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Amigos...


Después de las trampas para osos y explosivos que se activaban con la presión, necesitaba distraer un poco mi mente.

Cuando les contamos a Emmie y Josephine lo que había pasado con Britomartis, nuestras anfitrionas se hundieron en la miseria. No pareció tranquilizarlas que la búsqueda de los grifos pudiera conducir al rescate de Georgina, ni que su hija siguiera viva, al menos hasta la celebración que el emperador tenía planeada para dentro de tres días.

Tras eso nos ocupamos de las tareas de la estación, Calipso fue a plantar soja verde con Emmie, Leo tuvo que cambiar el heno de los pajares de los grifos. Cuando terminó parecía que lo hubiera asaltado un cuervo.

Por otro lado Percy tuvo que lavar los escusados, y como no había nada más que hacer decidí ayudarle, después de todo eran veintiséis baños en la estación.

—Gracias— dijo Percy— por defenderme con Britomartis.

—No hay problema, sólo no hagas nada para traicionar esa confianza.

Seguimos trabajando en silencio por un rato, al manos hasta que me armé de valor para hacer la pregunta que me había rondado la mente por ya varias semanas.

—Percy...

El destapó un escusado golpeando levemente la base de este y usando sus poderes.

—Dime.

—¿Puedo hacerte una pregunta?— cuestioné.

—Claro.

Nos quedamos algunos segundos en silencio sin dejar de trabajar.

—Percy, ¿somos... amigos?

La pregunta lo tomó por sorpresa, se detuvo en medio de su limpieza.

—Supongo que eso depende— contestó

—Depende de que— intenté no sonar muy dolida.

—Pues... depende de si tú lo quieres, personalmente, para este punto yo te considero mi amiga, pero si quieres que eso cambie, si quieres mantener todo más... formal hasta que vuelvas al Olimpo, o por otro lado si quieres que solo sea temporal, lo entenderé.— me dijo el semidiós— pero si necesitas a alguien para hablar y que te escuche, o, ya sabes, un amigo, siempre puedes venir conmigo.

Me quedé en silencio por un momento, pensando en que contestar.

—Es... es más complicado que eso— dije.

—¿a que te refieres?

Respire hondo

—Percy, ¿tu... le temes a algo?

Mi pregunta lo confundió un poco, pero asintió.

—Bueno, tú ya me has visto volando, y también tengo algo de claustrofobia controlada.

—Pero eso es por tu naturaleza, ya sabes, mi padre no te quiere en sus territorios, y ¿como suele decir Poseidon? ¿Al mar no le gusta que lo contengan?

Percy suspiró en derrota.

—Supongo que tienes razón, realmente si le temo a algo más, pero... ¿prometes no burlarte?

—¿Por que habría de burlarme de el miedo de otro?

—Es... que puede sonar un poco estupido.

—Percy, sólo dilo.

El inhaló profundamente antes de exhalar.

—Tengo miedo a ahogarme.

—...

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—¿Ahogarte?, como... ¿en el agua?

Ya entendía porque se le hacía estupido, un hijo de Poseidón con miedo a ahogarse. A primera vista se escuchaba ridículo, pero no dije nada hasta que el terminó su explicación:

—Todo empezó poco después de que llegara al Campamento Júpiter—explicó—, no tenía memoria, sólo sabía que estaba en un lugar hostil hacia mi, pero tenía que ayudarlos de todas formas, habíamos ido Hazel, Frank y yo a liberar a Thanatos. Estábamos en Alaska, di un paso equivocado en una ciénaga y me hundí en el lodo, sentí como mis pulmones se quedaban sin oxígeno, me estaba asfixiado de poco a poco, era... era la primera vez en mi vida que entendí como se sentía ahogarse. Si no hubiera sido por la rápida reacción de Hazel no estaría aquí.

Ahora todo cobraba sentido, imaginen su situación, el jamás había sentido el como era quedarse sin aire, durante toda su vida no tuvo que tener miedo de lo que era ahogarse, y de un momento para otro quedó en una situación en la que no sabía cómo reaccionar ni actuar. Más o menos lo que era la muerte para mi en ese momento, algo de lo que jamás tuve que preocuparme hasta que hace algunas semanas casi me muero varias veces.

—Entonces, ¿temes a ahogarte en el lodo?, ¿o a quedarte sin aire?

Percy negó con la cabeza.

—A ahogarme en general, incluso... incluso en el agua, cada vez que voy a entrar en el agua tengo un momento de duda, un par de segundos en el que pienso "¿y si me ahogara?" "¿Y si mis poderes fallan esta vez?"

Parecía difícil de creer, Percy es muy afín al agua, siempre que puede esta en ella, el saber que tiene constantemente ese miedo me parecía algo deprimente.

