siglos, sólo digo, mis cazadoras usan chamarras y pantalones en lugar de túnicas griegas, mientras que los egipcios siguen siendo... bueno, egipcios.

—Esto...—Percy levantó las manos—. ¿Están los Kane?—preguntó con un hilo de voz.

La chica de la puerta le apuntó con el báculo.

—Voy a volver a preguntar—dijo fríamente, en contraste con la llama de su arma—. ¿Qué quieren?

—Escucha, llegamos aquí por accidente—aseguré—. Estábamos intentando teletransportarnos y la magia de este sitio nos absorbió, es todo.

Detrás de la chica, resonaron unos pasos por el salón.

—¡Zia!—gritó la voz de una chica que conocía bastante bien—, ¡¿qué está pasando allí afuera?!

Percy sonrió aliviado.

—¡¿Por qué no vienes aquí y lo descubres por ti misma, Sadie?!

Una cabellera de un color rubio caramelo y mechones púrpura se asomaron por la entrada. Reconocí esos ojos azules llenos de malicia al instante.

—Hola Sadie—saludé.

—¡Percy! ¡Artemisa!—Sadie se abalanzó sobre nosotros para un abrazo.

La chica del bastón de fuego, ahora identificada como Zia se quedó a una distancia prudente con una ceja alzada.

—Ejem, Sadie...—dijo ella.

Nuestra amiga mágica no la escuchó, me abrazó a mi primero, y decidí devolverle el gesto. Debo decir que extrañaba esa energía e hiperactividad tan distintiva de ella. Era diferente a la de Percy, mientras que lo de él era instintivo, ella solo estaba un poco loca.

—¿Qué les ha pasado durante este tiempo?—preguntó ella mientras saludaba a Percy.

El chico hizo una mueca.

—Nos persiguió una manada de vacas asesinas desde el edificio que está... que estaba por allá—señaló en la dirección en la que solía estar la residencia de los Dare.

—Ejem, Sadie...—volvió a llamarla la otra maga.

Sadie seguía sin hacerle caso.

—Sí, esas cosas suelen pasar—dijo ella simplemente—. ¿Qué los trae por aquí? ¿Hay que patear más traseros greco-egipcios?

—No... exactamente—dijo Percy rascándose el cuello—. Solo pasábamos por la zona y mi conexión con esa buitre asquerosa se reactivó, así que llegamos aquí por accidente.

Sadie asintió con la cabeza.

—Sabes, tenemos tratamiento para eso—dijo—. Podríamos purificar tu cuerpo de la conexión con Nejbet para que ya no te moleste.

A Percy se le iluminó la mirada.

—Eso de hecho estaría bien.

Se me escapó un quejido.

—Pero... ¿El Buitre Místico?

Percy alzó una ceja divertido y me dio dos palmaditas en la cabeza.

—Ya, ya, Diana me podrá seguir diciendo así.

"¡Sí!"

Sadie alzó una ceja.

—Vaya que me he perdido de varias cosas...—dijo inquisitivamente mirándonos a Percy y a mí alternativamente—. Tal vez deberían pasar y... ese amigo suyo no se ve bien.

Percy se palmeó la cara.

—Dioses, Nico—ayudó al hijo de Hades a levantarse—. Nico, ella es Sadie. Es una maga egipcia.—Se volvió hacia la chica—. Lo siento, sus poderes lo consumen mucho, y no contábamos con que terminaríamos aquí.

Sadie negó con la cabeza.

—No hay problema. Lo mejor será que entren, creo que podemos ayudarlo a...

La otra chica, Zia, terminó de impaciéntese.

—¡Sadie!—le dijo—. ¿Me vas a decir quienes son ellos sí o no?

La maga se volvió a su amiga.

—Cierto... Zia, tal vez querrás despejar un poco el salón de los iniciados. Esto puede contener información algo... sensible.

La maga del fuego hizo una mueca, entoncesotra cabeza se asomó por la puerta.

—Sadie, ¿está todo bien?—dijo un chico de piel oscura y cargado con más amuletos mágicos de los que podía contar—. Juraría que sentí magia del inframundo por aquí... ¿por qué hay dos semidioses en nuestra puerta?

—¿Semidioses?—repitió Zia.

—Sí, eso te iba a decir—murmuró Sadie—. Chicos, les presento a mi novio, Walt. Tal vez lo conozcan mejor como Anubis, el dios del papel higiénico.

El chico la fulminó con la mirada.

—Por ultima vez, soy dios de los funerales y...

