En primavera aprendí a ser sincero conmigo mismo, a seguir mis instintos y a acariciar tu cuerpo con mis manos.

Me enseñaste muchas cosas pero entre ellas la más agradable se encuentra en el modo en que lograste arrancar la felicidad de mi alma oscura y pesimista. Me enseñaste a apreciar el cielo rosado y susurraste a mi oído que siempre que observe esos colores en las nubes piense en ti... Porque tú estarás haciendo exactamente lo mismo. Porque tú siempre piensas en mí.

Me hiciste creer fielmente que el florecer de las flores es tan solo un mínimo ejemplo de lo bonito que puede ser nuestro amor. Porque la primavera nos representa, al igual que sus colores y olores. Al igual que las flores de cerezo o los campos multicolores.