Sábado.

Halloween.

Día de la "Zoo Keeper's Masquerade".

Emeraude y Laetitia habían recogido sus trajes el martes en el taller de vestuario y desde ese día estaban impacientes por usarlos. El de Laetitia era un hermoso traje victoriano con apliques dorados, unas cuantas piedras violáceas, una peluca azul oscura y un antifaz de lentejuelas celestes y doradas con brillantina. El de Emeraude, después de ver la perfección de su antifaz, le hacía justicia: un kimono de tres capas con un velo de tul negro, organzas azules, doradas y verdes oscuras, un peine con las más delicadas plumas de pavo real, una peluca negra, un voluminoso moño atado a la espalda que terminaba en una larguísima cola con plumas, y brillantes que destellaban como el arco iris, salpicando todo el traje. Sin duda, Aura había hecho un trabajo hermoso.

—Lety, deberíamos vestirnos con estos trajes todos los días por el resto del año. Son tan perfectos...

—Ems, creo que no nos alcanzará este Halloween para usarlos. Éste será mi disfraz para los próximos diez Halloweens.

—Valdrá la pena el calor.

—Perderemos veinte kilos si los usamos toda la noche.

—Flama es una maga.

—La maga más ruidosa de Copper Grace. Pero nos convertiremos en divas gracias a ella. ¿Compramos zapatos?

—Claro que sí. No hay forma de estropear estos trajes usando tenis. ¡Vamos de compras!

Tres horas más tarde las chicas estaban regresando a su habitación con zapatos de tacón alto: un par dorado con azul y otro par de color verde esmeralda. Traje completo, todo perfecto, y antes de que el sol cayera las dos estaban en "The Stockpile" terminando de decorar lo que Gretchen inició en la mañana: el lugar estaba lleno de hojas de hiedra, rosas rojas, luces de colores, telas verdes y plateadas, y había un par de jaulas en la entrada del bar. Sin duda, era el zoológico más extraño de la historia.

A las siete de la noche la gente empezó a llegar, y todos quedaban maravillados con la decoración del lugar. Rápidamente, aparecieron monos, elefantes, águilas reales, leones, panteras, gatos, y muchísimos animales con el estilo de carnaval que siempre distinguía a las "Masquerades" de cada año. Todo era tan exótico y sofisticado que hasta Ernie, Gretchen y Braulio quisieron hacer parte de la fiesta, aun sin necesidad de hacerlo, pero con un buen gesto de Aura se convirtieron en un gallo, una libélula y un caballo. Sylvain era un avestruz y Harriet una ardilla. Los chicos de la banda no se quedaron atrás: Alex era un tigre, Charlie un oso polar, Lyle una cacatúa, y Arne un cangrejo. No podían verse más perfectos.

Después de las ocho la banda se subió al escenario y Emeraude, vestida como un pavo real, tomó el mando de la fiesta.

—¡Buenas noches a todos, Universidad de Copper Grace! —el bar estaba a reventar y todos se lo hicieron saber a la cantante con una grandiosa ovación—. Bienvenidos a la "Zoo Keeper's Masquerade". Soy Emeraude Blanchard, y esta noche la banda local de "The Stockpile" recibirá solicitudes de canciones por parte de ustedes. Acérquense a Lety, el pulpo de anillos azules, y pidan una canción de la lista que ella tiene a la mano. Nosotros la tocaremos con dedicatoria y habrá un shot de tequila gratis para los primeros veinte. ¡Corran, muévanse! —la barra se llenó de gente, y Sylvain repartió shots de tequila mientras Laetitia escribía cosas en una hoja de papel que entregó a Emeraude apenas completó las veinte canciones.

—Lo siento, Ems. No hay zorro rojo en la lista. —un poco decepcionada, la cantante recibió la hoja de papel. Ya aparecería el zorro rojo, la noche apenas empezaba.

#LaHistoriaPlumosa:

Zoo Keeper's Masquerade

(Playlist disponible en Spotify)

1. From Yesterday — 30 Seconds to Mars (Flamenco rosa)

2. Bat Country — Avenged Sevenfold (León)

3. Starlight — Muse (Pantera)

4. You Oughta Know — Alanis Morrisette (Ibis escarlata)

5. What's my age again? — Blink 182 (Oso Grizzly)

6. Hash pipe — Weezer (Canario)

7. Toxic — Britney Spears (Cisne blanco)

8. Crawling — Linkin Park (Cisne negro)

9. Going under — Evanescence (Faisán)

10. Another one bites the dust — Queen (Leopardo)

11. Mr. Brightside — The Killers (Elefante)

12. Freak on a Leash — Korn (Mono)

13. In the Shadows — The Rasmus (Loro)

14. The Hand that Feeds — Nine Inch Nails (Tiburón)

15. Everybody — Backstreet Boys (Azulejo)

16. Love is a Battlefield — Pat Benatar (Mariposa)

17. It's my Life — Bon Jovi (Impala)

18. Take me Out — Franz Ferdinand (Conejo)

19. The Number of the Beast — Iron Maiden (Raya)

20. Jesus of Suburbia — Green Day (Gato)

Las veinte canciones terminaron y la banda se tomó un descanso. Emeraude se sentó en el borde del escenario mientras bebía una copa de vino y Aura se acercó a ella emocionada.

—¡Pavo reaaaaaaaaaal! ¡Estuviste perfecta, divina! Sin duda eres una showgirl consumada. Eres lo mejor que le ha sucedido a la fiesta de este año y me encanta que haya sido aquí. —bajo su antifaz, la cantante se sonrojó.

