AH, qué viajesote. 

Comencé a escribir esta novela por septiembre del 2021, con muchas ganas de contar una historia que me tocaba a niveles tremendamente personales. Una historia que se volvió difícil a ratos, pero que no podía dejar por un compromiso ya no solo con ustedes, los lectores, que la siguieron a lo largo de estos casi dos años, sino conmigo. Hubo muchísimos momentos complicados, bloqueos terribles, partes en las que me tocó a un nivel tan personal que fue inevitable no dejarla por un tiempo para que no me tragaran viva todos los problemas de Illya. 

Comenzó como un romance y pronto me di cuenta de que era algo más, más grande incluso que un coming of age. La historia de un chico que sí, necesitaba amor; sin embargo, más allá de eso necesitaba amarse a sí mismo lo suficiente para saber que aún tenía una oportunidad no de ser salvado, sino de salvarse a sí mismo. 

Agradezco mucho a cada lector que estuvo aquí desde el inicio y los que llegaron hace poco; a los que dejaron sus comentarios capítulo tras capítulo y fueron una motivación increíble a lo largo de todo este viajesote. A mis amigos fuera de aquí, que me dejaban contarles todas mis inquietudes sobre la trama y los personajes. A Mei, que ilustró la portada y me daban ganas de seguir escribiendo cada vez que la veía. Y a mi familia, que no lee, pero constantemente me preguntaba cómo iba con mi novela.

Por último gracias a la Anna que era al comenzar este trayecto y dista mucho de quien soy ahora, pero que tuvo que darse muchos topes y aprender un par de cosas para que yo pudiera llegar al final.

Todo el amor, nos vemos en la siguiente historia.

Xx, Anna.