—La muerte...—murmuró Nico débilmente—. También sentí el poder del inframundo en ti—extendió una mano—. Nico di Angelo, hijo de Hades.

Anubis aceptó el saludo.

—Así que griegos—dijo—. No esperaba verlos por aquí, debe de haber pasado algo muy grave para que...

—Llegamos por accidente—aclaró Percy.

—O eso.

Una nueva voz resonó por el salón y un nuevo chico salió por la puerta a ver qué estaba pasando.

—Sadie, si es otro repartidor de pizza perdido te juro que voy a... oh, son ustedes.

Carter Kane, el faraón de la Casa de la Vida nos saludo después de seis meses.

—Bueno, admito que no me lo esperaba. ¿Qué los trae por aquí?

Percy suspiró una vez más.

—Escuchen, perdón por llegar así sin avisar—dijo él—. ¿Qué les parece si ayudan a Nico a recuperar su energía mientras les contamos lo que sucede? Digamos que tenemos un poco de prisa.

Sadie se sentó en el suelo y recargo la espalda contra la pared.

—Bien, los escuchó—dijo—. Chacalin, has tu magia zombi.

Anubis rodó los ojos, pero hizo lo que le pidieron. Se arrodilló al lado de Nico y empezó a murmurar algunos cánticos antiguos en egipcio.

—Bueno... ¿cómo a estado nuestra antigua diosa favorita durante los últimos meses?—preguntó Sadie.

—Casi me muero todos los días, tuve una pelea a muerte con un par de emperadores romanos, estuve a nada de convertirme en zombi y estoy de camino a entregarme a otro emperador maligno para evitar que haga explotar Manhattan. Y eso es solo lo peor.

Anubis interrumpió su canto.

—¿Antigua diosa? ¿Emperadores romanos?

—Y la serpiente gigante—apuntó Percy—. También hay una serpiente gigante en medio de todo.

Carter hizo una mueca.

—Las cosas siempre son malas cuando una serpiente gigante está metida en el asunto—dijo seriamente—. Fuera de eso, parece un día normal.

—Sí, en realidad—asintió Percy—. Nada especialmente duro.

Lo apunté acusatoriamente con el dedo.

—Casi te mueres ahogado en el laberinto, tuve que sacarte un enjambre de abejas malvadas de los pulmones en la Cueva de Trofonio y militarizaste a un grupo de unicornios, ¿nada especialmente duro?

—Podría haber sido Apophis—murmuró Sadie.

—O Kronos—siguió Percy.

—O Gaia—asintió Nico.

—O el Ragnarok—volvió a decir Percy.

El hecho de que mi misión letal fuera la considerada "fácil" no era muy alentador.

—Da igual—Anubis sacudió la cabeza—. Volvamos atrás, ¿eres una antigua diosa?—me preguntó incrédulo.

—Hay días en que me cuesta creerlo—dije con sinceridad—. Artemisa, hacia algunos milenios que no nos veíamos, Anubis.

—Sí... desde que los romanos inventaron al raro de Hermanubis.

Ambos nos estremecimos, la extraña fusión de Hermes con Anubis que se habían inventado los romanos no era algo digno de recordar.

—A mí me interesa más el saber de donde se conocen ustedes cuatro—dijo Zia.

Carter se rio nerviosamente.

—Ejem, es una historia graciosa.

Sadie se veía igual de nerviosa.

—Sí, es más, creo que a nuestros amigos griegos les encantará contársela mientras yo termino de dar mis clases, ¿no es cierto chico?

Nico se puso de pie y apretó los puños con una energía renovada, unas flamas negras envolvieron sus brazos y encendieron sus ojos.

—Dioses, me siento increíble—murmuró el chico.

—Adoro la magia greco-egipcia—murmuró Percy. Luego se levantó del suelo y me tendió la mano para ayudar a levántame—. Nos encantaría quedarnos a hablar, pero Manhattan podría explotar y esas cosas. Les prometo que si sobrevivo vendré a explicarles toda esta locura, y a qué me quiten a este buitre de la cabeza si es posible.

—No nos abandones ahora, Jackson—dijo Sadie en tono amenazante.

—Lo siento, emergencia mundial nos tenemos que ir.

—Percy...—advirtió Carter,

Nico nos tomó por los hombros a Percy y a mí, mientras todo se desvanecía en la oscuridad, lo ultimo que alcanzamos a ver fue a los hermanos Kane teniendo que encararse a sus parejas enojadas.

...

Bueno..., nuevo power up para Nico desbloqueado.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro