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VIII: Shut up and dance.

—Creí que no llegarías. —Emeraude se bajó del escenario por un momento mientras Alex cantaba una canción con la banda y se sentó junto a su cita.

—Lo siento... me dicen eso muy seguido, pero trato de no llegar tarde a todas partes. —los dos sonrieron. Emeraude no podía creer lo bien que se veía Sam, y él aun seguía mirándola de pies a cabeza.

—Emeraude, te ves preciosa.

—Gracias, Sammy. También te ves muy bien. Y hueles genial.

—Vaya, gracias. ¿Puedes resolverme una duda?

—Claro que sí.

—¿Trabajas aquí? Es que... no creo que dejen cantar con la banda a cualquiera. —Emeraude levantó las manos y asintió.

—Me descubriste. Soy la cantante de la banda.

—Pues... fue una buena sorpresa para mí. Este lugar es genial, parece un café por fuera.

—Técnicamente es un café, pero nadie ha pedido un capuchino de vainilla y canela en años.

—Bueno, es hora de desempolvar la cafetera.

Gretchen se acercó a Emeraude y la miró con picardía.

—Querida... es más lindo de lo que describiste. ¿Qué van a tomar? —Sam y Emeraude se miraron a los ojos y sonrieron. Luego miraron a Gretchen.

—¡Capuchino de vainilla y canela!

Mientras los dos bebían sus cafés, Ernie se llevó aparte a Emeraude por un momento.

—¿Es él? ¡Buen trabajo, pequeña! No pudo quitarte los ojos de encima desde que llegó y te oyó cantar. —ella enrojeció.

—Gracias, Ernie... eso noté, pero voy a tener que entretenerlo de otra forma mientras trabajo, no quiero que se aburra y se vaya. —él movió la cabeza en señal de negación.

—No te preocupes. Quiero que tu cita salga bien, así que hoy trabajarás por una hora nada más.—la cantante, sorprendida, miró a su jefe.

—¿Qué? Ernie, y el resto de la noche... —él puso una mano en el hombro de la joven y sonrió.

—Una hora. No te preocupes por el resto de la noche. —Emeraude, emocionada, abrazó al británico.

—Gracias, Ernie. Te lo compensaré mañana, lo prometo.

—No tienes por qué hacerlo. Tengo todo en orden y hay algo diferente por hacer. No iba a obligarte a cantar mientras el chico se quedaba solo en una mesa esperándote.

—Eres un ángel. Gracias, gracias, ¡gracias!

—Diviértete. Lo mereces.

Ernie regresó a la barra junto a Gretchen mientras Emeraude se terminaba el café. Ella se acercó a Sam y luego señaló el escenario.

—Sammy, tengo que pedirte algo. —él asintió.

—No te preocupes, Emeraude. Ya empezaste a cantar y no puedes pararlo. No me iré de aquí. —ella sonrió de nuevo, dejando que el exótico olor de Sam inundara su nariz. De verdad olía bien, aunque no supiera exactamente lo que era.

—Sólo es por una hora. De verdad lo siento, es que creí que... —el chico levantó una mano. El que necesitaba disculparse era él.

—Ve. Estaré aquí cuando te bajes del escenario. —la cantante arrugó la nariz y sonrió. Luego se subió al escenario de nuevo, y Alex le entregó una hoja de papel con las canciones que tocarían en la hora siguiente.

 

#LaHistoriaPlumosa:

Primera cita de Emeraude Blanchard y Sammy Arden

(Playlist disponible en Spotify)

 

1. Pour Some Sugar on Me – Def Leppard

2. Killing me Softly – The Fugees

3. Faith – George Michael

4. Supermassive Black Hole – Muse

5. Love in an Elevator – Aerosmith

6. Black Velvet – Alannah Myles

7. Everything's Magic – Angels and Airwaves

8. First Date – Blink 182

9. One Wild Night – Bon Jovi

10. You Spin me Round – Dead or Alive

11. The Dark of the Matinee – Franz Ferdinand

12. Undisclosed Desires – Muse

13. Talk Dirty to Me – Poison

14. Closer – Nine Inch Nails

15. Hurricane – 30 Seconds to Mars

Emeraude reconoció esa lista de inmediato. Era la lista de los ligues. La que había usado Arne con Laetitia en una de sus citas, y la que usaron los demás chicos de la banda para coquetear con otras chicas. Pero no era lo que ella quería cantar esa noche. Algunas canciones eran demasiado agresivas para una cita con alguien como Sam.

—Alex, no voy a usar esa lista con Sammy. ¡Estás loco!

—Vamos, Ems —el guitarrista la miró desconcertado—. Tienes que hacer lo que tienes que hacer.

—Pero eso no. Lo siento.

—Oye...

—No.

—Pero...

—¡No!

—¡Dale una oportunidad a la lista de los ligues, es mágica!

—¡Yo no quiero esa magia hoy! Tal vez otro día...

—Emeraude, por favor...

Después de un momento de silencio Emeraude respiró hondo y decidió aceptar.