—Gracias, cisne blanco. Hiciste un hermoso trabajo con los trajes y la decoración. —la pelirroja hizo un leve manoteo.

—Ay, niña... esto no habría sido posible sin todos ustedes. Créeme, era complicado que lo lograra yo sola. ¿Oye, has visto a Arden? —Emeraude terminó su copa antes de responder.

—No lo he visto, Flama. —Aura suspiró.

—Debe estar mezclado en la multitud. Hay demasiada gente aquí, no me extrañaría eso. Ya aparecerá, no puede regalarte ese antifaz y desaparecer sin verte con él puesto. Voy a tomar un poco de aire, ¡adiosito! —el pavo real recibió de Laetitia otra copa de vino antes de descansar un rato. Eran las diez de la noche, Sam no aparecía, los zapatos la estaban torturando un poco y cada vez se sentía más cansada.

—¿Lety, estás segura de que no lo ves por ahí?

—Completamente, Ems. Te gritaré cuando aparezca.

—Voy a salir un momento, necesito tomar un poco de aire.

—Llegar tarde es el movimiento característico de Sam, ¿verdad?

—Parece que sí. Me voy, no tardaré.

Emeraude salió del bar con los zapatos en una mano y la copa de vino en la otra, y se encontró de frente en la entrada con una cabeza de caballo. —Hola, pequeña. Te ves muy bonita, como siempre. —ella sonrió débilmente.

—Obrigada, BoJack. También te ves genial, nunca acostumbras a usar traje aquí. —Braulio soltó una ruidosa risa.

—Hay que hacerlo de vez en cuando. No siempre necesito los jeans y la camiseta gris. ¿Quieres un cubo de azúcar? Me han sobornado con muchos de estos para entrar a la fiesta y ya sabes, si no estudias en la UCG no puedes entrar. —Emeraude rió mientras tomaba un pequeño cubo blanco.

—Gracias, Braulio. —el enorme caballo brasileño puso su mano con suavidad en la mejilla de la cantante.

—¿Pequeña, estás bien? Te veo un poco triste.

—No estoy triste. Es sólo que... —la joven bajó la cabeza.

—Mira, aunque tienes la cara cubierta, te conozco lo suficiente como para saber lo que sientes, y ni siquiera en los entrenamientos te pones así cuando te sangran. Es por el chico, ¿verdad?

—Braulio...

—Sí es. Lo sabía —el brasileño se cruzó de brazos—. Dime dónde está y qué te hizo, voy a patearle el trasero.

—No está. Ese es el problema.

—Ay, pequeña... ese chico llegaría tarde a todo, incluso si fuera el hombre más rápido de la Tierra. Lo siento mucho.

—No te preocupes por eso. Creo que podría haberlo imaginado desde hace tiempo.

—Sólo ten un poco de paciencia. Te aseguro que cuando él llegue, va a poner una sonrisa en esa hermosa cara. No me gusta verte triste.

—Espero que tengas razón. Gracias.

Sylvain, el avestruz, apareció en la entrada y tomó de la mano a su compañera de banda.

—Ven acá, galletita. Necesito que veas esto. —los dos corrieron dentro del bar, y junto a la puerta del camerino vieron a Lyle, que nunca habría soñado hacer lo que le hacía a Aura mientras estaba ebria: los dos se estaban besando, acostados en el corredor que daba al camerino. Sorprendida, Emeraude se terminó su copa de vino en un solo trago.

—¡Oye, cacatúa! ¡Deja al cisne tranquilo! —Lyle miró a la cantante mientras Aura le besaba el cuello.

—Fue su idea, Emi. Haré lo que ella diga de ahora en adelante. —tanto Sylvain como Emeraude rieron, y luego fueron a la barra, donde Laetitia rellenó sus copas.

El bartender bebió un sorbo de Cosmopolitan y se acercó al brillante pulpo. Luego frunció el ceño mientras se miraba los altísimos zapatos de color piel.

—Lety, estos zapatos son mucho más altos que los que usé para el traje de Tormenta. De verdad me están matando. ¿Cómo haces para tolerarlos todo el día? —la chica de cabello violeta se encogió de hombros.

—Los he usado desde los dieciséis, cariño. Llevo muchos años montando en ese toro. —el pulpo se acercó a su compañero de trabajo para susurrarle algo y él asintió mientras le guiñaba el ojo a la chica. Ella sonrió.

—Ohhhh, no es mala idea—dijo Sylvain, tratando de disimular—. Creo que me los quitaré. Ems, por favor... ¿podrías llevarlos al camerino? Sabes que no puedo moverme de aquí. —Emeraude recibió los zapatos de su amigo y obedeció. Ya se había hecho a la idea de que Sam no iría a la fiesta, así que decidió dejar los zapatos y volver a la barra junto a Gretchen. Así pasaría el tiempo de una mejor forma que sintiéndose mal por ella misma al esperar a un zorro rojo que nunca llegaría. Era de verdad una lástima.

Apenas Emeraude entró al camerino y encendió la luz, una mano la tomó por la cintura. Esa misma mano la jaló hacia quien la esperaba dentro de la habitación desde hacía un buen rato, la acarició con gentileza y recorrió su espalda con suavidad. La cantante levantó la mirada. Con un traje steampunk del color del cobre y los ojos verdes que la congelaban a través de un magnífico antifaz, ahí estaba. El zorro rojo.

—Creí que nunca entrarías aquí. Te estaba esperando, pavo real.