—Todo empeoró unos días después, en el acuario de Forcis en Atlanta, casi dejo morir a Frank por qué estaba demasiado preocupado por ahogarme, y luego estábamos en Roma, junto con Piper y Jason habíamos quedado atrapados en un nifeo, el agua estaba tan contaminada que las ninfas se habían vuelto locas, intentaron ahogarnos, me sumergí para buscar una salida, pero era como si el agua drenara mis fuerzas, a muy duras penas logré regresar a la superficie, casi me ahogaba otra vez, esta vez en agua.

Puse una mano en su hombro, su respiración se había agitado. El serró los ojos y respiró profundamente para calmarse.

—Lo peor llegó algunas semanas después, Cimpolia estaba atacando el Argo II, así que me sumergí para intentar razonar con ella, Jason también fue, envolviéndose a sí mismo en un espíritu de la tormenta. Sin embargo allí abajo también nos encontramos con Políbotes, el me atacó con su veneno, y yo... solo me quedé allí sin moverme. Por mi mente pasaron las imágenes del momento en el que controlé el veneno de Akhlys y la torturé, pensé que me merecía pagar por ello. Dejé que el veneno me envolviera y me empecé a ahogar. Jason logró convencer a Cimpolia de ayudarnos y salvó el día, yo solo pensaba en que me merecía ahogarme en el veneno...

Se cayó cuando le di una fuerte bofetada.

—Escúchame bien Perseus, tu no mereces nada de eso, ¿entendiste?

El asintió tímidamente.

Luego lo abracé, el me devolvió el abrazo.

—Sigo entrando en el agua, no dejó de usar mis poderes y me mantengo en contacto con mi elemento porque cada ves que pienso en ahogarme pienso en Thalia, ella es hija de Zeus y le teme a las alturas, su hermano Jason puede controlar el aire y volar, pero Thalia no, tal vez porque tiene demasiado miedo como para intentar.

Asentí con la cabeza, el se estaba sobreponiendo a su miedo y no permitía que lo dominara. Luego noté otra cosa:

—¿Thalia le teme a las alturas?

Percy abrió mucho los ojos.

—¡No te enteraste por mi!— dijo apresurado—¡dioses, Thalia me va a matar!

Decidí preocuparme por la sentencia de muerte de Percy para más tarde.

—Gracias por contármelo, lo de el ahogamiento, no lo de Thalía. Ahora es mi turno.

Respiré profundamente.

—Y gual que tú tengo algo de claustrofobia controlada, pero lo que llamarías un miedo en si, también tengo uno de esos.

Percy me miró esperando una explicación.

—Tengo miedo a hacer amigos—dije—. O mejor dicho a lo que le pasa a los que son mis amigos, Calisto, Orion, Hipólito, Zoë. Todos fueron mis amigos y acabaron muertos, Calisto fue violada, Orion me traicionó, Hipólito y Zoë fueron acecinados por sus padres, es... es como si el destino quisiera decirme algo, Percy, no puedo tener amigos, los cercanos a mi siempre terminarán mal.

Percy me abrazó, no rechacé el gesto, necesitaba un abrazo.

—Artemisa, no es sano que te aísles del resto de esa manera, no eres honesta con los demás ni contigo misma, claramente quieres tener amigos, a alguien con quien hablar y apoyarte. Pero si te reprimes de esa manera solo lograrás lastimarte. Han pasado años desde la muerte de Zoë y no has tenido amistad desde entonces. Eso no está bien. Porque claramente te afecta mucho.

—Pero siempre termina mal, yo, yo no quiero perder a nadie más. Los cercanos a mi siempre son los que terminan sufriendo.

—Las pérdidas siempre son inevitables, querer no sentir dolor te hace tampoco sentir felicidad. Quiero que por favor pienses en esto, tú siempre me regañas por pensar en los demás antes que en mi mismo, pero que has estado haciendo tú todo este tiempo, por querer evitar las muertes y el sufrimiento a otros terminas sintiéndote sola y triste. Por favor dime ¿Quieres que seamos amigos? Ignora el pasado respecto a cómo acaban las cosas, porque es un riesgo que estoy dispuesto a correr.

Me quedé en silencio un rato, abrazada a Percy.

—Si, Percy, quiero que seamos amigos.

—Entonces así será, Artemisa. Hay algo que no te conté sobre mi miedo a ahogarme, y es que va más allá de ahogarme en al agua o en la tierra, va de ahogarme en las expectativas, tengo miedo de fallarles a los que quiero.

Me aferré un poco más fuerte a Percy.

—¿Por que la vida es tan complicada para nosotros?

Percy suspiró

—No lo se, pero lo que si se, es que tenemos que apoyarnos entre todos para hacerlo más fácil.

Nos quedamos abrazados por un rato más.

—Gracias por ser mi amigo, Percy.

El sonrió

—Gracias a ti, tú me has ayudado más que cualquiera com mis problemas más personales, todo el asunto de los traumas y el pasado.

—Bueno, hay que volver al trabajo, esos escusados no se van a limpiar solos.

—No me lo recuerdes.

Percy me ayudó a levantarme.

Estaba realmente agradecida con el, ¿quien hubiera dicho que habían hombres buenos en este mundo?

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