Para ser un excelente Rey el precio me fue muy caro y es conocimiento de todo el reino. Incluso tú, mi único pariente, eres un erudito frustrado en cuanto al pasado del reino y nuestro cruel destino como Rey y príncipe del mismo.

De frío sentir y duros castigos soy conocido de norte a sur. Sin embargo, tras mi rostro altivo y mis exigentes palabras, siempre mi espíritu se quebrantaba por dentro cuando me mirabas decepcionado o inconforme, te encogías de hombros y tras un suspiro triste, te alejabas de mi por días.

Legolas, lamento no haber sido un padre del cual estar orgulloso. Me entristece recordar que, en todo este tiempo, sólo pude mejorar como Rey, señor y no como un padre digno de un elfo libre, digno de un hermoso elfo.

Debajo de mis frías felicitaciones por aquella vez que aprendiste a usar el arco, un orgulloso Rey... no, un padre presumía a su hijo entre todos los elfos que le servían. Debajo de mis secos cariños, se escondían enormes fuerzas de comer a besos, en esos entonces, tus gordinflonas mejillas; jugar hasta la madrugada, salir al bosque con mi hijo y explorar. Evocar guerras de comida, y claro, dormir juntos en esas noches de pesadillas para ti.

Al día de hoy, a pesar de todo el tiempo ya no estás a mi lado. La marea te llevó lejos de mis brazos.

Hijo mío, decidiste volar cual hoja en otoño y vivir tus propias aventuras; reconocer a los aliados y castigar a los malvados.

Creaste tu propio sentido de justicia, superaste muchas barreras y dejaste de juzgar como tu ignorante padre.

El reino se entristeció, aunque no más que tu rústico padre, pero hablo por todos cuando te deseo la mejor de las suertes y que Ilúvatar te guarde.

Te esperaré ansioso para escuchar tus aventuras, tus chistes y claro, tus malos días. Será mi único objetivo. Y aún si muero, no dejaré que tus pasos vacilen. Siempre tendrás a tu padre protegiéndote por la espalda.

iôn, Legolas; Disculpa aquellas malas impresiones que te pude haber dado, después de todo, la única razón por la que mantuve el reino de pie era para protegerte y verte un día más sonreír.

Nos volveremos a encontrar muy pronto y entonces, conocerás a tu madre y a tu padre.

Namarië, Cunn