—Alex... tú y Lety son genios malignos. Lo haré, pero no voy a cantar "Closer". —él sonrió. Eso era mejor que nada.

—Vale. Lo importante es que cantes.

Durante la hora siguiente, Emeraude cantó todas las canciones de aquella lista excepto "Closer", mientras Sam mantenía los ojos fijos en ella. Nunca había conocido a una chica así, y le alegraba haberlo hecho. Su semana había sido horrible, pues había tenido un par de discusiones fuertes con su padre. Pero no quería que aquella chica lo supiera, era una noche de diversión, no de visitas al psicólogo.

Él, costándole trabajo admitirlo, también necesitaba esa cita.

Necesitaba a alguien que le ayudara a olvidar sus problemas por unas horas, alguien que lo hiciera sonreír un poco. Alguien torpemente dulce, que no temiera pedirle cosas absurdas, que tuviera un talento especial, que lo hiciera reír, que lo tratara bien, que cantara como si no existiera nadie más en el lugar aparte de él, que se sonrojara cada vez que le hablara, que lo irrespetara un poco con su espontaneidad.

Necesitaba a alguien como Emeraude en su vida.

Apenas la banda terminó de tocar, Ernie tomó el micrófono.

—¡Buenas noches a todos! Hoy haremos algo diferente. Primero que todo, démosle un saludo a Emeraude, nuestra cantante. ¡Tiene una cita! —la gente aplaudió y se oyeron unos cuantos silbidos mientras ella saludaba tímidamente con la mano—. En segundo lugar, preparen sus gargantas. Ustedes serán los artistas por hoy. ¡Concurso de karaoke!

El público aplaudió de nuevo. Emeraude, con una loca idea en la cabeza, se acercó al británico y tomó el micrófono otra vez.

—Ernie, si me permites... ¡hola a todos! Ya saben que estoy en una cita, y he cantado durante una hora completa. Necesito que alguien venga aquí de primero. ¡Llamo al escenario a mi cita, Sammy Arden!

Emeraude señaló a Sam, que la miraba confundido mientras el público aplaudía.

—Sammy, ven acá. Escoge una canción y canta, por favor, por favor, por favorcito... —la cantante hizo los mismos ojos de borrego que vio el profesor Gorski el primer día de clases del semestre, y Sam no pudo escapar de esa mirada—. Sammy, por favor... —él, sin poder hacer nada más, se levantó de la silla y se subió al escenario.

—Emeraude, lo que voy a hacer no le llegará a los talones a tu voz. Te lo juro. Ni aunque lo intente. —ella sonrió.

—No te preocupes. Lo disfrutaré, te lo aseguro. —el chico se acercó a Ernie y le dijo algo mientras Emeraude se sentaba de nuevo.

Sam se decidió por "Shut up and Dance" de Walk the Moon, y por primera vez en la vida, Emeraude se quedó sin palabras. Lograr asombrarla a ella era bastante complicado, pero le había alegrado que hubiera sido él quien lo consiguiera. Era oficial, el chico de rojo tenía ese superpoder.

El público empezó a aplaudir cuando Sam terminó la canción. Él se sentó junto a Emeraude de nuevo y ella aun no lograba musitar palabra.

—¿Y bien... qué te pareció? —ella sólo sonreía. Le tomó un rato poder hablar.

—Eh, yo... oh, Dios mío... ¡eso fue fantástico! Tienes muy buena voz. ¡Y la canción es genial, una de mis favoritas! —Sam sonrió.

—Gracias. Nunca había hecho algo así, y menos delante de tantas personas. —Emeraude aun no salía de su asombro, y le alegraba que fuera así. Sam, además de ser increíblemente atractivo, era inteligente, talentoso y de buen corazón. Y a ella le complacía haber encontrado a alguien como él.

El bar se había vuelto más ruidoso que de costumbre, por lo que después de oír a muchas personas cantando en karaoke, a Emeraude y Sam les costaba un poco hablar. Sylvain, notando eso, se acercó a la mesa donde ellos estaban, y sigilosamente le entregó una nota a su amiga: "Vayan al camerino, es mejor si quieren conversar". Después de reflexionar un poco, Emeraude pensó que era una buena idea, y decidió sugerírsela a Sam.

—Sammy... ¿te parecería bien si vamos a un lugar más tranquilo? Para que podamos conversar... y todo eso. —él sonrió.

—Estaba a punto de proponer lo mismo. Vamos. —la cantante se levantó de la silla y le tendió la mano a su acompañante, quien de inmediato entrelazó sus dedos con los de ella, causándole un imperceptible escalofrío.

Unos instantes después, Emeraude y Sam entraron al camerino. Apenas ella cerró la puerta y encendió las luces, empezó a sonar una canción desde un parlante instalado en una de las esquinas de la habitación. "Closer", más exactamente.

—Oh, no puede ser. —la cantante puso la mano en la cerradura, y antes de que pudiera girarla, escuchó la voz de Sylvain desde el otro lado.

—Ni lo intentes, Ems. La cerré desde afuera.

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